LA EXPLOSION. Enojado, el rey le pide a Chávez que se calle, mientras Zapatero trata de calmar los ánimos. manteniendo su postura.
REUTERS
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El conflicto entre la Argentina y Uruguay, más la polémica con Chávez, fueron demasiado para el rey Juan Carlos.
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SANTIAGO.- La imagen del rey Juan Carlos de España abandonando, enojado, una sesión, no se había visto en 17 años de cumbres iberoamericanas. Esta vez ocurrió, y quedó como un símbolo del mal trago que pasó España en este ecuentro de líderes regionales en Santiago de Chile. Primero fue el enfrentamiento entre la Argentina y Uruguay por la fábrica de celulosa, en el que España ha venido actuando como facilitadora del diálogo. Y, ya en el cierre, fue un durísimo choque directo entre el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por las acusaciones de fascista por parte del mandatario bolivariano a José María Aznar, antecesor de Zapatero.
El monarca, el único que jamás ha faltado a estos encuentros desde su creación en Guadalajara (México) en 1991, mostró su disgusto cuando, rompiendo todos los protocolos, le gritó a Chávez, que discutía con Zapatero: “¿por qué no te callas?” Pero Chávez siguió enfrascado en la discusión y el rey abandonó la sesión.
Paños fríos
Paradójicamente, la cumbre de la cohesión social fue un encuentro de alta tensión entre algunos de los presidentes. La presidenta anfitriona, Michelle Bachelet, trató de restarle dramatismo. “El debate no tiene que asustar a nadie”, dijo. Mientras tanto, Zapatero repetía “espero que sea la última vez” ante periodistas, refiriéndose a los dichos de Chávez en contra de Aznar, al que acusa de haber apoyado el golpe de Estado que lo desalojó temporalmente del poder, en 2002.
Ecos en Madrid
Chávez ya había estado calentando los ánimos el viernes, cuando acusó a los empresarios españoles de haber apoyado el golpe de 2002. Ayer pasó a a llamar golpista y fascista al gobernante derechista. En Madrid, el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, opinó que Chávez dijo la verdad y recordó que, en 2002, Aznar prestó su apoyo a los dirigentes que desalojaron del poder al líder venezolano, y que incluso lo hizo en forma conjunta con Estados Unidos, mediante un documento diplomático. Llamazares, que cuestionó en varias ocasiones esa postura golpista de Aznar, recordó también que este nunca respondió por ello ni por su participación en la invasión ilegal e ilegítima, como declaró en su momento el líder de la ONU, Kofi Annan, a Irak. Por su parte, el Partido Popular, que lideraba Aznar, agradeció la decisión que tomó el rey, de hacer callar a Chávez, y condenó la actitud “pusilánime” de Zapatero, que en ningún momento abandonó su postura de calma durante la discusión.
El monarca, el único que jamás ha faltado a estos encuentros desde su creación en Guadalajara (México) en 1991, mostró su disgusto cuando, rompiendo todos los protocolos, le gritó a Chávez, que discutía con Zapatero: “¿por qué no te callas?” Pero Chávez siguió enfrascado en la discusión y el rey abandonó la sesión.
Paños fríos
Paradójicamente, la cumbre de la cohesión social fue un encuentro de alta tensión entre algunos de los presidentes. La presidenta anfitriona, Michelle Bachelet, trató de restarle dramatismo. “El debate no tiene que asustar a nadie”, dijo. Mientras tanto, Zapatero repetía “espero que sea la última vez” ante periodistas, refiriéndose a los dichos de Chávez en contra de Aznar, al que acusa de haber apoyado el golpe de Estado que lo desalojó temporalmente del poder, en 2002.
Ecos en Madrid
Chávez ya había estado calentando los ánimos el viernes, cuando acusó a los empresarios españoles de haber apoyado el golpe de 2002. Ayer pasó a a llamar golpista y fascista al gobernante derechista. En Madrid, el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, opinó que Chávez dijo la verdad y recordó que, en 2002, Aznar prestó su apoyo a los dirigentes que desalojaron del poder al líder venezolano, y que incluso lo hizo en forma conjunta con Estados Unidos, mediante un documento diplomático. Llamazares, que cuestionó en varias ocasiones esa postura golpista de Aznar, recordó también que este nunca respondió por ello ni por su participación en la invasión ilegal e ilegítima, como declaró en su momento el líder de la ONU, Kofi Annan, a Irak. Por su parte, el Partido Popular, que lideraba Aznar, agradeció la decisión que tomó el rey, de hacer callar a Chávez, y condenó la actitud “pusilánime” de Zapatero, que en ningún momento abandonó su postura de calma durante la discusión.
El entredicho terminó así:
“Estoy seguro de que toda esta mesa y todos los latinoamericanos quieren que todos los gobernantes democráticos seamos respetados, hoy y mañana, aunque discrepemos profundamente de las ideas que tengamos”, dijo Zapatero, y recibió aplausos.
