Por Miguel Leal Cruz*
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Desde el análisis histórico, que es lo nuestro, recordar que los frecuentes actos terroristas localizados en países miembros de la NATO (Madrid, Londres…), reiterados peligrosamente y al parecer patrocinados por ciertos seguidores de Alá y de su profeta Mahoma, nos deben hacer reflexionar y constatar que nos acercamos a un enfrentamiento que cómo hito histórico resurge en este nuevo siglo; podríamos llamar “neo mesianismo coránico” con previsible enfrentamiento mundial. Se ha dicho que con unas normas elementalísimas: viajar a la Meca una vez en la vida (no beber vino ni comer carne de cerdo), cumplir el Corán o luchar y morir por la religión islámica, a partir del siglo VII se organizó un enorme imperio que desde el occidente hispánico, norte y centro de África y todo el sur de Asia, alcanzaba hasta las actuales Indonesia e Islas Filipinas como consecuencia de aquellas premisas que persisten también hoy. Ha de quedar claro que los terroristas suicidas que tanto proliferan entre estos fanáticos seguidores, son aleccionados y actúan, aún, en consecuencia de dicha doctrina en todo el mundo musulmán o en civilizaciones occidentales que consideran todavía enemigas e infieles.
Pero ¿Qué ocurrirá cuando nuestro vecino marroquí (con problemática inmersa en dicho contexto) reivindique y retome su apetencia territorial sobre Ceuta, Melilla, varios islotes mediterráneos y otras islas próximas? ¿Aparecerán aquellas consignas y aplicarán, otra vez, lo que llamaron la guerra santa contra el infiel que tanto marcó nuestra Edad Media hispana desde aquel momento hasta 1492?
Son otros tiempos, pero recordamos con el compañero de fatigas, amigo y colega (en periodismo) Eugenio Ibáñez un caballa (ceutí) de pro, que finalizada una larga lucha de casi ocho siglos para expulsar del territorio peninsular español a los seguidores de Mahoma, la política católica contra el Islam optó por tomar numerosas plazas fuertes en el norte africano (en aquellos momentos de soberanía indeterminada) desde Ceuta (retomada más tarde a Portugal), Melilla, Bujía, Trípoli, hasta Argel, nunca como cabezas de puente de presumible dominio continental solo como presidios, enclaves o fortalezas de protección del estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo occidental totalmente español en aquellos momentos. El Magreb no aportaba riquezas ni gloria de ningún tipo y sí numerosos problemas como así tuvo lugar posteriormente, tanto para Portugal en enfrentamiento de Alcazarquivir en 1578 con grave derrota del ejército luso y muerte de su rey Don Sebastián y que para España culminaban en el desastre de Annual en 1921 (con símil a la aventura colonial francesa en Argelia hasta 1965). Pero aquella problemática se hace patente en recientes acontecimientos de todos conocidos: Desalojo apresurado de la posesión española en el Sahara occidental (ahora inmersa en otro foco mundial desestabilizador), incidente del islote Perejil resuelto de forma más diplomática que bélico propiamente dicho, entre otras consecuencia de dicha apetencia alauita sobre posesiones españolas precisamente conquistadas como fruto de aquella política y en virtud de guerras ganadas en buena lid para ambos contendientes.
Por todo lo expuesto ¿qué deparará el futuro a la ciudad ceutí a la vista de este renacer bélico-religioso del islamismo? Por qué, conquistado todo Portugal a los moros , antes que España, el país hermano pone los ojos en Ceuta por ser la puerta del Sur con Alcazar-Seguer a través de dónde han pasado todas las invasiones islámicas a la Península Ibérica (e incluso otras culturas anteriores históricas, protohistóricas o prehistóricas)
Pero ¿Quién dirige la iniciativa hacia esta ciudad que con Gibraltar, arrebatado a España por otros motivos y con status analizado en este artículo, guarda el estrecho que lleva su nombre?
