9/11/07

África: la amenaza del terrorismo internacional

El terrorismo internacional de al-Qaeda parece haber elegido África como territorio privilegiado para proseguir con sus actividades. Además de encontrarse activo en zonas como Irak y Afganistán, en los últimos años ha representado una amenaza en constante crecimiento, sobre todo en las regiones del Magreb y del Sáhel, donde las condiciones políticas y geográficas facilitan la planificación y realización de ataques de matriz terrorista.
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Sergio Porcu
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Hace escasos días el número dos de al-Qaeda, al-Zawahiri, realizó un llamamiento a través de Internet en el que se instaba al pueblo del Magreb a rebelarse contra los intereses franceses, españoles y americanos en el norte de África. El comunicado se produjo al mismo tiempo que la confirmación oficial de la adhesión a la red terrorista internacional de un grupo armado libio: una verdadera operación de marketing -cuya efectividad ya ha sido comprobada- para empujar a diversos grupos armados alos brazos de al-Qaeda. Hace un mes, en un mensaje de tono similar, se “solicitaba” la expulsión del territorio de franceses y españoles. También se dedicaban duras palabras contra el líder libio Gaddafi, acusado de haber vendido su pueblo a Estados Unidos, mediante la aproximación entre el coronel y Washington (Véase: Libia: Gaddafi, entre Occidente y el despertar panafricano). El hombre de Trípoli ha sido definido como un laico que no se preocupa por los verdaderos intereses de los musulmanes: una afirmación que hará crecer la hostilidad hacia su política exterior, próxima a occidente. Todo ello no deja de ser una manera de incitar a los defensores de la yihad.Al Zawahiri ha invitado al pueblo del Magreb a unirse contra los tiranos laicos, entre los que se encuentra el presidente argelino Bouteflika y el rey de Marruecos Mohammed VI. Ambos líderes políticos se han comprometido a luchar contra el terrorismo al lado de la Administración Bush (Véase: África: un paraíso seguro para al-Qaeda).En Argelia, el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) se ha convertido en el principal referente de las organizaciones islámicas en el Magreb: una célula organizativa que, a nivel territorial, desarrolla las mismas funciones logísticas y de apoyo técnico que al-Qaeda. La nueva denominación del GSPC (Al-Qaeda del Magreb Islámico) no deja lugar a segundas interpretaciones: no se trata ya de un grupo de carácter regional, sino de una organización ramificada en todo el norte de África, con capacidad para trasladar sus objetivos a Europa. La infiltración en diversos países de la Unión Europea de terroristas procedentes de esta zona, es una clara señal de peligro. Actuando de esta forma, la lucha terrorista abriría una batalla en dos frentes: el africano, con ataques contra las instituciones políticas y los intereses de la empresas extranjeras, y el europeo.Europa, por su parte, parece haberse convertido en la sede de diversas filiales del terrorismo de matriz islámica. Se piensa que algunas células que se encontraban hasta ahora adormecidas, podrían estar planificando ataques en la misma Europa y en otros lugares como Irak o Afganistán. Hace pocos días, una operación conjunta entre la fuerzas policiales italianas, francesas y portuguesas, arrestó a una veintena de ciudadanos tunecinos, presuntos terroristas que se habrían alistado como voluntarios para atentar en Irak y Afganistán. Según fuentes de inteligencia, por el momento parece que no existe riesgo de atentados en Italia por parte de la célula salafista, aunque las medidas de seguridad siguen siendo altas. Desde este punto de vista, España parece encontrarse mucho más expuesta. Además de la proximidad geográfica, existe un motivo histórico que hace de la Península Ibérica un objetivo central de la estrategia terrorista de al-Qaeda: la derrota que hace siglos sufrieron los musulmanes en territorio español y que les costó su expulsión de Europa. España, que ya se vio duramente golpeada por los atentados de marzo de 2004, podría sufrir nuevos ataques. Este riesgo ha sido alimentado por las tensiones desatadas a raíz del viaje del rey Juan Carlos a los enclaves de Ceuta y Melilla, en la primera visita realizada en treinta y dos años. Protegido por fuertes medidas de seguridad, el rey español, acompañado de la reina Sofía, tuvo una acogida festiva que molestó al soberano marroquí, Mohammed VI. Se mantienen, por tanto, las tensiones entre Marruecos y España, un factor que acrecienta el riesgo de nuevos ataques terroristas contra Madrid.
