25/11/07

Desatinos demócratas

Clinton es una alumna más aventajada y más sensata en política exterior (apoyó la guerra de Irak) que su rival demócrata Obama, siempre que no esté por medio la estrategia electoral lo cual la hace caer en incoherencias de todo tipo, de las que ningún contendiente demócrata se está librando. Pero más que una incoherencia, Obama demostró una torpeza peligrosa con respecto a la delicada situación de Pakistán.
Tanto Clinton como Obama carecen de principios que los hace caer en contradicciones y temeridades.
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Por Diario de América
Hilary Clinton, quién sabe si por la repentina subida en las encuestas sobre intención de voto de su rival más directo Barack Obama, la ha emprendido ahora con los juguetes chinos. Su queja es que pueden ser peligrosos, objetivo bastante loable de contener si no fuera porque se advierte cierto aire de lo que sería la presidencia de Clinton, con más regulación de la existente, incluso en EEUU.
El exceso de regulación hace que la iniciativa empresarial acabe trabajando para la arbitraria voluntad, no de los consumidores, sino de los políticos, aunque todo ello se camufle bajo la excusa del “bienestar social”. Eso es lo que ocurre con una sobreregulación, que acaba siendo contraproducente. Claro que obteniendo la ayuda de la esposa de Chirac de cara a la campaña, la esposa de un señor que está imputado en casos de corrupción y para el que el intervencionismo es su norte, no debemos alojar duda de por dónde puede ir la política doméstica de Hilary.
En otro orden de cosas, el debate en las filas demócratas sigue más enconado si cabe, esta vez con ocasión de la política exterior. Obama echaba en cara la conducta belicista de la Clinton por haber apoyado la guerra de Irak, y por haber apoyado la inclusión en la lista de terroristas a la Guardia Revolucionaria de Irán. El candidato que hace unos meses, se mostró partidario de atacar a uno de los países más sensibles a la influencia islámica más radical, se apoyaba en la invasión militar como forma de acabar con Al Qaeda. Con esta falta de tacto, es de prever que si llegara a la Casa Blanca, sus consejeros le aleccionarían al respecto sobre tan salvaje idea.
Pakistán es un asunto muy complejo, y que por tanto debe ser tratado con minuciosidad, que cuenta con una gran implantación de islamismo tanto en la sociedad como en algunas capas del Estado como los servicios secretos (ISI). Su importancia como aliado de EEUU en la lucha contra el Terror debe ser el primer factor a tener en cuenta. Pese a los últimos movimientos extralimitados del presidente Musharraf, debemos entender que éste no es islamista, que es indispensable mantener alejadas del armamento nuclear las manos de los islamistas, y por tanto hacer primar la seguridad debe ser imprescindible. No siempre puede mantenerse un sano equilibrio en un país de estas características, y por desgracia la democracia, sin el arraigo cívico popular y estatal de un Estado de Derecho, suele ser bastante débil cuando no puente para algo peor para enfrentarse a este tipo de tesituras.
Debemos entender y comprender que la visión realista con la que se ha actuado con respecto a Pakistán es la opción menos mala. Los cambios aconsejados por la Administración americana en pro de la democracia, por un cercano futuro que se salde con unas elecciones lo más limpias posibles, a pesar de la precariedad democrática, están encaminadas en la dirección correcta. Las presiones que hace unos meses se ha hecho hacia el presidente paquistaní de cara a una mayor efectividad contra el terrorismo, deben estar presentes no sólo de cara a evaluar a lo políticos de ambos países sino que deben servir para acercarnos a la forma más conveniente de enfrentarnos al islamismo en uno de lo países más importantes en la lucha contra el Terror. La porosa frontera con Afganistán que es refugio de muchos talibanes y Qaedaistas es sólo un ejemplo de la complejidad paquistaní.
Entrar como un elefante en una cacharrería como propuso Obama no sólo es una insensatez muy peligrosa: es una declaración digna de alguien que no tiene ni idea de política exterior y que lo mejor que puede hacer es ir aprendiendo como muy sabiamente y con diplomacia ha estado haciendo Bush a lo largo de su presidencia.
En este sentido como Hilary le ha espetado, vivir unos años en Indonesia no es experiencia en el exterior, y en este aspecto la Clinton es una alumna más aventajada y más sensata (apoyó la guerra de Irak) que su rival demócrata, siempre que no esté por medio la estrategia electoral lo cual la hace caer en incoherencias de todo tipo, de las que ningún contendiente demócrata se está librando.
Es importante que el pueblo americano vaya observando todo este tipo de conductas y actitudes, que apuesten por alguien serio, con las ideas claras, con principios y firme voluntad de servir al bien, alejado de los bajos cálculos políticos, con una visión amplia de su propósito, y no basar su programa en espasmódicos empujones sobre bases demoscópicas. Si bien esto es importante en política doméstica mayor es en la política exterior con la lucha contra el Terror como gran desafío para la supervivencia y el orden internacional.
Y en ésas está la ciudadanía americana cuando dan un margen de aprobación del Presidente Bush (tras 7 años de lógico desgaste) del 30%, mientras que el Congreso, elegido sólo hace un año, se queda en el 22%.
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Diario de América - USA/25/11/2007

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