Por Thalif Deen
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NACIONES UNIDAS (IPS) - El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, no puede adjudicarse ningún logro significativo en su primer año de gestión.
Ban tampoco ha definido una estrategia clara para enfrentar los desafíos económicos y políticos que aguardan este año al foro mundial. "Su desempeño hasta el momento y su enfoque de futuro no refleja nada que parezca independencia, fortaleza de carácter, voluntad de resistir a los gobiernos de los países más poderosos y compromiso con la igualdad de las naciones y los pueblos", dijo a IPS Phyllis Bennis, directora del Proyecto para un Nuevo Internacionalismo del Instituto para Estudios de Políticas, con sede en Washington. Esas son las cualidades que se requieren de un secretario general para que la ONU tenga alguna posibilidad de reconstruir su devaluada reputación y sus capacidades potenciales, agregó Bennis, autora de libros como "Challenging Empire: How People, Governments and the UN Defy US Power" ("Retando al imperio: Cómo los pueblos, los gobiernos y la ONU desafían el poder de Estados Unidos"). El discurso de balance de su primer año de gestión de Ban ofreció un ejemplo, señaló: "Mientras identifica como prioridades de la ONU la protección del 'patrimonio común' de la humanidad y de los 1.000 millones de personas que sobreviven con menos de un dólar por día, no ofreció ningún programa claro para alcanzar esos objetivos." En su primera conferencia de prensa de su segundo año de gestión, Ban dijo a los periodistas: "Ustedes saben que yo no soy de los que se adjudican éxitos fácilmente." "El año que pasó presentó enormes desafíos", afirmó, señalando dos áreas en las que se alcanzaron "algunos progresos": "un nuevo capítulo referido al cambio climático" y "nuevos y tremendos retos en materia de misiones de paz", particularmente en el caso de la occidental provincia sudanesa de Darfur. Pero la misión en esa región afronta problemas aun antes de haber comenzado, principalmente por escasez de tropas y helicópteros. Ban admitió que sólo se cuenta con 9.000 de los 26.000 soldados que se estiman necesarios para desarrollarla. "Por esta razón nos preocupa mucho el deterioro de la situación en Darfur", dijo, poniendo paños fríos a su optimismo de corta vida respecto del mantenimiento de la paz en la provincia sudanesa. El ex subsecretario general de la ONU y Alto Representante para los Países Menos Desarrollados, Anwarul Karim Chowdhury, destacó que restaurar la credibilidad perdida del foro mundial es el mayor desafío en el segundo año de gestión de Ban. "La ONU está perdiendo el generalizado respeto y apoyo que solía tener", afirmó y citó varios ejemplos, entre ellos que sus representantes son expulsados de los países en los que cumplen sus funciones y que integrantes de las misiones de paz son retirados tras ser acusados de acoso sexual. Y la lista continúa, afirmó. Asimismo, "el estigma de corrupción sigue presente. La imagen de la ONU jamás había sido tan mala a nivel mundial. Este problema debe ser considerado una máxima prioridad", destacó Chowdury, vinculado al foro mundial desde fines de los años 60. La fundadora y directora del centro de estudios Instituto Oakland, con sede en San Francisco, Estados Unidos, Anuradha Mittal, consideró que "si se le permite ser imparcial, independiente y con los recursos necesarios, la ONU podría tener un impacto real y colaborar para producir un cambio verdadero en las cuestiones más urgentes de estos tiempos como la pobreza, la resolución de conflictos, la pandemia del sida y el cambio climático". "Desafortunadamente, la ONU se ha vuelto impotente a medida que pasó a estar controlada por los gobiernos de Occidente, como Washington, que la han convertido en su rehén por el procedimiento de retener los aportes de fondos que les corresponde realizar", dijo Mittal a IPS. En consecuencia, la prioridad para 2008 pasa por rescatar y poner en práctica el mandato original de la ONU, que planteaba unir a las naciones del mundo para trabajar por la paz y el desarrollo, sobre la base de los principios de justicia, dignidad humana y bienestar de todas las personas, enfatizó. Mientras, el organismo mundial deberá enfrentar una serie de problemas que tratará de resolver este año. Entre ellos se encuentran las crisis en Medio Oriente, Darfur, Birmania, Iraq, Irán, Líbano, Afganistán y República Democrática del Congo. En su primera conferencia de prensa, Ban se comprometió a lograr una acción conjunta para aliviar la pobreza. Admitió que las exigencias para la ONU serán mayores: "los próximos años serán más duros que el