Según crónicas fue Juan Alfonso, Intendente de las Finanzas del Rey de Portugal, que siendo un buen economista conocía que la conquista de Ceuta tenía otro valor más práctico que el factor religioso usado como pretexto del momento.
En aquella época Lisboa, con uno de los mejores puertos naturales del mundo, comenzaba a convertirse en una ciudad comercial y cosmopolita y heredera de Venecia en el Atlántico. Con objeto de proteger su ya consolidado protagonismo comercial había creado una marina de guerra cuando aún existía el reino nazarí de Granada y por tanto el dominio musulmán en el estrecho de Gibraltar que impedía o entorpecía el tráfico marítimo -comercial entre Italia-Lisboa-Flandes.
Era Ceuta el enclave más importante y por allí los llamados moros enviaban refuerzos para defender Granada bajo la política reconquistadora de los Reyes Católicos.
Se hacia necesario apoderarse de esta importante plaza para la seguridad del estrecho y será ésta la principal razón para que el país luso ocupara Ceuta en 1415.
El plan para la realización de la empresa se hizo en el máximo secreto para sorprender a los defensores, pero que, sin embargo, la empresa atrajo a muchos europeos para participar en la misma. Franceses y borgoñones llegaron en gran número a Lisboa, así como cinco navíos con voluntarios ingleses los que, según Epifanio González Jiménez, militar y autor del libro España y Portugal , Madrid 1959, ignoraban en qué misión iban a participar para prestar los servicios guerreros contratados.
Algunas circunstancias retrasaron la salida de la flota reunida en el estuario del Tajo, mas el 21 de agosto de 1415 se encontraba ante Ceuta y las tropas del Infante Don Enrique decidieron precipitadamente el desembarco que los moros defensores no pudieron repeler. Al llegar la noche derrotados, exterminados o huidos todos sus ocupantes, la bandera de Lisboa ondeaba sobre los muros de la ciudad. Desde aquel momento pasaba a dominio portugués, más tarde a soberanía española desde 1580 por la unión de las dos coronas ibéricas: portuguesa y española (precisamente como consecuencia de la muerte del heredero legítimo portugués Don Sebastián en defensa de dicha ciudad, citado) En estas circunstancias y deseo de mayoría portuguesa correspondía al monarca español Felipe II la soberanía en todo el imperio marítimo luso incluida Ceuta, dominio que se consolida en 1860 en pugna con tribus norteafricanas y cuyo status de ciudad española se mantiene hasta hoy en día.
A decir de Epifanio González, la toma de Ceuta fue uno de los acontecimientos más trascendentales no sólo para la Península Ibérica sino para toda la Cristiandad y tras la era de los grandes descubrimientos, siglo XVI, fue considerado como un hito histórico tan importante como la caída de Constantinopla, en poder de los turcos otomanos desde 1453. Sin embargo, la conquista de la ciudad que fue llave oriental de Europa, sí constituyó otro evento histórico trascendental pero, esta vez, para la expansión del Islam, y marcó notablemente los acontecimientos que tendrán lugar en el Mediterráneo y centro de Europa durante las dos siguientes centurias e incluso hasta nuestros días como hemos constatado en la cruenta resolución del dilema étnico y territorial balcánico.
En torno a este dilema, precisamente por la importancia que tenía para los dominios musulmanes de Al-Andalus (sur de España) la ciudad de Ceuta (que pondría en grave riesgo de aislamiento el reino nazarí de Granada), en el año 1448 el Emir de la capital de la Alhambra envió una escuadra para recuperar aquel preciado enclave pero que sólo logra sitiar por mar y por tierra.
Acudió en su defensa Don Enrique, llamado El Navegante (aunque apenas navegó), quien puso en fuga a los atacantes. Para no perder la ocasión solicitó autorización para apoderarse de Gibraltar (en poder musulmán) que le fue negado por hallarse esta plaza a conquistar dentro de la competencia de Castilla según acuerdos pactados durante la Reconquista peninsular.
