Más de 250 mil niños en todo el mundo son reclutados como soldados y se ven obligados a participar en conflictos bélicos manipulando armas, según denuncia UNICEF. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia difundió hoy su informe anual en Colonia, Alemania. Durante la presentación del documento, el presidente del organismo, Dietrich Garlichs, señaló que "el abuso de niños al emplearlos como soldados es una de las mayores violaciones de los derechos humanos".El relevamiento establece que un 40 por ciento de los chicos reclutados son nenas y que la mayoría de los abusos se da en países de Africa, Asia, Cercano Oriente y América del Sur. La experiencia de ser sometidos a ese tipo de reclutamientos le produce a los chicos trastornos psicológicos y desequilibrios postraumáticos, por lo cual es "prioritario reinsertarlos a la vida normal en el seno de la sociedad", concluyó Garlichs.
18/9/07
Más de 250 mil chicos son reclutados en todo el mundo como soldados
Más de 250 mil niños en todo el mundo son reclutados como soldados y se ven obligados a participar en conflictos bélicos manipulando armas, según denuncia UNICEF. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia difundió hoy su informe anual en Colonia, Alemania. Durante la presentación del documento, el presidente del organismo, Dietrich Garlichs, señaló que "el abuso de niños al emplearlos como soldados es una de las mayores violaciones de los derechos humanos".El relevamiento establece que un 40 por ciento de los chicos reclutados son nenas y que la mayoría de los abusos se da en países de Africa, Asia, Cercano Oriente y América del Sur. La experiencia de ser sometidos a ese tipo de reclutamientos le produce a los chicos trastornos psicológicos y desequilibrios postraumáticos, por lo cual es "prioritario reinsertarlos a la vida normal en el seno de la sociedad", concluyó Garlichs.
Debido a la cerrazón del Partido Popular,sin acuerdo entre los grupos parlamentarios que permita renovar el Consejo General del Poder Judicial.
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Ordóñez admite mayor incertidumbre en el crecimiento económico
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Otro de los capotes del gobernador al sistema financiero español ha ido encaminado a su escasa o nula relación con las hipotecas de lato riesgo, als responsables de la crisis destada en Estados Unidos. "El peso de los activos vinculados a las hipotecas de alto riesgo en los balances de las entidades es completamente marginal, como lo es también la exposición indirecta a través de eventuales líneas de crédito comprometidas con otros intermediarios financieros que sí pudieron contar con tales activos", ha afirmado Fernández Ordóñez durante su intervención en la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso.
El mensaje tranquilizador de hoy en el Congreso no ha sido una exclusiva. Ayer mismo, el Banco de España se vio obligado a adelantar en un comunicado parte del mensaje previsto por Fernández Ordóñez para su comparecencia de hoy. Y es que el presidente del banco británico Northern Rock, inmerso en una crisis financiera que le ha llevado a solicitar un crédito de emergencia al Banco de España, decía en declaraciones a The Independent que su situación era similar a la de tres bancos españoles. Según el ejecutivo del banco inglés las entidades habrían acudido al Banco Central Europeo ante problemas de liquidez, algo que desmintió de forma tajante el Banco de España.
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Miguel ángel Fernández Ordóñez
A FONDO
Nacimiento:
1945
Lugar:
(Madrid)
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Banco de España
A FONDO
Sede:
Madrid (España)
Directivo:
Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Gobernador)
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"El Rector del CNE Vicente Díaz, en una entrevista de televisión, acusó al presidente Chávez de violar la Constitución"
Credito: Archivo / MinCI
Foros en Antímano y PDVSA La Campiña
Luego de negativa de Uribe
“Esto no ayuda a avanzar al Acuerdo Humanitario”
Que es tener vergüenza según Leonardo Boff
Benjamín Franklin (1706-1790) fue editor, refinado intelectual, escritor, pensador, naturalista, inventor, educador y político. Proponía como proyecto de vida un pragmatismo ilustrado, asentado sobre el trabajo, el orden y la vida sencilla y sobria. Fue uno de los padres fundadores de la patria estadounidense y un participante decisivo en la elaboración de la Constitución de 1776. Ese mismo año fue enviado a Francia como embajador. Frecuentaba los salones y era celebrado como sabio hasta el punto de que el propio Voltaire, ya anciano de 84 años, salió a recibirle en la Real Academia.
Cierta tarde, se encontraba en el Café Procope de Saint-Germain-des-Près, cuando irrumpió salón adentro un joven abogado y revolucionario, Georges Danton, diciendo en voz alta para que todos lo oyesen: «El mundo no es más que injusticia y miseria. ¿Dónde están las sanciones?» Y dirigiéndose a Franklin le preguntó provocativamente: «Señor Franklin, ¿por detrás de la Declaración de Independencia norteamericana, no hay justicia, ni una fuerza militar que imponga respeto? Franklin serenamente contestó: «Se equivoca, señor Dantón, detrás de la Declaración hay un inestimable y perenne poder: el poder de la vergüenza (the power of shame)».
Es la vergüenza la que reprime el impulso a violar las leyes y frena la voluntad de corrupción. Ya para Aristóteles la vergüenza y el rubor eran indicios inequívocos de la presencia del sentimiento ético. Cuando faltan, todo es posible. La vergüenza pública obligó a Nixon a renunciar a la presidencia. Cada cierto tiempo, vemos a ministros y a ejecutivos importantes teniendo que pedir la dimisión inmediata por actos vergonzosos. En Japón llegan a suicidarse por no soportar la vergüenza pública. Sentir esa vergüenza es tener un límite intraspasable. Violado, la sociedad desprecia a su violador, pues sin límites no se puede convivir.
¿Qué es tener vergüenza? El diccionario Aurelio de la lengua portuguesa lo define así: «tener sentimiento de la propia dignidad; tener pundonor». Es lo que más nos falta en la política, en quienes ostentan poderes públicos, en diputados, senadores, ejecutivos, y tantos otros ladrones y corruptos de cuello blanco. Con el mayor descaro y sin avergonzarse niegan crímenes manifiestos, mienten sin escrúpulos en los interrogatorios y en las entrevistas a los medios de comunicación. Son personas que a fuerza de hacer lo ilícito y de saberse impunes perdieron el sentido de la propia dignidad.
Robar del erario público, asaltar recursos destinados hasta para la merienda escolar o falsificar medicamentos no les ruboriza ni les hace enrojecer. Crimen es la estupidez de quien deja rastro o se deja pillar con las manos en la masa. No les importa, pues saben que saldrán impunes, basta con pagar buenos abogados y presentar recurso sobre recurso, hasta que expire el plazo. Parte de la justicia ha sido montada para facilitar estos recursos y favorecer con el poder a quienes no tienen vergüenza.
