18/11/07

XVII CUMBRE IBEROAMERICANA: Otra América es posible.

Uno de los frutos más importantes de la cita fue la oportunidad de ver actuante a una región diferente. Una Latinoamérica bizarra y altiva sentó en el banquillo de los acusados a los verdaderos responsables
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Por MAGGIE MARÍN
(inter@bohemia.co.cu)
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Los revolucionarios latinoamericanos y de todas las latitudes sabedores de que Otra América es posible, vibramos de alegría durante la clausura de la XVII Cumbre Iberoamericana que sesionó del 8 al 10 de noviembre en Santiago de Chile, ante las viriles posturas de varios gobernantes democráticamente elegidos frente a posiciones y criterios que no están al tanto o no saben calibrar los cambios operados en este hemisferio.

"Una América Latina diferente"

El Che, aseguraba el Comandante en Jefe Fidel Castro en su reflexión del propio 10 de noviembre, sentiría orgullo por los pronunciamientos de estos "líderes, revolucionarios y valientes, con independencia de la poca o mucha experiencia política de cualquiera de ellos".

Porque fue una Latinoamérica bizarra, altiva y muy diferente a aquella que, a excepción de Cuba, era gobernada hasta hace poco por sietemesinos corrompidos, la que sentó en el banquillo de los acusados no solo a Gringolandia, sino también a la Europa neocolonial y a sus transnacionales, verdaderos buitres que con los protocolos neoliberales en una pata, se lanzan sobre nuestros países para, con la otra zanca, apoderarse de todo lo que pueden.

"La crítica de Chávez a Europa fue demoledora. La Europa que precisamente pretendió dar lecciones de rectoría en esa Cumbre Iberoamericana", sentenció Fidel. Y añadió que en las palabras de Daniel Ortega y Evo Morales se escucharon las voces de Sandino y de las culturas milenarias de este hemisferio.

Atrás van quedando los tiempos del beneplácito, de la retórica vana, de la firma de sonoros acuerdos que tras los himnos, las cenas, las sonrisas compelidas y la foto oficial, eran encarpetados y olvidados.

Tiempos que bien definiera el presidente bolivariano Hugo Chávez hace unos años, cuando dijo: "Vamos de cumbre en cumbre y de abismo en abismo". Épocas marcadas incluso por hechos infames, como el intento de asesinato del líder cubano en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, y que pudieron convertir a la décima cita, en el año 2000, en siniestro escenario de un magnicidio y de una masacre de jóvenes estudiantes.

Desde que surgieron estos encuentros, en 1991, han tenido varios puntos a su favor: no eran citados por la Casa Blanca sino por nosotros mismos, España y Portugal; no se efectuaban en Washington ni en Nueva York sino en nuestros países; de modo que por primera vez en nuestra historia, quien quedaba fuera del convite era el Gobierno estadounidense.

En tanto, aún latía la esperanza de que las antiguas metrópolis tendieran su mano a una Latinoamérica con 224 millones de pobres, 90 millones de indigentes, y pavorosas cifras de desempleo, malnutrición, insalubridad y analfabetismo. Pero poco obtuvo la región en concreto, si de cambiar el negro destino que comenzó a cifrarse con la invasión y la conquista se trata.

Y no ha sido por falta de buenas agendas, porque los asuntos traídos a estos encuentros anuales han sido sustanciales, desde combatir la miseria, hasta enfrentar los males que aquejan a niños, jóvenes y ancianos. Pero escaseó voluntad política en la mayoría de sus participantes.

De tal suerte, a pesar de las acciones aprobadas, lo vital de esta última fue la intrépida insumisión de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Bolivia, Evo Morales, al punto de imprimirles un giro a estas citas, que ya no podrán ser como antes.

Claro, perviven Gobiernos devotos a Gringolandia y a su aliado menor. Qué mejor ejemplo que el del presidente Oscar Arias, quien tras violar la constitución de Costa Rica y ensartar a su pueblo en las trampas del libre comercio, en predios iberoamericanos pretendió reducirnos a un bando de gente que busca un chivo expiatorio para encubrir nuestras incapacidades. ¡Cosas veredes, Mío Cid!