Este príncipe portugués fundó en Sagrés una escuela naval (con grandes adelantos para la época) que sería foco para el éxito de las expediciones portuguesas en África y en otros lugares del mundo desconocido. De la conquista de Ceuta había reunido información valiosa del vecino continente como la procedencia y ruta del oro, ébano, esclavos negros y otros, a través del Sahara hasta las ciudades magrebíes del Mediterráneo (Túnez o Argel) y hasta Egipto cruzando el desierto.
El enigma estaba en si realmente existía un imperio cristiano en Abisinia y sí podría costear África. Ocupar la costa marroquí atlántica, alcanzar Oriente por mar, y atacar el Islam por la espalda era su objetivo primordial, a decir de Epifanio González Jiménez.
Efectivamente, Enrique el Navegante sentó las bases para el gran imperio portugués posterior y ya en 1486 Bartolomé Díaz navegando por la costa africana llegó y rebasó el Cabo de Las Tormentas (Buena Esperanza)
Bajo el reinado de Manuel el Afortunado y paralelamente a los viajes de Colón, Portugal obtuvo la recompensa de varios años de esfuerzo náutico que se acelera con los monarcas Alfonso V y Juan II. En 1498, Vasco de Gama, tras la proeza de Álvarez Cabral en la costa oriental del Brasil, una vez que dobla el cabo de Buena Esperanza y visitar los puertos africanos de Sofala, Mombasa y Melinda, con población islamizada, llega a Calicut en la India que sería, a partir del contacto de otras expediciones en las Islas Molucas (de las Especies) en 1511, el inicio del imperio portugués, cuyo origen tuvo lugar en la conquista del enclave islámico del norte de África: La ciudad de Ceuta, la hoy moderna y europea con su propio estatuto autonómico, aún reconocida junto a Gibraltar como las Puertas del estrecho de apenas 14 kilómetros que separa a ambos enclaves.
¿Qué nos hace pensar que dichas ciudades mantendrán “sine die” su status actual?
Digamos algo sobre Gibraltar para entender la hipótesis planteada. Como sabemos una escuadra Anglo-Holandesa se apoderó de la roca con el territorio circundante y del que tomó posesión por la fuerza en 1704. Pero que más tarde finalizada la Guerra de Sucesión española fue oficialmente cedido por España a Gran Bretaña, dentro de las muchas cláusulas del nefasto Tratado de Utrecht (1713) Este acuerdo, respecto al enclave decía: España cede a Gran Bretaña la "propiedad completa y entera la ciudad y castillo de Gibraltar, junto con el puerto así como de las fortalezas, perteneciendo... para siempre, sin excepción o impedimiento cualesquiera (sic)". Este tratado no tenía fisura jurídica para intentar su revocación o resolución, salvo por las armas o por permuta (por territorios en América e incluso por estas Islas Canarias) Si bien Franco dijo que “Gibraltar no valía una guerra” y Hitler tampoco estaba interesado y no le ayudó, ni tampoco le entregó todo Marruecos.
En estos momentos, tras el referéndum convocado en 2002 totalmente negativo a la reincorporación al territorio español, ni siquiera con la adopción de la co-soberanía solicitada por el Gobierno nacional. Mas, tanto el Reino Unido como España son miembros de la Unión Europea (con libre circulación de personas, servicios y mercancías) y por tanto impide cualquier otra solución que no sea la aceptada por los habitantes de esta posesión, hoy británica (como hemos observado)
Lo expuesto sería aplicable también para el supuesto ceutí, claro que la consulta favorable a permanecer en el status actual u otro más autonomista nunca alcanzará el porcentaje tan elevado como en Gibraltar (que también se había pronunciado en otra consulta celebrada en 1967), pero habría que considerar vinculante ésta entre los habitantes censados de Ceuta haciendo uso entre otros del derecho comparado internacional.