Como trasfondo de todo está una cultura que siempre negó dignidad a los indios, a los negros y a los pobres. Les robó su valor ético, porque la mayoría tiene vergüenza y un mínimo de dignidad. Como me decía un amigo que vive de la basura con el que trabajé cerca de veinte años: «lo que más me duele es tener que tragarme la vergüenza y sujetarme a vivir de la basura. Pero no soy un “buscabasuras”, soy un trabajador que con mi trabajo digno consigo alimentar a mi familia». Si nuestros políticos desvergonzados tuviesen el sentido de la dignidad de este trabajador, digna y dignificante sería la política de nuestro país.
Dimos lectura a un artículo del humanista sacerdote católico Leonardo Boff uno de los inspiradores de la Teología de la Liberación.
James Petras responde a Fidel Castro y Pablo González Casanova
Traducido para Rebelión por Manuel Talens y revisado por Juan Vivanco*
Todas las revoluciones, y la cubana no es una excepción, avanzan inmersas en un proceso contradictorio: al mismo tiempo que solucionan los problemas básicos inmediatos, se enfrentan a nuevos desafíos. Hay escritores revolucionarios que reconocen este proceso dialéctico y la necesidad de apoyar críticamente la revolución. Por otro lado, hay publicistas que se arrogan la función de apologistas incondicionales de cada cambio en la política que proponga el portavoz oficial y repiten como papagayos el argumento del día.
En su reciente ensayo:
Petras y Abaya destacan la necesidad de reflexionar y replantearse las grandes e intensivas inversiones de capital en hoteles y biotecnología a la luz de las crecientes demandas populares y del descontento ante la escasez crónica de artículos básicos de consumo privado. Concluyen que la lucha contra la corrupción generalizada y una mayor transparencia en los presupuestos públicos y en las remuneraciones personales de las autoridades comprometidas en empresas conjuntas pueden lograrse mediante audiencias públicas televisadas, convocadas por comisiones independientes de trabajadores, agricultores, profesionales y contadores titulados. Su ensayo es el reflejo de varias décadas de apoyo a la Revolución cubana (incluso a veces con un costo personal) y de un profundo amor por su pueblo revolucionario. Tanto Petras como Abaya creen que los genuinos defensores de la revolución ofrecen su crítica constructiva para hacer avanzar el proceso contra sus enemigos externos e internos.
De acuerdo con sus observaciones y con un estudio cuidadoso de la erosión del socialismo en la URSS y China, Petras y Abaya han llegado a la conclusión de que cuando no se consulta a los trabajadores ni a los agricultores para planificar inversiones y prioridades, el apoyo al socialismo disminuye y el neoliberalismo aumenta. Al señalar con el dedo las contradicciones de Cuba, lo que están demostrando es su deseo de que la revolución evite las consecuencias catastróficas que tuvieron contradicciones parecidas en los antiguos regímenes socialistas.
Su ensayo ha logrado uno de sus propósitos principales, ya que ha estimulado un amplio debate dentro y fuera de Cuba, tanto entre intelectuales como entre activistas políticos. En particular, en Cuba, Raúl Castro ha hecho un llamado a un amplio debate crítico, a la formación de comisiones encargadas de revisar políticas básicas y de apoyar la formulación de nuevas estrategias socioeconómicas. Petras y Abaya escribieron aquel artículo con la intención de participar en este debate fraternal.
Fidel Castro y Pablo González Casanova
Sin embargo, dos autores que gozan de gran reconocimiento no han logrado comprender ni reconocer el espíritu fraterno y la pertinaz solidaridad del ensayo que firman Petras y Abaya. Fidel Castro los acusó en “Los superrevolucionarios” (Cubadebate) de “envenenar” el intercambio intelectual, de apoyar el neoliberalismo y de otros “delitos de pensamiento” parecidos [2]. Los acusó de “pretender ser amigos de la revolución” mientras que al mismo tiempo la difamaban. Según su lógica (repetida luego como un papagayo por Pablo González Casanova en dos artículos consecutivos, “Cuba y un hombre perverso I” y “Cuba y un hombre perverso II” (La Jornada) [3,4]), la revolución avanza siempre de manera lineal, siempre adelante y sin contradicciones, apoyada por personas capaces de sacrificar sin descanso sus necesidades básicas. De acuerdo con esta lógica, quien niegue dicha linealidad y señale contradicciones y retos internos cae en manos de la contrarrevolución.
La dura polémica de Fidel adolece de graves defectos. El primero y principal, su denuncia de Petras y Abaya como “superrevolucionarios, “neoliberales” y “venenosos” podría considerarse como una amenaza a cualquiera que tome parte en el profundo debate que está teniendo lugar en la Cuba de hoy.
Decenas de miles de cubanos están aprovechando la nueva apertura de Raúl para implicarse en una crítica constructiva, que a veces va mucho más lejos que la de Petras y Abaya. En segundo lugar, la inferencia que hace Fidel de un apoyo infinito a la revolución refleja un grado de voluntarismo que no se corresponde con la realidad: la mayoría de los cubanos están cansados de esperar, las parejas casadas aguantan mal el verse incluidas durante décadas en listas de espera para acceder a un apartamento decente y un aumento salarial; tampoco aprecian el verse en la obligación de aguardar hasta fin de mes para recibir el salario y poder comprar alimentos de calidad en el mercado libre; o de hacer cola para subir en el abarrotado transporte público. En la vida real hay límites en la espera de mejoras básicas, incluso entre las personas más revolucionarias.
La incongruencia de la polémica política de Fidel y González Casanova es más que evidente en su uso de invectivas personales: cuanto más vacía es la argumentación, más duros son los ataques ad hominem.
El ensayo de Pablo González Casanova es un ejemplo puntual. En vez de enfrentarse a los argumentos empíricos de Petras y Abaya, recurre a los insultos más extraños llamando “perverso” a Petras y tachando sus escritos de “perversión”. Su omisión del nombre de la coautora -Robin Abaya- sugiere un sexismo flagrante. En vez de ofrecer pruebas que refuten las observaciones de Petras y Abaya sobre la vivienda, la política de la renta o los problemas de productividad, se interna en nuestro supuesto comportamiento perverso por haber osado criticar a los muy sabios y entendidos líderes cubanos. González Casanova no ha aprendido nada de la realidad cubana ni tampoco ha dejado atrás su retórica brezhneviana ante la argumentación socialista existente. No es una coincidencia si González Casanova se hace eco de la polémica de Fidel; repite sus invectivas hasta la caricatura y no da muestras de independencia de pensamiento. Escribe como un soldado del Líder, tenga o no tenga razón, pero no como un soldado de la revolución. Para ser un politólogo que presume de “científico social riguroso”, González Casanova no parece haberse adentrado nunca en las calles cubanas ni haber hablado con las parejas que se arman de estoicismo durante diez años para obtener un apartamento o que trescientos días al año, a 40º de temperatura, toleran junto a cientos de personas el eterno retraso de una guagua atiborrada. Es difícil obtener estos datos en las recepciones de La Habana donde se agasaja a los universitarios extranjeros distinguidos.
