Es la pandilla más violenta y sanguinaria que se conoce y su expansión por Sudamérica ya es una realidad. Es un grupo marginal urbano producto de la miseria y el odio generado por el desarraigo. Comenzaron en el Salvador con los deportados de México y Estados Unidos. Ya están en Perú y hay indicios en el conurbano.
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Según expertos en el tema de las pandillas urbanas, en algunos países de la región, como la Argentina y Perú, hay indicios de la presencia de maras.En 2006 se produjo en la localidad bonaerense de La Matanza, un asesinato que muchos especialistas señalan como el primero con características maras, y a su autor como el primer marero argentino. ‘Mara’ es el sinónimo salvadoreño de pandilla delictiva juvenil. Originada por el retorno a Centroamérica de enormes cantidades de emigrantes deportados por delincuencia desde México y Estados Unidos, transfiere las condiciones para recrear en el plano nacional, aquellas condiciones de marginalidad, violencia, delincuencia y supervivencia, aprendidas y desarrolladas por los deportados en los distintos lugares en los cuales lograron su estadía. A ello se agregan los jóvenes de sectores sociales marginados, conformando una amenaza social por la eventual violencia con la que actúan tanto hacia afuera como hacia adentro de estos grupos.Básicamente se conforman dos grandes pandillas que se conocen como: la Mara Salvatrucha Trece (MS13) y la Mara 18, viene inspirada de pasajes bíblicos respecto al numero de la bestia ‘666’, 6 + 6 + 6 = 18, su nombre es debido a esto.De manera adicional el fenómeno se agrava a partir de la introducción de drogas de amplio consumo como el paco o crack, marihuana, pegamento o inhalantes químicos, heroína y otras, las que son comercializadas y consumidas por estos grupos de pandilleros.Su principal fuente de ingreso son las extorsiones a la población que tiene un nivel de vida aceptable. Dichas extorsiones son de carácter obligatoria y no hay negociaciones razonables ya que las consecuencias son atroces.Por su conformación social tanto en su lugar de origen como en su lugar de destino, de jóvenes sin oportunidades laborales, sin educación, sintiéndose excluidos en sus países de origen y sin mayor aceptación en el país receptor, son caldo de cultivo ideal para el crimen organizado que les encarga tanto de manera directa como indirecta, realizar sus acciones delictivas de todo tipo, desde pequeñas actividades a nivel de barrios o vecindarios, hasta acciones tipo comando de asaltos o crimen por encargo, ligado a actividades de drogas, su comercialización y las disputas de mercado entre bandas rivales.
Según expertos en el tema de las pandillas urbanas, en algunos países de la región, como la Argentina y Perú, hay indicios de la presencia de maras.En 2006 se produjo en la localidad bonaerense de La Matanza, un asesinato que muchos especialistas señalan como el primero con características maras, y a su autor como el primer marero argentino. ‘Mara’ es el sinónimo salvadoreño de pandilla delictiva juvenil. Originada por el retorno a Centroamérica de enormes cantidades de emigrantes deportados por delincuencia desde México y Estados Unidos, transfiere las condiciones para recrear en el plano nacional, aquellas condiciones de marginalidad, violencia, delincuencia y supervivencia, aprendidas y desarrolladas por los deportados en los distintos lugares en los cuales lograron su estadía. A ello se agregan los jóvenes de sectores sociales marginados, conformando una amenaza social por la eventual violencia con la que actúan tanto hacia afuera como hacia adentro de estos grupos.Básicamente se conforman dos grandes pandillas que se conocen como: la Mara Salvatrucha Trece (MS13) y la Mara 18, viene inspirada de pasajes bíblicos respecto al numero de la bestia ‘666’, 6 + 6 + 6 = 18, su nombre es debido a esto.De manera adicional el fenómeno se agrava a partir de la introducción de drogas de amplio consumo como el paco o crack, marihuana, pegamento o inhalantes químicos, heroína y otras, las que son comercializadas y consumidas por estos grupos de pandilleros.Su principal fuente de ingreso son las extorsiones a la población que tiene un nivel de vida aceptable. Dichas extorsiones son de carácter obligatoria y no hay negociaciones razonables ya que las consecuencias son atroces.Por su conformación social tanto en su lugar de origen como en su lugar de destino, de jóvenes sin oportunidades laborales, sin educación, sintiéndose excluidos en sus países de origen y sin mayor aceptación en el país receptor, son caldo de cultivo ideal para el crimen organizado que les encarga tanto de manera directa como indirecta, realizar sus acciones delictivas de todo tipo, desde pequeñas actividades a nivel de barrios o vecindarios, hasta acciones tipo comando de asaltos o crimen por encargo, ligado a actividades de drogas, su comercialización y las disputas de mercado entre bandas rivales.
