Inquietudes en cuanto a las intenciones de Estados Unidos
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El ex canciller alemán Helmut Schmidt publicó en el diario «Die Zeit» 12 preguntas dirigidas a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos. En realidad, las preguntas se dirigen también a los dirigentes europeos ya que hacen un balance del lugar que Estados Unidos ocupa en las relaciones internacionales y subrayan numerosas inquietudes que muchos fingen ignorar. Helmut Schmidt se pronuncia por un liderazgo estadounidense, pero demuestra que para poder ambicionar ese papel Washington tendrá que cambiar radicalmente de política.
DesdeBerlín (Alemania)
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País Estados Unidos
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Aunque nosotros los europeos no participamos en las elecciones en Estados Unidos, me gustaría plantear varias preguntas a los candidatos a la presidencia de ese país. Es que la experiencia adquirida a lo largo del siglo pasado nos ha enseñado que la política exterior de cualquier presidente de Estados Unidos reviste una importancia crucial para nosotros los europeos. Durante el otoño de 2003, el presidente Bush Jr. nos anunció: «Misión cumplida». Pero hasta hoy, casi 5 años más tarde, seguimos sin tener una visión clara de en qué consiste esa misión, de sus objetivos y de su finalidad… Por el contrario, nuevas interrogantes se han agregado a las ya existentes.
El legado político que el nuevo presidente de Estados Unidos tendrá que asumir en 2009 se plantea como más complejo, más global y claramente más pesado que el legado de Vietnam que el presidente Nixon recibiera de sus predecesores Kennedy y Johnson, al ser electo en 1969. Por cierto, ni Nixon, ni sus sucesores Gerald Ford y Jimmy Carter, lograron restablecer la confianza de la nación estadounidense en sí misma. Sólo Reagan logró hacerlo, con la ayuda del paso del tiempo y de circunstancias históricas muy específicas. Pero, en las actuales luchas por la nominación de las primarias presidenciales, el recuerdo de los graves errores cometidos durante la guerra de Vietnam sigue ejerciendo una importante influencia sobre la opinión pública y el discurso de los candidatos.
Nos dicen que esto es una nueva arrancada. Al menos, eso es lo que el pueblo estadounidense espera. Pero, ¿esa afirmación es también válida para la política exterior? Porque, aunque algunos candidatos han hecho publicar en su nombre –en las páginas de la influyente revista Foreign Affairs– algunos artículos inteligentes sobre ese tema, lo cierto es que en sus discursos sus verdaderos proyectos e intenciones en materia de política exterior sólo se mencionan de pasada, sin muchos detalles. Para nuestra gran decepción, este aspecto de su política parece muy incierto. Por otro lado, los europeos sabemos por experiencia propia que, en una democracia, las campañas electorales raramente se desarrollan en las cúspides del discernimiento. La mayoría de las veces se quedan en los bajos fondos pantanosos de las ideas generales.
Sin embargo, dado que ni la trayectoria política, ni los discursos de los candidatos en pugna permiten presagiar lo que será su política exterior en caso de victoria, no nos queda otra cosa que desear por parte de cada uno de ellos al menos un gran discurso general sobre su visión geopolítica. A nosotros los europeos nos gustaría tener respuestas a ciertas preguntas ya que estas últimas no tienen que ver sólo con Estados Unidos, mientras que sí tienen un impacto directo sobre la cotidianidad de Europa. Dichas preguntas incluyen, evidentemente, las dos guerras que se están desarrollando, en Irak y en Afganistán, aunque también van mucho más allá.
1. ¿Cómo piensan ustedes poner fin a la guerra en Irak? ¿Qué medios piensan emplear? ¿Qué aspecto debería tener Irak al final?
2. ¿Cuál es el objetivo de ustedes en Afganistán? ¿Se trata solamente de la eliminación de Al-Qaeda o también de la de los talibanes? ¿O se trata de la construcción de una democracia?
3. En caso de que Al-Qaeda se estableciera de forma duradera en Pakistán, o en caso de que la organización lograra tener acceso al armamento nuclear pakistaní, ¿intervendrían ustedes militarmente en Pakistán?
4. ¿Cuál es la estrategia de ustedes para lograr una solución pacífica del conflicto que dura ya desde hace medio siglo entre Israel y sus vecinos árabes? ¿Se implicarán ustedes en la creación de un Estado palestino o será la Conferencia de Annapolis uno más entre tantos episodios?