Para disimular la dogmática y oportunista defensa que hace de una posición acrítica y su servil entuerto a las profundas reformas que pide el pueblo cubano, González Casanova sostiene que se inspira en los “movimientos sociales” y en las nuevas corrientes izquierdistas de Latinoamérica. Mientras que González Casanova elogia a los “movimientos sociales” desde su atalaya académica, su declarado “perverso”, Petras, ha estado trabajando sobre el terreno durante décadas con dichos movimientos: en Brasil con el MST desde 1991 y con CONLUTA desde 2004; en Argentina con los trabajadores desempleados desde 2002; en Ecuador con el sindicato de los trabajadores del petróleo desde 2002 (y hoy con los movimientos sociales en el Polo Democrático); en México con el sindicato de los electricistas desde hace muchos años; con Chávez y los chavistas desde 2001. Y Petras ha defendido la Revolución cubana desde 1959, cuando el Dr. González Casanova todavía era partidario del PRI.
Hay muchos otros movimientos y otras regiones y países donde el “perverso” favorito de González Casanova ha trabajado con los movimientos en lucha: España, Catalunya/Euskadi/Andalucía, Grecia, Italia, Turquía, Filipinas; pero creo que los lectores de Rebelión saben de qué hablo. Casanova, el apologista de salón de Cuba, carece de los hechos elementales sobre a quién critica y qué defiende. Los movimientos sociales en Latinoamérica tienen una vida política. No participan en la adoración de un culto al líder. Debaten, critican a sus dirigentes, sus errores e incluso a la Revolución cubana... cuando es necesario. La irreverencia de los movimientos sociales para con la autoridad, incluso de líderes tan respetados como Fidel, los convierte en “perversos” según González Casanova o en “superrevolucionarios” según Fidel.
Defender la revolución cubana exige la defensa incondicional contra el imperialismo y también propuestas para rectificar sus problemas. Tales propuestas son actos de amor. La invectiva polémica y los ataques personales contra defensores de toda la vida de la revolución y de los movimientos revolucionarios aislarán aún más a Cuba -y a los oportunistas como González Casanova- de la realidad y las transformaciones sociales que están por llegar a Latinoamérica y de los cambios sociales en Cuba.
Notas
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=55223
[2] http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=design/especiales.tpl.html&newsid_obj_id=9841
3] http://www.jornada.unam.mx/2007/09/12/index.php?section=opinion&article=017a1pol
[4] http://www.jornada.unam.mx/2007/09/13/index.php?section=politica&article=020a1pol
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Denuncia vicepresidente iraní hostilidad contra programa nuclear
El también jefe de la Organización de la Energía Atómica de este Estado pronunció un discurso en la asamblea número 51 del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
En una versión emitida por la agencia oficial IRNA, se plantea que ante 144 delegados de los países miembros, el político iraní recordó como algunas naciones occidentales respondieron con la salida del espacio de confianza y buena fe de la República Islámica.
Según el vicepresidente, eso ocurrió al abandonar el ámbito técnico y especializado, para cambiarlo por lo "ilegal, lo ilógico y la mentira." Aghazadeh aludió así a quienes llevaron el tema al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en busca de sanciones para Teherán por mantener en pie su programa de desarrollo nuclear con fines pacíficos.
Asimismo, se refirió a países occidentales que boicotearon el programa atómico civil de Irán desde el triunfo de la Revolución Islámica.
Amplió que "la marcha de esos sabotajes en la actualidad ha colocado en evidencia ante todos que esto tiene un cariz de hostilidad".
"El fin perseguido con la excusa de suspender el enriquecimiento de uranio es en realidad que se detengan esa actividad (la nuclear) y se evite que los países independientes se adhieran a la cada vez más veloz caravana de quienes poseen las nuevas tecnologías", puntualizó.
Prensa Latina - Cuba/18/09/2007
Polémica nacional e internacional por alusión de Kouchner a posible "guerra"si Irán no recapacita
El propio primer ministro francés, François Fillon, trató hoy de quitar hierro a las declaraciones del ministro, aunque calificó de "extrema" la "tensión" con Irán.
"Todo debe hacerse para evitar la guerra. El papel de Francia es conducir hacia una solución pacífica una situación que sería extremadamente peligrosa para el resto del mundo", dijo Fillon.
La víspera, Kouchner había indicado en una entrevista televisada que había que prepararse "para lo peor, que es la guerra", a la vez que insistió en la necesidad de negociar "hasta el final" y abogó por sanciones europeas fuera del marco de la ONU para evitar que Irán se dote del arma nuclear.
Fillon, que considera como "real" la "amenaza" de un arma nuclear iraní, dijo que no se han agotado todavía las sanciones y que Francia está a favor de las "sanciones más severas posibles" si Teherán si persiste en su actitud.
Las declaraciones de Kouchner fueron denunciadas como "inquietantes" y "peligrosas" por la oposición francesa de izquierdas, que reclamó un debate en el Parlamento y acusó al Gobierno del presidente, Nicolas Sarkozy, de "alinearse" con la administración de George W. Bush.
Desde Teherán, el Ministerio iraní de Exteriores denunció las palabras de Kouchner como "un alineamiento con las futiles estrategias de los gobernantes de Estados Unidos" y advirtió de que "la influencia de las insinuaciones no realistas y falsas informaciones de otros (en referencia a EEUU) no va a servir a los intereses de Francia".
Las declaraciones de Kouchner suscitaron reacciones negativas en otras capitales.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Mohamed El Baradei, consideró "contraproducente" que se hable del uso de la fuerza y pidió tener presentes las lecciones de la invasión de Irak.
El Baradei pidió "mantener la calma y no exagerar el asunto iraní" y dijo que "no tenemos ninguna prueba de que el programa nuclear iraní esté siendo utilizado para armas".
En Viena, donde se celebra la conferencia general del OIEA, la ministra de Exteriores de Austria, Ursula Plassnik, dijo que no entendía por qué Kouchner ha recurrido a "una retórica marcial así en este momento".
Desde Berlín, el Gobierno alemán dejó claro que mantiene su apuesta por una solución diplomática en el conflicto nuclear con Irán: "Todas las otras opciones no están en discusión para nosotros", dijo el portavoz del Ejecutivo, Ulrich Wilhelm.
En Washington, el portavoz del Departamento de Estado se felicitó de que Francia tenga los mismos objetivos que EEUU -a saber, que Irán no se dote del arma nuclear-, a la vez que insistió en que se sigue privilegiando la opción diplomática.
