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Caracas, 16 nov (PL) A 16 días de un referendo sobre una reforma constitucional, las fuerzas políticas pugnan hoy en Venezuela por atraer una importante masa de abstencionistas tradicionales con guerra de encuestas y una agresiva campaña propagandística.
Caracas, 16 nov (PL) A 16 días de un referendo sobre una reforma constitucional, las fuerzas políticas pugnan hoy en Venezuela por atraer una importante masa de abstencionistas tradicionales con guerra de encuestas y una agresiva campaña propagandística.
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Las primeras víctimas de esta batalla de ideas resultaron ser dos cuñas propagandísticas identificadas como “el diablo” y “el carnicero”, anuladas por las autoridades electorales por considerar que se apartan del espíritu de una campaña política.
La cuña de la carnicería alude a falsos presupuestos de la reforma, según los cuáles se prohibirá la propiedad privada en el país; mientras la del diablo fue criticada por la oposición por presuntamente tener elementos que pueden incitar a la violencia.
Una encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos del 15 al 28 de octubre pasado indica que 62,3 por ciento de los venezolanos confía en que la Reforma Constitucional será aprobada en el referendo del 2 de diciembre.
Como si se tratara de otro país totalmente distinto, un sondeo de Mercanálisis otorga a la opción del "no" el 58 por ciento, mientras el “si” es favorecido por el 37 por ciento.
Más allá de encuestas, una percepción generalizada es que los resultados de la votación volverán a estar en la misma proporción de elecciones recientes: 60-40 favorable para el presidente Hugo Chávez, quien propuso la reforma constitucional.
Básicamente la reforma plantea en esencia el mismo dilema al elector que desde 1998 viene prefiriendo en una decena de elecciones la propuesta de cambios encabezada por Chávez.
Ahora la modificación a 69 de los 350 artículos de la Carta Magna busca la transición a un sistema socialista, que tampoco es nuevo pues fue el enfoque dado por Chávez a su campaña presidencial de 2006 ganada con más de 63 por ciento de los votos.
Las manifestaciones públicas muestran también un predominio de las fuerzas que apoyan la reforma, cuya base son más de 14 mil 700 organizaciones de base del Partido Socialista Unido de Venezuela, con casi seis millones de aspirantes a militantes.
Si se tiene en cuenta que el número de electores es de unos 17 millones de personas y que la oposición ronda los cuatro millones de votos en las últimas votaciones, es comprensible el esfuerzo de ambos bloques por atraer a los potenciales abstencionistas.
Tradicionalmente la abstención en Venezuela ronda el 50 por ciento en aquellas votaciones que no involucran cargos públicos, como es el caso del referendo del 2 de diciembre próximo.
El propio presidente Chávez, quien expresa confianza en el triunfo, reconoce que la abstención es uno de los principales obstáculos a vencer, por lo cual convocó a una campaña casa por casa de sus seguidores.
La polarización de la lucha provocó ya algunos conatos de violencia que motivaron llamados de las autoridades a mantener la polémica en el contexto político como corresponde a un proceso democrático.
La propuesta de Chávez parte del concepto que los problemas estructurales de Venezuela que provocan la pobreza y el desempleo no podrán ser solucionados en el contexto de los mecanismos capitalistas que fueron sus causantes.
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Las primeras víctimas de esta batalla de ideas resultaron ser dos cuñas propagandísticas identificadas como “el diablo” y “el carnicero”, anuladas por las autoridades electorales por considerar que se apartan del espíritu de una campaña política.
La cuña de la carnicería alude a falsos presupuestos de la reforma, según los cuáles se prohibirá la propiedad privada en el país; mientras la del diablo fue criticada por la oposición por presuntamente tener elementos que pueden incitar a la violencia.
Una encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos del 15 al 28 de octubre pasado indica que 62,3 por ciento de los venezolanos confía en que la Reforma Constitucional será aprobada en el referendo del 2 de diciembre.
Como si se tratara de otro país totalmente distinto, un sondeo de Mercanálisis otorga a la opción del "no" el 58 por ciento, mientras el “si” es favorecido por el 37 por ciento.
Más allá de encuestas, una percepción generalizada es que los resultados de la votación volverán a estar en la misma proporción de elecciones recientes: 60-40 favorable para el presidente Hugo Chávez, quien propuso la reforma constitucional.
Básicamente la reforma plantea en esencia el mismo dilema al elector que desde 1998 viene prefiriendo en una decena de elecciones la propuesta de cambios encabezada por Chávez.
Ahora la modificación a 69 de los 350 artículos de la Carta Magna busca la transición a un sistema socialista, que tampoco es nuevo pues fue el enfoque dado por Chávez a su campaña presidencial de 2006 ganada con más de 63 por ciento de los votos.
Las manifestaciones públicas muestran también un predominio de las fuerzas que apoyan la reforma, cuya base son más de 14 mil 700 organizaciones de base del Partido Socialista Unido de Venezuela, con casi seis millones de aspirantes a militantes.
Si se tiene en cuenta que el número de electores es de unos 17 millones de personas y que la oposición ronda los cuatro millones de votos en las últimas votaciones, es comprensible el esfuerzo de ambos bloques por atraer a los potenciales abstencionistas.
Tradicionalmente la abstención en Venezuela ronda el 50 por ciento en aquellas votaciones que no involucran cargos públicos, como es el caso del referendo del 2 de diciembre próximo.
El propio presidente Chávez, quien expresa confianza en el triunfo, reconoce que la abstención es uno de los principales obstáculos a vencer, por lo cual convocó a una campaña casa por casa de sus seguidores.
La polarización de la lucha provocó ya algunos conatos de violencia que motivaron llamados de las autoridades a mantener la polémica en el contexto político como corresponde a un proceso democrático.
La propuesta de Chávez parte del concepto que los problemas estructurales de Venezuela que provocan la pobreza y el desempleo no podrán ser solucionados en el contexto de los mecanismos capitalistas que fueron sus causantes.
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NOTICIAS PRINCIPALES
Prensa Latina - Cuba/16/11/2007
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