Pese a pertenecer al mismo partido (Unión por un Movimiento Popular – UMP), Sarkozy y Chirac mantienen una visión de las relaciones con Washington bien distinta. Tras la frialdad que caracterizó a las relaciones entre Estados Unidos y Francia durante la presidencia de Chirac, la política exterior inaugurada por Sarkozy ha asumido un tono decididamente pro-americano. En la base de estas diferencias se sitúan también los equilibrios que han ido surgiendo al interior de la UMP entre las diversas facciones del partido.
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Daniel Pescini
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El nuevo UMP
La UMP es una formación política con características propias consecuencia del particular momento histórico y político en el que se formó, justo después de que se celebrase la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2002. La división de la izquierda y el éxito del Frente Nacional permitieron a Le Pen estar presente en la segunda vuelta y enfrentarse a Chirac. La confirmación del líder del FN empujó a los neogaullistas de Unión por la República (RPR, por sus siglas en francés), a los liberales de Democracia Liberal (DL), a parte de los centristas de Unión para la Democracia Francesa (UDF) y a los radicales a unirse bajo un mismo cartel electoral: la Unión para la Mayoría Presidencial, en apoyo de Chirac.Después de las elecciones, esta coalición electoral adquirió una forma más estable al convertirse en la Unión por un Movimiento Popular (Union pour un Mouvement Populaire – UMP), que se dotó de una estructura flexible y abierta y se articuló en función de ciertas bases organizativas. Además de la organización territorial, la UMP se dotó de bases profesionales, escolares, universitarias, generacionales e, incluso, algunas constituidas por internet. Algunos de los principales componentes políticos de la UMP (por ejemplo, los reformadores de Hervé Novelli y el partido radical de Borloo) se adhirieron a la UMP como “miembros asociados”, una forma particular de afiliación prevista en los estatutos del partido. Éste ha utilizado también técnicas de gestión propias del sector privado (tales como el planteamiento de objetivos de afiliación, evaluación de las prestaciones otorgadas por las federaciones y publicación de su clasificación en base a los resultados, webmarketing, etc.) que han contribuido a crear una imagen de partido moderno y ganador.La nueva organización ha introducido en la UMP una fase de democratización que ha permitido al partido sobrevivir más allá de la crisis electoral del 2002, convirtiendo a la Unión en una suma de componentes heterogéneos (en la UMP convive, por ejemplo, el catolicismo social de Boutin con el movimiento homosexual Gaylib de Stéphane Dassé). De esta forma, en el nuevo Gobierno francés han encontrado un hueco figuras como Michelle Alliot-Marie, Ministra del Interior perteneciente a la corriente tradicionalmente más gaullista, que ha mantenido hasta el final su candidatura en oposición a Sarkozy; o Jean-Loius Borloo, líder de los radicales y ministro de Ecología; o Christine Boutin, cabeza de los católicos del Foro de Republicanos Sociales y ministra de Política Urbana; o Hervé Morin, líder del Nuevo Centro, la formación de centro aliada con la UMP, que ha sido nombrado Ministro de Defensa; o, finalmente, Hervé Novelli, subsecretario encargado de Empresas y Comercio Exterior y líder de los Reformistas, que constituyen el elemento más liberal de la alianza.