España crea infraestructuras de todo tipo en esta ciudad que además es defendida por el Ejército, y sus habitantes mantienen una españolidad acendrada.
Reino Unido hace lo propio en los aledaños gibraltareños en terrenos usurpados ganados al mar (español). Precisamente, el pasado día 15 de junio, por representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores de nuestro País, se entregó una nota de protesta en la Embajada británica en Madrid, apremiando la paralización de las obras de relleno en varios sectores de la costa oriental del Peñón que perjudican la entrada a la Bahía de Algeciras. Se pretende la construcción de un puerto deportivo, un complejo residencial y varios hoteles, sin tener en cuenta el negativo impacto ambiental que produce en la bahía limítrofe de soberanía española. (Hemos visitado Gibraltar y aquello se acerca a un pequeño Singapur)
Además, a mayor abundamiento, España no considera que la resolución III de la tercera conferencia de Naciones Unidas sobre el derecho del mar sea aplicable a la colonia de Gibraltar e insiste en el proceso de la descolonización en base a algunas de las resoluciones relevantes adoptadas por la Asamblea General de la ONU.
Claro que, como en la época de Felipe V y el general Rooke, las alianzas y los acuerdos diplomáticos o comerciales siguen en vigor hoy en día y no es de extrañar que la prensa escrita editada en estos días se haga eco en amplios titulares que “Zapatero acepta la soberanía de Marruecos sobre el Sahara a cambio de Ceuta y Melilla”. Si bien se ha de puntualizar que el presidente español sigue defendiendo el plan Baker y mantiene firme la españolidad de Ceuta (y Melilla) puesto que en la ex colonia española existe un mandato de las Naciones Unidas y sobre ambas ciudades y otras posesiones no.
No obstante, existen otros aspectos jurídicos que permiten confirmar la tesis apuntada: Tanto Gibraltar como Ceuta, en cuanto enclaves territoriales, no se hallan sujetas a ningún acuerdo contractual con las naciones limítrofes perdurable temporalmente (como si lo tenían Tánger, Hong Kong, Canal de Panamá, Macao, Guantánamo…) Por tanto su situación jurídica vigente se mantendrá o en todo caso podrán ser enclaves autónomos con categoría y uso internacional, especialmente en el orden de la coordinación militar superior, la OTAN con países afines (entre los que se encuentra Marruecos) para la protección de todo el Mar Mediterráneo por ser ambos enclaves, desde muy antiguo, las llaves del estrecho que lleva el nombre de uno de ellos: Gibraltar (la roca de Tarik).
Pero ¿Qué ocurrirá cuando nuestro vecino marroquí (con problemática inmersa en dicho contexto) reivindique y retome su apetencia territorial sobre Ceuta, Melilla, varios islotes mediterráneos y otras islas próximas? ¿Aparecerán aquellas consignas y aplicarán, otra vez, lo que llamaron la guerra santa contra el infiel que tanto marcó nuestra Edad Media hispana desde aquel momento hasta 1492?
Son otros tiempos, pero recordamos con el compañero de fatigas, amigo y colega (en periodismo) Eugenio Ibáñez un caballa (ceutí) de pro, que finalizada una larga lucha de casi ocho siglos para expulsar del territorio peninsular español a los seguidores de Mahoma, la política católica contra el Islam optó por tomar numerosas plazas fuertes en el norte africano (en aquellos momentos de soberanía indeterminada) desde Ceuta (retomada más tarde a Portugal), Melilla, Bujía, Trípoli, hasta Argel, nunca como cabezas de puente de presumible dominio continental solo como presidios, enclaves o fortalezas de protección del estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo occidental totalmente español en aquellos momentos. El Magreb no aportaba riquezas ni gloria de ningún tipo y sí numerosos problemas como así tuvo lugar posteriormente, tanto para Portugal en enfrentamiento de Alcazarquivir en 1578 con grave derrota del ejército luso y muerte de su rey Don Sebastián y que para España culminaban en el desastre de Annual en 1921 (con símil a la aventura colonial francesa en Argelia hasta 1965). Pero aquella problemática se hace patente en recientes acontecimientos de todos conocidos: Desalojo apresurado de la posesión española en el Sahara occidental (ahora inmersa en otro foco mundial desestabilizador), incidente del islote Perejil resuelto de forma más diplomática que bélico propiamente dicho, entre otras consecuencia de dicha apetencia alauita sobre posesiones españolas precisamente conquistadas como fruto de aquella política y en virtud de guerras ganadas en buena lid para ambos contendientes.
