Los indicadores macroeconómicos de nuestro país están en línea con los de otros pares latinoamericanos, no obstante paga una tasa de interés sustancialmente mayor. Cuáles son los factores que inciden en la determinación de la tasas. Cuál es la opinión de las calificadoras de riesgo
El primer trimestre del año se caracterizó por una elevada liquidez internacional, que pasaba por alto la mayor parte de los problemas que existían en buena parte de las economías emergentes.
Prueba de ello es que el riesgo soberano de los principales países de la región se había estabilizado en una franja que, con mínimas variaciones, se ubicaba unos 200 puntos básicos por encima de los bonos del Tesoro de los EEUU, que se toma como referencia para realizar este tipo de evaluaciones. La mayoría de los países de la región con deuda soberana, en este caso representados por la Argentina, Brasil y Venezuela, venía recortando rápidamente sus tasas de riesgo país, ya que en el segundo trimestre del 2005 giraban en torno a los 400 puntos básicos. Es decir, que en el lapso de dos años redujeron las sobretasas de interés a la mitad.
El primer trimestre del año se caracterizó por una elevada liquidez internacional, que pasaba por alto la mayor parte de los problemas que existían en buena parte de las economías emergentes.
Prueba de ello es que el riesgo soberano de los principales países de la región se había estabilizado en una franja que, con mínimas variaciones, se ubicaba unos 200 puntos básicos por encima de los bonos del Tesoro de los EEUU, que se toma como referencia para realizar este tipo de evaluaciones. La mayoría de los países de la región con deuda soberana, en este caso representados por la Argentina, Brasil y Venezuela, venía recortando rápidamente sus tasas de riesgo país, ya que en el segundo trimestre del 2005 giraban en torno a los 400 puntos básicos. Es decir, que en el lapso de dos años redujeron las sobretasas de interés a la mitad.
Los 100 puntos básicos equivalen a un punto porcentual de tasa. Entonces, estos 200 puntos básicos, equivalen a un 2% por encima de dichos bonos. La fuente de la información es el conocido EMBI+. Este es un índice elaborado por JP.Morgan, en el que se compara las tasas de interés que pagan las emisiones de bonos de países emergentes con los bonos americanos de igual plazo. Así, los bonos de la Argentina, Venezuela y Brasil prácticamente pagaban el mismo diferencial de tasa, en tanto que los bonos peruanos pagaban unos 125 puntos básicos.
El camino para llegar a esos valores era totalmente diferente, pues mientras que la Argentina venía de una reestructuración de la mayor parte de su deuda en junio de 2005, por la que pasó de niveles superiores a los 6.700 en los últimos tramos de su renegociación, en el caso de Brasil la cuestión fue mucho más pausada, y prácticamente similar a la de Venezuela.La explosión de las subprimeCon la crisis de las hipotecas subprime en los EEUU, los inversores redescubrieron la palabra riesgo y la incorporaron rápidamente a su cuaderno de apuntes. Prueba de ello es que en cuestión de días, el mapa de riesgos soberanos se vio totalmente alterado, con países como Perú que prácticamente no vieron alterada su tasa de referencia o el mismo caso de Brasil, que llamativamente se desprendió de su vecino venezolano y de alguna manera se sumó al recorrido de los bonos peruanos. En esos momentos, la deuda soberana argentina fue duramente castigada por los inversores extranjeros y el riesgo país pasó de esos módicos 200 puntos básicos a un máximo de 517.
En este camino alcista incorporó como compañera de ruta a Venezuela, país que evolucionó prácticamente a la par del nuestro. Según los últimos datos disponibles, la Argentina presenta una tasa de riesgo país de 385 p.b., en tanto que Venezuela llega a los 431 p.b., mientras que Brasil y Perú se ubican en los 200 y 160 p.b., respectivamente.
Como se podrá apreciar, los dos primeros países fueron los más afectados por la crisis, en tanto que los dos últimos prácticamente no la sufrieron. Las causas de las diferenciasSi se analizan los principales números de las economías de cada país no se encuentran grandes explicaciones para entender las diferencias.
En términos de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) durante 2007, salvo el caso de Brasil, el resto de los países crece a tasas superiores al 7% anual. Incluso, en el último trienio ese país también registra la menor tasa.
