6/11/07

Francia: Sarkozy busca reactivar la cooperación euromediterránea

El Partenariado Euromediteráneo, o Euromed, se inscribe en el marco de un proyecto político más amplio, el de la Política Europea de Vecindad (PEV), un instrumento político mediante el que la Unión Europea ofrece a sus vecinos una relación de cooperación privilegiada en diversos sectores. Se trata pues de dos estrategias que se integran y complementan entre sí. El proceso de cooperación entre Europa y los países del Mediterráneo, que en los últimos años ha estado paralizado, demostrándose incapaz de sostener los ambiciosos objetivos políticos que había fijado inicialmente, parece vivir ahora un nuevo impulso a través de Francia y de su proyecto de Unión Mediterránea.
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Valeria Galletti
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El Euromed y la Política Europea de Vecindad: los antecedentes
En lo que respecta a los países del Mediterráneo, el antecedente más significativo a tener en cuenta es el Proceso de Barcelona (1995), mediante el que se estableció formalmente el Partenariado Euromediterráneo. El proyecto se aclaró, se relanzó y se integró parcialmente en la Política Europea de Vecindad a través de un comunicado realizado por la Comisión Europea en 2003, hasta que en 2004 se fue consolidando en el marco del Consejo Europeo de Copenhague, al que siguió la elaboración de un documento estratégico en 2006.Actualmente forman parte del Partenariado Euromed los veintisiete estados miembros de la Unión Europea y diez socios mediterráneos (Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, la Autoridad Palestina, Siria, Túnez y Turquía; mientras que Libia participa desde 1999 como observador).Los tres ejes fundamentales sobre los que se apoya el Partenariado, así como los de la PEV en su conjunto, están relacionados con tres sectores básicos: el político, cuyo objetivo es el de definir un área común de paz y estabilidad, el de la cooperación económica, centrado fundamentalmente en la construcción gradual de una zona de libre intercambio, y el sociocultural, basado en el respeto de los principios democráticos y humanitarios y en la voluntad de intercambio y comprensión mutuas.La consecución de estos objetivos es compleja y se articula en base regional y bilateral. Se basa en acuerdos de asociación y planes de acción ad hoc. La dimensión bilateral dentro del sistema de cooperación permite el establecimiento de espacios de negociación individuales basados en la adopción de planes de acción específicos, con el objetivo de dar a cada acuerdo características y prioridades relacionadas con la especificidad de los diversos países.Desde un punto de vista financiero, la PEV se movía en un principio en torno a diversos instrumentos concebidos y repartidos en base regional. El mayor instrumento para la zona mediterránea hasta 2003 fue el programa MEDA, que entre 1995 y 2003 permitió que 5.458 millones de euros fueran invertidos en programas de cooperación y de apoyo. A partir de enero de 2007, todos estos instrumentos financieros fueron sustituidos por el Instrumento Europeo de Vecindad y Asociación, a través del cual se prevé que estén disponibles unos 12 billones de euros para el período 2007-2013, destinados al apoyo de las reformas establecidas y a la realización de los Planes de Acción.
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Sarkozy y el nuevo relanzamiento del Euromed
La ausencia de los representantes de muchos de los estados africanos en la reunión del décimo aniversario del Proceso de Barcelona, en 2005, marcó lo que muchos consideraron como una manifestación evidente del bloqueo, de la ineficacia y del declive de los proyectos de cooperación con los países vecinos del Mediterráneo. El conflicto palestino-israelí y la guerra del Líbano contribuyeron decisivamente a dificultar y paralizar el proceso,cuando no a imposibilitar la consecución de algunos de los objetivos concretos.A pesar de ello, en el último año el proceso de cooperación en el área mediterránea parece haber recibido un nuevo impulso. En marzo de 2007, la Comisión Europea propuso más de 650 millones de euros para el apoyo a las reformas en Marruecos (lo que supuso un aumento del 20% respecto a la media que el país había recibido en el período 1995-2006) y se adoptó un plan de acción para Egipto. En septiembre, en cambio, tuvo lugar el primer encuentro de ministros europeos con los vecinos de la PEV, cuyo objetivo era volver a impulsar la política de vecindad.Pero, más allá de estos progresos, el impulso más significativo e innovador ha llegado de Francia y del nuevo proyecto de Unión Mediterránea, propuesto por primera vez en el mes de febrero por el actual presidente Nicolas Sarkozy durante su campaña electoral en Tolón.La idea consistía en hacer surgir una unión política entre los países del sur y del norte del Mediterráneo, en la cual la zona sur se encontrase en condiciones de competir con los países del norte. La diferencia de base respecto al Partenariado es que sus miembros serían los países del sur de la UE (Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Chipre y Malta) y sus respectivos interlocutores mediterráneos de África del Norte y del Mediterráneo Oriental. Además, la dimensión bilateral del mismo perdería peso en favor de una aproximación eminentemente regional.La novedad fundamental de la iniciativa francesa consiste además en la creación de algunas instituciones comunes. El centro de decisión estaría constituido por un Consejo del Mediterráneo (siguiendo el modelo del Consejo de Europa) y por un G-Med (una especie de versión mediterránea del G-8), que operarían en estrecha colaboración con las