Por todo lo expuesto ¿qué deparará el futuro a la ciudad ceutí a la vista de este renacer bélico-religioso del islamismo? Por qué, conquistado todo Portugal a los moros , antes que España, el país hermano pone los ojos en Ceuta por ser la puerta del Sur con Alcazar-Seguer a través de dónde han pasado todas las invasiones islámicas a la Península Ibérica (e incluso otras culturas anteriores históricas, protohistóricas o prehistóricas)
Pero ¿Quién dirige la iniciativa hacia esta ciudad que con Gibraltar, arrebatado a España por otros motivos y con status analizado en este artículo, guarda el estrecho que lleva su nombre?
Según crónicas fue Juan Alfonso, Intendente de las Finanzas del Rey de Portugal, que siendo un buen economista conocía que la conquista de Ceuta tenía otro valor más práctico que el factor religioso usado como pretexto del momento.
En aquella época Lisboa, con uno de los mejores puertos naturales del mundo, comenzaba a convertirse en una ciudad comercial y cosmopolita y heredera de Venecia en el Atlántico. Con objeto de proteger su ya consolidado protagonismo comercial había creado una marina de guerra cuando aún existía el reino nazarí de Granada y por tanto el dominio musulmán en el estrecho de Gibraltar que impedía o entorpecía el tráfico marítimo -comercial entre Italia-Lisboa-Flandes.
Era Ceuta el enclave más importante y por allí los llamados moros enviaban refuerzos para defender Granada bajo la política reconquistadora de los Reyes Católicos.
Se hacia necesario apoderarse de esta importante plaza para la seguridad del estrecho y será ésta la principal razón para que el país luso ocupara Ceuta en 1415.
El plan para la realización de la empresa se hizo en el máximo secreto para sorprender a los defensores, pero que, sin embargo, la empresa atrajo a muchos europeos para participar en la misma. Franceses y borgoñones llegaron en gran número a Lisboa, así como cinco navíos con voluntarios ingleses los que, según Epifanio González Jiménez, militar y autor del libro España y Portugal , Madrid 1959, ignoraban en qué misión iban a participar para prestar los servicios guerreros contratados.
Algunas circunstancias retrasaron la salida de la flota reunida en el estuario del Tajo, mas el 21 de agosto de 1415 se encontraba ante Ceuta y las tropas del Infante Don Enrique decidieron precipitadamente el desembarco que los moros defensores no pudieron repeler. Al llegar la noche derrotados, exterminados o huidos todos sus ocupantes, la bandera de Lisboa ondeaba sobre los muros de la ciudad. Desde aquel momento pasaba a dominio portugués, más tarde a soberanía española desde 1580 por la unión de las dos coronas ibéricas: portuguesa y española (precisamente como consecuencia de la muerte del heredero legítimo portugués Don Sebastián en defensa de dicha ciudad, citado) En estas circunstancias y deseo de mayoría portuguesa correspondía al monarca español Felipe II la soberanía en todo el imperio marítimo luso incluida Ceuta, dominio que se consolida en 1860 en pugna con tribus norteafricanas y cuyo status de ciudad española se mantiene hasta hoy en día.