La declaración de Kouchner sigue a la del presidente Sarkozy ante la conferencia de embajadores franceses el pasado día 27, que evidenciaba ya un endurecimiento de la postura de París ante la negativa de Irán de suspender su programa de enriquecimiento de uranio, como le ha pedido el Consejo de Seguridad de la ONU.
Sarkozy dijo entonces que es "inaceptable" que Irán se dote del arma nuclear y que sólo la política actual de "sanciones progresivas" -y de "aperturas" si Teherán respeta sus obligaciones-, puede evitar una "alternativa catastrófica: la bomba iraní o el bombardeo de Irán".
Pese a la condena mundial, Bush recrudece el bloqueo
Por 15 ocasión consecutiva, el pasado año la Asamblea General de Naciones Unidas condenó el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, en esta ocasión por 183 votos.
Ante tan abrumadora unanimidad, y muy lejos de reanalizar su política, como haría cualquier gobierno sensato, la Casa Blanca no solo ignoró el acuerdo sino recrudeció las medidas dirigidas a asfixiar al pueblo cubano.
La respuesta de la administración Bush fue cumplir con más rigor aún todas las medidas planteadas en el plan Bush de anexión de Cuba, dedicado en su totalidad a recrudecer su guerra económica hacia la pequeña isla caribeña.
Durante el período comprendido entre el segundo semestre del 2006 y el primero del presente año se evidenció una mayor persecución del gobierno norteamericano contra operaciones comerciales cubanas con compañías de todo el mundo y contra las transacciones financieras insulares. A tales efectos se emprendieron 29 acciones de envergadura destinadas a lesionar y restringir la economía cubana. Dos tercios de estas han sido ejecutadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), perteneciente al Departamento del Tesoro.
La citada instancia, puede afirmarse sin exageración, ha emprendido una persecución implacable contra instituciones bancarias europeas y empresas diversas, dentro y fuera del territorio de la Unión, como la Compañía Dresser-Rand Group Inc., multada en 171 mil 305 dólares por exportar, sin licencia, bienes y servicios a Cuba.
También aparece en la relación de multados: la Organización US-Cuba Labor Echange, con 13 mil 950 dólares, por ofrecer viajes a Cuba sin autorización; el Consejo Nacional de Iglesias de EE.UU, que debió pagar 34 mil dólares porque algunos de sus miembros y feligreses "hicieron turismo en Cuba bajo la cobertura de visitas con fines religiosos."
Entre los sancionados se encuentran, igualmente, las empresas Vasper Corporation, con 23 mil 800 dólares; la Coda Internacional Tours, Inc, con tres mil 500; y la Organización bancaria Kinecta Federal Credit Unión, multada en tres mil 102 dólares, solo por iniciar, sin licencia, una transferencia de fondos destinados a un nacional cubano.
Destacan las prohibiciones dirigidas a limitar los intercambios académicos entre universidades e investigadores científicos de las más diversas esferas de ambos países.
En octubre del 2006, por ejemplo, el Departamento del Tesoro negó más de 200 licencias de viaje a la Isla para especialistas interesados en participar en el Segundo Congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología, lo cual constituye una flagrante violación de los derechos ciudadanos amparados por la constitución norteamericana.
Una idea de la magnitud de esta escalada la tendremos si sabemos que solo entre mayo del 2006 e igual mes del 2007, al menos 30 países sufrieron los efectos extraterritoriales de tal política, entre ellos: Alemania, Australia, Brasil, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, España, Finlandia, Japón, México, Noruega y Suiza.
En la primera mitad del 2007, y como parte de la arremetida bushiana, Caleb McCarry, nombrado coordinador para la Transición en Cuba, -virtual Pro cónsul- visitó nueve países europeos, con el fin de presionar a sus gobiernos para que desarrollen un papel más activo en la estrategia de Washington contra la Isla.
Con idéntico propósito viajó a otras cuatro naciones del Viejo Continente, Kirsten Madison, subsecretaria Asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, y tras ella, para sellar los objetivos de las giras anteriores, fue Condoleezza Rice, como para no dejar lugar a dudas sobre la prioridad de los planes de la actual administración contra los cubanos.
Valga ahora, cuando la ONU se dispone nuevamente a debatir el tema, esta apretada y muy incompleta relación de acciones norteamericanas contra Cuba, como ejemplo del " respeto " que tiene Washington por las decisiones y resoluciones adoptadas por abrumadora mayoría en la ONU, en nombre de la comunidad internacional.
El informe designa a "Birmania y Venezuela como países que han fallado comprobadamente durante los 12 meses anteriores en cumplir con sus obligaciones en el marco de acuerdos antinarcóticos internacionales".
Caracas no recibirá sanciones a pesar de esta designación que "es resultado de la acción insuficiente del gobierno de Venezuela contra el tráfico de drogas" en sus fronteras, según el informe, que repite el argumento del documento difundido el año pasado en este apartado.
"El gobierno de Venezuela también falló en responder a pedidos específicos del gobierno de Estados Unidos para cooperación antinarcóticos", añade.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, suspendió el 7 de agosto de 2006 un convenio con la DEA, la agencia antinarcóticos estadounidense, a la que acusó de realizar operaciones ilegales en el país y labores de espionaje para Estados Unidos.
El Departamento de Estado rechazó el año pasado esas acusaciones.
"La importancia de Venezuela como punto de trasbordo para drogas destinadas a Estados Unidos y Europa continúa aumentando, una situación permitida y explotada por funcionarios venezolanos corruptos y un débil sistema judicial", acusa el texto de este año.
Al igual que en 2006, Estados Unidos indicó que continuará con programas para "ayudar a las instituciones democráticas de Venezuela", algo "vital para los intereses" norteamericanos.
En el apartado sobre Bolivia, la Casa Blanca señala que la cooperación antinarcóticos del país sudamericano "ha sido irregular".
"El gobierno boliviano ha cooperado mucho en prohibición, y los operativos (antinarcóticos) y decomisos han alcanzado niveles récord", reconoce el documento.
El gobierno norteamericano destaca que Bolivia está por alcanzar este año la cifra de 5.600 hectáreas de erradicación de plantíos de coca, cuya hoja es la materia base para la fabricación de cocaína.
Sin embargo, estas medidas se han visto atenuadas por replantación y nuevos cultivos a lo largo del país, que es el tercer productor mundial de coca.
El gobierno de Evo Morales promueve una política que busca combatir la cocaína pero no la coca, un producto tradicional y de uso cotidiano en Bolivia.
El reporte alienta a La Paz a que "haga su prioridad número uno la reducción y eventual eliminación de los cultivos excedentarios de coca", que no son destinados a usos tradicionales.
La lista también incluye a Ecuador, Perú y Colombia en la zona andina.
La subsecretaria de Estado Antinarcóticos, Christy McCampbell, dijo este lunes en conferencia de prensa que en el caso de Ecuador, "un importante socio" en la lucha antinarcóticos, se produjo un aumento del transporte de droga a través de ese país con destino a Estados Unidos, especialmente con el uso de barcos de bandera ecuatoriana según el reporte.