Daniel Pescini
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El nuevo UMP
La UMP es una formación política con características propias consecuencia del particular momento histórico y político en el que se formó, justo después de que se celebrase la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2002. La división de la izquierda y el éxito del Frente Nacional permitieron a Le Pen estar presente en la segunda vuelta y enfrentarse a Chirac. La confirmación del líder del FN empujó a los neogaullistas de Unión por la República (RPR, por sus siglas en francés), a los liberales de Democracia Liberal (DL), a parte de los centristas de Unión para la Democracia Francesa (UDF) y a los radicales a unirse bajo un mismo cartel electoral: la Unión para la Mayoría Presidencial, en apoyo de Chirac.Después de las elecciones, esta coalición electoral adquirió una forma más estable al convertirse en la Unión por un Movimiento Popular (Union pour un Mouvement Populaire – UMP), que se dotó de una estructura flexible y abierta y se articuló en función de ciertas bases organizativas. Además de la organización territorial, la UMP se dotó de bases profesionales, escolares, universitarias, generacionales e, incluso, algunas constituidas por internet. Algunos de los principales componentes políticos de la UMP (por ejemplo, los reformadores de Hervé Novelli y el partido radical de Borloo) se adhirieron a la UMP como “miembros asociados”, una forma particular de afiliación prevista en los estatutos del partido. Éste ha utilizado también técnicas de gestión propias del sector privado (tales como el planteamiento de objetivos de afiliación, evaluación de las prestaciones otorgadas por las federaciones y publicación de su clasificación en base a los resultados, webmarketing, etc.) que han contribuido a crear una imagen de partido moderno y ganador.La nueva organización ha introducido en la UMP una fase de democratización que ha permitido al partido sobrevivir más allá de la crisis electoral del 2002, convirtiendo a la Unión en una suma de componentes heterogéneos (en la UMP convive, por ejemplo, el catolicismo social de Boutin con el movimiento homosexual Gaylib de Stéphane Dassé). De esta forma, en el nuevo Gobierno francés han encontrado un hueco figuras como Michelle Alliot-Marie, Ministra del Interior perteneciente a la corriente tradicionalmente más gaullista, que ha mantenido hasta el final su candidatura en oposición a Sarkozy; o Jean-Loius Borloo, líder de los radicales y ministro de Ecología; o Christine Boutin, cabeza de los católicos del Foro de Republicanos Sociales y ministra de Política Urbana; o Hervé Morin, líder del Nuevo Centro, la formación de centro aliada con la UMP, que ha sido nombrado Ministro de Defensa; o, finalmente, Hervé Novelli, subsecretario encargado de Empresas y Comercio Exterior y líder de los Reformistas, que constituyen el elemento más liberal de la alianza.
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El partido del presidente
A la modernización democrática se contrapone otro de los elementos que han caracterizado a la UMP desde el 2002: ser el partido del presidente. Creado para sostener la candidatura de Chirac, la UMP ha conocido entre el 2004 y el 2007, bajo la dirección de Sarkozy, una mayor “presidencialización”. Los estatutos del partido prevén que el presidente del partido y el candidato a la presidencia de la República sean elegidos directamente por todos los miembros. Sarkozy, después de haber sido elegido presidente del partido en 2004, fue designado candidato a la presidencia de la República con el 98% de los votos.Cuando Sarkozy llegó al Eliseo se reformó la cúpula de la UMP para fortalecer su liderazgo. El partido está ahora dirigido conjuntamente por dos órganos: un equipo de tres vice-presidentes (Jean Pierre Raffarin, Jean-Claude Gaudin y Pierre Méhaignerie) y un ejecutivo formado por un secretario general delegado (Patrick Devedjian) y dos secretarios generales adjuntos (Philippe Cochet y Dominique Pailleé). En la práctica, esto ha supuesto la supresión de la elección directa del presidente del partido, una figura política susceptible de competir con la de Sarkozy.La contrapartida de todo ello ha sido el reparto de los cargos entre las distintas facciones de la UMP. Jean Pierre Raffarin cuenta con la experiencia de un partido moderado como Democracia Liberal. Jean-Claude Gaudin es hoy una personalidad influyente en la UMP gracias a su papel de alcalde de la segunda ciudad más importante de Francia, Marsella. Pierre Méhaignerie tiene a sus espaldas una larga experiencia política en las filas de la UDF. En cambio, Patrick Devedjian, proveniente de la RPR, se encuentra muy próximo a Sarkozy, mientras que las figuras de Philippe Cochet y Dominique Pailleé han alcanzado más notoriedad después de la constitución de la UMP.
