ANNE GEARAN
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WASHINGTON-El Papa rehusó amablemente reunirse con ella, diciendo que estaba de vacaciones.
Cuando Condoleezza Rice viaja al extranjero los periódicos ya no publican sus fotos en primera plana. En su país, Rice batalla con los legisladores federales demócratas y buscando la manera de contrarrestar algunas pifias recientes, como el asesinato de 17 civiles iraquíes a manos de guardias de seguridad privados contratados por el Departamento de Estado.
La otrora diplomática estrella se ha convertido en la secretaria de Estado del día a día, con todas las ventajas y desventajas que representa el cargo y su antigua asociación con el presidente Bush y la guerra en Irak.
Trotamundos, dinámica y más popular que su jefe, Rice tiene un historial desigual como la principal diplomática del país. Si algo ha marcado su labor en el Departamento de Estado es la falta de logros concretos.
Rice no ha logrado tratados de paz u otros acuerdos importantes para la política exterior en sus casi tres años en el cargo, aunque todavía hay algunas negociaciones en curso.
Su esfuerzo por colocar más diplomáticos en puntos estratégicos de conflicto, como el Medio Oriente, trastabilló hace poco cuando muy pocos diplomáticos se ofrecieron de voluntarios para ocupar plazas peligrosas en Irak. Después que se anunció que las asignaciones en zonas de guerra podrían ser obligatorias, se presentaron suficientes voluntarios.
''¿Qué tal le va a Rice? Bueno, aún no hemos logrado la paz entre Israel y los palestinos, todavía estamos en Irak y Afganistán y el gobierno de Pakistán sigue en crisis'', expresó Gordon Adams, profesor de Relaciones Internacionales de American University, en Washington. ``El único punto de progreso --y todavía no es un éxito-- es Corea del Norte''.
Ahora que el gobierno de Bush se acerca a su final, Rice se juega el éxito donde otros diplomáticos han fallado con el intento de reanudar las negociaciones de paz en el Medio Oriente después de casi siete años.
La semana próxima Rice será anfitriona en una conferencia que llevará a Israel y los palestinos a intensas negociaciones con el fin de crear un Estado palestino independiente.
Es la intercesión más visible de Washington en un conflicto al que Rice y otros asesores han dedicado poca energía y atención durante gran parte de los casi siete años de Bush en la presidencia. Es también un esfuerzo que invita a comparar la destreza diplomática de Rice con la de otros estadistas que, ya a finales de sus términos, buscaron una solución a un espinoso y antiguo problema como un potencial logro de coronación.
Lograr la paz en el Medio Oriente es una especie de santo grial de la diplomacia, con ramificaciones simbólicas y prácticas, pero que ha eludido a dos generaciones de diplomáticos talentosos.
Si lo logra, Rice podría fácilmente reclamar un lugar junto a Henry Kissinger en calidad de pacificadora, o de George Shultz como astuta negociadora. Si fracasa, retrasaría las posibilidades de cualquier intento diplomático estadounidense en el futuro.
El mes pasado Rice descartó la idea de que desea dar brillo a su reputación o dejar un legado en Washington.
''Probablemente haya tareas diplomáticas más fáciles de solucionar que el conflicto entre Israel y Palestina'', comentó Rice en una audiencia que comenzó con un manifestante contra la guerra de Irak gritándole ``criminal de guerra''.
Rice ha excluido la posibilidad de aspirar a la presidencia, como esperaban sus más ardientes admiradores, y dice que volverá al magisterio cuando deje el cargo. Afirma que le interesa poco cómo la historia evaluará su legado, pero aparentemente sí piensa en él: ha contratado a un fotógrafo profesional que la ha acompañado en sus dos viajes más recientes a Jerusalén y a Cisjordania.
Las fotos serán parte del archivo de Rice en el Departamento de Estado y algunas saldrán en la página del Departamento en internet, que cuenta con toda clase de detalles y que ella considera todo un logro.
Donald Trump ha dicho a los medios que aunque Rice es ''una persona agradable'' sus giras de buena voluntad por las capitales extranjeras nunca resultan en tratados.
La comparación implícita con el talento de Trump para la negociación no es enteramente justa. La diplomacia no es lo mismo que los bienes raíces, pero los allegados a Rice se molestan con esas críticas y señalan que los tratados podrán ser cosas tradicionales de diplomáticos, pero que el enfoque en la formalidad puede hacer que se pasen por alto otros logros menos tangibles.
Rice recibe crédito exterior por mejorar las relaciones de Washington con aliados europeos, afectadas por desacuerdos sobre la guerra de Irak y contra el terrorismo, y en menor medida por ofrecer un diálogo potencialmente histórico con Irán.
