6/11/07

Australia: el partido laborista hacia la victoria

Las elecciones federales que se celebrarán el próximo 24 de noviembre podrían traer un cambio de liderazgo en el gobierno australiano. De hecho, los últimos sondeos señalan como vencedor a Kevin Rudd del Partido Laborista Australiano, mientras que tanto el Partido Liberal de Australia como el primer ministro John Howard parecen encontrarse en serias dificultades. En caso de confirmarse su victoria, el partido de Rudd tendría mayoría tanto a nivel federal como estatal.
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Natascia Nicoletti
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El primer ministro australiano, John Howard, hizo público el pasado 14 de octubre que las elecciones federales se celebrarían el próximo 24 de noviembre. Los electores están llamados a las urnas para elegir a los candidatos a la Cámara de Representantes y a la mitad del Senado. Los sondeos realizados entre la población muestran como favorito para el cargo de primer ministro a Kevin Rudd con un 48%, mientras que sólo el 39% se inclina por el primer ministro saliente, John Howard. Los sondeos muestran también que, aunque la mayoría de la población (47%) está satisfecha con la labor realizada por Howard durante su mandato, hay un elevado porcentaje que se encuentra insatisfecha (44%). El debate se concentra fundamentalmente en algunas de las políticas desarrolladas por Howard tales como la participación de Australia en el conflicto de Irak, la política ambiental o la legislación laboral. A favor de la candidatura de Rudd, además de los once años de gobierno del primer ministro saliente y del escaso apoyo recogido por el sucesor que Howard designó, Peter Costello, se encuentra también el deseo del electorado de que se produzca un cambio de gestión.
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El relanzamiento del primer ministro saliente
Durante su mandato Howard ha desarrollado una política liberal basada en el máximo aprovechamiento de los recursos económicos australianos, la liberalización del mercado laboral y el fortalecimiento de la alianza con Estados Unidos (ratificada tanto por la participación militar en Irak como por la creación de una zona de libre mercado). La liberalización del mercado laboral (Work Choices) es una de las cosas que más ha perjudicado su popularidad tanto entre la población, como de cara al poderoso instrumento de presión que constituyen los sindicatos. De hecho, la legislación aprobada en marzo de este año ha transferido al poder federal la competencia en esta materia y ha introducido una serie de procedimientos que simplifican los trámites para contratar y despedir a los trabajadores. De esta forma se ha conseguido imprimir una mayor flexibilidad al mercado laboral y se ha favorecido a los empresarios, pero a costa de una sensible disminución de la capacidad de presión económica con la que contaban los sindicatos. El gobierno estatal de Victoria, pese a ser de signo laborista, puso en marcha dichos procedimientos con el objeto de eludir el pago a algunas enfermeras implicadas en una disputa legal, hecho que provocó que se tuviera que que prescindir de 350 camas hospitalarias y que tuvieran que cancelarse unas 60 intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, este suceso puso de relieve hasta qué punto son sólidos los vínculos entre el Partido Laborista y las fuerzas sindicales, ya que el propio líder de la oposición, también laborista, intervino a favor de los sindicatos condenando el uso de la legislación Work Choices por parte del gobierno de Victoria. Unos días antes, Rudd ya había declarado que si llegaba al gobierno haría que las 9.000 enfermeras recuperasen el puesto de trabajo que habían perdido como consecuencia de la aplicación de la ley y que pondría a su disposición 81 millones de dólares en concepto de compensación. En cualquier caso y a pesar de su impopularidad, la liberalización del mercado laboral ha hecho posible que se registre la tasa de desempleo más baja de los últimos 33 años. Además John Howard ha conseguido imponerse durante los primeros días de la campaña electoral gracias a su anuncio de realizar en los próximos cinco años una reducción de impuestos por valor de 34.000 millones de dólares. Igualmente, justo después de convocar las elecciones, el primer ministro puso en marchalos primeros trámites para aprobar un proyecto de ley en favor de la población aborigen.
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La posible nueva dirección del país
El candidato laborista Kevin Rudd ya ha esbozado lo que será su nuevo equipo de gobierno en caso de proclamarse ganador en las elecciones nacionales. En general, los nombres propuestos eran ya viejos conocidos del electorado australiano.El cargo de ministro del Tesoro, por ejemplo, será ocupado por Wayne Swan, secretario general del Partido Laborista en Queensland y diputado federal desde 1993; Lindsay Tanner, por su parte, será ministra de Finanzas, mientras que Julia Gillard, que ya había ocupado algunos cargos en Inmigración, Reconciliación, Asuntos Indígenas y Salud, ocupará el cargo de ministra de Relaciones Industriales. Estos son sólo algunos de los nombres con más posibilidades de ocupar los principales ministerios del ejecutivo australiano. En cuanto a política medioambiental, el futuro gabinete laborista se ha comprometido a ratificar el Protocolo de Kyoto, a introducir medidas para regular las emisiones de gases de efecto invernadero (reduciendo la tasa de emisiones a un 60% antes de 2050) y a incrementar las inversiones en energías renovables. También se ha comprometido a invertir 500 millones en la tecnología del carbón limpio y otros 550 millones en el desarrollo de automóviles impulsados por energía limpia. Además ha afirmado su intención de interrumpir el plan de construcción de 25 reactores nucleares en territorio australiano, un plan que había ido prosperando a lo largo de todo el periodo de gobierno del Partido Liberal. En materia de relaciones laborales, Rudd quiere modificar la