El partido del presidente
A la modernización democrática se contrapone otro de los elementos que han caracterizado a la UMP desde el 2002: ser el partido del presidente. Creado para sostener la candidatura de Chirac, la UMP ha conocido entre el 2004 y el 2007, bajo la dirección de Sarkozy, una mayor “presidencialización”. Los estatutos del partido prevén que el presidente del partido y el candidato a la presidencia de la República sean elegidos directamente por todos los miembros. Sarkozy, después de haber sido elegido presidente del partido en 2004, fue designado candidato a la presidencia de la República con el 98% de los votos.Cuando Sarkozy llegó al Eliseo se reformó la cúpula de la UMP para fortalecer su liderazgo. El partido está ahora dirigido conjuntamente por dos órganos: un equipo de tres vice-presidentes (Jean Pierre Raffarin, Jean-Claude Gaudin y Pierre Méhaignerie) y un ejecutivo formado por un secretario general delegado (Patrick Devedjian) y dos secretarios generales adjuntos (Philippe Cochet y Dominique Pailleé). En la práctica, esto ha supuesto la supresión de la elección directa del presidente del partido, una figura política susceptible de competir con la de Sarkozy.La contrapartida de todo ello ha sido el reparto de los cargos entre las distintas facciones de la UMP. Jean Pierre Raffarin cuenta con la experiencia de un partido moderado como Democracia Liberal. Jean-Claude Gaudin es hoy una personalidad influyente en la UMP gracias a su papel de alcalde de la segunda ciudad más importante de Francia, Marsella. Pierre Méhaignerie tiene a sus espaldas una larga experiencia política en las filas de la UDF. En cambio, Patrick Devedjian, proveniente de la RPR, se encuentra muy próximo a Sarkozy, mientras que las figuras de Philippe Cochet y Dominique Pailleé han alcanzado más notoriedad después de la constitución de la UMP.
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Líneas de ruptura
Hoy el liderazgo de Sarkozy en la UMP es indiscutible y el movimiento es a todos los efectos el partido del presidente. Mientras Sarkozy mantenga el control sobre el partido, la política exterior francesa mantendrá su carácter pro-americano. Sin embargo, la heterogeneidad de la UMP, unido ello a algunos de los temas principales que afectan a la política internacional (sobre todo Oriente Medio y la crisis climática) podrían, en un futuro, hacer que Francia reajustase un poco sus objetivos.En este sentido, no toda la derecha gaullista apoya la vía pro-americana emprendida por Sarkozy. Para Dominique de Villepin, ex ministro de Exteriores y ex primer ministro con Chirac, Sarkozy parece demasiado ansioso por alinearse con Estados Unidos, lo que expone a Francia al riesgo de embarcarse en aventuras internacionales de resultados imprevisibles. La línea de Villepin sigue siendo la de construir una relación con Estados Unidos que sea al mismo tiempo crítica y responsable. Apoyar la mano dura estadounidense frente al programa nuclear iraní puede resultar conveniente, pero es necesario especificar los objetivos y esclarecer hasta que punto podría interesar a Francia inmiscuirse en estos asuntos. La posición de Villepin en la escena política francesa es hoy por hoy secundaria, aunque sus ideas en materia de política exterior siguen constituyendo una alternativa a la visión defendida por Sarkozy. Referente de esta visión es también la actual ministra de Interior, Michelle Alliot-Marie, la principal exponente en el Gobierno de la corriente gaullista más tradicionalista de la UMP. Como ministra de Defensa durante la presidencia de Chirac, su posición no había sido tampoco muy favorable a una aproximación hacia Estados Unidos.La dura actitud del Gobierno francés hacia Irán por la cuestión del enriquecimiento de uranio complace lógicamente a Estados Unidos. Sin embargo, Francia no ha renunciado a seguir considerando una error la guerra de Irak. Y no es probable que modifique su posición a este respecto en el futuro ya que gracias a ella París ha podido recobrar su influencia en Oriente Medio, sobre todo en el Líbano, donde, bajo la dirección de los cascos azules de la misión UNIFIL, hay un importante contingente de militares franceses. Kouchner, el nuevo ministro de Exteriores francés, ha efectuado desde el pasado mayo cinco visitas al Líbano con el objetivo