anterior", declaró. "Miren cómo comenzó 2008. Con una grave crisis en Kenia y renovada violencia en Sri Lanka. Debemos mantener un frágil proceso de paz en Medio Oriente, hacer más para ayudar al pueblo iraquí a superar el conflicto y reconstruir sus vidas. Tenemos que mantener el curso en Afganistán para evitar que caiga nuevamente en la anarquía", dijo. Bennis considera que Ban no tiene la menor posibilidad de alcanzar esos objetivos. Una de las consecuencias más notorias, y negativas, de la política exterior del gobierno de George W. Bush en los últimos siete años, destacó, ha sido "la adopción de un triunfalista militarismo unilateral, ignorando, socavando o sencillamente violando, sin consecuencias, la Carta de las Naciones Unidas, sus resoluciones y el derecho internacional". La ONU fue, y continúa siendo, una de las principales víctimas del conflicto en Iraq y la "guerra contra el terrorismo". "La cuestión fundamental es si Estados Unidos está dispuesto a renunciar a su dominación del organismo mundial para otorgar a la ONU una módica oportunidad de cumplir con su mandato: poner fin a la plaga de la guerra, proteger los derechos humanos y trabajar para eliminar la pobreza y la desigualdad", señaló Bennis. La experta es escéptica en este punto, sobre todo porque el control de la ONU por parte de Washington ha sido durante muchos años un punto en el que han coincidido los dirigentes de los partidos Demócrata y Republicano. Madeleine Albright, ex embajadora de Estados Unidos en la ONU y ex secretaria de Estado (canciller) que se desempeñó durante la presidencia de Bill Clinton, notoriamente "multilateralista", dijo en 1995 que el foro mundial era una "herramienta de la política exterior" de Washington. Otros países desempeñaron un papel negativo en los últimos años, China y Francia entre ellos, pero ha sido Estados Unidos el mayor obstáculo para que la ONU concrete su potencial, agregó Bennis. Sobre todo, concluyó, como "parte de una coalición internacionalista, que podría incluso incluir a movimientos sociales, que se pronuncie contra la guerra, a favor de los derechos humanos y la protección del planeta, y ofrezca el andamiaje para un mundo gobernado no por el poder sino por el derecho".
NACIONES UNIDAS (IPS) - El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, no puede adjudicarse ningún logro significativo en su primer año de gestión.
Ban tampoco ha definido una estrategia clara para enfrentar los desafíos económicos y políticos que aguardan este año al foro mundial. "Su desempeño hasta el momento y su enfoque de futuro no refleja nada que parezca independencia, fortaleza de carácter, voluntad de resistir a los gobiernos de los países más poderosos y compromiso con la igualdad de las naciones y los pueblos", dijo a IPS Phyllis Bennis, directora del Proyecto para un Nuevo Internacionalismo del Instituto para Estudios de Políticas, con sede en Washington. Esas son las cualidades que se requieren de un secretario general para que la ONU tenga alguna posibilidad de reconstruir su devaluada reputación y sus capacidades potenciales, agregó Bennis, autora de libros como "Challenging Empire: How People, Governments and the UN Defy US Power" ("Retando al imperio: Cómo los pueblos, los gobiernos y la ONU desafían el poder de Estados Unidos"). El discurso de balance de su primer año de gestión de Ban ofreció un ejemplo, señaló: "Mientras identifica como prioridades de la ONU la protección del 'patrimonio común' de la humanidad y de los 1.000 millones de personas que sobreviven con menos de un dólar por día, no ofreció ningún programa claro para alcanzar esos objetivos." En su primera conferencia de prensa de su segundo año de gestión, Ban dijo a los periodistas: "Ustedes saben que yo no soy de los que se adjudican éxitos fácilmente." "El año que pasó presentó enormes desafíos", afirmó, señalando dos áreas en las que se alcanzaron "algunos progresos": "un nuevo capítulo referido al cambio climático" y "nuevos y tremendos retos en materia de misiones de paz", particularmente en el caso de la occidental provincia sudanesa de Darfur. Pero la misión en esa región afronta problemas aun antes de haber comenzado, principalmente por escasez de tropas y helicópteros. Ban admitió que sólo se cuenta con 9.000 de los 26.000 soldados que se estiman necesarios para desarrollarla. "Por esta razón nos preocupa mucho el deterioro de la situación en Darfur", dijo, poniendo paños fríos a su optimismo de corta vida respecto del mantenimiento de la paz en la provincia sudanesa. El ex subsecretario general de la ONU y Alto Representante para los Países Menos Desarrollados, Anwarul Karim Chowdhury, destacó que