Caracas, 22 ene (PL) Investigadores y protagonistas de la historia venezolana repasan hoy junto al pueblo los acontecimientos del movimiento cívico militar que derrocó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez medio siglo atrás.
Inmerso en la política de revisar, rectificar y reimpulsar el actual proceso revolucionario, el presidente Hugo Chávez llamó a recordar también la traición que impuso a gobiernos continuadores de la política perezjimenizta bajo una máscara constitucional.
Aunque todos los sectores sociales participaron en la victoria del 23 de enero de 1958, la oligarquía maniobró para crear una estructura de gobierno bipartidista y de rotación del poder, con características muy similares a las del dictador depuesto.
Incluso, la historia otorga a Pérez Jiménez cualidades que sus sucesores obviaron, como el interés por hacer de Venezuela una nación moderna, con una amplia red de carreteras y construcciones insignias de la arquitectura nacional.
Sin embargo, esa misma política de obras fastuosas, costosas importaciones, unidas al despilfarro y la corrupción, terminaron por granjearle al gobierno más pérdidas que ganancias, y con ello, la enemistad de la oligarquía interna afectada por la quiebra fiscal.
En 1957, con el pueblo en su contra, los partidos de oposición reunidos en una Junta Patriótica para evitar su reelección y las Fuerzas Armadas descontentas con el poder de los órganos represivos, Pérez Jiménez se impuso otra vez por un plebiscito.
La respuesta fue casi inmediata, y el nuevo año comenzó con un levantamiento militar en la capital y Maracay que, aunque fracasó, dio luz verde a la sociedad civil para actuar, convencida de encontrar apoyo en una parte importante de la oficialidad.
Tras varios días de agitación en los cuarteles y 48 horas de huelga general, el alto mando castrense se reunió el día 22 para analizar la situación, creó una Junta Militar de Gobierno y solicitó la renuncia de Pérez Jiménez.
Al otro día, la radio anunciaba la huida del tirano sin rastros de la censura a la que estuvo sometida durante años, y la ciudadanía, embriagada en su victoria, salió a las calles a darle el golpe de gracia al régimen descabezado.
Segura entonces de la victoria, la oligarquía nacional maniobró en el seno de la Junta Patriótica para ampliar su presencia, contener el triunfo y el ímpetu revolucionario entre sus manos y poder manejarlo a su favor antes de los inevitables comicios.
Durante la campaña presidencial, los partidos Acción Democrática (AD), socialdemócrata Copei y Unión Republicana Democrática, firmaron el Pacto de Punto Fijo, una alianza de gobierno revisada por Estados Unidos que perduró hasta 1998, cuando Chávez llegó a la presidencia. lma/iep
Inmerso en la política de revisar, rectificar y reimpulsar el actual proceso revolucionario, el presidente Hugo Chávez llamó a recordar también la traición que impuso a gobiernos continuadores de la política perezjimenizta bajo una máscara constitucional.
Aunque todos los sectores sociales participaron en la victoria del 23 de enero de 1958, la oligarquía maniobró para crear una estructura de gobierno bipartidista y de rotación del poder, con características muy similares a las del dictador depuesto.
Incluso, la historia otorga a Pérez Jiménez cualidades que sus sucesores obviaron, como el interés por hacer de Venezuela una nación moderna, con una amplia red de carreteras y construcciones insignias de la arquitectura nacional.
Sin embargo, esa misma política de obras fastuosas, costosas importaciones, unidas al despilfarro y la corrupción, terminaron por granjearle al gobierno más pérdidas que ganancias, y con ello, la enemistad de la oligarquía interna afectada por la quiebra fiscal.
En 1957, con el pueblo en su contra, los partidos de oposición reunidos en una Junta Patriótica para evitar su reelección y las Fuerzas Armadas descontentas con el poder de los órganos represivos, Pérez Jiménez se impuso otra vez por un plebiscito.
La respuesta fue casi inmediata, y el nuevo año comenzó con un levantamiento militar en la capital y Maracay que, aunque fracasó, dio luz verde a la sociedad civil para actuar, convencida de encontrar apoyo en una parte importante de la oficialidad.
Tras varios días de agitación en los cuarteles y 48 horas de huelga general, el alto mando castrense se reunió el día 22 para analizar la situación, creó una Junta Militar de Gobierno y solicitó la renuncia de Pérez Jiménez.
Al otro día, la radio anunciaba la huida del tirano sin rastros de la censura a la que estuvo sometida durante años, y la ciudadanía, embriagada en su victoria, salió a las calles a darle el golpe de gracia al régimen descabezado.
Segura entonces de la victoria, la oligarquía nacional maniobró en el seno de la Junta Patriótica para ampliar su presencia, contener el triunfo y el ímpetu revolucionario entre sus manos y poder manejarlo a su favor antes de los inevitables comicios.
Durante la campaña presidencial, los partidos Acción Democrática (AD), socialdemócrata Copei y Unión Republicana Democrática, firmaron el Pacto de Punto Fijo, una alianza de gobierno revisada por Estados Unidos que perduró hasta 1998, cuando Chávez llegó a la presidencia. lma/iep
-
NOTICIAS PRINCIPALES
-
Prensa Latina Cuba/22/01/2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario