Sabedores de que no hay viento favorable para un velero sin rumbo, los brasileños empezaron a analizar cuál es la relación que tienen con sus vecinos y cuál sería la estrategia más conveniente para alcanzar el título que más ansían: potencia mundial.
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Por Florencia Carbone
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Así fue como nació la "Fuerza de tarea Brasil en América del Sur", que reunió a un grupo de académicos, consultores, periodistas y directivos de empresas del vecino país bajo la batuta del Centro de Estudios de Integración y Desarrollo (Cindes) y el Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri) para generar un documento de debate público en el que se plasmaron diagnósticos sobre aspectos políticos y económicos, y recomendaciones sobre la estrategia regional. Los coordinadores de la iniciativa, María Regina Soares de Lima, Pedro da Motta Veiga y Sandra Polônia Rios, estuvieron la semana pasada en Buenos Aires para participar de un seminario organizado por la Universidad de San Andrés y el Banco Interamericano de Desarrollo en el que expusieron los lineamientos del trabajo presentado en Río de Janeiro, en agosto pasado. El documento admite que la aparición de América del Sur entre las prioridades de la agenda de política exterior de Brasil es un proceso históricamente reciente y que se dio en simultáneo con el adensamiento de la agenda de intereses brasileños en la región. Esos "intereses" son muy variados. Destaca que la región absorbe cerca del 20% de las exportaciones brasileñas y es un destino importante para sus manufacturas; que las inversiones de empresas de ese país han aumentado de forma sustantiva en los últimos años; que los flujos migratorios intrarregionales se expanden desde y hacia Brasil y que la integración energética regional que dio sus primeros pasos en los ´90, hoy es una creciente necesidad. "Esa agenda relevante y diversificada no es compatible con el pequeño espacio que la región ocupa en las prioridades de la política externa de Brasil", se dice en el escrito antes de asegurar: "La mayor parte de las elites brasileñas no considera a la región como un área prioritaria y no hay en el país esfuerzos significativos para discutir la configuración que debería asumirse en América del Sur". Tiempo de cambios A la hora de hacer un diagnóstico de la situación, dicen: "Actualmente los intereses brasileños en América del Sur (políticos, económicos, culturales y de seguridad y defensa) son más significativos y diversificados que antes, y la región pasa por un período de importantes cambios económicos, políticos y sociales que, si generan nuevas oportunidades, pueden llegar a representar amenazas para los intereses del país ( ) Hay dudas acerca del espacio que América del Sur debería ocupar en la agenda de la política exterior". Entre las dificultades para coordinar internamente una política exterior hacia la región, figuran, por ejemplo, el significativo crecimiento de las exportaciones brasileñas, apoyadas en el agronegocio, que reduce la importancia de América del Sur y prioriza la apertura de mercados relevantes para productos agrícolas que no están en esta parte del mundo, y las diferencias entre sectores y regiones de Brasil. Mientras las empresas industriales y de servicios miran al vecindario con interés, los productores de alimentos y materias primas creen que la prioridad está fuera del vecindario. Algo similar ocurre si la cuestión se analiza geográficamente: para los estados del sur de Brasil, el Mercosur es prioritarios, los del Norte y Nordeste prefieren mirar hacia otras latitudes. Se identificaron dos visiones primordiales en el grupo de trabajo: 1) Integración multifacetada. Son los que ven a Brasil como parte indisociable de América del Sur y creen que la región es prioritaria y que debe adoptarse un modelo desarrollista (que contemple la integración física, productiva y energética) para suplantar la visión excesivamente comercialista de los ´90. La profundización de la integración regional es "esencial" para la proyección de la política externa de Brasil, es un refuerzo importante para ampliar la influencia del país en los foros internacionales y defender mejor los intereses en las negociaciones. 2) Integración selectiva. "Un proyecto de integración más profunda para la región no es inevitable ni necesariamente deseable." La importancia atribuida a la región debe relativizarse según los intereses nacionales. La estrategia debería ser más integración con el mundo. Reduce la relación con el vecindario a lo comercial. Brasil se sabe una potencia regional, pero va por más y para que ese camino llegue con éxito a la meta final es necesario saber dónde está parado. Ya empezaron a averiguarlo./La Nación
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atcitrus.com - Argentina/27/11/2007
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