Otro indicador relevante es la tasa de inversión en términos del PBI, que es liderada por Venezuela (31%), seguida por la Argentina y Perú (23%). Mucho más abajo aparece Brasil, con el 17 por ciento.
El camino para llegar a esos valores era totalmente diferente, pues mientras que la Argentina venía de una reestructuración de la mayor parte de su deuda en junio de 2005, por la que pasó de niveles superiores a los 6.700 en los últimos tramos de su renegociación, en el caso de Brasil la cuestión fue mucho más pausada, y prácticamente similar a la de Venezuela.La explosión de las subprimeCon la crisis de las hipotecas subprime en los EEUU, los inversores redescubrieron la palabra riesgo y la incorporaron rápidamente a su cuaderno de apuntes. Prueba de ello es que en cuestión de días, el mapa de riesgos soberanos se vio totalmente alterado, con países como Perú que prácticamente no vieron alterada su tasa de referencia o el mismo caso de Brasil, que llamativamente se desprendió de su vecino venezolano y de alguna manera se sumó al recorrido de los bonos peruanos. En esos momentos, la deuda soberana argentina fue duramente castigada por los inversores extranjeros y el riesgo país pasó de esos módicos 200 puntos básicos a un máximo de 517.
En este camino alcista incorporó como compañera de ruta a Venezuela, país que evolucionó prácticamente a la par del nuestro. Según los últimos datos disponibles, la Argentina presenta una tasa de riesgo país de 385 p.b., en tanto que Venezuela llega a los 431 p.b., mientras que Brasil y Perú se ubican en los 200 y 160 p.b., respectivamente.
Como se podrá apreciar, los dos primeros países fueron los más afectados por la crisis, en tanto que los dos últimos prácticamente no la sufrieron. Las causas de las diferenciasSi se analizan los principales números de las economías de cada país no se encuentran grandes explicaciones para entender las diferencias.
En términos de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) durante 2007, salvo el caso de Brasil, el resto de los países crece a tasas superiores al 7% anual. Incluso, en el último trienio ese país también registra la menor tasa.
Otro indicador relevante es la tasa de inversión en términos del PBI, que es liderada por Venezuela (31%), seguida por la Argentina y Perú (23%). Mucho más abajo aparece Brasil, con el 17 por ciento.
Si a estos indicadores se suman otros también relevantes, la cuestión tampoco se aclara, pues si se considera el resultado de la cuenta corriente en términos de PBI, nuevamente es Venezuela el que presenta el mejor resultado, con un exuberante 5,5%, seguido por la Argentina y Perú, cerrando el lote Brasil con un módico 0,8 por ciento. Viendo el resultado fiscal, la cuestión sigue siendo parecida, ya que Perú presenta el nivel más alto y Venezuela y Brasil presentan déficit.
En donde sí surgen diferencias es en materia de inflación, ya que las tasas más altas son las de Venezuela y la estimación oficiosa de nuestro país, en tanto que Brasil presenta tasas internacionales.
Por último, en términos de PBI per cápita, Venezuela se lleva las palmas, con un valor de 8.300 dólares.Las calificadoras y sus notasSi se toma en cuenta las notas de S&P, Perú y Brasil obtienen BB+, con tendencia positiva, en tanto que la Argentina y Venezuela son calificadas como B+ y BB-, respectivamente. De acuerdo a la información provista por la propia agencia, la evaluación crediticia general de cada gobierno es tanto cuantitativa como cualitativa. Los aspectos cuantitativos del análisis incorporan diversos índices de desempeño económico, aunque juzgar la integridad de los datos es una cuestión más cualitativa. El análisis es también cualitativo por la importancia de los acontecimientos políticos y de políticas, y debido a que las calificaciones indican la capacidad futura del servicio de la deuda.
Las calificaciones soberanas miden la capacidad de servir la deuda a futuro y, por consiguiente, los comités de calificación toman en cuenta escenarios de lo que ocurriría en el peor de los casos para obtener una mejor comprensión del riesgo futuro a la baja. Para dar un poco de luz a todo esto, cabe señalar que según dicha agencia de ratings, una calificación ‘BB’ es la más alta en lo que suele denominarse la categoría de grado especulativo, refleja un riesgo político significativamente mayor, con factores políticos que puedan afectar la política económica. El ingreso es de bajo a moderado, y la falta de diversidad e impedimentos estructurales pueden limitar el crecimiento económico.
