3/11/07

Para el Brasil, si no es el Partido Colorado es Oviedo, pero no Lugo

Nuestra afirmación de que el Brasil ha usado su influencia para la liberación y habilitación de Lino Oviedo se sustenta, aunque no en pruebas directas, en la observación de los hechos y la deducción. Pero el análisis no sería válido si no existiera el elemento fundamental: el motivo ¡Y vaya que el Brasil lo tiene!
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente del Brasil.
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El principal motivo del Brasil para influir en la política interna paraguaya se puede incluso cuantificar: 1.587 millones de dólares por año.Esta no es, ni mucho menos, una cifra caprichosa. Es el valor neto, a precios de hoy, de la energía que el Brasil le roba –sí, le roba– al Paraguay en Itaipú. Y nótese que estamos hablando del valor “neto”, es decir, ya descontados todos los costos directos e indirectos de la producción de esa energía, incluida la deuda de Itaipú, la legítima y también la espuria.Menos complicado de lo que pareceEste es un tema bastante sencillo, por más que quieran hacerlo aparecer como algo demasiado complicado, justamente para evitar que la opinión pública tome verdadera conciencia del asunto.Itaipú genera, en números redondos, 90 millones de megavatios hora (MWh) por año de electricidad, a partir del aprovechamiento de un recurso natural: el potencial energético del río Paraná.En los papeles, 45 millones pertenecen al Brasil y 45 millones al Paraguay, y cada parte puede supuestamente acceder a esa energía a precio de costo. Este precio de costo es hoy de aproximadamente 25,7 dólares el MWh. Es lo que cada país debe pagarle a Itaipú Binacional para que amortice su deuda y cubra sus costos operativos, incluyendo los royalties que paga tanto al Paraguay como al Brasil por el uso del río.El Paraguay utiliza 6 millones de MWh al año y la ANDE le paga por ello a Itaipú lo acordado. Lo lógico sería que dispusiera de sus 39 millones de MWh restantes y se los vendiera al Brasil o a cualquier otro país a precio de mercado.Sin embargo, en la práctica eso le está prohibido por el Tratado de Itaipú. Paraguay está obligado a “cederle” su excedente al Brasil, que a cambio le paga una “compensación” irrisoria de 2,7 dólares el MWh.¿Qué hace el Brasil? Eletrobrás le compra a Itaipú el excedente del Paraguay a precio de costo (25,7 dólares el MWh); le paga al Paraguay 2,7 dólares el MWh (unos 105 millones de dólares al año) como “compensación” por el “favor” de cederle su parte, ¡y luego vende en el mercado brasileño la energía del Paraguay a precio de mercado, embolsándose la diferencia!¿De cuánto es esa diferencia? Fácil de calcular. La Agencia Nacional de Energía Eléctrica del Brasil realizó una licitación nacional el mes pasado y allí quedó establecido que el precio de referencia en el mercado mayorista brasileño para la energía hidroeléctrica es de 126 reales el MWh, unos 69,1 dólares.Eso significa que el Brasil compra de Itaipú la energía del Paraguay a 28,4 dólares (25,7 más 2,7) el MWh para venderla en su propio mercado a 69,1 dólares. La diferencia, multiplicada por 39 millones de MWh, es de 1.587 millones de dólares por año.Una sola explicación¿Cómo es posible que el Brasil, 34 años después de firmado el Tratado, más de la mitad de los cuales han transcurrido en democracia, pueda seguir manteniendo una circunstancia tan insólitamente injusta, tan indigna e indignante, con el Paraguay? Me perdonarán, pero yo no encuentro más que una sola explicación: coimas.Las coimas pueden adquirir diversas apariencias, unas más burdas que otras. Pueden tener forma de contratos multimillonarios, vista gorda sobre enormes sobrefacturaciones, “croquetas de oro”, “cajas negras” en la contabilidad, ayudas para campañas políticas, publicidad, liberación de grandes sumas en “fondos sociales” sobre los que no es necesario rendir cuentas o sueldos desproporcionadamente altos en comparación con los niveles salariales de ambos países.El director paraguayo de Itaipú, Víctor Bernal, por ejemplo, ha admitido públicamente que gana 12.000 dólares mensuales, sin considerar gastos de representación y viáticos. Y ni siquiera esos altos ingresos parecieran justificar el gran incremento de su patrimonio y su estándar de vida desde que asumió el cargo. Algunos desconfiados dirán que no es el único que se debe beneficiar, habrá otros por encima de él. ¿Qué interés podrían tener estas personas en cambiar el statu quo?El Brasil, desde luego, está muy cómodo con esta situación, que ha sabido manejar a la perfección desde la concepción misma de Itaipú, en total armonía con seis gobiernos paraguayos, todos colorados.Nos imaginamos que, aun en Itamaraty, acostumbrados como están a pensar a largo plazo, se dan cuenta de que esto no puede sostenerse indefinidamente, pero a la vez suponemos que querrán cambiar lo menos posible, o por lo menos de la forma más gradual posible, porque no se puede exagerar la importancia que tiene Itaipú para el Brasil, menos todavía en momentos en que la energía adquiere un valor estratégico (y monetario) cada vez más extraordinario en la región y en todo el mundo.Nuevo contextoY aquí se encuentran con que, acaso por primera vez, se presenta la posibilidad real de que su gran aliado, el Partido Colorado, caiga del poder.Fernando Lugo no solo se mostraba capaz de aglutinar a la oposición y ganar las elecciones, sino de ponerse al frente de una gran reivindicación nacional por la renegociación del Tratado de Itaipú (una de sus banderas), de la misma forma como lo acababa de hacer Evo Morales en Bolivia, o como lo había hecho Omar Torrijos en Panamá.Mientras tanto, el otro gran referente, Lino Oviedo, una persona muy afín al Brasil, estaba preso e inhabilitado.Lula da Silva vino dos veces este año al Paraguay, a fines de mayo y a fines de junio. Hasta ese momento, el caso Oviedo llevaba años paralizado en la justicia. Cinco meses después, Oviedo está libre, absuelto de culpa y pena, ya inscripto como candidato a presidente de la República, la oposición está fracturada y Lugo declinando en las encuestas.Consecuentemente, Oviedo, quien delineó su plan de gobierno el 23 de setiembre en compañía de parlamentarios brasileños y un empresario (Valter Samara) “amigo íntimo” de Lula, con anuncios de varias obras de infraestructura con apoyo del Brasil, cada vez que se refiere a Itaipú le hace un “guiño” a Itamaraty.Declaró a la prensa brasileña, primero, que actuará “conforme al Tratado”, y más adelante que, aunque “existe un perjuicio”, él no estaba de acuerdo con la forma como “ellos” (no aclaró a quiénes se refería) buscan una compensación. “Ellos no conocen la forma de hablar con el Gobierno y el pueblo brasileños. Yo puedo decir que tengo la llave en mis manos, un secreto estratégico y político”.
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ABC Color - Paraguay/03/11/2007

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