A decir de Epifanio González, la toma de Ceuta fue uno de los acontecimientos más trascendentales no sólo para la Península Ibérica sino para toda la Cristiandad y tras la era de los grandes descubrimientos, siglo XVI, fue considerado como un hito histórico tan importante como la caída de Constantinopla, en poder de los turcos otomanos desde 1453. Sin embargo, la conquista de la ciudad que fue llave oriental de Europa, sí constituyó otro evento histórico trascendental pero, esta vez, para la expansión del Islam, y marcó notablemente los acontecimientos que tendrán lugar en el Mediterráneo y centro de Europa durante las dos siguientes centurias e incluso hasta nuestros días como hemos constatado en la cruenta resolución del dilema étnico y territorial balcánico.
En torno a este dilema, precisamente por la importancia que tenía para los dominios musulmanes de Al-Andalus (sur de España) la ciudad de Ceuta (que pondría en grave riesgo de aislamiento el reino nazarí de Granada), en el año 1448 el Emir de la capital de la Alhambra envió una escuadra para recuperar aquel preciado enclave pero que sólo logra sitiar por mar y por tierra.
Acudió en su defensa Don Enrique, llamado El Navegante (aunque apenas navegó), quien puso en fuga a los atacantes. Para no perder la ocasión solicitó autorización para apoderarse de Gibraltar (en poder musulmán) que le fue negado por hallarse esta plaza a conquistar dentro de la competencia de Castilla según acuerdos pactados durante la Reconquista peninsular.
Este príncipe portugués fundó en Sagrés una escuela naval (con grandes adelantos para la época) que sería foco para el éxito de las expediciones portuguesas en África y en otros lugares del mundo desconocido. De la conquista de Ceuta había reunido información valiosa del vecino continente como la procedencia y ruta del oro, ébano, esclavos negros y otros, a través del Sahara hasta las ciudades magrebíes del Mediterráneo (Túnez o Argel) y hasta Egipto cruzando el desierto.
El enigma estaba en si realmente existía un imperio cristiano en Abisinia y sí podría costear África. Ocupar la costa marroquí atlántica, alcanzar Oriente por mar, y atacar el Islam por la espalda era su objetivo primordial, a decir de Epifanio González Jiménez.
Efectivamente, Enrique el Navegante sentó las bases para el gran imperio portugués posterior y ya en 1486 Bartolomé Díaz navegando por la costa africana llegó y rebasó el Cabo de Las Tormentas (Buena Esperanza)
Bajo el reinado de Manuel el Afortunado y paralelamente a los viajes de Colón, Portugal obtuvo la recompensa de varios años de esfuerzo náutico que se acelera con los monarcas Alfonso V y Juan II. En 1498, Vasco de Gama, tras la proeza de Álvarez Cabral en la costa oriental del Brasil, una vez que dobla el cabo de Buena Esperanza y visitar los puertos africanos de Sofala, Mombasa y Melinda, con población islamizada, llega a Calicut en la India que sería, a partir del contacto de otras expediciones en las Islas Molucas (de las Especies) en 1511, el inicio del imperio portugués, cuyo origen tuvo lugar en la conquista del enclave islámico del norte de África: La ciudad de Ceuta, la hoy moderna y europea con su propio estatuto autonómico, aún reconocida junto a Gibraltar como las Puertas del estrecho de apenas 14 kilómetros que separa a ambos enclaves.
¿Qué nos hace pensar que dichas ciudades mantendrán “sine die” su status actual?
Digamos algo sobre Gibraltar para entender la hipótesis planteada. Como sabemos una escuadra Anglo-Holandesa se apoderó de la roca con el territorio circundante y del que tomó posesión por la fuerza en 1704. Pero que más tarde finalizada la Guerra de Sucesión española fue oficialmente cedido por España a Gran Bretaña, dentro de las muchas cláusulas del nefasto Tratado de Utrecht (1713) Este acuerdo, respecto al enclave decía: España cede a Gran Bretaña la "propiedad completa y entera la ciudad y castillo de Gibraltar, junto con el puerto así como de las fortalezas, perteneciendo... para siempre, sin excepción o impedimiento cualesquiera (sic)". Este tratado no tenía fisura jurídica para intentar su revocación o resolución, salvo por las armas o por permuta (por territorios en América e incluso por estas Islas Canarias) Si bien Franco dijo que “Gibraltar no valía una guerra” y Hitler tampoco estaba interesado y no le ayudó, ni tampoco le entregó todo Marruecos.
