21/12/07

“Europa y América”

Las cumbres entre jefes de estado y de gobierno me parecen soporíferas y de poca o ninguna utilidad. Sin embargo esta vez no voy a proceder a criticarlas. De la última de la Unión Europea ha surgido el Tratado de Lisboa. Un pasito más en el complicado pero ambicioso proyecto de construcción europea. Con todas sus imperfecciones, la integración territorial entre estados soberanos más avanzada en la historia del hombre.
Coincide este hecho la entrada en vigor de la ampliación definitiva del espacio Schengen a 24 países, con la supresión de fronteras para los estados que entraron en la unión en día uno de mayo de 2004. Así la Europa sin fronteras sigue ampliando sus límites hasta alcanzar los más de tres millones y medio de kilómetros cuadrados y más de 200 millones de ciudadanos.
El reciente nombramiento de Felipe González al frente del grupo de reflexión sobre el futuro de la Unión Europea tiene como una de sus tareas más importantes estudiar la idoneidad de la entrada de Turquía a la unión en la década 2020-30. Una decisión tan difícil como necesaria de tomar.
Al otro lado del océano está Estados Unidos. Un país construido en la diversidad por gente venida de todos los rincones del planeta y que hoy acoge a algo más de 300 millones de habitantes. Todo parece apuntar que el siglo XXI estará marcado por un hermetismo mucho mayor. Sería injusto olvidar que Estados Unidos fue durante todo el siglo XX refugio para muchas personas perseguidas por regímenes totalitarios.
Ambas uniones, la europea y la americana, hoy aún hay gente en México que se refiere a los Estados Unidos como la Unión Americana, se encuentran muy preocupadas por el problema de la inmigración ilegal.
Europa ha entendido que es un proceso imparable y que en consecuencia los dos ejes de su política en esta materia serán la lucha contra la inmigración ilegal con un férreo control de fronteras y una generosa contribución al desarrollo de esos territorios, especialmente el África subsahariana, una vez se contempla el este de Europa como destino prioritario de los fondos estructurales sin los cuales sería imposible explicar el desarrollo de países como Irlanda o España.
Mientras tanto Estados Unidos se centra en la primera, acrecentada si cabe por la amenaza terrorista haciendo del “Homeland Security” tema capital sobre todos los demás. Lamentablemente me parece que ignora en gran medida la segunda. Parece que todo lo que tiene que ofrecer a los países de origen de dichos inmigrantes son tratados de libre comercio, los clásicos fondos al desarrollo (FAD) y el faraónico muro en la frontera de México.
Creo que no es necesario aclarar la colosal diferencia entre un proyecto de integración como el europeo y un tratado de libre comercio que no es más que encajar por separado un conjunto de economías poco competitivas (Perú, Colombia, Ecuador…) en el tablero de la mayor economía del mundo. Un salto muy peligroso sin red para las primeras.
La cohesión social como fuente de estabilidad jurídico-política que tan bien interpretaron en su día los países firmantes del Tratado de Roma, con Alemania a la cabeza, pasaba por la máxima de que era imposible construir una Europa unida a dos velocidades. El liderazgo que da ser la mayor economía de un espacio fue interpretado de manera muy dispar por Alemania y los Estados Unidos. Dicha cohesión social brilla por su ausencia en el continente americano. Lamentablemente esos países de economías endebles no disfrutarán de un solo dólar en concepto de fondos estructurales, una realidad muy diferente a la que disfrutaran los países del este de Europa.
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IBLNEWS - USA/21/12/2007

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