Perú es "un país muy cooperativo" en materia de lucha antidrogas, señaló McCampbell, quien destacó el "compromiso" del presidente Alan García en esta materia.
El informe destaca asimismo que en Afganistán, uno de los principales productores mundiales de amapola, de la cual deriva el opio, existe una situación de marcada diferencia entre las provincias del norte, donde el cultivo cae, y las del sur.
India, otro productor de opio, "tiene una historia ejemplar de controlar su producción lícita de opio y proceso de distribución", según Estados Unidos.
El reporte elaborado por la Casa Blanca, designa a los países que Estados Unidos considera como "grandes (naciones) de tránsito de drogas o grandes productores de drogas ilícitas", pero no necesariamente refleja en todos los casos una crítica a sus gobiernos o sobre su nivel de cooperación con Estados Unidos.
La lista de países incluye este año a: Afganistán, Bahamas, Bolivia, Brasil, Birmania, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, India, Jamaica, Laos, México, Nigeria, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela.
El informe será enviado al Congreso por el Departamento de Estado.
¿Vuelve la vieja guardia a gobernar Japón?
Por supuesto, Japón nunca fue una democracia parlamentaria, como aún la imaginan los norteamericanos. Hace más de cincuenta años que, plan de George Marshall mediante, los conservadores controlan la escena política del imperio. Esto refleja un pacto nunca explícito entre los conglomerados bancoindustriales (“zaibatsu”) y sus sucesores, los “keiretsu” y la dirigencia política.
Como venía la mano, Aso contaba con apenas una veintena de correligionarios. Por el contrario, Fukuda dominará el congreso partidario. Su papel es claro, pues en realidad es portavoz del poder real, en manos del ex primer ministro Junichiro Koizumi, sorpresivamente vencido por Abe en 2006.
Para Aso, el problema reside en sus nexos con Abe, que cayó tras menos de un año de borrascosa gestión. Además de sus arrestos patrioteros –reivindicó las atrocidades cometidas en Corea desde 1910, Manchuria desde 1932 y China desde 1937-, se vio envuelto en una serie de escándalos. Al cabo, cuatro ministros dimitieron y uno se suicidó (cometió “seppuku”; no harakiri, como decía la prensa occidental). Naturalmente, los viejos del PDL contribuyeron a acabar con Abe, a quien no lloraron Beijing, Taipei ni Seúl.
La UE y la aversión al poder constituyente
Tras el rechazo popular al Tratado constitucional en Francia y Holanda, los gobiernos europeos y las instituciones comunitarias anunciaron con gravedad la necesidad de abrir un “período de reflexión” que pudiera alumbrar un “Plan B” para la Unión. Los comunicados oficiales se prodigaron en llamados al debate y a la profundización democrática. Sin embargo, la ausencia de una iniciativa unitaria por parte de la oposición de izquierdas al Tratado constitucional permitió a las élites europeas digerir el golpe y asumir una estrategia dilatoria, de bajo perfil, mientras se aclaraba el horizonte político de la Unión.
La Declaración de Berlín, emitida en ocasión del 50 aniversario del Tratado de Roma, resultó un episodio anodino, de escaso interés mediático y nulo interés social. Su contenido, vaporoso, dejó traslucir una serie de compromisos retóricos pensados para ganar tiempo pero sin directrices claras de actuación.
La pasividad, en todo caso, duró poco. Despejadas algunas incógnitas políticas con el ascenso de la derecha alemana y francesa, y resuelta la cuestión sucesoria en el Reino Unido, la apuesta por una integración tecnocrática y neoliberal volvió a mostrar las garras. Aunque pasadas, esta vez, por una delicada tarea de manicura.
La coalición entre democristianos y socialistas encabezada por la canciller Angela Merkel fue la primera en indicar el camino. Si se quería salvar el proyecto de integración, había que renunciar al ropaje constitucional. Abandonar el término “Constitución” suponía una pérdida de legitimidad simbólica. Pero era el precio que había que pagar si se quería prescindir de un lastre aún más incómodo: la necesidad de consultar al “poder constituyente”, a los imprevisibles pueblos de Europa.
Tras la experiencia francesa y holandesa, lo mejor era negociar un Tratado breve que permitiera cumplir varios objetivos a la vez. El primero, facilitar la capacidad de maniobra institucional de una Unión ampliada, manteniendo, eso sí, la filosofía de fondo de los Tratados existentes. El segundo, no excitar el humor de los gobiernos más reticentes. El tercero, salvar, si se podía, los elementos más simpáticos del Tratado constitucional.
El instrumento para dar cuenta de este cometido fue pergeñado en el Consejo europeo de Bruselas de junio de 2007. Se propuso que un nuevo Tratado, denominado Tratado de reforma, enmendara los ya existentes para dar a la Unión la eficacia que la coyuntura reclamaba. El Tratado de reforma incorporaría, con modificaciones, algunas innovaciones recogidas en el Tratado constitucional. Asimismo, se impulsarían algunos cambios nominales: el Tratado de la Unión Europea –esto es, el Tratado de Maastricht con sus posteriores modificaciones– mantendría su denominación tradicional. El Tratado de la Comunidad Europea, en cambio, pasaría a llamarse Tratado sobre el funcionamiento de la Unión.
Uno de los objetivos centrales del Tratado de reforma fue hacer explícito el abandono de toda pretensión constitucional. Para ello se propuso despojar públicamente a los Tratados de todos los galones que pudieran sugerir la existencia de algo más que un conjunto de tratados. Se descartaron la bandera, el himno, la divisa de la Unión y, por supuesto, la propia expresión “Constitución” o “constitucional”. Las pretenciosas “leyes” y “leyes marco” europeas, que podrían evocar la existencia de un auténtico Parlamento democrático, con competencias suficientes, recuperaban sus modestos atuendos de “directivas”, “reglamentos” y “decisiones”. El Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión, aparecía reducido a simple “Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y de Política de Seguridad”. La consagración solemne de la “primacía de la Constitución europea”, era reconducida a simple “primacía de los Tratados”, de acuerdo a lo establecido por la jurisprudencia del Tribunal de Justicia.
Nicolás Sarkozy captó muy bien la operación cosmética y decidió imprimirle su sello particular. En un ejercicio populista tan sagaz como desacomplejado, propuso camuflar en el Tratado de reforma las cuestiones más contestadas por la opinión pública francesa, sobre todo desde el punto de vista socio-económico. No se trataba de abandonarlas, sino de hacerlas menos visibles, conservándolas en los Tratados vigentes o disimulándolas en la letra pequeña de nuevas Declaraciones y Protocolos. El propio principio de primacía del Derecho de la Unión era un buen ejemplo de lo que había que hacer: no constaría en el texto del Tratado, pero permanecería entre bastidores, en una Declaración anexa pero, en definitiva, igualmente vinculante.