5. Ahora que los servicios secretos estadounidenses han comprobado que Irán abandonó sus intenciones de dotarse del arma nuclear, ¿cuál será la futura política de Estados Unidos hacia Irán?
6. La cuarta parte de los Estados existentes a través del mundo son enteramente islámicos o incluyen un fuerte componente islámico. ¿Se implicarán ustedes a favor de la tolerancia religiosa y cultural hacia el Islam y se opondrán a quienes predican un choque de civilizaciones con el Islam?
7. ¿Están ustedes de acuerdo con la opinión expresada, entre otros, por Zbigniew Brzezinski [1], quien afirma que, además del Próximo y el Medio Oriente, Rusia representa un desafío de gran envergadura para la seguridad global? ¿O comparten ustedes nuestra opinión de que Rusia, desde la época de Mijail Gorbatchov, nunca ha violado militarmente sus propias fronteras y se ha comportado, hacia el extranjero, de forma más pacífica que nunca desde la época zarista y desde la época soviética? ¿El sistema ABM (antimisiles balísticos) cuya instalación se prevé en Polonia y en la República Checa tiene como objetivo proteger a esos países así como a Estados Unidos o su propósito es solamente intimidar a Rusia? ¿Aceptan ustedes el papel de actor político y económico mundial que está desempeñando Rusia?
8. ¿Aceptan ustedes el papel de actor político y económico mundial que desempeña China? ¿Invitarán ustedes finalmente a China a las cumbres de jefes de Estado?
9. ¿Están ustedes dispuestos a cumplir todas las obligaciones que implican para Estados Unidos el Tratado de No Proliferación y otros tratados sobre los misiles y las fuerzas convencionales en Europa? ¿Restablecerán ustedes el Tratado ABM tendiente a impedir una nueva carrera de armamentos antimisiles, [tratado] que el predecesor de ustedes anuló tan imprudentemente? ¿Ratificarán ustedes por fin la adaptación del Tratado sobre las fuerzas convencionales en Europa, cosa que el predecesor de ustedes siempre se ha negado a hacer?
10. Después de la negativa de dos presidentes estadounidenses a adoptar el protocolo de Kyoto, ¿se sumará Estados Unidos a una limitación contractual de las emisiones de gases de efecto invernadero?
11. ¿La política presupuestaria y financiera de ustedes se planteará como objetivo reequilibrar el déficit extremadamente elevado de la balanza exterior estadounidense? ¿Cesará Estados Unidos de basar su crecimiento en el acaparamiento del ahorro y de los capitales de otros países? ¿Están ustedes de acuerdo en participar en una vigilancia reforzada sobre los mercados financieros mundiales altamente especulativos?
12. ¿La Carta de las Naciones Unidas sigue siendo para Estados Unidos el basamento del derecho internacional en vigor?
Desde la creación de los Estados Unidos de América la política exterior [de ese país] ha estado marcada alternativamente por tendencias aislacionistas, imperialistas e incluso internacionalistas, con consecuencias diferentes en cada caso. Numerosos europeos consideran la política globalmente unilateral del actual presidente como la expresión de una voluntad imperialista. Pero, a pesar de ello, hemos conservado nuestra confianza en los instintos democráticos de la nación estadounidense. Para nosotros, Estados Unidos es y sigue siendo un foco de libertad y de lucha contra el oscurantismo. Pero sabemos que Occidente no puede regir el mundo por sí solo ya que Estados Unidos no representa ni siquiera el 4% de la población mundial, y si agregamos la Unión Europea representamos apenas el 12%... hacia la mitad de este siglo no representaremos ni siquiera el 10% de la población del planeta.
Hoy en día, aunque la confianza de los europeos hacia el liderazgo estadounidense se ha visto perturbada, queremos mantener sin embargo la asociación atlántica. Cuánto nos gustaría poder amar nuevamente a Estados Unidos. Pero nos hemos vuelto escépticos al ver que, durante los 10 últimos años, Washington sólo se ha preocupado por nosotros cuando se tratada de pedir soldados o dinero.