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EN LA ARGENTINA
A la luz de determinados hechos delictivos -que incluyen un asesinato-, la Argentina comienza a ser un terreno próspero y fértil para las Maras, aquellas agrupaciones que toman su nombre de las hormigas marabuntas (las que arrasan con todo a su paso), integradas por centroamericanos y con presencia en lugares tan lejanos como Estados Unidos y Canadá, Australia y El Líbano.La violencia, los códigos sectarios, el narcotráfico, los asesinatos por encargo, el tráfico de personas (sudamericanos, por lo general) hacia países económicamente más desarrollados, son las características distintivas de estas bandas -con un número de integrantes a veces superior a algunos ejércitos- que comienzan a asomar en la Argentina. Laura Etcharren, socióloga e investigadora de este fenómeno, abona esta línea de manera contundente aunque con precauciones: “La falta de conciencia sobre la problemática de las maras es una invitación para los narcoterroristas”, sostiene aunque aclara que el proceso de asentamiento en el país aún se encuentra en “un estado embrionario”.Algunos periodistas especializados en política internacional, aseguran que en la Argentina “estamos avanzando a pasos agigantados”, y afirman que estas bandas están formadas exclusivamente por jóvenes sin esperanzas de futuro, como en un principio: estas son “organizaciones trasnacionales” que tienen “gente trabajando en diferentes países”.El asesinato de la adolescente Eugenia Ledesma en La Matanza es, quizás, el ejemplo más claro de los incipientes primeros pasos de las Maras en América del Sur. Para Etcharren, aquel crimen fue producto de “una célula” mara apodada ‘Lágrima’, que actualmente se encontraría en Perú. Ledesma tenía 22 años cuando el 12 de mayo de 2006, al parecer -y a partir de los ritos pandilleros propios de las maras- primero fue violada y luego asesinada por Félix Alberto ‘Lágrima’ Toscano, un joven de 26 años que al parecer tendría vinculaciones con la pandilla más numerosa y fatal de todas: la Mara Salvatrucha. El abogado de la víctima, Gabriel González Graham, reforzó la posibilidad de que Lágrima sea una célula mara: “Estoy convencido de que Toscano es el líder de una mara y que cometieron un crimen marero y ritual”, afirmó. En tanto, para los investigadores quedó absolutamente acreditada la autoría del crimen por parte de Toscano.Sin embargo, dos meses después de su detención, la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal decidió desestimar las sospechas que primero señaló el fiscal Daniel Massa, y luego su reemplazante, Patricia Ochoa, y dejó en libertad a Lágrima. Aunque se borró las huellas dactilares con ácido, Toscano fue reconocido por varios testigos por las dos lágrimas que tenía tatuadas en la mejilla, esos tatuajes representan en los mareros la cantidad de asesinatos cometidos. Se cree que hoy Lágrima estaría bajo la protección de alguna banda mara en Perú, donde también se estarían radicando.
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UNA VOZ AUTORIZADA
Laura Etcharren es sin duda una voz autorizada en esta materia y en relación a la posibilidad de que las maras se inserten en nuestro país, la socióloga escribió en la web:‘‘La necesidad de resolver el problema de la inseguridad en Argentina así como en el resto del continente es urgente. Porque más allá de las especulaciones y las cuestiones personales que los funcionarios tienden a dirimir en el campo de lo político, la problemática afecta naciones y pone en jaque el orden social. El cual ya es un caos y refleja el estado de descomposición al que se asiste, así como la vulnerabilidad por la que atraviesan los derechos fundamentales de los hombres.‘‘Mientras países como Guatemala y El Salvador reconocen la emergencia nacional en esta área, nuestro país lo relega, plantea soluciones que inmediatamente devienen en problemas o bien, resuelve demencias. ‘‘Ahora bien, lo cierto es, que al tiempo que algunos investigadores sociales son reduccionistas con respecto a las consecuencias que la presencia de las pandillas y maras tienen en los países comprometidos, otros las responsabilizan sobre el aumento de la inseguridad en toda la región. Tanto es así, que en una nota publicada en el Portal Digital ESMAS con fecha 29 de noviembre de 2007, se confirma lo que desde hace tiempo se afirma: “Ya son crimen organizado, las pandillas en nuestro país son parte de la estructura del narcotráfico, del tráfico de personas, de trata de blancas y del tráfico de armas”.‘‘La evolución de las maras en Centroamérica y su paulatina propagación hacia el sur nos advierte acerca del fracaso que han tenido hasta el momento los planes para su erradicación y/o inserción. También se pone de manifiesto que la toma de conciencia no es la misma en todos los países y que los criterios autárquicos no son funcionales a la seguridad sino al crecimiento de las maras.‘‘Razón por la cual, el tema de la seguridad no puede pensarse solo en términos sociológicos o políticos. Debe tratarse de manera global, dado que la inseguridad no es privativa de tal o cual esfera. Es decir, en un mundo moderno y globalizado, la inseguridad se ha insertado en todas y cada una de las fases de la vida. De ahí, la necesidad de llevar adelante un análisis multidisciplinario.‘‘La conformación de los grupos delictivos no es una ficción. Es una realidad que sentó su paradigma. Aquel que ha encontrado, frente a la abulia de nuestros funcionarios retardatarios, un espacio propicio para desarrollarse.‘‘La existencia de la ‘Banda del Guacho’ en el conurbano, ‘La Fabela’ y ‘Los Ninios Populares’ en Rosario, son apenas algunos de los ejemplos del estado de barbarie en el que se vive.‘‘Por lo tanto, el trabajo para evitar que estas pandillas argentinas muten a maras debe ser inmediato. El estado embrionario ya es un hecho innegable. Absolutamente irrefutable.‘‘La movilidad ascendente de las pandillas es notoria. Tanto aquí como en otros países centroamericanos. Naciones en las cuales, “las “maras” han cimentado una eficiente movilidad por estos cinco países, donde han establecido mecanismos efectivos de reclutamiento, de exitoso financiamiento, que los hace cada días más fuertes.‘‘Bajo estas características e independientemente de la negación compulsiva existente, la República Argentina no está inmunizada del peligro de las maras’’.
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La Prensa - Argentina/21/01/2008
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