A pesar de que la situación política continúa siendo variable e imprevisible, durante la reunión celebrada en diciembre por el partido en el Gobierno, ZANU-PF, se nombró al actual presidente Mugabe como candidato único para las elecciones de marzo de 2008. Mientras, el MDC de Tsvangirai ha manifestado su voluntad de no abandonar las negociaciones de Pretoria mediadas por Thabo Mbeki, donde se alcanzaron importantes acuerdos sobre la modificación constitucional y enmiendas legislativas. A pesar de las parciales y recientes concesiones en favor de la oposición, el empeoramiento de la crisis económica y el aumento de las violaciones de los derechos humanos no posibilitan en manera alguna la celebración regular de las elecciones que se aproximan.
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Massimo Corsini
Massimo Corsini
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La candidatura di Mugabe
En los meses anteriores a la reunión anual del ZANU-PF, el propio presidente Mugabe reconoció expresamente las crecientes tensiones dentro de su partido, cada vez más dividido, acusando a algunas facciones moderadas de luchar por su sucesión. Durante la primera mitad de mayo, un grupo de seis personas, entre ellos antiguos oficiales del ejército, fueron arrestadas y procesadas bajo la acusación de haber organizado un complot para derrocar al Gobierno por la fuerza. Entre los posibles candidatos, sonaba con fuerza el nombre del general Mujuru, en el 2004 “señalado” como sucesor al cargo de presidente por Mugabe y que cuenta cada vez más con un mayor apoyo de los antiguos miembros del Zimbabwe African People's Union (ZAPU), la mayor facción disidente del Frente Patriótico (ZANU-PF) que busca un Gobierno mixto de transición capaz de sacar al país de la grave recesión económica y de la emergencia social. Baste pensar que entre 1998, año de puesta en marcha de la reforma agraria, y 2005, el PIB del país se ha reducido en un 30%, la actual tasa de desempleo real ronda el 80% y la inflación roza el 13.000%. La precariedad de la situación abarca toda una serie de parámetros como la escasez de moneda y de productos de primera necesidad, el deterioro progresivo de las infraestructuras, el empeoramiento de los indicadores de desarrollo y la escasa capacidad productiva de las empresas. Además, es necesario subrayar cómo el plan de recuperación económica NEDPP (National Economic and Development Priority Programme), puesto en marcha en el 2006, se muestra cada vez más como un texto repleto de buenas intenciones pero que no es capaz de producir resultados apreciables ni de garantiza soluciones eficaces a medio-largo plazo.Según fuentes internas, tanto el vicepresidente Mujuru como el otro posible candidato, Emmerson Mnangagwa, han apoyado explícitamente la candidatura de Mugabe,renunciando a la suya, para lograr una mayor cohesión y unidad política. A pesar de las numerosas acusaciones que la comunidad internacional ha vertido sobre el líder del ZANU-PF, y la creciente desconfianza manifestada por algunos países de la Comunidad para el desarrollo del África Austral (SADC), Bostwana y Zambia de Mwanawasa en particular, los representantes de las diez provincias en las que se divide políticamente el país presentaron oficialmente la candidatura del jefe de Estado durante la reunión de diciembre. Mandaza y Makoni, otros dos contendientes internos dentro del ZANU-PF han desaparecido también de la escena política. Algunos factores hacen dudar de que se produzca un desarrollo correcto de las elecciones, ya que se han detectado numerosas anomalías durante el censado del electorado, donde se han producido toda una serie de fraudes, errores e ineptitudes, sobre todo a cargo del Zimbabwe Election Support Network (ZESN). Además, el MDC ha denunciado que las zonas más hostiles al ZANU-PF no han sido registradas, y que en algunos casos podría llegar a los 10.000 electores, y que ya han sufrido el férreo control del Ejecutivo que