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Las razones que han empujado a los terroristas a intensificar sus actividades en territorio africano son sobre todo de naturaleza logística: vastas áreas desérticas, fuera del control de los ejércitos y difícilmente alcanzables, son ideales para emplazar las bases de adiestramiento. En el Magreb existen numerosos centros en los que los seguidores de la guerrilla islámica aprenden técnicas de combate. A pesar de la represión realizada por las fuerzas policiales de Marruecos, Argelia y Libia, apoyadas por los americanos, estas bases sobreviven gracias a su capacidad “itinerante”. Sin embargo, es el área del Sáhel la que preocupa a los analistas y expertos de la lucha antiterrorista. Esta zona, en gran parte desértica, situada en la frontera con el norte de África, se ha convertido en el territorio ideal para el adiestramiento de terroristas. El escaso control de las fronteras entre Mauritana, Malí, Niger y Chad, hace que sea fácil infiltrarse en la región. Por esta razón, el Sáhel es un territorio atractivo para los terroristas y alimenta las esperanzas de los miles de grupos y facciones opuestos al ejército. De este modo, a las motivaciones de carácter nacional que llevaron a las guerrillas a luchar contra los gobiernos, se añaden otros objetivos más complejos sostenidos por las organizaciones terroristas, que encuentran en el descontento social savia nueva para su causa.
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La Administración Bush, en el ámbito de la guerra contra el terrorismo, ha puesto en marcha una serie de iniciativas con el objetivo de reducir los riesgos de atentados terroristas, no sólo en su territorio nacional, sino en cualquier lugar en el que existan intereses estadounidenses. Acabar con la amenaza de al-Qaeda, debilitando su estructura organizativa, es una de las prioridades de Washington. Se incluyen en esta estrategia la Iniciativa Pan Sáhel (Pan Sahel Initiative, PSI), que desde hace tres años se engloba en la Iniciativa Transahariana de Lucha contra el Terrorismo (Trans-Saharan Counterterrorism Initiative, TSCI). Los países del Sáhel se incluyen en un proyecto más amplio que comprende también Argelia, Marruecos, Senegal, Ghana y Nigeria. De este modo, la lucha contra el fenómeno terrorista se dirige de forma unitaria, con un único cerebro y un único centro de operaciones. Washington posee destacamentos en varios países, y se ha implicado en las operaciones de adiestramiento de las fuerzas de policía de los ejércitos africanos para mejorar la capacidad de lucha y represión del terrorismo (Véase: Estados Unidos: la estrategia de lucha contra el terrorismo internacional en África). Pese a todo, sin un control efectivo de las fronteras, resulta muy difícil circunscribir el fenómeno. La estrategia americana parece conseguir resultados positivos en breves periodos, mediante operaciones conjuntas con las autoridades locales, en la que se enmascaran los planes que deben llevarse a cabo. Este es un modo de infligir duros golpes a las organizaciones terroristas, pero que no afecta a la cúpula de su estructura “institucional”.
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El reciente llamamiento de al Zawahiri, miembro destacado de al-Qaeda, instando a la guerra santa a los musulmanes del Magreb, ha situado en el centro de la atención internacional el hecho de que África esté destinada a convertirse en el nuevo terreno de enfrentamientos de la lucha contra el terrorismo. El Magreb y el Sáhel son las regiones predilectas de las organizaciones terroristas, para adiestrar hombres que posteriormente llevarán a cabo algunos de los más terribles ataques, ya sea en África (considérese el elevado número de atentados registrados en Argelia en los últimos meses; Véase: Argelia: el refuerzo del terrorismo de matriz islámista y la crisis política interna), en Irak o en Afganistán. Al-Qaeda parece haber logrado infiltrarse en los grupos islámicos africanos, convirtiéndose en el punto de referencia de la lucha contra los intereses occidentales. Las sedes político-institucionales de varios países, las embajadas y los consulados (especialmente norteamericanos e ingleses) y las empresas extranjeras que operan en territorio africano se han convertido en objetivos potenciales. Los analistas temen que de África salgan células que más tarde puedan llegar a Europa, llevando acabo ataques terroristas en países comunitarios. Las recientes detenciones de los presuntos terroristas islámicos de origen tunecino que tuvieron lugar en Italia, Francia y España, parecen confirmar estos temores. Sin embargo, por el momento, parece que los arrestados planeaban atentar en Irak y Afganistán. Los mayores riesgos parece correrlos España, que en 2004 ya sufrió violentos ataques terroristas contra la red de Cercanías de Madrid (el pasado 31 de octubre, la magistratura española condenó a 21 responsables de los atentados). Confirman la amenaza razones de carácter histórico (la expulsión de los musulmanes del territorio español), así como las críticas actuales, motivadas por la visita del rey Juan Carlos a los territorios de Ceuta y Melilla. Visita que ya ha despertado duras reacciones por parte de Marruecos.La red del terror parece haber elegido África como territorio para preparar mejor sus propios ataques, representando al mismo tiempo una amenaza para el continente africano y para Europa. De hecho, se ha abierto una guerra sobre dos frentes: por un lado, el afgano y el iraquí, por otro, las extensas fronteras africanas, que podrían convertirse (y en parte parecen haberse convertido ya) en la vía para ramificar las actividades en el continente europeo.
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Traducción por Daniel García
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Equilibri.net - Italy/09/11/2007

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