WASHINGTON-El Papa rehusó amablemente reunirse con ella, diciendo que estaba de vacaciones.
Cuando Condoleezza Rice viaja al extranjero los periódicos ya no publican sus fotos en primera plana. En su país, Rice batalla con los legisladores federales demócratas y buscando la manera de contrarrestar algunas pifias recientes, como el asesinato de 17 civiles iraquíes a manos de guardias de seguridad privados contratados por el Departamento de Estado.
La otrora diplomática estrella se ha convertido en la secretaria de Estado del día a día, con todas las ventajas y desventajas que representa el cargo y su antigua asociación con el presidente Bush y la guerra en Irak.
Trotamundos, dinámica y más popular que su jefe, Rice tiene un historial desigual como la principal diplomática del país. Si algo ha marcado su labor en el Departamento de Estado es la falta de logros concretos.
Rice no ha logrado tratados de paz u otros acuerdos importantes para la política exterior en sus casi tres años en el cargo, aunque todavía hay algunas negociaciones en curso.
Su esfuerzo por colocar más diplomáticos en puntos estratégicos de conflicto, como el Medio Oriente, trastabilló hace poco cuando muy pocos diplomáticos se ofrecieron de voluntarios para ocupar plazas peligrosas en Irak. Después que se anunció que las asignaciones en zonas de guerra podrían ser obligatorias, se presentaron suficientes voluntarios.
''¿Qué tal le va a Rice? Bueno, aún no hemos logrado la paz entre Israel y los palestinos, todavía estamos en Irak y Afganistán y el gobierno de Pakistán sigue en crisis'', expresó Gordon Adams, profesor de Relaciones Internacionales de American University, en Washington. ``El único punto de progreso --y todavía no es un éxito-- es Corea del Norte''.
Ahora que el gobierno de Bush se acerca a su final, Rice se juega el éxito donde otros diplomáticos han fallado con el intento de reanudar las negociaciones de paz en el Medio Oriente después de casi siete años.
La semana próxima Rice será anfitriona en una conferencia que llevará a Israel y los palestinos a intensas negociaciones con el fin de crear un Estado palestino independiente.
Es la intercesión más visible de Washington en un conflicto al que Rice y otros asesores han dedicado poca energía y atención durante gran parte de los casi siete años de Bush en la presidencia. Es también un esfuerzo que invita a comparar la destreza diplomática de Rice con la de otros estadistas que, ya a finales de sus términos, buscaron una solución a un espinoso y antiguo problema como un potencial logro de coronación.
Lograr la paz en el Medio Oriente es una especie de santo grial de la diplomacia, con ramificaciones simbólicas y prácticas, pero que ha eludido a dos generaciones de diplomáticos talentosos.
Si lo logra, Rice podría fácilmente reclamar un lugar junto a Henry Kissinger en calidad de pacificadora, o de George Shultz como astuta negociadora. Si fracasa, retrasaría las posibilidades de cualquier intento diplomático estadounidense en el futuro.
El mes pasado Rice descartó la idea de que desea dar brillo a su reputación o dejar un legado en Washington.
''Probablemente haya tareas diplomáticas más fáciles de solucionar que el conflicto entre Israel y Palestina'', comentó Rice en una audiencia que comenzó con un manifestante contra la guerra de Irak gritándole ``criminal de guerra''.
Rice ha excluido la posibilidad de aspirar a la presidencia, como esperaban sus más ardientes admiradores, y dice que volverá al magisterio cuando deje el cargo. Afirma que le interesa poco cómo la historia evaluará su legado, pero aparentemente sí piensa en él: ha contratado a un fotógrafo profesional que la ha acompañado en sus dos viajes más recientes a Jerusalén y a Cisjordania.
Las fotos serán parte del archivo de Rice en el Departamento de Estado y algunas saldrán en la página del Departamento en internet, que cuenta con toda clase de detalles y que ella considera todo un logro.
Donald Trump ha dicho a los medios que aunque Rice es ''una persona agradable'' sus giras de buena voluntad por las capitales extranjeras nunca resultan en tratados.
La comparación implícita con el talento de Trump para la negociación no es enteramente justa. La diplomacia no es lo mismo que los bienes raíces, pero los allegados a Rice se molestan con esas críticas y señalan que los tratados podrán ser cosas tradicionales de diplomáticos, pero que el enfoque en la formalidad puede hacer que se pasen por alto otros logros menos tangibles.
Rice recibe crédito exterior por mejorar las relaciones de Washington con aliados europeos, afectadas por desacuerdos sobre la guerra de Irak y contra el terrorismo, y en menor medida por ofrecer un diálogo potencialmente histórico con Irán.
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El Nuevo Herald - USA/20/11/2007
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