incluso los ha privado de las ayudas procedentes de la comunidad internacional. Además, el partido recientemente creado Zimbabwe People's Party (ZPP) está siendo investigado por la oficina gubernamental Central Intelligence Organisation (CIO) y acusado de arañar votos a la oposición en favor del ZANU-PF.Inevitables son las críticas vertidas por Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Europea, que ya condenaron durante el fracaso de la reforma agraria, la ilegitimidad de las elecciones del 2002 y la conducta política adoptada por el régimen de Mugave. La falta de una política eficaz capaz de frenar el vertiginoso aumento de la inflación y la ausencia de apertura hacia la oposición y a favor del respeto de los derechos humanos no hace más que agravar el actual aislamiento internacional que sufre el país. Esta situación se hizo palpable durante la cumbre UE-África de Lisboa, cuando el primer ministro británico Gordon Brown boicoteó la reunión, considerando la presencia de Mugabe, apoyada en gran medida por los representantes de varios países africanos, contraria a las sanciones impuestas por la UE a Zimbabue. Al mismo tiempo, la canciller alemana Merkel y el presidente de la Comisión Europea Barroso, criticaron la actitud de Harare, que amenaza con desestabilizar la situación de la región austral del continente, que es cada vez más vulnerable tras la retirada de las inversiones extranjeras en la zona (Véase: África: la segunda cumbre UE-África de Lisboa). Inmediatamente después de la puesta en marcha de la reforma agraria, el flujo de Inversiones Directas Extranjeras hacia Zimbabue se ha reducido de manera notable, pasando de los 444 millones de dólares de 1998 a los 30 millones de dólares del 2000, mientras que en el mismo intervalo, el flujo de IDE hacia el área SADC ha disminuido de 5.300 a 3.900 millones de dólares. Sólo China, con su continua financiación y las numerosas empresas que trabajan en Zimbabue, continúa siendo el país no africano que sigue sin interferir en la política de Harare. De hecho, China representa uno de los mayores, si no el principal, aliado económico de Zimbabue, con inversiones anuales superiores a los 600 millones de dólares americanos, numerosas ayudas para la construcción de infraestructuras y amplias entregas de material militar, en abierto contraste con la política americana hacia el continente africano, condenando férreamente el régimen de Mugabe.
La candidatura di Mugabe
En los meses anteriores a la reunión anual del ZANU-PF, el propio presidente Mugabe reconoció expresamente las crecientes tensiones dentro de su partido, cada vez más dividido, acusando a algunas facciones moderadas de luchar por su sucesión. Durante la primera mitad de mayo, un grupo de seis personas, entre ellos antiguos oficiales del ejército, fueron arrestadas y procesadas bajo la acusación de haber organizado un complot para derrocar al Gobierno por la fuerza. Entre los posibles candidatos, sonaba con fuerza el nombre del general Mujuru, en el 2004 “señalado” como sucesor al cargo de presidente por Mugabe y que cuenta cada vez más con un mayor apoyo de los antiguos miembros del Zimbabwe African People's Union (ZAPU), la mayor facción disidente del Frente Patriótico (ZANU-PF) que busca un Gobierno mixto de transición capaz de sacar al país de la grave recesión económica y de la emergencia social. Baste pensar que entre 1998, año de puesta en marcha de la reforma agraria, y 2005, el PIB del país se ha reducido en un 30%, la actual tasa de desempleo real ronda el 80% y la inflación roza el 13.000%. La precariedad de la situación abarca toda una serie de parámetros como la escasez de moneda y de productos de primera necesidad, el deterioro progresivo de las infraestructuras, el empeoramiento de los indicadores de desarrollo y la escasa capacidad productiva de las empresas. Además, es necesario subrayar cómo el plan de recuperación económica NEDPP (National Economic and Development Priority