14/11/07

Sindicatos franceses pueden perder

Miles de personas salieron a las calles para manifestarse contra las reformas de gobierno.
Foto: Martin Boreau/AFP
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Rémi Barroux
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París - Con la opinión pública mayormente en contra de la huelga, los principales sindicatos franceses medirán sus fuerzas con el presidente Sarkozy, que también teme perder.
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Los sindicatos franceses corren un gran riesgo en los próximos días. El éxito de las huelgas convocadas para este miércoles podría transformarse sin embargo en un confite en el infierno. ¿Qué harán con este eventual logro si el gobierno, como no ha dejado de repetir, no modifica para nada su reforma de los regímenes especiales de retiro?Según un sondeo para el diario económico Les Echos, 55% de los franceses no considera “justificado” el movimiento contra la reforma. Durante la anterior jornada de huelga, el 18 de octubre, 53% de ellos compartían la misma opinión. Para el periódico Libération, 59% de ellos se declaran “del lado de Nicolas Sarkozy y el gobierno” y 35% “del lado de los huelguistas y de los manifestantes”.Ante el riesgo de un conflicto prolongado en el sistema de transportes y la reacción crítica de la opinión pública respecto de lo que aparece como un “conflicto sectorial contra el interés general”, según analistas, los sindicatos deben convencer a la ciudadanía. Para la Confederación General de los Trabajadores (CGT, de orientación maxista), esta reforma prefigura un endurecimiento del régimen general de los retiros para todos los asalariados, una negociación que debe tenerse en 2008, pero los sindicatos deben demostrar que es el gobierno el que impide una salida rápida al conflicto. Para Bernard Thibault (CGT) “hay la convicción de que el gobierno quiere el conflicto a modo de ejemplo”. Según François Chérèque (de CFDT, otra confederación sindical) “se tiene la impresión de que el gobierno nos pide que hagamos la huelga”. Y Jean-Claude Mailly, del sindicato Fuerza Obrera (FO) pidió el lunes que “el gobierno no juegue a la politización del movimiento”. En su opinión, los sindicatos hubieran preferido evitar las huelgas del miércoles, en tanto el objetivo no es el de “instalarse en la huelga” sino enviar un mensaje fuerte al gobierno.Después del éxito de la jornada del 18 de octubre, los dirigentes sindicales esperan concesiones de parte del Eliseo. Aun el viernes, Thibault escribía al ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, para pedir que se abriera una negociación global. “La convocatoria a esa reunión en los mejores términos mostraba la voluntad de trabajar en una salida”, explicó. El ministro le hizo saber que no lo recibiría.Es la CGT la que corre el peor riesgo. Primer sindicato en las empresas concernidas por la reforma —SNCF (ferrocarriles), RATP (transportes parisinos), EDF-GDF (electricidad y gas)—, ésta debe evitar lastimar a sus bastiones defendiendo el principio de igualdad para todos los asalariados. La Confederación se encuentra, en especial en la SNCF (Compañía Nacional de Ferrocarriles) bajo la presión de SUD (educación) que rechaza la reforma y llama a ampliar el conflicto contra la política social de Sarkozy.La CFDT (Confederación Francesa Democrática del Trabajo, socialdemócrata) se declaró a favor de alinear los regímenes especiales. Pero, escaldada por el apoyo a la reforma de los retiros en 2003, que le costó varias decenas de miles de deserciones, debe obtener sus contrapartidas.El conflicto se desarrolla en un clima sindical febril. Sospechosos de su financiamiento, los sindicatos saben también que la reforma de la representatividad está en marcha. La UNSA (educación) espera entrar en el cerrado club de las cinco organizaciones “representativas”, CGT, CFDT, FO, CFTC y CFE-CGC. En cuanto a estas tres últimas (CFTC: trabajadores cristianos; CFE-CGC: sindicato de viajantes, ingenieros, directivos, etc.), temen ver que las reglas se modifiquen a expensas suyo.Rechazar la politización y el “todos contra”, he ahí la cuestión.François Chérèque, de CFDT, previno: nada de mezclar las reivindicaciones y de confluir con la movilización de los funcionarios del 20 de noviembre. De su lado, Bernard Thibault dio validez a “otras preocupaciones sociales”, como el poder adquisitivo.Las direcciones sindicales quieren evitar que se los ligue con una movilización estudiantil aún minoritaria. La CGT ya advirtió a los estudiantes contra eventuales “derrapes a nivel de la seguridad”, si éstos bloquean los accesos, a la vez de aceptar el principio de “convergencia de los dos movimientos”. La prensa francesa se pregunta sobre la postura que adoptará Nicolas Sarkozy. Preocupado por no ceder ante la presión de la calle, el presidente de la República podría, estiman los editorialistas, ser empujado a negociar. Para el vespertino Le Monde “Sarkozy se juega esta semana su credibilidad de reformador” mientras que para Le Figaro, también a la expectativa, si bien Sarkozy se ha mantenido “discreto”, está “consciente de que se juega su credibilidad como hombre de ruptura”.
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Milenio - Mexico/14/11/2007

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