En estos momentos, tras el referéndum convocado en 2002 totalmente negativo a la reincorporación al territorio español, ni siquiera con la adopción de la co-soberanía solicitada por el Gobierno nacional. Mas, tanto el Reino Unido como España son miembros de la Unión Europea (con libre circulación de personas, servicios y mercancías) y por tanto impide cualquier otra solución que no sea la aceptada por los habitantes de esta posesión, hoy británica (como hemos observado)
Lo expuesto sería aplicable también para el supuesto ceutí, claro que la consulta favorable a permanecer en el status actual u otro más autonomista nunca alcanzará el porcentaje tan elevado como en Gibraltar (que también se había pronunciado en otra consulta celebrada en 1967), pero habría que considerar vinculante ésta entre los habitantes censados de Ceuta haciendo uso entre otros del derecho comparado internacional.
España crea infraestructuras de todo tipo en esta ciudad que además es defendida por el Ejército, y sus habitantes mantienen una españolidad acendrada.
Reino Unido hace lo propio en los aledaños gibraltareños en terrenos usurpados ganados al mar (español). Precisamente, el pasado día 15 de junio, por representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores de nuestro País, se entregó una nota de protesta en la Embajada británica en Madrid, apremiando la paralización de las obras de relleno en varios sectores de la costa oriental del Peñón que perjudican la entrada a la Bahía de Algeciras. Se pretende la construcción de un puerto deportivo, un complejo residencial y varios hoteles, sin tener en cuenta el negativo impacto ambiental que produce en la bahía limítrofe de soberanía española. (Hemos visitado Gibraltar y aquello se acerca a un pequeño Singapur)
Además, a mayor abundamiento, España no considera que la resolución III de la tercera conferencia de Naciones Unidas sobre el derecho del mar sea aplicable a la colonia de Gibraltar e insiste en el proceso de la descolonización en base a algunas de las resoluciones relevantes adoptadas por la Asamblea General de la ONU.
Claro que, como en la época de Felipe V y el general Rooke, las alianzas y los acuerdos diplomáticos o comerciales siguen en vigor hoy en día y no es de extrañar que la prensa escrita editada en estos días se haga eco en amplios titulares que “Zapatero acepta la soberanía de Marruecos sobre el Sahara a cambio de Ceuta y Melilla”. Si bien se ha de puntualizar que el presidente español sigue defendiendo el plan Baker y mantiene firme la españolidad de Ceuta (y Melilla) puesto que en la ex colonia española existe un mandato de las Naciones Unidas y sobre ambas ciudades y otras posesiones no.
No obstante, existen otros aspectos jurídicos que permiten confirmar la tesis apuntada: Tanto Gibraltar como Ceuta, en cuanto enclaves territoriales, no se hallan sujetas a ningún acuerdo contractual con las naciones limítrofes perdurable temporalmente (como si lo tenían Tánger, Hong Kong, Canal de Panamá, Macao, Guantánamo…) Por tanto su situación jurídica vigente se mantendrá o en todo caso podrán ser enclaves autónomos con categoría y uso internacional, especialmente en el orden de la coordinación militar superior, la OTAN con países afines (entre los que se encuentra Marruecos) para la protección de todo el Mar Mediterráneo por ser ambos enclaves, desde muy antiguo, las llaves del estrecho que lleva el nombre de uno de ellos: Gibraltar (la roca de Tarik).
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*Dr. Historia y Periodismo (Canarias-España)
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Cuba Nuestra - Sweden/05/11/2007
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