Programme), puesto en marcha en el 2006, se muestra cada vez más como un texto repleto de buenas intenciones pero que no es capaz de producir resultados apreciables ni de garantiza soluciones eficaces a medio-largo plazo.Según fuentes internas, tanto el vicepresidente Mujuru como el otro posible candidato, Emmerson Mnangagwa, han apoyado explícitamente la candidatura de Mugabe,renunciando a la suya, para lograr una mayor cohesión y unidad política. A pesar de las numerosas acusaciones que la comunidad internacional ha vertido sobre el líder del ZANU-PF, y la creciente desconfianza manifestada por algunos países de la Comunidad para el desarrollo del África Austral (SADC), Bostwana y Zambia de Mwanawasa en particular, los representantes de las diez provincias en las que se divide políticamente el país presentaron oficialmente la candidatura del jefe de Estado durante la reunión de diciembre. Mandaza y Makoni, otros dos contendientes internos dentro del ZANU-PF han desaparecido también de la escena política. Algunos factores hacen dudar de que se produzca un desarrollo correcto de las elecciones, ya que se han detectado numerosas anomalías durante el censado del electorado, donde se han producido toda una serie de fraudes, errores e ineptitudes, sobre todo a cargo del Zimbabwe Election Support Network (ZESN). Además, el MDC ha denunciado que las zonas más hostiles al ZANU-PF no han sido registradas, y que en algunos casos podría llegar a los 10.000 electores, y que ya han sufrido el férreo control del Ejecutivo que incluso los ha privado de las ayudas procedentes de la comunidad internacional. Además, el partido recientemente creado Zimbabwe People's Party (ZPP) está siendo investigado por la oficina gubernamental Central Intelligence Organisation (CIO) y acusado de arañar votos a la oposición en favor del ZANU-PF.Inevitables son las críticas vertidas por Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Europea, que ya condenaron durante el fracaso de la reforma agraria, la ilegitimidad de las elecciones del 2002 y la conducta política adoptada por el régimen de Mugave. La falta de una política eficaz capaz de frenar el vertiginoso aumento de la inflación y la ausencia de apertura hacia la oposición y a favor del respeto de los derechos humanos no hace más que agravar el actual aislamiento internacional que sufre el país. Esta situación se hizo palpable durante la cumbre UE-África de Lisboa, cuando el primer ministro británico Gordon Brown boicoteó la reunión, considerando la presencia de Mugabe, apoyada en gran medida por los representantes de varios países africanos, contraria a las sanciones impuestas por la UE a Zimbabue. Al mismo tiempo, la canciller alemana Merkel y el presidente de la Comisión Europea Barroso, criticaron la actitud de Harare, que amenaza con desestabilizar la situación de la región austral del continente, que es cada vez más vulnerable tras la retirada de las inversiones extranjeras en la zona (Véase: África: la segunda cumbre UE-África de Lisboa). Inmediatamente después de la puesta en marcha de la reforma agraria, el flujo de Inversiones Directas Extranjeras hacia Zimbabue se ha reducido de manera notable, pasando de los 444 millones de dólares de 1998 a los 30 millones de dólares del 2000, mientras que en el mismo intervalo, el flujo de IDE hacia el área SADC ha disminuido de 5.300 a 3.900 millones de dólares. Sólo China, con su continua financiación y las numerosas empresas que trabajan en Zimbabue, continúa siendo el país no africano que sigue sin interferir en la política de Harare. De hecho, China representa uno de los mayores, si no el principal, aliado económico de Zimbabue, con inversiones anuales superiores a los 600 millones de dólares americanos, numerosas ayudas para la construcción de infraestructuras y amplias entregas de material militar, en abierto contraste con la política americana hacia el continente africano, condenando férreamente el régimen de Mugabe.
