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Una joven elige lácteos en un supermercado.
M. ATRIO
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JAVIER NATES
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Desde hace unos meses, los alimentos no paran de subir. El precio del pan, la pasta, las galletas, la leche y sus derivados, los huevos, el azúcar, la carne, el aceite de girasol y otra serie de productos han experimentado alzas que están desestabilizando el presupuesto de las familias en alimentación, según denuncian las organizaciones de consumidores. En concreto, la CECU estima que la cesta de la compra podría incrementarse en 1.200 euros al año. «Estamos ante una situación coyuntural o se prepara un cambio de ciclo a nivel mundial tras el cual tendremos que acostumbrarnos a pagar más por los mismos alimentos». Los expertos apuestan por esta última opción. Recientes informes publicados como los de Banco Urquijo o Deutsche Bank, este último ceñido al panorama español, avalan también estas tesis. Asimismo, las perspectivas que manejan organismos como Naciones Unidas, la OCDE y la FAO prevén crecimientos elevados de la demanda de alimentos por el constante crecimiento de la población mundial.Las razones de estas subidas son varias. El principal es el crecimiento económico que en los últimos años experimentan China y la India. Estos dos gigantes, con una población superior a los 2.450 millones (unos 1.322 millones y 1.130 millones, respectivamente) se han convertido, no sólo en grandes demandantes de energía, y por ello el barril de crudo está en máximos históricos, sino de alimentos y materias primas. Esta demanda de alimentos ha superado con creces la oferta existente y ha tirado con fuerza de los precios. En el caso de los cereales, una menor producción mundial debido a malas cosechas en Ucrania, Canadá, Australia, algunos países de la UE y del Norte de África. Además, según el Consejo Internacional de Cereales la producción mundial de trigo ha sido inferior al consumo en seis de los últimos siete años.
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Desde hace unos meses, los alimentos no paran de subir. El precio del pan, la pasta, las galletas, la leche y sus derivados, los huevos, el azúcar, la carne, el aceite de girasol y otra serie de productos han experimentado alzas que están desestabilizando el presupuesto de las familias en alimentación, según denuncian las organizaciones de consumidores. En concreto, la CECU estima que la cesta de la compra podría incrementarse en 1.200 euros al año. «Estamos ante una situación coyuntural o se prepara un cambio de ciclo a nivel mundial tras el cual tendremos que acostumbrarnos a pagar más por los mismos alimentos». Los expertos apuestan por esta última opción. Recientes informes publicados como los de Banco Urquijo o Deutsche Bank, este último ceñido al panorama español, avalan también estas tesis. Asimismo, las perspectivas que manejan organismos como Naciones Unidas, la OCDE y la FAO prevén crecimientos elevados de la demanda de alimentos por el constante crecimiento de la población mundial.Las razones de estas subidas son varias. El principal es el crecimiento económico que en los últimos años experimentan China y la India. Estos dos gigantes, con una población superior a los 2.450 millones (unos 1.322 millones y 1.130 millones, respectivamente) se han convertido, no sólo en grandes demandantes de energía, y por ello el barril de crudo está en máximos históricos, sino de alimentos y materias primas. Esta demanda de alimentos ha superado con creces la oferta existente y ha tirado con fuerza de los precios. En el caso de los cereales, una menor producción mundial debido a malas cosechas en Ucrania, Canadá, Australia, algunos países de la UE y del Norte de África. Además, según el Consejo Internacional de Cereales la producción mundial de trigo ha sido inferior al consumo en seis de los últimos siete años.
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Maíz para bioetanol
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Otro factor de incertidumbre se ha generado tras el anuncio de que EE. UU. va a destinar este año 81 millones de toneladas de maÌz para la producción de bioetanol, lo que representa más del 25% de su cosecha. El futuro de los biocombustibles ha provocado fuertes movimientos especulativos y muchos han visto aquí un suculento negocio. El millonario inversor norteamericano Warren Buffet o el magnate mexicano de la comunicación, Carlos Slim, ya están llevado a cabo inversiones en esta materia. La crisis de las hipotecas 'subprime' ha provocado asimismo que muchos fondos de inversión hayan trasladado sus intereses hacia las 'commodities', materias primas que se negocian en mercados mundiales, como metales, petróleo o alimentos, entre ellos los cereales. Algunos de estos fondos han llegado a comprar barcos cargados de cereal y los han retenido en puertos para forzar el precio al alza.Otro factor de controversia dentro de la UE es la errática política agrícola llevada a cabo por la Comisión, en la que tras años de recorte de excedentes a base de desincentivar la producción se encuentra ahora con un mercado sujeto a las leyes de la oferta y la demanda, no sólo dentro de las fronteras de la UE, sino fuera de ellas como proclama la OMC.Una subida tan fuerte en la materia prima afecta a toda la cadena alimentaria. Según datos de la Lonja de Cereales de Barcelona entre el periodo septiembre 2006-2007 el precio del trigo blando ha subido un 85%, el del maíz un 61% y el de la cebada otro 61%. Sin embargo, a partir de este momento comienza a bajar, por lo que parece que su cotización ha tocado techo. Los expertos creen que la tendencia apunta a que se producirán nuevas bajadas hasta su estabilización, pero nunca en los niveles de hace un año.
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También la ganadería
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Aunque el incremento del precio de los cereales ha sido constante desde julio del 2006, es en el segundo trimestre de este año cuando se produce su mayor progresión y se empieza a repercutir en los piensos. La ganadería es el sector que más ha sufrido con la crisis de los cereales, ya que la base de su alimentación es el pienso. El sector productor tiene complicado trasladar, aseguran desde Asaja, este sobrecoste a otros eslabones de la cadena, en especial a la distribución que no se atreve a repercutir unos incrementos del 30% en el caso del porcino o del 25% en el caso del vacuno, porque provocaría una caída en picado de las ventas.Las interprofesionales y las organizaciones agrarias aseguran que la situación es insostenible y que de seguir así muchos productores desaparecerán. Estas últimas, como Asaja, Coag y Upa, están llevando a cabo un calendario de movilizaciones por toda España. Intermediarios y transportistas aseguran también que les cuesta más caro desarrollar su trabajo. La industria alimentaria también se queja de este aumento, que unido a otros factores como el precio de los envases como el cartón o el pet, así como el de la electricidad están «repercutiendo negativamente en la situación productiva de la industria», aseguran desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).
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La Rioja - España/04/11/2007
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