“Ecuador debe buscar convergencia de intereses y no alineamientos que puedan implicar incondicionalidad”.
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Por Francisco Carrión Mena
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El editorial principal del miércoles pasado de este diario, preguntaba, a propósito de la posición asumida por el Ecuador respecto de algunos temas recientes de política exterior, si se trataba de una “¿Tendencia, alineación o coyuntura?”. Haré, al respecto, algunas reflexiones y ensayaré una respuesta. Para empezar, no puedo menos que coincidir, como sostiene EL COMERCIO, con la necesidad de analizar serenamente eludiendo poses políticas y concentrándose en los intereses de los países tres hechos ocurridos en los últimos días: la actitud del Presidente Rafael Correa en Chile, la formalización del ingreso a la OPEP y la gira asiática (China e Indonesia) del Jefe de Estado En la cumbre de Santiago, el Presidente tuvo una atinada actuación cuando se centró en el tema de la reunión, no se involucró en incidentes ajenos al Ecuador que empañaron la reunión y aprovechó del encuentro para mantener contactos bilaterales con algunos de sus homólogos. En la cumbre de la OPEP, siendo nuestro país productor marginal y por tanto sin mayor influencia en la organización, su presencia fue una señal de la voluntad de participar en la toma de decisiones del cartel, cuyas repercusiones tienen alcance planetario, y de buscar inversión y cooperación técnica de la OPEP y de sus miembros bilateralmente. El cambio de la moneda para las ventas de crudo fue “sobreexpuesto” por los medios así como la reunión de Correa con el Presidente iraní cuyo único propósito –sigo creyendo y espero que así continúe- es comercial y no político. Sus visitas a China e Indonesia marcan un seguimiento acertado al más alto nivel de una política pragmática de profundización con el Asia. Es un nuevo mercado para nuestros productos, es fuente de inversión y alternativa geopolítica de cara al futuro. Con ambos países el potencial de las relaciones es muy amplio y puede ser beneficioso para el Ecuador siempre que se lo maneje con pragmatismo y se le dé continuidad. En cuanto a responder a la interrogante que plantea el editorial, definitivamente, no creo en la segunda opción, no me gusta la primera y podría ser aceptable la tercera. La “alineación” la rechazo de plano pues implica incondicionalidad, aceptar sin condiciones posiciones que no siempre coinciden con los intereses del país. La “tendencia” no me satisface pues puede ser especulativa y acomodaticia y la “coyuntura” podría ser aceptable en tanto permita defender con independencia lo que más le convenga al Ecuador. Creo en que la expresión adecuada es “convergencia” de intereses. En la política exterior de un Estado priman los intereses, no las emociones ni los sentimientos. El Ecuador debe velar por sus propios intereses y, en ese afán, hay que buscar convergencias con otros países. No alineamientos, peor aún ejes, tampoco tendencias. Si coincidimos con México, Chile, Brasil, Estados Unidos, bien; con Venezuela, Bolivia, China ¿por qué no? En suma: coincidencia de intereses con todos los países sin sacrificar nuestros principios.
El editorial principal del miércoles pasado de este diario, preguntaba, a propósito de la posición asumida por el Ecuador respecto de algunos temas recientes de política exterior, si se trataba de una “¿Tendencia, alineación o coyuntura?”. Haré, al respecto, algunas reflexiones y ensayaré una respuesta. Para empezar, no puedo menos que coincidir, como sostiene EL COMERCIO, con la necesidad de analizar serenamente eludiendo poses políticas y concentrándose en los intereses de los países tres hechos ocurridos en los últimos días: la actitud del Presidente Rafael Correa en Chile, la formalización del ingreso a la OPEP y la gira asiática (China e Indonesia) del Jefe de Estado En la cumbre de Santiago, el Presidente tuvo una atinada actuación cuando se centró en el tema de la reunión, no se involucró en incidentes ajenos al Ecuador que empañaron la reunión y aprovechó del encuentro para mantener contactos bilaterales con algunos de sus homólogos. En la cumbre de la OPEP, siendo nuestro país productor marginal y por tanto sin mayor influencia en la organización, su presencia fue una señal de la voluntad de participar en la toma de decisiones del cartel, cuyas repercusiones tienen alcance planetario, y de buscar inversión y cooperación técnica de la OPEP y de sus miembros bilateralmente. El cambio de la moneda para las ventas de crudo fue “sobreexpuesto” por los medios así como la reunión de Correa con el Presidente iraní cuyo único propósito –sigo creyendo y espero que así continúe- es comercial y no político. Sus visitas a China e Indonesia marcan un seguimiento acertado al más alto nivel de una política pragmática de profundización con el Asia. Es un nuevo mercado para nuestros productos, es fuente de inversión y alternativa geopolítica de cara al futuro. Con ambos países el potencial de las relaciones es muy amplio y puede ser beneficioso para el Ecuador siempre que se lo maneje con pragmatismo y se le dé continuidad. En cuanto a responder a la interrogante que plantea el editorial, definitivamente, no creo en la segunda opción, no me gusta la primera y podría ser aceptable la tercera. La “alineación” la rechazo de plano pues implica incondicionalidad, aceptar sin condiciones posiciones que no siempre coinciden con los intereses del país. La “tendencia” no me satisface pues puede ser especulativa y acomodaticia y la “coyuntura” podría ser aceptable en tanto permita defender con independencia lo que más le convenga al Ecuador. Creo en que la expresión adecuada es “convergencia” de intereses. En la política exterior de un Estado priman los intereses, no las emociones ni los sentimientos. El Ecuador debe velar por sus propios intereses y, en ese afán, hay que buscar convergencias con otros países. No alineamientos, peor aún ejes, tampoco tendencias. Si coincidimos con México, Chile, Brasil, Estados Unidos, bien; con Venezuela, Bolivia, China ¿por qué no? En suma: coincidencia de intereses con todos los países sin sacrificar nuestros principios.
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