restaurar la credibilidad perdida del foro mundial es el mayor desafío en el segundo año de gestión de Ban. "La ONU está perdiendo el generalizado respeto y apoyo que solía tener", afirmó y citó varios ejemplos, entre ellos que sus representantes son expulsados de los países en los que cumplen sus funciones y que integrantes de las misiones de paz son retirados tras ser acusados de acoso sexual. Y la lista continúa, afirmó. Asimismo, "el estigma de corrupción sigue presente. La imagen de la ONU jamás había sido tan mala a nivel mundial. Este problema debe ser considerado una máxima prioridad", destacó Chowdury, vinculado al foro mundial desde fines de los años 60. La fundadora y directora del centro de estudios Instituto Oakland, con sede en San Francisco, Estados Unidos, Anuradha Mittal, consideró que "si se le permite ser imparcial, independiente y con los recursos necesarios, la ONU podría tener un impacto real y colaborar para producir un cambio verdadero en las cuestiones más urgentes de estos tiempos como la pobreza, la resolución de conflictos, la pandemia del sida y el cambio climático". "Desafortunadamente, la ONU se ha vuelto impotente a medida que pasó a estar controlada por los gobiernos de Occidente, como Washington, que la han convertido en su rehén por el procedimiento de retener los aportes de fondos que les corresponde realizar", dijo Mittal a IPS. En consecuencia, la prioridad para 2008 pasa por rescatar y poner en práctica el mandato original de la ONU, que planteaba unir a las naciones del mundo para trabajar por la paz y el desarrollo, sobre la base de los principios de justicia, dignidad humana y bienestar de todas las personas, enfatizó. Mientras, el organismo mundial deberá enfrentar una serie de problemas que tratará de resolver este año. Entre ellos se encuentran las crisis en Medio Oriente, Darfur, Birmania, Iraq, Irán, Líbano, Afganistán y República Democrática del Congo. En su primera conferencia de prensa, Ban se comprometió a lograr una acción conjunta para aliviar la pobreza. Admitió que las exigencias para la ONU serán mayores: "los próximos años serán más duros que el anterior", declaró. "Miren cómo comenzó 2008. Con una grave crisis en Kenia y renovada violencia en Sri Lanka. Debemos mantener un frágil proceso de paz en Medio Oriente, hacer más para ayudar al pueblo iraquí a superar el conflicto y reconstruir sus vidas. Tenemos que mantener el curso en Afganistán para evitar que caiga nuevamente en la anarquía", dijo. Bennis considera que Ban no tiene la menor posibilidad de alcanzar esos objetivos. Una de las consecuencias más notorias, y negativas, de la política exterior del gobierno de George W. Bush en los últimos siete años, destacó, ha sido "la adopción de un triunfalista militarismo unilateral, ignorando, socavando o sencillamente violando, sin consecuencias, la Carta de las Naciones Unidas, sus resoluciones y el derecho internacional". La ONU fue, y continúa siendo, una de las principales víctimas del conflicto en Iraq y la "guerra contra el terrorismo". "La cuestión fundamental es si Estados Unidos está dispuesto a renunciar a su dominación del organismo mundial para otorgar a la ONU una módica oportunidad de cumplir con su mandato: poner fin a la plaga de la guerra, proteger los derechos humanos y trabajar para eliminar la pobreza y la desigualdad", señaló Bennis. La experta es escéptica en este punto, sobre todo porque el control de la ONU por parte de Washington ha sido durante muchos años un punto en el que han coincidido los dirigentes de los partidos Demócrata y Republicano. Madeleine Albright, ex embajadora de Estados Unidos en la ONU y ex secretaria de Estado (canciller) que se desempeñó durante la presidencia de Bill Clinton, notoriamente "multilateralista", dijo en 1995 que el foro mundial era una "herramienta de la política exterior" de Washington. Otros países desempeñaron un papel negativo en los últimos años, China y Francia entre ellos, pero ha sido Estados Unidos el mayor obstáculo para que la ONU concrete su potencial, agregó Bennis. Sobre todo, concluyó, como "parte de una coalición internacionalista, que podría incluso incluir a movimientos sociales, que se pronuncie contra la guerra, a favor de los derechos humanos y la protección del planeta, y ofrezca el andamiaje para un mundo gobernado no por el poder sino por el derecho".
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Difícil relación con la sociedad civil
Por más transparencia
Grandes negocios de EEUU en Nueva York
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IPS Noticias - Uruguay/12/01/2008
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