El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, declaró hoy el estado de emergencia y la suspensión de la Constitución justificando su medida por el auge de la insurgencia islamista y la falta de cooperación del poder judicial con su Gobierno. Musharraf, en un discurso televisado a la nación, se comprometió a restaurar las garantías democráticas tras la celebración de las elecciones legislativas, previstas para el próximo enero, pero esto no ha mitigado las fuertes críticas de la oposición y la comunidad internacional.El general aseguró que el país vive una coyuntura 'peligrosa' y que los extremistas islámicos estaban amenazando la autoridad del Gobierno. Durante el discurso, emitido por la televisión estatal Pakistan TV, Musharraf culpó a ciertos 'elementos' islamistas y acusó a algunas emisoras de televisión privadas de contribuir al estado de incertidumbre.Musharraf compareció vestido de civil y pronunció su discurso con firmeza y calma. 'En mis ojos veo con dolor que algunos elementos están poniendo obstáculos en el camino de la democracia. Creo que este caos está siendo creado por interés personal y para dañar a Pakistán', afirmó.Musharraf, que llegó al poder gracias a un golpe de Estado en 1999, ha visto cómo en los últimos meses la judicatura y la insurgencia islamista ha debilitado su Gobierno. En su discurso Musharraf acusó a los jueces de 'trabajar en dirección distinta al Ejecutivo' y de 'debilitar la resolución del Gobierno' en el combate del terrorismo.'Los extremistas pululan abiertamente', dijo tras asegurar que 61 terroristas habrían sido liberados por orden de los tribunales en unas acusaciones que acusan al hoy depuesto presidente del Tribunal Supremo, Iftijar Mohamed Chaudhry, quien habría presionado para lograr la liberación de sospechosos contra los que no se había presentado cargos. 'Nadie sabe si uno de estos hombres liberados están tras los últimos atentados con bomba', especuló Musharraf.Musharraf también acusó a algunas cadenas de televisión independientes de haber contribuido a la atmósfera de incertidumbre. Hoy mismo, tras la declaración del estado de emergencia, fue cancelada la emisión de las emisoras no estatales.La declaración del estado de emergencia implica además la entrada en vigor de una Orden Constitucional Provisional (OCP), que supone la suspensión de la Constitución de 1973. Además, Musharraf se arroga poderes extraordinarios que respaldarían todas estas medidas.La OCP permite a los tribunales funcionar, pero suspende algunos de los derechos fundamentales, tales como la libertad de expresión. Además, las fuerzas de seguridad podrán realizar detenciones sin presentar cargos.La medida también se ha traducido en una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en las calles de las principales ciudades del país. Un grupo de vehículos militares patrullaba ya en la tarde de hoy las principales calles del barrio administrativo de la capital, Islamabad, y efectivos militares con rifles automáticos se apostaron tras barreras de alambrada circular ante los principales edificios oficiales.REPRESIÓN A LA OPOSICIÓNTodo apunta a que la declaración del estado de emergencia servirá a Musharraf para detener a los principales dirigentes de la oposición, abogados, activistas de la sociedad civil e incluso a algunos miembros de la judicatura, según reconoció un diputado del partido de Musharraf, la Liga Musulmana de Pakistán Q, bajo condición de anonimato. Tal fue el caso del presidente del Colegio de Abogados del Tribunal Supremo, Aitzaz Ahsan.Aparentemente también podría haber sido detenido el dirigente del Movimiento por la Justicia en Pakistán, Imran Jan.Jan estaría bajo arresto domiciliario en la ciudad de Lahore.La figura más respetada de la oposición a Musharraf en el interior del país, el presidente del Tribunal Supremo, Iftijar Mohamed Chaudhry también ha sido objeto inmediato de las medidas extraordinarias adoptadas por Musharraf. Poco después de conocerse la declaración del estado de emergencia un grupo de efectivos de las fuerzas de seguridad rodeó la sede del Tribunal Supremo y, horas después, se llevó a Chaudhry y a otros magistrados escoltados.Antes, un grupo de siete jueces del Supremo convirtió al tribunal en la primera y única institución oficial que se ha pronunciado en contra de la declaración del estado de emergencia. En la declaración establecen que el Supremo 'resistirá de forma estricta la imposición de la ley marcial o la declaración del estado de emergencia por parte del Gobierno'.Los acontecimientos se sucedieron vertiginosamente y pronto se conoció la decisión de Musharraf de destituir, por segunda vez a Chaudhry, pues ya lo intentó sin éxito en primavera. En esta ocasión Chaudhry será sustituido por el juez Abdul Hameed Dogar.BHUTTO REGRESA Y CONDENA EL AUTOGOLPEEn Karachi, un grupo de unos cien agentes de policía y tropas se desplegaron a las afueras de la vivienda de la principal figura de la oposición política a Musharraf, la ex primera ministra y máxima dirigente del Partido Popular de Pakistán, Benazir Bhutto.Bhutto se apresuró a condenar la declaración del estado de emergencia nada más llegar desde Dubai --en Emiratos Árabes Unidos-- y prohibieron toda entrada o salida del edificio, según testigos presenciales. Un contingente de artificieros registró la vivienda de la ex primera ministra.'A menos que el general Musharraf de marcha atrás será muy difícil que se celebren elecciones imparciales', afirmó en declaraciones a la televisión Sky News por vía telefónica. Bhutto dijo haber regresado al país para subir la moral del pueblo paquistaní.Tras su llegada a Karachi rechazó que la declaración del estado de emergencia fuera necesaria y los argumentos dados por Musharraf. 'Estoy de acuerdo con que afrontamos una crisis política, pero creo que el problema es la dictadura, no creo que la solución sea la dictadura', afirmó. 'Los extremistas necesitan una dictadura y una dictadura necesita a extremistas', argumentó.CONDENA INTERNACIONALLa comunidad internacional tampoco ha tardado en reaccionar con dureza a la decisión de Musharraf. Tanto India, el poderoso vecino de Pakistán, como Estados Unidos o Reino Unido han mostrado su deseo de una pronta restauración de la democracia en el país, aunque con distinto grado de vehemencia.La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, criticó la decisión de Musharraf al tiempo que solicitó 'contención' en ambos lados y un rápido retorno del país a la democracia.Para Rice 'EEUU no apoya medidas extraconstitucionales', en declaraciones recogidas por la CNN turca, en las que consideró que la decisión adoptada por Musharraf es 'muy lamentable'.Por su parte, el Gobierno británico también expresó hoy su 'grave preocupación' ante dicha medida, según la primera reacción oficial de Londres emitida por el ministro de Asuntos Exteriores, David Miliband.'Todos los aliados de Pakistán estarán preocupados por el giro que han dado hoy los acontecimientos', declaró Miliband. El ministro afirmó que Reino Unido 'reconoce la amenaza a la paz y a la seguridad a la que se enfrenta el país' pero también dijo que 'el futuro de Pakistán depende de la capacidad del país para emplear el poder de la democracia y de la ley para lograr la estabilidad y el desarrollo'.El Gobierno indio fue el más apaciguador y suave y se limitó a pedir a su vecino que regrese a la 'normalidad' lo antes posible. 'Lamentamos los tiempos difíciles que atraviesa Pakistán', declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores, Navtej Sarna. 'Confiamos en que se recuperen pronto las condiciones de normalidad en el país y que continúe la transición del país hacia la estabilidad y la democracia'.
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Terra Actualidad/Europa Press/04/11/2007
Terra Actualidad/Europa Press/04/11/2007
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