empresas, principales protagonistas de la integración regional. Se propone, además, la creación de un sistema de seguridad colectivo y de un banco mediterráneo de desarrollo.El proyecto se concentra en algunos temas básicos y en ciertos ámbitos específicos, entre los que destacan la lucha contra el terrorismo, el establecimiento de un sistema de seguridad común, el desarrollo, la energía (el intercambio de energía nuclear por gas y petróleo permitiría a los países de la UE una mayor independencia respecto de Rusia) y la inmigración. En primer lugar, pues, se sitúan la seguridad, los mecanismos intergubernamentales y la idea de co-desarrollo. Esta última, en particular, constituye la idea básica y la bandera del proyecto de cooperación, en la convicción de que pueda ser capaz de hacer que los socios del sur puedan ser una fuerza competitiva con la que compartir tecnologías y competencias.
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Inmigración: Euromed y el control de los flujos migratorios ilegales
En el marco de la política de vecindad y del Proceso de Barcelona, el tema de la inmigración ha constituido y sigue constituyendo uno de los puntos clave del debate. No fue casualidad que, en 2005, con ocasión del décimo aniversario del Partenariado, se decidiera diseñar una agenda quinquenal en la que la cooperación transfronteriza asumiese un papel fundamental. La voluntad era la de favorecer las oportunidades para la migración cualificada y reducir drásticamente la ilegal (proyectos y programas Invest in People, Migration y Asylum), en línea con las decisiones políticas de los diversos países europeos. En este sentido, los acuerdos de readmisión y de facilitación para la obtención de visados están entre los medios escogidos por la UE de cara a la gestión de la inmigración y la idea de externalización de las fronteras ha obtenido una revitalización dentro de las políticas de cooperación con los países de tránsito del Mediterráneo.Además, se ha querido fomentar la cooperación en las fronteras exteriores europeas, tanto al sur como al este, mediante programas específicos que establecen para el período 2007-2013 ayudas financieras de 1,18 millones de euros, de acuerdo con los criterios establecidos por el documento de cooperación transfronteriza ENPI.En cuanto a la inmigración, otros de los grandes caballos de batalla del presidente Sarkozy, el proyecto de Unión Mediterránea también se sitúa en esa misma dirección. La propuesta es crear una política común en materia de inmigración en el seno de la Unión Mediterránea que sea capaz de garantizar la cooperación, de facilitar la migración legal y de ejercer un estrecho control sobre la ilegal.La idea de fondo que preocupa a parte de la opinión pública y de las ONG es que se acaben vinculando los acuerdos de co-desarrollo con los países más pobres, a la limitación de los flujos migratorios dirigidos hacia la orilla norte del Mediteráneo. El riesgo que muchos intuyen es que la cooperación se convierta en un medio para realizar un intercambio desigual y que tanto la cesión de fondos como la creación de proyectos económicos estén excesivamente vinculados a la firma de acuerdos de repatriación y al cumplimiento de las exigencias europeas en relación al control de los flujos migratorios.El lanzamiento del proyecto de Unión Mediterránea ha sido el motivo principal por el que Sarkozy ha visitado recientemente algunos de los países del Magreb: Argelia y Túnez en el mes de julio y Marruecos a finales de octubre. En particular, con ocasión de la visita a Marruecos, Francia ha invertido en numerosas iniciativas en el país norteafricano, principalmente en el campo de la energía y de los transportes.
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Conclusiones
A pesar de las precauciones, son muchas las voces que expresan dudas o reticencias. Turquía, por ejemplo, está considerada como uno de los países clave, pero no está clara la posición que adoptará el país, ya que Sarkozy se ha pronunciado en contra de la entrada de Turquía en la UE y la Unión Mediterránea podría parecerle al socio turco una alternativa poco conveniente y poco convincente.También será necesario superar las históricas tensiones entre Argelia y Marruecos, afrontar posibles obstáculos derivados de la influencia estadounidense en algunos países de la zona sud-oriental y sobre todo gestionar los problemas derivados de la situación en el Líbano y de la crisis palestino-israelí, que han contribuido al deterioro de la PEV hasta el día de hoy. Muchos se preguntan además si se tendrán en cuenta los graves problemas que afectan a la parte africana, como la escasez de agua y alimentos o la desigualdad social y el desempleo.Se teme además que el proyecto acabe demostrando ser un plan francés destinado a asegurarse una zona de influencia propia.Mientras tanto, Sarkozy anunció desde Rabat su voluntad de organizar una nueva conferencia euro-africana sobre inmigración y parece que la próxima reunión ministerial euromediterránea será la sede donde se lance de manera formal la idea francesa y donde se presente una contrapropuesta española que pueda ofrecer una posible alternativa al proyecto de Sarkozy.En cualquier caso, parece haber suficientes presupuestos para dar luz verde al proyecto francés. También es necesario recordar que en 2008 Francia asumirá la presidencia del Consejo Europeo en sustitución de Eslovenia, y tendrá de ese modo medios suficientes para impulsar definitivamente su iniciativa mediterránea.
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Traducción de Mauro Sturlese
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Equilibri.net - Italy/06/11/2007

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