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Prosiguen las negociaciones de Pretoria
Si, sobre el terreno económico, la SADC ha adoptado un plan de recuperación basado en la extensión del área del Rand sudafricano hacia Zimbabue, intentando así estabilizar la tasa de cambio y frenar la imparable inflación, en el plano económico todavía no ha sido capaz de imponer una estrategia común capaz de mejorar una crisis política que ya ha sobrepasado las fronteras nacionales y amenaza con desestabilizar a toda la región (baste pensar en la sensible disminución de las inversiones extranjeras y el enorme problema de la inmigración, que abarca a cerca de un tercio de la población de Zimbabue, en busca de un trabajo sobre todo en las cercanas Sudáfrica y Bostwana). Durante la reunión extraordinaria de la Comunidad en Tanzania, sólo se pudo pedir un diálogo político, invitando al líder del ZANU-PF a aceptar la mediación regional del presidente sudafricano Thabo Nbeki, que desde hace tiempo pretende la intervención directa de la ONU o de la UA para organizar unas elecciones libres y democráticas bajo supervisión de la comunidad internacional. Esta mediación se aleja cada vez más de la atención política sudafricana debido a la elección de Jacob Zuma como presidente del African National Congress (ANC) y las nuevas acusaciones de corrupción vertidas sobre el Presidente. Sin embargo, este silencio tiene unas limitadas conveniencias económicas: si la inmigración clandestina representa un indudable problema de orden económico y social, los inmigrantes representan una mano de obra cuyo costo es bajísimo, mientras que las exportaciones sudafricanas hacia el escaso mercado zimbabuense continúan creciendo. Una intervención directa de la SADC es ya imprescindible e inevitable, a pesar de la ruptura interna vinculada a la presencia de algunos países que continúan apoyando al régimen de Mugabe.A día de hoy, las negociaciones de Pretoria se centran en lograr un nuevo diseño constitucional capaz de asegurar una adecuada cobertura legal para el proceso de recuperación económica, permitiendo la organización simultánea de elecciones presidenciales y parlamentarias. El riesgo era la posibilidad de que se retrasaran las presidenciales hasta el 2010. Tras un período de estancamiento, el diálogo parece haberse retomado sobre la base de una agenda política común, aunque si bien es cierto que la cuestión económica y financiera continúa estando al margen ya que de ésta se encarga un grupo de trabajo ad hoc creado por el Secretario Ejecutivo de la SADC. En fase de negociación se encuentran algunas enmiendas fundamentales de la Public Order and Security Act (POSA) y de la Media Law, las dos medidas legales ampliamente utilizadas por el ZANU-PF para reprimir a la oposición. Las modificaciones deberían suavizar y permitir las ocasiones para debatir y mejorar el diálogo político. En particular, a pesar de que no se ha llegado a ningún acuerdo definitivo, se detecta una mayor libertad a la hora de organizar y participar en manifestaciones políticas, la posibilidad de crear medios privados e independientes, la creación de sindicatos autónomos para los periodistas y una reforma en la composición de la Comisión de Medios, siempre nombrado por el presidente aunque conformado por varios partidos. Aún continúan las negociaciones para la completa independencia de la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC), mientras que la oposición continua declarando su intención de abstenerse a concurrir a cualquier proceso electoral hasta que no se lleguen a acuerdos concretos sobre la organización de elecciones transparentes y democráticas.
Prosiguen las negociaciones de Pretoria
Si, sobre el terreno económico, la SADC ha adoptado un plan de recuperación basado en la extensión del área del Rand sudafricano hacia Zimbabue, intentando así estabilizar la tasa de cambio y frenar la imparable inflación, en el plano económico todavía no ha sido capaz de imponer una estrategia común capaz de mejorar una crisis política que ya ha sobrepasado las fronteras nacionales y amenaza con desestabilizar a toda la región (baste pensar en la sensible disminución de las inversiones extranjeras y el enorme problema de la inmigración, que abarca a cerca de un tercio de la población de Zimbabue, en busca de un trabajo sobre todo en las cercanas Sudáfrica y Bostwana). Durante la reunión extraordinaria de la Comunidad en Tanzania, sólo se pudo pedir un diálogo político, invitando al líder del ZANU-PF a aceptar la mediación regional del presidente sudafricano Thabo Nbeki, que desde hace tiempo pretende la intervención directa de la ONU o de la UA para organizar unas elecciones libres y democráticas bajo supervisión de la comunidad internacional. Esta mediación se aleja cada vez más de la atención política sudafricana debido a la elección de Jacob Zuma como presidente del African National Congress (ANC) y las nuevas acusaciones de corrupción vertidas sobre el Presidente. Sin embargo, este silencio tiene unas limitadas conveniencias económicas: si la inmigración clandestina representa un indudable problema de orden económico y social, los inmigrantes representan una mano de obra cuyo costo es bajísimo, mientras que las exportaciones sudafricanas hacia el escaso mercado zimbabuense continúan creciendo. Una intervención directa de la SADC es ya imprescindible e inevitable, a pesar de la ruptura interna vinculada a la presencia de algunos países que continúan apoyando al régimen de Mugabe.A día de hoy, las negociaciones de Pretoria se centran en lograr un nuevo diseño constitucional capaz de asegurar una adecuada cobertura legal para el proceso de recuperación económica, permitiendo la organización simultánea de elecciones presidenciales y parlamentarias. El riesgo era la posibilidad de que se retrasaran las presidenciales hasta el 2010. Tras un período de estancamiento, el diálogo parece haberse retomado sobre la base de una agenda política común, aunque si bien es cierto que la cuestión económica y financiera continúa estando al margen ya que de ésta se encarga un grupo de trabajo ad hoc creado por el Secretario Ejecutivo de la SADC. En fase de negociación se encuentran algunas enmiendas fundamentales de la Public Order and Security Act (POSA) y de la Media Law, las dos medidas legales ampliamente utilizadas por el ZANU-PF para reprimir a la oposición. Las modificaciones deberían suavizar y permitir las ocasiones para debatir y mejorar el diálogo político. En particular, a pesar de que no se ha llegado a ningún acuerdo definitivo, se detecta una mayor libertad a la hora de organizar y participar en manifestaciones políticas, la posibilidad de crear medios privados e independientes, la creación de sindicatos autónomos para los periodistas y una reforma en la composición de la Comisión de Medios, siempre nombrado por el presidente aunque conformado por varios partidos. Aún continúan las negociaciones para la completa independencia de la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC), mientras que la oposición continua declarando su intención de abstenerse a concurrir a cualquier proceso electoral hasta que no se lleguen a acuerdos concretos sobre la organización de elecciones transparentes y democráticas.
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Conclusiones
El poder continúa controlado férreamente por el anciano Mugabe, a pesar de que el envío de una comisión de investigación por parte de la Unión Africana y las concesiones a favor del MDC de Tsvangirai dibujaron nuevos escenarios en el horizonte político del país. Dado el escepticismo sobre las posibilidades reales de Gobierno por parte del Movement for Democratic Change, dividido desde hace tiempo, difumina aún más la posibilidad de un Gobierno de unidad nacional liderado por un ZANU-PF moderado. A día de hoy, el diálogo continúa siendo la única posibilidad para solucionar los problemas económicos, sociales y políticos del país. Ya no es necesario un cambio del statu quo sino el desarrollo de unas elecciones libres que aseguren al electorado la real y concreta posibilidad de expresar su soberana voluntad. En el caso de que las negociaciones fracasaran, sería igualmente verosímil una intervención aún más severa de la SADC, invitando a la oposición a concurrir en las elecciones y supervisando su normal desarrollo.
Conclusiones
El poder continúa controlado férreamente por el anciano Mugabe, a pesar de que el envío de una comisión de investigación por parte de la Unión Africana y las concesiones a favor del MDC de Tsvangirai dibujaron nuevos escenarios en el horizonte político del país. Dado el escepticismo sobre las posibilidades reales de Gobierno por parte del Movement for Democratic Change, dividido desde hace tiempo, difumina aún más la posibilidad de un Gobierno de unidad nacional liderado por un ZANU-PF moderado. A día de hoy, el diálogo continúa siendo la única posibilidad para solucionar los problemas económicos, sociales y políticos del país. Ya no es necesario un cambio del statu quo sino el desarrollo de unas elecciones libres que aseguren al electorado la real y concreta posibilidad de expresar su soberana voluntad. En el caso de que las negociaciones fracasaran, sería igualmente verosímil una intervención aún más severa de la SADC, invitando a la oposición a concurrir en las elecciones y supervisando su normal desarrollo.
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Traducción de Diana Quintero Rodríguez
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Zimbabue: necesaria solución regional
Zimbabue: el papel de la sociedad en el contexto de crisis interna
Zimbabue: la involución político-económica
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Equilibri.net - Italy/03/01/2008
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