Al igual que en los niveles superiores, el banco central adopta políticas monetarias y cambiarias sustentables, pero la política orientada al mercado no se halla bien desarrollada. El sector financiero probablemente se vea bajo estrés cuando el crecimiento económico se desacelere, y los mercados de capitales cuentan con un historial breve. La deuda y el servicio de deuda son por lo general elevados y variables. En tanto, cuando los gobiernos soberanos son calificados con ‘B’ los factores políticos tienden a ser una fuente de incertidumbre cuando el entorno económico se deteriora. Por lo general las políticas económicas ortodoxas no están bien establecidas. Gran parte del sector privado puede depender de la protección del gobierno. Los sectores financieros tienden a ser débiles. Al no existir controles de capital, la deuda no oficial suele ser de corto plazo y denominada o vinculada a una moneda extranjera. La limitada base económica, los desequilibrios fiscales, y/o los poco activos mercados de capitales limitan la flexibilidad del banco central. El pago del servicio de la deuda en tiempo y forma es vulnerable a influencias externas adversas mientras que los ingresos son bajos a moderados, y los déficits fiscales, el nivel de inflación y el endeudamiento externo tienden a ser elevados. Por último es interesante conocer la opinión de la misma agencia respecto del futuro económico de cada país bajo análisis.La ArgentinaLa trayectoria de las calificaciones dependerá de la capacidad del próximo gobierno para ajustar la política fiscal y la monetaria y, al mismo tiempo, sostener el crecimiento del PBI.
El próximo gobierno posiblemente mantendrá la mayoría de las políticas, pero heredará una economía que está dando claras señales de desaceleración y que enfrentará un contexto externo menos favorable en los próximos años.
Un empeoramiento del contexto internacional también podría afectar las finanzas públicas a través de menores ingresos por retenciones a las exportaciones, lo que derivaría en mayores presiones fiscales. BrasilLa perspectiva positiva refleja la expectativa de que las calificaciones de Brasil podrían subir en el mediano plazo si continúa la tendencia de mejora de los fundamentos fiscales y externos asociados con la implementación de políticas pragmáticas.
Sin embargo, el ritmo al que se fortaleza la dinámica fiscal podría mejorar si el gobierno reduce el crecimiento del gasto corriente y/o avanza en la propuesta de la reforma tributaria formulada por el Ministerio de Finanzas.
Por el contrario, si se debilita el compromiso fiscal del gobierno podría afectar los avances en la calidad crediticia e incluso presionar a la baja las calificaciones.PerúLa perspectiva de las calificaciones de Perú considera el fortalecimiento de las condiciones económicas, fiscales, monetarias y externas que convergen gradualmente hacia el nivel de grado de inversión, contrarrestado por las aún altas vulnerabilidades en los frentes político y social que corresponden a calificaciones en el grado especulativoVenezuelaAunque la incertidumbre política ha aumentado, los sólidos indicadores externos y de la deuda, que respaldan la calidad crediticia, se mantienen sin cambio. Una mejora en la calidad crediticia dependerá en gran medida de una continua reducción de la deuda bruta, una mejor posición fiscal, disminución de las presiones inflacionarias, y/o una política coherente para mejorar el panorama del sector de energía. Puede concluirse por lo tanto que más allá del enorme empujón que recibió la economía argentina luego de la crisis del 2001, su historial crediticio adverso y la falta de resolución de parte de la deuda impaga, generan tensiones que se reflejan en las tasas que se deben pagar en los mercados internacionales y en las calificaciones crediticias.
© infobaeprofesional.com
En donde sí surgen diferencias es en materia de inflación, ya que las tasas más altas son las de Venezuela y la estimación oficiosa de nuestro país, en tanto que Brasil presenta tasas internacionales.
Por último, en términos de PBI per cápita, Venezuela se lleva las palmas, con un valor de 8.300 dólares.Las calificadoras y sus notasSi se toma en cuenta las notas de S&P, Perú y Brasil obtienen BB+, con tendencia positiva, en tanto que la Argentina y Venezuela son calificadas como B+ y BB-, respectivamente. De acuerdo a la información provista por la propia agencia, la evaluación crediticia general de cada gobierno es tanto cuantitativa como cualitativa. Los aspectos cuantitativos del análisis incorporan diversos índices de desempeño económico, aunque juzgar la integridad de los datos es una cuestión más cualitativa. El análisis es también cualitativo por la importancia de los acontecimientos políticos y de políticas, y debido a que las calificaciones indican la capacidad futura del servicio de la deuda.