Al mismo tiempo, nosotros los europeos estamos concientes de nuestra propia debilidad. Hemos aprendido a decidir juntos cuando se trata de criterios sobre el mantenimiento de nuestros teleféricos o la profundidad de los estanques en nuestros zoológicos, pero seguimos siendo incapaces de ir más allá de la teoría cuando se trata de establecer una política exterior común para la Unión Europea. Es por eso que esperamos mucho del liderazgo estadounidense y que esperamos una dirección racional y multilateral de parte del nuevo presidente de Estados Unidos –sobre todo teniendo en cuenta que estamos convencidos de la vitalidad de América.
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Artículo publicado inicialmente en el diario alemán Die Zeit del 6 de enero de 2008.
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Aunque nosotros los europeos no participamos en las elecciones en Estados Unidos, me gustaría plantear varias preguntas a los candidatos a la presidencia de ese país. Es que la experiencia adquirida a lo largo del siglo pasado nos ha enseñado que la política exterior de cualquier presidente de Estados Unidos reviste una importancia crucial para nosotros los europeos. Durante el otoño de 2003, el presidente Bush Jr. nos anunció: «Misión cumplida». Pero hasta hoy, casi 5 años más tarde, seguimos sin tener una visión clara de en qué consiste esa misión, de sus objetivos y de su finalidad… Por el contrario, nuevas interrogantes se han agregado a las ya existentes.
El legado político que el nuevo presidente de Estados Unidos tendrá que asumir en 2009 se plantea como más complejo, más global y claramente más pesado que el legado de Vietnam que el presidente Nixon recibiera de sus predecesores Kennedy y Johnson, al ser electo en 1969. Por cierto, ni Nixon, ni sus sucesores Gerald Ford y Jimmy Carter, lograron restablecer la confianza de la nación estadounidense en sí misma. Sólo Reagan logró hacerlo, con la ayuda del paso del tiempo y de circunstancias históricas muy específicas. Pero, en las actuales luchas por la nominación de las primarias presidenciales, el recuerdo de los graves errores cometidos durante la guerra de Vietnam sigue ejerciendo una importante influencia sobre la opinión pública y el discurso de los candidatos.
Nos dicen que esto es una nueva arrancada. Al menos, eso es lo que el pueblo estadounidense espera. Pero, ¿esa afirmación es también válida para la política exterior? Porque, aunque algunos candidatos han hecho publicar en su nombre –en las páginas de la influyente revista Foreign Affairs– algunos artículos inteligentes sobre ese tema, lo cierto es que en sus discursos sus verdaderos proyectos e intenciones en materia de política exterior sólo se mencionan de pasada, sin muchos detalles. Para nuestra gran decepción, este aspecto de su política parece muy incierto. Por otro lado, los europeos sabemos por experiencia propia que, en una democracia, las campañas electorales raramente se desarrollan en las cúspides del discernimiento. La mayoría de las veces se quedan en los bajos fondos pantanosos de las ideas generales.
Sin embargo, dado que ni la trayectoria política, ni los discursos de los candidatos en pugna permiten presagiar lo que será su política exterior en caso de victoria, no nos queda otra cosa que desear por parte de cada uno de ellos al menos un gran discurso general sobre su visión geopolítica. A nosotros los europeos nos gustaría tener respuestas a ciertas preguntas ya que estas últimas no tienen que ver sólo con Estados Unidos, mientras que sí tienen un impacto directo sobre la cotidianidad de Europa. Dichas preguntas incluyen, evidentemente, las dos guerras que se están desarrollando, en Irak y en Afganistán, aunque también van mucho más allá.
1. ¿Cómo piensan ustedes poner fin a la guerra en Irak? ¿Qué medios piensan emplear? ¿Qué aspecto debería tener Irak al final?
2. ¿Cuál es el objetivo de ustedes en Afganistán? ¿Se trata solamente de la eliminación de Al-Qaeda o también de la de los talibanes? ¿O se trata de la construcción de una democracia?
3. En caso de que Al-Qaeda se estableciera de forma duradera en Pakistán, o en caso de que la organización lograra tener acceso al armamento nuclear pakistaní, ¿intervendrían ustedes militarmente en Pakistán?
4. ¿Cuál es la estrategia de ustedes para lograr una solución pacífica del conflicto que dura ya desde hace medio siglo entre Israel y sus vecinos árabes? ¿Se implicarán ustedes en la creación de un Estado palestino o será la Conferencia de Annapolis uno más entre tantos episodios?
5. Ahora que los servicios secretos estadounidenses han comprobado que Irán abandonó sus intenciones de dotarse del arma nuclear, ¿cuál será la futura política de Estados Unidos hacia Irán?
