Por Stephen Brown
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CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - El español Adolfo Nicolás fue elegido el sábado en un cónclave secreto "papa negro" de los jesuitas, nombre que recibe el superior de la mayor y quizás más influyente, polémica y prestigiosa orden católica.
Nicolás, de 71 años, dirige las operaciones de los jesuitas en el este de Asia y Oceanía desde 2004, y ha pasado gran parte de su carrera en el Extremo Oriente tras ser ordenado en Tokio en 1967.
La orden dijo en un comunicado que Nicolás había sido elegido para suceder al padre Peter-Hans Kolvenbach, que recibió permiso del Papa Benedicto XVI para retirarse al frente de la Compañía de Jesús a los 79 años.
Los superiores jesuitas son conocidos como "papas negros" porque, como el pontífice, ejercen influencia en todo el mundo y habitualmente mantienen el cargo de por vida, y porque su sencilla sotana es negra, frente a la vestimenta blanca del Papa.
La historia de 468 años de la Compañía ha incluido a menudo tormentosas relaciones con el Vaticano. El predecesor de Benedicto XVI, el Papa Juan Pablo II, creía que la orden se había hecho demasiado independiente, izquierdista y política, sobre todo en Latinoamérica.
El holandés Kolvenbach recibió elogios generalizados por reconducir las relaciones con el Vaticano durante sus años en el puesto, tras los conflictos entre su carismático antecesor vasco, el padre Pedro Arrupe y el Papa Juan Pablo II.
Kolvenbach también tuvo que afrontar el declive de las vocaciones y el futuro de la Compañía fundada por San Ignacio de Loyola en 1540.
En los sesenta, la orden masculina alcanzó un máximo de 36.000 miembros en todo el mundo. Ahora tiene unos 19.200 miembros implicados en labores de educación, ayuda a los refugiados y otros servicios sociales.
La congregación general que eligió a Nicolás reunió a 217 electores de todo el mundo en la sede de los jesuitas, muy cerca del Vaticano.
Pasaron cuatro días en oración y "murmuratio" sobre quién debería ser elegido. Está estrictamente prohibido ejercer presiones para el puesto y cualquiera que aspire activamente al cargo debe ser "entregado" por los otros delegados.
La elección se lleva a cabo mediante papeleta secreta y los delegados no pueden abandonar la habitación hasta que el Papa Benedicto XVI es informado de quién ha ganado, manteniendo la tradición de que el "papa blanco" es el primero en saber quién es el nuevo "papa negro".
Sin embargo, a diferencia del cónclave que elige al Pontífice, una congregación general jesuita puede durar semanas o incluso meses después de la elección para discutir futuros retos y prioridades.
Nicolás, de 71 años, dirige las operaciones de los jesuitas en el este de Asia y Oceanía desde 2004, y ha pasado gran parte de su carrera en el Extremo Oriente tras ser ordenado en Tokio en 1967.
La orden dijo en un comunicado que Nicolás había sido elegido para suceder al padre Peter-Hans Kolvenbach, que recibió permiso del Papa Benedicto XVI para retirarse al frente de la Compañía de Jesús a los 79 años.
Los superiores jesuitas son conocidos como "papas negros" porque, como el pontífice, ejercen influencia en todo el mundo y habitualmente mantienen el cargo de por vida, y porque su sencilla sotana es negra, frente a la vestimenta blanca del Papa.
La historia de 468 años de la Compañía ha incluido a menudo tormentosas relaciones con el Vaticano. El predecesor de Benedicto XVI, el Papa Juan Pablo II, creía que la orden se había hecho demasiado independiente, izquierdista y política, sobre todo en Latinoamérica.
El holandés Kolvenbach recibió elogios generalizados por reconducir las relaciones con el Vaticano durante sus años en el puesto, tras los conflictos entre su carismático antecesor vasco, el padre Pedro Arrupe y el Papa Juan Pablo II.
Kolvenbach también tuvo que afrontar el declive de las vocaciones y el futuro de la Compañía fundada por San Ignacio de Loyola en 1540.
En los sesenta, la orden masculina alcanzó un máximo de 36.000 miembros en todo el mundo. Ahora tiene unos 19.200 miembros implicados en labores de educación, ayuda a los refugiados y otros servicios sociales.
La congregación general que eligió a Nicolás reunió a 217 electores de todo el mundo en la sede de los jesuitas, muy cerca del Vaticano.
Pasaron cuatro días en oración y "murmuratio" sobre quién debería ser elegido. Está estrictamente prohibido ejercer presiones para el puesto y cualquiera que aspire activamente al cargo debe ser "entregado" por los otros delegados.
La elección se lleva a cabo mediante papeleta secreta y los delegados no pueden abandonar la habitación hasta que el Papa Benedicto XVI es informado de quién ha ganado, manteniendo la tradición de que el "papa blanco" es el primero en saber quién es el nuevo "papa negro".
Sin embargo, a diferencia del cónclave que elige al Pontífice, una congregación general jesuita puede durar semanas o incluso meses después de la elección para discutir futuros retos y prioridades.
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Swissinfo - Switzerland/20/01/2008
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