de tratar de poner de acuerdo a las distintas facciones libanesas a la hora de apoyar la elección de un nuevo Presidente. Sin embargo, los cascos azules franceses constituyen también un freno a la línea dura que París está tratando de establecer contra Irán ya que, de precipitarse la crisis entre Washington y Teherán, la UNIFIL se convertiría en un blanco de las posibles represalias de las milicias chiitas pro-iraníes de Hezbolá.Además, Sarkozy no puede ignorar el hecho de que la Unión Europea sea uno de los principales socios comerciales de Irán y que se haya formado un grupo constituido por algunos de los miembros más influyentes de la UE (Alemania, España, Austria) que se opone a la aprobación de nuevas sanciones sin una nueva resolución de Naciones Unidas de por medio. Todo ello sin contar con los intereses petrolíferos que tiene la empresa Total en el país de los ayatolás.En lo que concierne a la cuestión medioambiental, además, las alarmas disparadas por la ONU sobre el calentamiento climático ponen de relieve los contrastes entre la nueva política medioambiental anunciada por Sarkozy y la resistencia de Estados Unidos a controlar de una forma más efectiva sus emisiones de CO2. Estos contrates se han visto además acentuados por las declaraciones realizadas por el Ministro de Ecología, el radical Borloo, que públicamente se ha mostrado contrario a la proliferación de los cultivos de OGM (Organismos Genéticamente Modificados). De hecho, actualmente Francia ha suspendido el comercio de OGM en espera de la aprobación de una nueva ley, prevista para marzo de 2008.
Líneas de ruptura
Hoy el liderazgo de Sarkozy en la UMP es indiscutible y el movimiento es a todos los efectos el partido del presidente. Mientras Sarkozy mantenga el control sobre el partido, la política exterior francesa mantendrá su carácter pro-americano. Sin embargo, la heterogeneidad de la UMP, unido ello a algunos de los temas principales que afectan a la política internacional (sobre todo Oriente Medio y la crisis climática) podrían, en un futuro, hacer que Francia reajustase un poco sus objetivos.En este sentido, no toda la derecha gaullista apoya la vía pro-americana emprendida por Sarkozy. Para Dominique de Villepin, ex ministro de Exteriores y ex primer ministro con Chirac, Sarkozy parece demasiado ansioso por alinearse con Estados Unidos, lo que expone a Francia al riesgo de embarcarse en aventuras internacionales de resultados imprevisibles. La línea de Villepin sigue siendo la de construir una relación con Estados Unidos que sea al mismo tiempo crítica y responsable. Apoyar la mano dura estadounidense frente al programa nuclear iraní puede resultar conveniente, pero es necesario especificar los objetivos y esclarecer hasta que punto podría interesar a Francia inmiscuirse en estos asuntos. La posición de Villepin en la escena política francesa es hoy por hoy secundaria, aunque sus ideas en materia de política exterior siguen constituyendo una alternativa a la visión defendida por Sarkozy. Referente de esta visión es también la actual ministra de Interior, Michelle Alliot-Marie, la principal exponente en el Gobierno de la corriente gaullista más tradicionalista de la UMP. Como ministra de Defensa durante la presidencia de Chirac, su posición no había sido tampoco muy favorable a una aproximación hacia Estados Unidos.La dura actitud del Gobierno francés hacia Irán por la cuestión del enriquecimiento de uranio complace lógicamente a Estados Unidos. Sin embargo, Francia no ha renunciado a seguir considerando una error la guerra de Irak. Y no es probable que modifique su posición a este respecto en el futuro ya que gracias a ella París ha podido recobrar su influencia en Oriente Medio, sobre todo en el Líbano, donde, bajo la dirección de los cascos azules de la misión UNIFIL, hay un importante contingente de militares franceses. Kouchner, el nuevo ministro de Exteriores francés, ha efectuado desde el pasado mayo cinco visitas al Líbano con el objetivo de tratar de poner de acuerdo a las distintas facciones libanesas a la hora de apoyar la elección de un nuevo Presidente. Sin embargo, los cascos azules franceses constituyen también un freno a la línea dura que París está tratando de establecer contra Irán ya que, de precipitarse la crisis entre Washington y Teherán, la UNIFIL se