Las calificaciones soberanas miden la capacidad de servir la deuda a futuro y, por consiguiente, los comités de calificación toman en cuenta escenarios de lo que ocurriría en el peor de los casos para obtener una mejor comprensión del riesgo futuro a la baja. Para dar un poco de luz a todo esto, cabe señalar que según dicha agencia de ratings, una calificación ‘BB’ es la más alta en lo que suele denominarse la categoría de grado especulativo, refleja un riesgo político significativamente mayor, con factores políticos que puedan afectar la política económica. El ingreso es de bajo a moderado, y la falta de diversidad e impedimentos estructurales pueden limitar el crecimiento económico.
Al igual que en los niveles superiores, el banco central adopta políticas monetarias y cambiarias sustentables, pero la política orientada al mercado no se halla bien desarrollada. El sector financiero probablemente se vea bajo estrés cuando el crecimiento económico se desacelere, y los mercados de capitales cuentan con un historial breve. La deuda y el servicio de deuda son por lo general elevados y variables. En tanto, cuando los gobiernos soberanos son calificados con ‘B’ los factores políticos tienden a ser una fuente de incertidumbre cuando el entorno económico se deteriora. Por lo general las políticas económicas ortodoxas no están bien establecidas. Gran parte del sector privado puede depender de la protección del gobierno. Los sectores financieros tienden a ser débiles. Al no existir controles de capital, la deuda no oficial suele ser de corto plazo y denominada o vinculada a una moneda extranjera. La limitada base económica, los desequilibrios fiscales, y/o los poco activos mercados de capitales limitan la flexibilidad del banco central. El pago del servicio de la deuda en tiempo y forma es vulnerable a influencias externas adversas mientras que los ingresos son bajos a moderados, y los déficits fiscales, el nivel de inflación y el endeudamiento externo tienden a ser elevados. Por último es interesante conocer la opinión de la misma agencia respecto del futuro económico de cada país bajo análisis.La ArgentinaLa trayectoria de las calificaciones dependerá de la capacidad del próximo gobierno para ajustar la política fiscal y la monetaria y, al mismo tiempo, sostener el crecimiento del PBI.
El próximo gobierno posiblemente mantendrá la mayoría de las políticas, pero heredará una economía que está dando claras señales de desaceleración y que enfrentará un contexto externo menos favorable en los próximos años.
Un empeoramiento del contexto internacional también podría afectar las finanzas públicas a través de menores ingresos por retenciones a las exportaciones, lo que derivaría en mayores presiones fiscales. BrasilLa perspectiva positiva refleja la expectativa de que las calificaciones de Brasil podrían subir en el mediano plazo si continúa la tendencia de mejora de los fundamentos fiscales y externos asociados con la implementación de políticas pragmáticas.
Sin embargo, el ritmo al que se fortaleza la dinámica fiscal podría mejorar si el gobierno reduce el crecimiento del gasto corriente y/o avanza en la propuesta de la reforma tributaria formulada por el Ministerio de Finanzas.
Por el contrario, si se debilita el compromiso fiscal del gobierno podría afectar los avances en la calidad crediticia e incluso presionar a la baja las calificaciones.PerúLa perspectiva de las calificaciones de Perú considera el fortalecimiento de las condiciones económicas, fiscales, monetarias y externas que convergen gradualmente hacia el nivel de grado de inversión, contrarrestado por las aún altas vulnerabilidades en los frentes político y social que corresponden a calificaciones en el grado especulativoVenezuelaAunque la incertidumbre política ha aumentado, los sólidos indicadores externos y de la deuda, que respaldan la calidad crediticia, se mantienen sin cambio. Una mejora en la calidad crediticia dependerá en gran medida de una continua reducción de la deuda bruta, una mejor posición fiscal, disminución de las presiones inflacionarias, y/o una política coherente para mejorar el panorama del sector de energía. Puede concluirse por lo tanto que más allá del enorme empujón que recibió la economía argentina luego de la crisis del 2001, su historial crediticio adverso y la falta de resolución de parte de la deuda impaga, generan tensiones que se reflejan en las tasas que se deben pagar en los mercados internacionales y en las calificaciones crediticias.
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