Así, la representación francesa puso especial énfasis en que la consecución de una “economía libre y no falseada” dejara de ser un objetivo específico de la Unión. En su lugar, se proponía dejar sentado, sencillamente, que “la Unión establecerá un mercado interno”. La expresión, un tanto sibilina, recuperaba sentido en un Protocolo específico sobre mercado interno y competencia, agregado al Tratado de Reforma. Allí se aclaraba que dicho mercado interno incluía... “un sistema que asegure una competencia no falseada”!!. Es más, la Unión podría valerse de competencias implícitas –esto es, de competencias no conferidas de modo explícito por los Estados miembros–, para desarrollar este principio, algo que resultaría de todo punto inaceptable tratándose, por ejemplo, de políticas sociales.
Un segundo punto en el que Sarkozy se empeñó a fondo fue el de los llamados Servicios de Interés Económico General (SIEG). La decisión no carece de sentido. La creciente privatización de servicios públicos, realizada en nombre de la libertad de circulación, y la erosión de los derechos laborales en los nuevos espacios privatizados, ha sido una de las cuestiones en las que con mayor claridad ha podido constatarse el impacto del proceso de integración en la vida cotidiana de los habitantes de Europa. No es casual, de hecho, que la crítica social y sindical a la Directiva Bolkenstein haya ocupado un papel central en la impugnación más global del Tratado constitucional y de la propia Unión Europea.
Pues bien, a instancias, sobre todo, de los ejecutivos francés y holandés, en la Cumbre de Bruselas se propuso que el Tratado de reforma incorporara un Protocolo con cuatro finalidades básicas. Por un lado, que se reconociera “el papel central y la amplia discrecionalidad de las autoridades nacionales, regionales y locales en la provisión, encomienda y organización de SIEG, tan próximos como fuera posible a las necesidades de los usuarios”. En segundo término, que se admitiera “la diversidad entre los diferentes tipos de SIEG, así como las diferencias entre necesidades y preferencias de los usuarios que pudieran resultar de las diferentes situaciones geográficas, sociales y culturales”. En tercer lugar, que se impulsara un “elevado nivel de calidad, seguridad, accesibilidad, igual trato”, además de la promoción de acceso universal y de derechos para los usuarios. Finalmente, el Protocolo estipularía que las disposiciones del Tratado no afectan de ningún modo las competencias de los Estados miembros para proporcionar, encomendar y organizar servicios no económicos de interés general.
Una vez hecho público el contenido del Tratado de reforma, esta nueva proposición fue ignorada tanto por los defensores como por los críticos del Tratado constitucional. Por los primeros, para reforzar su argumento de que el Tratado de reforma no introducía ningún progreso respecto de un casi inmejorable Tratado constitucional. Por los segundos, para reafirmarse en un “más de lo mismo” que, aunque posiblemente cierto en términos generales, impedía matizar algunos puntos nada desdeñables.
El Protocolo sobre SIEG, en efecto, podría ser perfectamente asumido por la mayoría de partidos socialdemócratas europeos. Y algunos estándares que consagra, como el elevado nivel de calidad, la seguridad, la accesibilidad, la no discriminación entre usuarios y la promoción de acceso universal formarían parte, seguramente, de cualquier proyecto alternativo al modelo neoliberal que, en materia de servicios públicos, propugna la Unión Europea. El problema con el Tratado de Reforma, al igual que ocurría con algunos preceptos del Tratado constitucional, es que estas supuestas innovaciones garantistas se disuelven en un sistema normativo que continúa apostando de manera ostensible por la libre circulación de servicios y que restringe de manera notable la posibilidad de ayudas estatales a las empresas.
La propuesta de Protocolo sobre SIEG, en todo caso, refleja al menos dos cuestiones que merecen atención. La primera es el moderado impacto del no francés y holandés en el proceso de integración. Así, se vuelve necesario introducir, al menos en el plano simbólico, restricciones al discurso crecientemente privatizador mantenido hasta ahora. El paso, en los últimos dos años, de una Directiva Bolkenstein radicalmente liberalizadora a una Directiva light y todavía sin aprobar definitivamente, sería una operación ligada a un proceso similar. La segunda cuestión es la seriedad con la que habría que tomarse algunos proyectos populistas de derechas como el de Sarkozy. Con más reflejos que las propias dirigencias socialdemócratas, cómodamente instaladas en los dogmas del social-liberalismo, Sarkozy se ha mostrado capaz de dirigir dardos retóricos audaces contra el rígido Pacto de Estabilidad, la falta de controles del Banco Central Europeo o la erosión frontal de los servicios públicos, todas ellas cuestiones sobre las que la izquierda institucional guarda una posición meliflua cuando no abiertamente pasiva. Al mismo tiempo, sin embargo, ha emprendido un inequívoco ataque contra los derechos sindicales de los trabajadores, exhibiendo sin reservas sus vínculos de afinidad con el jefe de la patronal francesa.
El mandato dirigido a la presidencia portuguesa, en definitiva, ha sido claro. Antes de que tengan lugar las elecciones al Parlamento europeo de 2009, deberá redactarse un mini-Tratado de reforma que, sumado a la intrincada maraña de Tratados ya existentes, permita a las élites europeas maniobrar institucionalmente en una Unión ampliada. Todo ello sin veleidades constitucionales. Es decir, retomando el moderado secretismo de las Conferencias Intergubernamentales y abandonado, sobre todo, cualquier tentación refrendaria que pueda arrojar resultados imprevistos o sencillamente indeseables.
Algunos partidarios –críticos y no tan críticos– del Tratado constitucional de 2004 han intentado presentar la nueva operación como una “contrarreforma” pergeñada por los sectores más conservadores de la Unión. De lo que se trataría, por consiguiente, es de salvar en ella las “mejores conquistas” del Tratado constitucional, amenazadas por el chauvinismo anti-europeísta del Este y del Norte, sin otorgar a la cuestión de los refrenda una importancia que no merecerían.
En el caso español, esta ha sido la posición sostenida en su habitual bombardeo de artículos de prensa y cartas al Director por el inefable trío integrado por Diego López Garrido, Carlos Carnero y Enrique Barón. Convertidos en referencia “progresista respetable” del euro-entusiasmo, estos defensores críticos del Tratado de reforma pueden considerarse a la vez ex-defensores críticos del Tratado constitucional y, a no dudarlo, futuros defensores, siempre "críticos", de cualquier Tratado que permita a la Unión Europea seguir en pie, de la manera y al precio que sea.