“El gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono”, finalizó Chávez y también fue aplaudido. Los presidentes escucharon con atención el debate. (DPA)
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ANALISIS
“El gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono”, finalizó Chávez y también fue aplaudido. Los presidentes escucharon con atención el debate. (DPA)
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ANALISIS
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Un incendio que deja profundas brechas
Por Mauricio Weibel
Un incendio que deja profundas brechas
Por Mauricio Weibel
DPA
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SANTIAGO.- Con llamados a defender las revoluciones de la región, además de alertar sobre la intromisión de Estados Unidos y de proponer un plan de grandes transformaciones, Hugo Chávez puso en evidencia la división existente en la región entre los países que confían en iniciativas graduales hacia la cohesión social y los que, como él, buscan un cambio más profundo en una región con 200 millones de pobres.
La gran damnificada fue España, que llegó a Santiago ofreciendo condonar la deuda a los países pobres, elevar a 8.000 millones de euros (U$S 11.000 millones) su ayuda al desarrollo y disponer de 1.500 millones de euros (U$S 2.200 millones) para un fondo del agua. Terminó escuchando acusaciones de golpismo y de intervencionismo político.
El entredicho entre Chávez y el rey de España, que tomó estado público mundial, estalló como un incendio en el cierre de una cumbre con la que la anfitriona, Michelle Bachelet, pretendía lucir logros y elevar su popularidad, hoy por debajo del 40% en Chile.
Asimismo, la cumbre desnudó las diferencias en las estrategias de desarrollo entre gobernantes como Bachelet o el brasileño Luiz Inácio da Silva y otros como Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador o el propio Chávez. Este, de hecho, ya había cuestionado el viernes el tenor del debate, aunque garantizó la firma del documento final. Según Chávez, América latina, aprovechando la sintonía de sus gobernantes con la izquierda, debía acordar un plan estratégico para superar la pobreza y, a la vez, elevar el peso político y económico de la región. Bachelet sostuvo que la declaración final contenía avances concretos. Citó el fondo del agua financiado por España, el programa de protección a la infancia propuesto por ella y el acuerdo de seguridad social firmado por los 22 países.
SANTIAGO.- Con llamados a defender las revoluciones de la región, además de alertar sobre la intromisión de Estados Unidos y de proponer un plan de grandes transformaciones, Hugo Chávez puso en evidencia la división existente en la región entre los países que confían en iniciativas graduales hacia la cohesión social y los que, como él, buscan un cambio más profundo en una región con 200 millones de pobres.
La gran damnificada fue España, que llegó a Santiago ofreciendo condonar la deuda a los países pobres, elevar a 8.000 millones de euros (U$S 11.000 millones) su ayuda al desarrollo y disponer de 1.500 millones de euros (U$S 2.200 millones) para un fondo del agua. Terminó escuchando acusaciones de golpismo y de intervencionismo político.
El entredicho entre Chávez y el rey de España, que tomó estado público mundial, estalló como un incendio en el cierre de una cumbre con la que la anfitriona, Michelle Bachelet, pretendía lucir logros y elevar su popularidad, hoy por debajo del 40% en Chile.
Asimismo, la cumbre desnudó las diferencias en las estrategias de desarrollo entre gobernantes como Bachelet o el brasileño Luiz Inácio da Silva y otros como Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador o el propio Chávez. Este, de hecho, ya había cuestionado el viernes el tenor del debate, aunque garantizó la firma del documento final. Según Chávez, América latina, aprovechando la sintonía de sus gobernantes con la izquierda, debía acordar un plan estratégico para superar la pobreza y, a la vez, elevar el peso político y económico de la región. Bachelet sostuvo que la declaración final contenía avances concretos. Citó el fondo del agua financiado por España, el programa de protección a la infancia propuesto por ella y el acuerdo de seguridad social firmado por los 22 países.
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Episodios en segunda línea
Evo Morales se fue a jugar al fútbol mientras los demás mandatarios de la cumbre asistían el viernes a la cena oficial. “Evo, nos ganaste”, le dijo ayer la presidenta anfitriona. Michelle Bachelet, con tono cordial y distendido, durante la reunión que mantuvieron para tratar temas bilaterales. Por su parte, Evo lamentó no haber apostado la salida al mar, ya que su escuadra ganó 8 a 1 a los representantes trasandinos. El líder boliviano vistió la camiseta número diez y convirtió uno de los ocho goles. (Télam)Brasil tiene intención de ingresar en la organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), afirmó ayer el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva. Lo dijo tras anunciar el descubrimiento de gigantescas reservas de crudo en la bahía de Santos. De confirmarse el hallazgo, Brasil se convertirá en uno de los 10 mayores productores del mundo. (Télam)Fidel Castro y Hugo Chávez hablaron ayer por teléfono ante 5.000 personas en la clausura de la Cumbre de los Pueblos, paralela a la iberoamericana, de la que participaron delegados de 22 países de la región. El líder bolivariano recibió la llamada en el teléfono del vicepresidente cubano, Carlos Lage, que asistió al acto realizado en el Estadio Nacional de Santiago. (DPA)
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La Gaceta Tucumán/11/11/2007
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