convertiría en un blanco de las posibles represalias de las milicias chiitas pro-iraníes de Hezbolá.Además, Sarkozy no puede ignorar el hecho de que la Unión Europea sea uno de los principales socios comerciales de Irán y que se haya formado un grupo constituido por algunos de los miembros más influyentes de la UE (Alemania, España, Austria) que se opone a la aprobación de nuevas sanciones sin una nueva resolución de Naciones Unidas de por medio. Todo ello sin contar con los intereses petrolíferos que tiene la empresa Total en el país de los ayatolás.En lo que concierne a la cuestión medioambiental, además, las alarmas disparadas por la ONU sobre el calentamiento climático ponen de relieve los contrastes entre la nueva política medioambiental anunciada por Sarkozy y la resistencia de Estados Unidos a controlar de una forma más efectiva sus emisiones de CO2. Estos contrates se han visto además acentuados por las declaraciones realizadas por el Ministro de Ecología, el radical Borloo, que públicamente se ha mostrado contrario a la proliferación de los cultivos de OGM (Organismos Genéticamente Modificados). De hecho, actualmente Francia ha suspendido el comercio de OGM en espera de la aprobación de una nueva ley, prevista para marzo de 2008.
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Conclusiones
Sarkozy tiene muy claro que controlar la UMP significa, sobre todo, controlar la máquina electoral que le ha asegurado la designación como Presidente de la República y que todavía tendrá que asegurársela dentro de cinco años. Por este motivo tratará a toda costa de conservar su liderazgo.Sin embargo, si la naturaleza heterogénea de la UMP, por un lado, favorece el fortalecimiento de la figura presidencial, por otro lado, puede dificultar a Sarkozy la gestión del partido en el caso de que éste tome demasiadas decisiones impopulares, incluso en materia de política exterior. En este caso, por muchas tretas que se desarrollen para evitarlo, dentro de la UMP nacerán y crecerán personalidades en competición con el Presidente. Además, una estructura demasiado rígida en la cúpula del partido podría provocar que estallasen muchos más enfrentamientos.Si la aproximación hacia Estados Unidos ayudase a Sarkozy a reforzar su posición en el partido, también ayudaría a reforzar los vínculos con Washington. El problema es que si Estados Unidos pidiera a Francia adoptar decisiones impopulares ante la opinión pública francesa o que contrastasen con los principios de la política exterior gaullista, Sarkozy se vería obligado a elegir entre las peticiones estadounidenses, cada vez más difíciles de rechazar, y el riesgo a que los propios miembros de la UMP cuestionen su liderazgo.
Conclusiones
Sarkozy tiene muy claro que controlar la UMP significa, sobre todo, controlar la máquina electoral que le ha asegurado la designación como Presidente de la República y que todavía tendrá que asegurársela dentro de cinco años. Por este motivo tratará a toda costa de conservar su liderazgo.Sin embargo, si la naturaleza heterogénea de la UMP, por un lado, favorece el fortalecimiento de la figura presidencial, por otro lado, puede dificultar a Sarkozy la gestión del partido en el caso de que éste tome demasiadas decisiones impopulares, incluso en materia de política exterior. En este caso, por muchas tretas que se desarrollen para evitarlo, dentro de la UMP nacerán y crecerán personalidades en competición con el Presidente. Además, una estructura demasiado rígida en la cúpula del partido podría provocar que estallasen muchos más enfrentamientos.Si la aproximación hacia Estados Unidos ayudase a Sarkozy a reforzar su posición en el partido, también ayudaría a reforzar los vínculos con Washington. El problema es que si Estados Unidos pidiera a Francia adoptar decisiones impopulares ante la opinión pública francesa o que contrastasen con los principios de la política exterior gaullista, Sarkozy se vería obligado a elegir entre las peticiones estadounidenses, cada vez más difíciles de rechazar, y el riesgo a que los propios miembros de la UMP cuestionen su liderazgo.
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Traducción de Paula Martos Ardid
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Equilibri.net - Italy/29/11/2007
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