ley de Howard y favorecer en su lugar una gestión más equilibrada del mercado laboral y proteger los derechos fundamentales de los trabajadores (garantizando las pagas extraordinarias y el salario mínimo e incrementando la red de beneficios). En lo que se refiere a seguridad nacional, destacan entre los puntos principales que establece el programa de Rudd, por una parte, el mantenimiento de las buenas relaciones con Estados Unidos y Naciones Unidas, pero también, por otra parte, la retirada progresiva de las tropas de Irak, acordada conjuntamente con el gobierno iraquí y los aliados. Otro objetivo posterior en materia de seguridad nacional sería el de reclutar y adiestrar 500 policías federales más.Otra de las principales propuestas del programa de Rudd es la mejora del sistema educativo, fomentando las inversiones federales (se prevé una inversión de entre 500.000 y 1.500.000 dólares para la enseñanza superior) y del sistema sanitario. Asíimismo se quiere mejorar la relación existente entre la administración federal y las estatales.Uno de los puntos fundamentales sobre los que se está centrando la campaña electoral es la reducción de los impuestos. En este sentido, Rudd no puede competir con la propuesta de 34.000 millones realizada por Howard, por lo que su oferta ha consistido simplemente en no incrementar la presión fiscal y en mantener el control de los precios del petróleo mediante el nombramiento de un nuevo Comisario del Petróleo. En esta misma línea se enmarcan sus propuestas de conceder a la Comisión Australiana de la Competencia y del Consumo (ACCC, por sus siglas en inglés) el poder de controlar los precios del crudo y de conceder incentivos fiscales (20%) a las familias de renta media y baja para invertir en el mercado inmobiliario.Por tanto, el programa propuesto por Rudd no parece que vaya a introducir grandes alteraciones en la política australiana. El Partido Laborista se está concentrando principalmente en la defensa del statu quo y en el desarrollo de una política económica que quiere aprovecharse del extraordinario índice de crecimiento (4'4%) alcanzado este año (que ha superado con mucho las previsiones del 2'6%), manteniendo el control de los niveles de inflación (especialmente después de la advertencia realizada por el FMI sobre los costes excesivos de la campaña electoral). A pesar de que no deja de ser una política prudente, este programa se revela como un paso atrás respecto a las innovaciones y a los proyectos de futuro que Howard había planificado durante su gobierno. De hecho, este posicionamiento más conservador a nivel federal se concretará en la retirada del proyecto de construcción de centrales nucleares y de otros proyectos encaminados a aprovechar los recursos energéticos nacionales (como el uranio). En cualquier caso, este giro conservador se dirige hacia una mayor protección de los intereses internos, lo que podría dificultar enormemente las inversiones externas en el país.
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El Partido Laborista a la cabeza
Los resultados de los últimos sondeos dan como ganador de las próximas elecciones a Rudd. En este caso, el Partido Laborista tendría mayoría tanto a nivel estatal como federal. De hecho, todos los estados y territorios tienen como representante a un candidato laborista (el Territorio del Norte a Clare Martin, el Territorio de la Capital a Jon Stanhope, Australia Meridional a Mike Rann, todos ellos elegidos entre 2001 y 2002; Tasmania a Paul Lennon, Nueva Gales del Sur a Morris Iemma y Australia Occidental a Alan Carpenter, elegidos entre el 2004 y el 2006; finalmente, la Isla Norfolk tiene a Andre Nobbs, Victoria a John Brumby y Queensland a Anna Bligh, elegidos en 2007).Esta posición dominante del Partido Laborista Australiano favorecerá el cumplimiento del programa electoral y servirá para propiciar que las relaciones entre el gobierno federal y los estatales sean armoniosas gracias a que comparten las mismas ideas políticas, a diferencia de lo que le ocurrió al Partido Liberal, para quien esta circunstancia constituyó un grave obstáculo a la hora de poner en práctica sus planes políticos. En cualquier caso, parece claro que la retirada de las tropas australianas de Irak se realizará de forma inmediata, cosa que podría provocar cambios en la relación con Estados Unidos. La política económica conservadora característica del laborismo también contribuirá a comprometer las relaciones con otros países pues podría impedir y dificultar el aprovechamiento de los recursos por parte de aquellas naciones con intereses en el territorio australiano. Sin embargo, la situación actual de Australia es enormemente próspera y las políticas laboristas parecen garantizar que dicha coyuntura siga siendo favorable y también parecen estar en condiciones de garantizar el desarrollo sostenible y justo del país.
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Conclusiones
Las elecciones del 24 de noviembre no traerán cambios significativos a la política australiana, sobre todo teniendo en cuenta que ni siquiera los once años de gobierno liberal a nivel federal y de mayoría laborista en la mayor parte de los estados han conseguido eliminar la sombra de los gobiernos laboristas anteriores. La decisión estratégica de Howard de recortar la duración de la campaña electoral, eligiendo el 24 de noviembre como fecha para los comicios, no está impidiendo que la oposición obtenga cada vez más apoyo del electorado. La victoria del partido laborista es casi un hecho y no hay duda de que cuando se haga realidad, los proyectos políticos hasta ahora simplemente esbozados, se irán concretando de forma sistemática dando lugar a una estabilización del sistema económico australiano que se sostendrá sobre posicionamientos que no distan tanto de los mantenidos por los gobiernos anteriores.
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Traducción de Paula Martos Ardid
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Equilibri.net - Italy/06/11/2007

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