El mandatario de Georgia, quien todavía no hace mucho declaraba que le importan un comino las acciones de protesta, aparenta satisfacer las demandas de la población y anuncia las elecciones anticipadas del presidente y del parlamento. Mijaíl Saakashvili se empeña en suavizar la tirantez y superar la crisis interna cuanto antes, pero las causas de ello, por lo visto, están fuera de Georgia.
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Según datos filtrados a la prensa, en torno a la fecha del 10 de diciembre los albanokosovares anunciarán oficialmente la independencia de su provincia. Luego, en la segunda quincena de diciembre se espera que varios países (no sólo occidentales) reconozcan la independencia de Kosovo. Si esto llega a suceder, acto seguido otros países (no sólo Rusia) plantearán el tema de independencia de Abjasia y de Osetia del Sur (repúblicas rebeldes en territorio de Georgia).
Saakashvili se da perfecta cuenta de que en ese mismo momento se decidirá la integridad de Georgia, por lo cual debe resolver todos los problemas políticos internos, reconciliarse con la población descontenta para ganar tiempo e impedir la proclamación de la independencia por estas dos repúblicas secesionistas.
De lo contrario, Abajsia podría manifestar (y Occidente aceptará sus argumentos) que simplemente no puede permanecer en el seno de una Georgia inestable. Y en este momento a Abjasia le permitirían separarse oficialmente de Georgia.
Dentro del país, Saakashvili está absolutamente aislado, casi todos sus compañeros encabezan partidos de oposición. Si la crisis continuara in crescendo, al mandatario actual le sería aun más difícil mantenerse en el poder, porque su único instrumento disponible es el apoyo de Occidente. Al propio tiempo, nadie sabe cuánto tiempo querrá EEUU sustentar a un líder que no cuenta con apoyo alguno en su propio país. Los norteamericanos no pueden permitirse el lujo de apoyar al líder cuya política es homologable a la aplicada por Lukashenko en Bielorrusia o por Karímov en Uzbekistán, opina Alexander Rahr, director de programas para Rusia y países de la CEI en el Consejo Alemán de Política Exterior.
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Según datos filtrados a la prensa, en torno a la fecha del 10 de diciembre los albanokosovares anunciarán oficialmente la independencia de su provincia. Luego, en la segunda quincena de diciembre se espera que varios países (no sólo occidentales) reconozcan la independencia de Kosovo. Si esto llega a suceder, acto seguido otros países (no sólo Rusia) plantearán el tema de independencia de Abjasia y de Osetia del Sur (repúblicas rebeldes en territorio de Georgia).
Saakashvili se da perfecta cuenta de que en ese mismo momento se decidirá la integridad de Georgia, por lo cual debe resolver todos los problemas políticos internos, reconciliarse con la población descontenta para ganar tiempo e impedir la proclamación de la independencia por estas dos repúblicas secesionistas.
De lo contrario, Abajsia podría manifestar (y Occidente aceptará sus argumentos) que simplemente no puede permanecer en el seno de una Georgia inestable. Y en este momento a Abjasia le permitirían separarse oficialmente de Georgia.
Dentro del país, Saakashvili está absolutamente aislado, casi todos sus compañeros encabezan partidos de oposición. Si la crisis continuara in crescendo, al mandatario actual le sería aun más difícil mantenerse en el poder, porque su único instrumento disponible es el apoyo de Occidente. Al propio tiempo, nadie sabe cuánto tiempo querrá EEUU sustentar a un líder que no cuenta con apoyo alguno en su propio país. Los norteamericanos no pueden permitirse el lujo de apoyar al líder cuya política es homologable a la aplicada por Lukashenko en Bielorrusia o por Karímov en Uzbekistán, opina Alexander Rahr, director de programas para Rusia y países de la CEI en el Consejo Alemán de Política Exterior.
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RIA Novosti - Russia/12/11/2007
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