Cumbre por la amistad y la integración

Con la presencia de los gobernantes de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, y del vicepresidente cubano, Carlos Lage, el propio sábado concluía, con un gran acto de masas, la Cumbre de los Pueblos por la Amistad y la Integración, convocada por numerosas organizaciones populares y que sesionó paralelamente a la iberoamericana con idéntico tópico: cohesión social.

"La Declaración de Santiago detalla compromisos para progresar hacia mayores niveles de inclusión, protección y asistencia social, y otros referidos a impulsar el comercio justo, el multilateralismo y la cooperación entre los 22 países iberoamericanos"

Al hablar en el histórico Estadio Nacional de Santiago de Chile ante más de cinco mil asistentes al foro, los mandatarios coincidieron en que América Latina inició una nueva etapa que debe construirse en paz, con justicia social y la participación de los pueblos.

Lage denunció que la Administración de George W. Buch ha recrudecido el bloqueo contra la Isla, aumentando las presiones sobre empresas y gobiernos para aislar a Cuba. Pero el mundo, dijo también, "le dio una respuesta en Naciones Unidas, donde 184 países votaron una vez más contra el bloqueo imperialista".

El máximo líder de la Revolución Cubana se hizo presente a través de una llamada telefónica que le efectuó al Presidente bolivariano cuando este usaba de la palabra. "Es Fidel. ¡Viva Fidel!", anunció Chávez. Fidel —explicó- rinde tributo a la memoria de los heroicos internacionalistas chilenos y a todos los que murieron luchando contra la tiranía.

Chávez enfatizó que en este continente hay un parto hacia un nuevo siglo porque queremos -indicó- construir en paz una patria nueva, con un nuevo sistema económico, distinto al neoliberalismo. La unidad -añadió- debe ser una divisa para América Latina.

Calificó de positivos los resultados de la Cumbre Iberoamericana y resaltó que por primera vez se abordó "la problemática que tiene que ver con la dictadura del capital global". Homenajeó a los mapuches y a todos los pueblos originarios que durante 500 años han resistido y luchado en defensa de sus derechos.

Significó que más del 90 por ciento de los aborígenes fueron diezmados por la conquista, por lo que los europeos no deben incomodarse cuando se habla de esa triste realidad imputable a sus antepasados. Gracias al apoyo de su pueblo indígena -recordó-, Evo Morales ganó la presidencia de Bolivia en comicios limpios, a pesar de las conspiraciones urdidas en su contra por la oligarquía nativa y el Imperio.

Al intervenir, Evo Morales saludó a Fidel, a quien calificó de padre de la revolución, y se refirió a la solidaridad de Cuba con Bolivia y otros pueblos de Latinoamérica y el mundo. "Resulta que el país más bloqueado es el país más solidario con los pueblos", dijo. Agregó que Cuba manda tropas de médicos para salvar vidas, mientras Estados Unidos manda tropas para matar.

Coincidió con el mandatario bolivariano en que en esta cumbre hubo un inédito y saludable debate. Enfatizó que tuvo razón Chávez al protestar por la agresividad del ex jefe del Gobierno español, José María Aznar. "¿Saben qué me dijo a mí? Que soy indigenista y racista."

Ante reiteradas consignas de los presentes pidiendo acceso al mar para Bolivia, Morales dijo sentirse alentado y agradeció a nombre del pueblo boliviano. "Si los presidentes no resolvemos los problemas históricos, estoy segurísimo de que con los pueblos vamos a resolver esto del mar."

Por su parte, el gobernante nicaragüense, Daniel Ortega, reiteró su invitación a crear una Organización de Estados Latinoamericanos y Caribeños como alternativa frente a los círculos imperiales de poder y expresión de una convergencia popular, que ya es tangible.

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Bohemia - Cuba/18/11/2007

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