Ichiro Ozawa, retomó este miércoles el timón de la oposición tras su inesperada dimisión.
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Fernando A. Busca
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El presidente del Partido Democrático japonés (PD), Ichiro Ozawa, retomó este miércoles el timón de la oposición tras su inesperada dimisión, que ha creado una nueva crisis en una vida política japonesa nunca exenta de sobresaltos.
"He tomado la decisión de jugarme toda mi carrera política en las elecciones, luchar con todas mis fuerzas y definitivamente lograr la victoria", afirmó hoy Ozawa, de 65 años, tras confirmar oficialmente que se retracta en su decisión de renunciar, anunciada este domingo.
Los palos de ciego con los que ha iniciado la semana la oposición se suman a los de un Gobierno que, desde que asumió el poder, ha intentado sin éxito aprobar una nueva Ley Antiterrorista, hasta ahora bloqueada por la oposición.
El ministro portavoz, Nobutaka Machimura, afirmó hoy que no es bueno que "el Estado no pueda tomar una decisión" y animó a Ozawa a seguir hablando con el primer ministro, Yasuo Fukuda, de 71 años, para solucionar la obstrucción política en la que está sumido Japón.
El bloqueo de la política japonesa sigue sin aflojarse desde la victoria del PD en las elecciones a la Cámara Alta el pasado julio, cuando la oposición se hizo con el Senado y comenzó una campaña de bloqueo a la voluntad del Ejecutivo de extender la misión de apoyo a la guerra de Afganistán.
La diferencia ahora está en que el primer ministro, Yasuo Fukuda, ha logrado hábilmente arrastrar a la oposición a la crisis.
El pasado 30 de octubre Fukuda se reunió con Ozawa, le pidió apoyo para que la legislación japonesa deje de limitar el envío de tropas al extranjero y le ofreció formar una gran coalición entre el PD y su formación, el Partido Liberal Demócrata (PLD).
El aparente beneplácito de Ozawa no gustó entre sus propias filas y provocó un plante descrito por el líder opositor como "un voto de no confianza", que este domingo desencadenó su dimisión.
Pero, a pesar de la vuelta a su puesto de Ozawa, surgen dudas sobre la posibilidad de que el conflicto entre la cabeza del PD y su ejecutiva pueda volver a florecer en el futuro.
Fuentes de ese partido manejadas por la agencia nipona Kyodo afirmaron que algunos militantes están preocupados porque los esfuerzos realizados estos días por el secretario general del partido, Yukio Hatoyama, se hayan centrado en convencer a Ozawa de que vuelva y no en aclarar la postura del partido respecto a la oferta de coalición de Fukuda.
Este episodio de confusión en el PD puede haber echado por tierra la favorable trayectoria que inició esta formación durante la gestión del antecesor de Fukuda, Shinzo Abe.
Ahora resulta cada vez más difícil imaginar que la oposición pueda arrebatar al Gobierno el poder que ha gestionado el PLD ininterrumpidamente desde el fin de la II Guerra Mundial, salvo un paréntesis de unos meses.
La crisis del PD puede haber liberado dentro del partido una batalla generacional, un asunto inusual en la política japonesa, controlada por barones de avanzada edad.
El anuncio de dimisión del líder opositor se hizo en reacción al rechazo a su estrategia política de altos ejecutivos del PD que el propio Ozawa colocó en sus cargos.
Por su parte, el PLD parece haber solucionado este asunto con una vuelta al poder interno de los hombres grises que han dirigido la política japonesa durante décadas, tras el fallido experimento de haber colocado en el poder a Abe, el primer ministro más joven tras la Segunda Guerra Mundial.
Su fracaso parece haber condenado al ostracismo dentro del PLD a los diputados jóvenes, llamados "los hijos de Koizumi", a los que los barones del partido dijeron la semana pasada que no serán favorecidos en la elaboración de listas a las próximas elecciones, previstas para 2009.
Estos jóvenes parlamentarios medraron durante el mandato como primer ministro de Junichiro Koizumi, que los empleó para aprobar la privatización de Japan Post.
Pero los tiempos revueltos de la política japonesa han vuelto a poner a los jóvenes del PLD a la sombra de sus más experimentados mayores.