Ocurre, sin embargo, que esta lectura concede demasiado al Tratado constitucional. Hablar de contrarreforma supone otorgar al Tratado de Roma de 2004 unas credenciales reformistas que es difícil conceder. Ciertamente, muchos de los puntos incluidos en el nuevo acuerdo podrían considerarse retrocesos objetivos en relación con el Tratado constitucional. La incorporación al Preámbulo de las “raíces religiosas” de Europa, o la introducción de salvaguardas “morales” a la Carta de derechos de la Unión Europea, ha sido una exigencia en la que los gemelos Kaczynsy pusieron a prueba su poder negociador. Las "líneas rojas" planteadas por el Reino Unido a cualquier avance en materia de armonización social profundizan aún más la decepción generada por los tímidos avances previstos en el Tratado Constitucional. Es más, si éste último resultaba innecesariamente extenso y alambicado, el nuevo Tratado de reforma no hará sino aumentar el caos. Y es que, dejando de lado sus propios puntos oscuros, se integrará en una selva de Tratados, Directivas, Reglamentos y Decisiones a duras penas discernibles para aquellos expertos que cuentan con habitación pagada, con vistas a la Comisión, durante varios meses del año.
Ninguno de estos retrocesos objetivos, en cualquier caso, supone la automática conversión retrospectiva del Tratado Constitucional de 2004 en una “reforma avanzada”. Más que un intento de dar un salto social y democrático cualitativo en la historia del proceso de integración, el Tratado constitucional fue un intento de “blindar” en términos constitucionales las grandes líneas políticas y económicas del mismo, al menos desde el Acta Única. Con el nuevo escenario, la apelación formal a una Constitución desaparecerá, al menos por un tiempo, sobre todo para desactivar las exigencias de consultas y elecciones “constituyentes”, por parte de las opiniones públicas involucradas. Pero la Constitución material, las relaciones de poder económico, político y jurídico trabadas entre las élites comunitarias y estatales, y entre éstas y los grandes poderes privados que giran a su alrededor, permanecerán prácticamente intactas.
Para evitar una operación demasiado brusca, se proclamarán por enésima vez las bondades de la lánguida Carta de derechos fundamentales. Sin embargo, la Carta, aun sin estar incorporada a los Tratados, ya ha venido siendo aplicada e invocada por diferentes tribunales estatales, con resultados más bien pobres. La razón es bien sencilla: la Carta de Niza, como sus propios impulsores no se cansan de repetir, nunca fue pensada como un instrumento dirigido a innovar en materia de controles y límites a los poderes burocráticos y privados que actúan en la Unión. Su objetivo era simplemente “hacer visibles” los derechos ya reconocidos en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, así como en el Derecho originario y derivado. Dicho reconocimiento, por su parte, quedaba supeditado a dos límites claros: que no sirviera para ampliar las competencias de la Unión, por ejemplo, en materia de política social, y que no erosionara el carácter fundamental de los derechos patrimoniales y de la libre circulación de capitales, mercancías y servicios. Es verdad que algunos países como el Reino Unido han visto en los tímidos derechos sociales recogidos en la Carta una amenaza al ejercicio de sus propias competencias en la materia. Pero esta actitud no hace que la Carta deje de ser una suerte de incrustación en el conjunto de los Tratados, sometida en todos sus extremos a las opciones políticas y económicas de fondo que dominan el proceso de integración.
Junto al argumento de la Carta, los defensores –críticos o no– del nuevo Tratado sostendrán que todo podría haber sido peor. Que pese a los retrocesos, el actual mundo de la Unión Europea es el mejor de los posibles. Sus argumentos son conocidos por mediático-insistentes: la introducción de tal o cual competencia del Parlamento europeo (que sin embargo no perderá su posición subalterna en el conjunto del diseño institucional); la incorporación del derecho de iniciativa popular (que en realidad es un simple derecho de petición, en buena medida disponible en las condiciones actuales); la necesidad de mantener la unidad democrática frente a la amenaza de los gemelos Kaczynsky (que debe verse, también, como la reacción nacional-populista a una ampliación realizada de manera lamentable y sin reparar en la destrucción del tejido social y productivo de sociedades enteras).
La idea de que, a pesar de todo, el Tratado de reforma comporta un avance, supone desconocer que, aunque no sea bajo la forma de Constitución, sino mediante una simple recomposición de Tratados, el techo ideológico del proceso de integración se mantiene inalterado. Se deja prácticamente intacta la opacidad tecnocrática y el poder casi incontrolado de los ejecutivos estatales; se refuerza un modelo privatizador que ha contribuido a debilitar el papel de los servicios públicos y a precarizar el mundo laboral; se asume una política de defensa ligada a la centralidad de la OTAN y al constante “mejoramiento de las capacidades militares” por parte de los Estados miembros; se impulsa un proyecto productivista caracterizado por una proyección neocolonial en la escena internacional y por una creciente dependencia energética de países como la Rusia de Putin; se refuerza una política migratoria basada en la explotación de los trabajadores migrantes pobres y en el blindaje selectivo de las fronteras. Todo ello, sin que la capacidad fiscal y presupuestaria de la Unión haya mejorado un ápice y sin que se hayan adoptado medidas efectivas para lograr una armonización social y ecológica al alza.
Muchos de los elementos que se incorporarán al Tratado de reforma están, en realidad, en el origen del déficit de legitimidad democrática y social de la Unión. Ese déficit, precisamente, fue el que obligó a las élites europeas a sacarse de la manga un proyecto con vocación constitucional que sirviera para recuperar el carisma perdido. Tras el cimbronazo de los refrenda en Francia y Holanda, se tomó conciencia de que el nuevo juguete podía volverse contra sus inventores. Y entonces se desenfundó la idea de un Tratado a secas.
Pero el nuevo mini-Tratado, que se incorporará al maxi-engorro de los Tratados ya vigentes, es una salida en falso, por arriba, insostenible en el mediano y no tan largo plazo. Quedará por ver cuál es la respuesta desde abajo. Los defensores del nuevo acuerdo, muchos de ellos partidarios también del Tratado constitucional, han dejado clara su oposición a la celebración de cualquier referéndum. En Alemania, el gobierno ha recordado que la Ley Fundamental de Bonn no contempla esta figura. No ha dicho, sin embargo, que de haber voluntad política, bien podría procederse a una reforma constitucional, un mecanismo utilizado en numerosas ocasiones a lo largo del siglo pasado. En Francia, por su parte, Sarkozy ha sostenido que los retoques introducidos en el acuerdo, así como las diferentes Declaraciones y Protocolos anexados al mismo, constituyen una interpretación fiel del sentimiento expresado por el pueblo francés en el referéndum de 2005, lo que justificaría ahorrarse una nueva consulta. En el caso español, finalmente, la mayoría de partidarios del Tratado constitucional ha derramado sentidas lágrimas de cocodrilo por el antiguo proyecto, para acto seguido reconocer en el nuevo una continuidad fundamental con el ya enterrado. Lo que fuera, en todo caso, para evitar un recurso a las urnas en el que el gobierno debería emplearse a fondo para superar el magro 40% de participación experimentado en la consulta de 2005 sobre el Tratado constitucional.
