CARACAS, 1 (ANSA) - Los venezolanos están convocados mañana a las urnas para pronunciarse por "sí" o por "no" sobre la reforma constitucional propuesta por el presidente Hugo Chávez. El plan, con formas nuevas de propiedad y de organización política, prohibición de latifundios y monopolios y una filosofía orientada en general al socialismo, impulsa cambios profundos en el país, resistidos por los partidos tradicionales, los empresarios, clases medias y altas y la Iglesia católica. A la votación se llega con la tensión y la polarización habitual en el país, con la oposición preanunciando fraude y el oficialismo denunciando planes de asalto al poder con participación norteamericana que de concretarse, dijo Chávez el viernes, lo llevarán a tomar un fusil. El país transcurría hoy una jornada tranquila, con los militares cumpliendo la orden presidencial de custodiar instalaciones estratégicas, como las petroleras, pero las tensiones se preanuncian para el domingo por la noche, cuando unos y otros estarán a la espera de los resultados. Los opositores, que hasta hace unos pocos días estuvieron divididos entre un boicot al referendo y pedir el voto por el no, denuncian el proyecto de reforma constitucional como un "golpe de estado", por la profundidad de los cambios que propone. Chávez considera esencial esa profundización del proceso que él llama "revolución bolivariana", y que dijo el jueves en Mérida, estará en peligro en caso de que mañana triunfe el no. La creación de formas nuevas de propiedad, como la social y comunitaria, sin abolir la privada, el rango constitucional al "poder popular", expresado principalmente en organizaciones comunitarias o de base que tendrán capacidad de gestión y fondos para sostenerla, potestades generalizadas al estado para tomar medidas que considere favorables al interés social o económico de la población y la prohibición de monopolios y latifundios son algunas de las medidas económicas que expresan el "socialismo del siglo XXI". La reelección continuada del presidente es uno de los puntos de la propuesta de reforma más atacados por la oposición, y mientras los ideólogos del oficialismo sostienen que es indisimulable que el "proceso revolucionario" difícilmente avanzaría sin Chávez, el presidente afronta con ironía esas críticas, diciendo un día que gobernara hasta 2020, otro hasta 2050, como expresó el viernes en el acto de cierre de campaña. El precedente electoral inmediato es la reelección de Chávez, conseguida en diciembre de 2006 con 63 por ciento de los votos, un resultado reconocido por el candidato adversario, Manuel Rosales, y unas elecciones avaladas por observadores locales e internacionales. La conclusión de esta campaña llevó la tensión política, como es habitual en el país, a sus niveles más extremos. La oposición, como siempre hace, afirmando que el gobierno tiene todo preparado para un fraude, y que saldrá a las calles en caso de que así lo considere. El oficialismo, también como es frecuente, acusando a la oposición de recibir financiamiento de Estados Unidos para desestabilizar, esta vez a través de un plan llamado "Tenaza" y cuya existencia, según Chávez y otras autoridades, está constatada en documentos y reuniones filmadas, una de ellas en una iglesia. Los obispos católicas estuvieron entre los más activos en el rechazo a la reforma. Llamaron abiertamente a votar por el no mañana, lo que motivó a funcionarios a pedir a la autoridad electoral que verifique si la Conferencia Episcopal está anotada para hacer campaña, como manda la ley a los partidos políticos. Los estudiantes de clases medias y altas, inclusive los que acaparan la mayoría de los cupos en las universidades públicas, estuvieron al frente de la lucha en las calles, con movilizaciones masivas como son todas en Venezuela en tiempos de campaña, independientemente de quien convoque. La propuesta de reforma, ya aprobada por la Asamblea Nacional (parlamento, unicameral) prevé modificar 69 artículos de la Constitución sancionada en 1999. El abstencionismo electoral es tradicionalmente alto en Venezuela. En diciembre de 2006, para la reelección del presidente, fue de 25,3 por ciento, pero en los comicios parlamentarios de 2005, por ejemplo, trepó a 75 por ciento, aunque en esa ocasión los opositores llamaron al boicot. El parámetro más atendible es el referendo por la Constitución de 1999, que se impuso con 71,78 por ciento, pero la abstención llegó a 55,63. Contra esa posibilidad trabajó intensamente el oficialismo en los últimos días porque, aunque fueran ciertas las perspectivas de un triunfo del sí mencionadas el viernes por Chávez, la aprobación de esta reforma por una porción minoritaria de electores habilitados le quitaría el apoyo que Chávez pide para avanzar con los cambios que se propone. /ACZ
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AnsaLatina.com - Italy/01/12/2007
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