Sin embargo, parece que al otro lado del arco político, Ozawa tendrá más problemas para manejar a sus filas en los próximos meses, claves para el futuro político de Japón.
"He tomado la decisión de jugarme toda mi carrera política en las elecciones, luchar con todas mis fuerzas y definitivamente lograr la victoria", afirmó hoy Ozawa, de 65 años, tras confirmar oficialmente que se retracta en su decisión de renunciar, anunciada este domingo.
Los palos de ciego con los que ha iniciado la semana la oposición se suman a los de un Gobierno que, desde que asumió el poder, ha intentado sin éxito aprobar una nueva Ley Antiterrorista, hasta ahora bloqueada por la oposición.
El ministro portavoz, Nobutaka Machimura, afirmó hoy que no es bueno que "el Estado no pueda tomar una decisión" y animó a Ozawa a seguir hablando con el primer ministro, Yasuo Fukuda, de 71 años, para solucionar la obstrucción política en la que está sumido Japón.
El bloqueo de la política japonesa sigue sin aflojarse desde la victoria del PD en las elecciones a la Cámara Alta el pasado julio, cuando la oposición se hizo con el Senado y comenzó una campaña de bloqueo a la voluntad del Ejecutivo de extender la misión de apoyo a la guerra de Afganistán.
La diferencia ahora está en que el primer ministro, Yasuo Fukuda, ha logrado hábilmente arrastrar a la oposición a la crisis.
El pasado 30 de octubre Fukuda se reunió con Ozawa, le pidió apoyo para que la legislación japonesa deje de limitar el envío de tropas al extranjero y le ofreció formar una gran coalición entre el PD y su formación, el Partido Liberal Demócrata (PLD).
El aparente beneplácito de Ozawa no gustó entre sus propias filas y provocó un plante descrito por el líder opositor como "un voto de no confianza", que este domingo desencadenó su dimisión.
Pero, a pesar de la vuelta a su puesto de Ozawa, surgen dudas sobre la posibilidad de que el conflicto entre la cabeza del PD y su ejecutiva pueda volver a florecer en el futuro.
Fuentes de ese partido manejadas por la agencia nipona Kyodo afirmaron que algunos militantes están preocupados porque los esfuerzos realizados estos días por el secretario general del partido, Yukio Hatoyama, se hayan centrado en convencer a Ozawa de que vuelva y no en aclarar la postura del partido respecto a la oferta de coalición de Fukuda.
Este episodio de confusión en el PD puede haber echado por tierra la favorable trayectoria que inició esta formación durante la gestión del antecesor de Fukuda, Shinzo Abe.
Ahora resulta cada vez más difícil imaginar que la oposición pueda arrebatar al Gobierno el poder que ha gestionado el PLD ininterrumpidamente desde el fin de la II Guerra Mundial, salvo un paréntesis de unos meses.
La crisis del PD puede haber liberado dentro del partido una batalla generacional, un asunto inusual en la política japonesa, controlada por barones de avanzada edad.
El anuncio de dimisión del líder opositor se hizo en reacción al rechazo a su estrategia política de altos ejecutivos del PD que el propio Ozawa colocó en sus cargos.
Por su parte, el PLD parece haber solucionado este asunto con una vuelta al poder interno de los hombres grises que han dirigido la política japonesa durante décadas, tras el fallido experimento de haber colocado en el poder a Abe, el primer ministro más joven tras la Segunda Guerra Mundial.
Su fracaso parece haber condenado al ostracismo dentro del PLD a los diputados jóvenes, llamados "los hijos de Koizumi", a los que los barones del partido dijeron la semana pasada que no serán favorecidos en la elaboración de listas a las próximas elecciones, previstas para 2009.
Estos jóvenes parlamentarios medraron durante el mandato como primer ministro de Junichiro Koizumi, que los empleó para aprobar la privatización de Japan Post.
Pero los tiempos revueltos de la política japonesa han vuelto a poner a los jóvenes del PLD a la sombra de sus más experimentados mayores.
Sin embargo, parece que al otro lado del arco político, Ozawa tendrá más problemas para manejar a sus filas en los próximos meses, claves para el futuro político de Japón.
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International Press - Japan/07/11/2007
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