En el campo de la izquierda no socialista, la mayoría de los verdes –incluido el diputado europeo de Iniciativa per Catalunya– se manifestó a favor de un referéndum único, celebrado de manera simultánea en todos los países de la Unión. La izquierda unitaria europea, en cambio, se ha mostrado partidaria de diferentes referenda en los distintos Estados miembros. La cuestión es discutible, y revela diferentes estrategias “deconstituyentes” de la Unión realmente existente y “constituyentes” de una opción alternativa. Por ahora, sin embargo, ambas tienen en común la defensa irrenunciable por la consulta popular, tanto en caso de nuevo Tratado, como si lo que se propone es una nueva Constitución.
Esta bandera democrática, como la que reivindica el derecho de voto para todos los residentes europeos, y no sólo para sus ciudadanos, puede convertirse en símbolo de resistencia frente a una idea de Europa construida al margen de sus propios habitantes. Esa resistencia, más que como simplemente alter-europeísta, debe verse, quizás, como una resistencia internacionalista, enemiga tanto del repliegue nacional-chauvinista como de la deriva burocrática, militarista y mercantilista de la Unión.
*Gerardo Pisarello es profesor de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.
Advierten riesgo de iniciar guerra comercial con China
Reconocen que el país norteño trabaja por extender la expansión económica y superar la turbulencia.
CHICAGO-Estados Unidos-BLOOMBERG:El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, advirtió al Congreso sobre el riesgo de aprobar sanciones a los bienes chinos, diciendo que una guerra comercial estancaría el crecimiento durante un tiempo vulnerable para la economía de Estados Unidos.
"Leyes comerciales punitivas podrían tener enormes repercusiones, en especial cuando estamos trabajando para extender nuestra expansión económica y superar un tiempo turbulento en nuestros mercados", dijo recientemente Paulson en una fábrica en Chicago.
Legisladores, entre ellos Charles Schumer, demócrata por Nueva York, sostienen que China mantiene débil su moneda para impulsar las exportaciones, y amenazan con imponer aranceles a menos que se modifique la política. El déficit con China, el segundo socio comercial de Estados Unidos en volumen de intercambio, se disparó a 141 mil 300 millones de dólares hasta julio de este año, un salto de 16% frente al mismo período de 2006.
El gobierno de Bush trata de reunir el apoyo del Congreso para aprobar acuerdos de libre comercio con Perú, Colombia, Panamá y Corea del Sur. El creciente déficit con China ha complicado esa campaña.
"Me impacienta el ritmo de cambio en China, y sé que el Congreso está impaciente", dijo Paulson. "Pero leyes que impongan sanciones comerciales unilaterales, punitivas no son la respuesta. No quiero iniciar una guerra comercial".
El jefe del Tesoro instó a los legisladores a aprobar acuerdos que bajen las barreras de exportación e importación con Perú, Colombia, Panamá y Corea del Sur.
"La globalización está aquí para quedarse y es importante que sigamos beneficiándonos de ella en vez de retirarnos al aislamiento", dijo Paulson, señalando un "creciente sentimiento proteccionista en Estados Unidos y en todo el mundo".
La expansión del comercio con naciones en desarrollo es cada día menos popular porque algunos miembros del Congreso la ven como una amenaza a los puestos de trabajo en Estados Unidos. Los legisladores empezaron la semana pasada a considerar un acuerdo con Perú, mientras que los convenios con Panamá y Colombia enfrentan mayor oposición en el Congreso estadounidense.
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La Prensa - Panamá/18/09/2007
China hace simulacro ante supuesto ataque de Taiwán
Las sirenas aullaron en tres ocasiones entre las 10:00 y las 10:23 hora local (02:00 y 02:23 GMT) y entre los rascacielos de Lujiazui, cuya arquitectura futurista los ha convertido en un símbolo con atractivo turístico propio, al lado del río Huangpu, en cuya orilla opuesta está el mismo centro histórico de Shanghai.
Por importancia y proximidad, Shanghai es uno de los objetivos militares más probables en caso de guerra con Taiwán, según los expertos.
En la ciudad oriental, las autoridades de Defensa Civil informaron a la población de los distritos involucrados en el simulacro a través de los canales de televisión locales, según se asegura en los foros sobre el tema “Taiwán” del popular portal de internet Sohu.com.
Además pidieron a los vecinos que trataran de no alterar su vida normal, e hicieron un llamamiento para que las sirenas no provocasen accidentes asustando por sorpresa a los obreros de la construcción, los conductores, los ancianos y los niños de los cinco distritos. La Oficina Municipal de Defensa Civil de la metrópoli, contactada por Efe se remitió a la escueta información facilitada en los medios oficiales, y aunque no confirmó ni negó que las pruebas estén relacionadas con Taiwán, la fecha elegida coincide con una manifestación independentista en la isla convocada por el Partido Demócrata Progresista (PDP).
El presidente taiwanés, Chen Shui-bian, del PDP, minimizó ayer el peligro de un conflicto con China en caso de llegar a celebrarse el referéndum sobre su voluntad de ingresar en la ONU con el nombre de Taiwán, que tiene previsto para marzo próximo.
Taiwán se escindió unilateralmente de China en 1949, y desde entonces mantiene una pugna política con Pekín, que considera a la isla como parte de su territorio.
En 2005 China aprobó la Ley Antisecesión contra Taiwán, que legaliza un ataque militar contra la isla en caso de que proclame formalmente su independencia, por lo que las tensiones se han intensificado desde entonces.
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Egipto por concertación con Rusia y Unión Europea
Esa reunión propuesta por Estados Unidos deberá abordar el tema del conflicto árabe-israelí, en general, y palestino-israelí, en particular.
La agencia oficial MENA afirmó que en los textos enviados al ruso Sergei Lavrov y al jefe de Política Exterior de la UE, Javier Solana, el titular del Exterior expuso la postura de la administración del presidente Hosni Mubarak.
Egipto es uno de los pocos Estados árabes que mantiene relaciones diplomáticas con Israel, esto comenzó a finales de los años 70 bajo la presidencia de Anuar el Sadaat.
En los mensajes, El Cairo expresó su deseo de coordinar posiciones con los destinatarios.
Egipto considera que la agenda de la conferencia internacional debe incluir con anterioridad un plan de trabajo palestino-israelí, lo cual se relaciona con la necesidad de establecer un calendario para la solución de ese dilema.
Abul Gheit también abordó este lunes asuntos de interés bilateral con el consejero especial de Solana, William Shapcott.
Egipto es el principal socio árabe de Estados Unidos en el Medio Oriente y es el segundo beneficiado, después de Israel, en cuanto a recepción de fondos financieros.