6. La cuarta parte de los Estados existentes a través del mundo son enteramente islámicos o incluyen un fuerte componente islámico. ¿Se implicarán ustedes a favor de la tolerancia religiosa y cultural hacia el Islam y se opondrán a quienes predican un choque de civilizaciones con el Islam?
7. ¿Están ustedes de acuerdo con la opinión expresada, entre otros, por Zbigniew Brzezinski [1], quien afirma que, además del Próximo y el Medio Oriente, Rusia representa un desafío de gran envergadura para la seguridad global? ¿O comparten ustedes nuestra opinión de que Rusia, desde la época de Mijail Gorbatchov, nunca ha violado militarmente sus propias fronteras y se ha comportado, hacia el extranjero, de forma más pacífica que nunca desde la época zarista y desde la época soviética? ¿El sistema ABM (antimisiles balísticos) cuya instalación se prevé en Polonia y en la República Checa tiene como objetivo proteger a esos países así como a Estados Unidos o su propósito es solamente intimidar a Rusia? ¿Aceptan ustedes el papel de actor político y económico mundial que está desempeñando Rusia?
8. ¿Aceptan ustedes el papel de actor político y económico mundial que desempeña China? ¿Invitarán ustedes finalmente a China a las cumbres de jefes de Estado?
9. ¿Están ustedes dispuestos a cumplir todas las obligaciones que implican para Estados Unidos el Tratado de No Proliferación y otros tratados sobre los misiles y las fuerzas convencionales en Europa? ¿Restablecerán ustedes el Tratado ABM tendiente a impedir una nueva carrera de armamentos antimisiles, [tratado] que el predecesor de ustedes anuló tan imprudentemente? ¿Ratificarán ustedes por fin la adaptación del Tratado sobre las fuerzas convencionales en Europa, cosa que el predecesor de ustedes siempre se ha negado a hacer?
10. Después de la negativa de dos presidentes estadounidenses a adoptar el protocolo de Kyoto, ¿se sumará Estados Unidos a una limitación contractual de las emisiones de gases de efecto invernadero?
11. ¿La política presupuestaria y financiera de ustedes se planteará como objetivo reequilibrar el déficit extremadamente elevado de la balanza exterior estadounidense? ¿Cesará Estados Unidos de basar su crecimiento en el acaparamiento del ahorro y de los capitales de otros países? ¿Están ustedes de acuerdo en participar en una vigilancia reforzada sobre los mercados financieros mundiales altamente especulativos?
12. ¿La Carta de las Naciones Unidas sigue siendo para Estados Unidos el basamento del derecho internacional en vigor?
Desde la creación de los Estados Unidos de América la política exterior [de ese país] ha estado marcada alternativamente por tendencias aislacionistas, imperialistas e incluso internacionalistas, con consecuencias diferentes en cada caso. Numerosos europeos consideran la política globalmente unilateral del actual presidente como la expresión de una voluntad imperialista. Pero, a pesar de ello, hemos conservado nuestra confianza en los instintos democráticos de la nación estadounidense. Para nosotros, Estados Unidos es y sigue siendo un foco de libertad y de lucha contra el oscurantismo. Pero sabemos que Occidente no puede regir el mundo por sí solo ya que Estados Unidos no representa ni siquiera el 4% de la población mundial, y si agregamos la Unión Europea representamos apenas el 12%... hacia la mitad de este siglo no representaremos ni siquiera el 10% de la población del planeta.
Hoy en día, aunque la confianza de los europeos hacia el liderazgo estadounidense se ha visto perturbada, queremos mantener sin embargo la asociación atlántica. Cuánto nos gustaría poder amar nuevamente a Estados Unidos. Pero nos hemos vuelto escépticos al ver que, durante los 10 últimos años, Washington sólo se ha preocupado por nosotros cuando se tratada de pedir soldados o dinero.
Al mismo tiempo, nosotros los europeos estamos concientes de nuestra propia debilidad. Hemos aprendido a decidir juntos cuando se trata de criterios sobre el mantenimiento de nuestros teleféricos o la profundidad de los estanques en nuestros zoológicos, pero seguimos siendo incapaces de ir más allá de la teoría cuando se trata de establecer una política exterior común para la Unión Europea. Es por eso que esperamos mucho del liderazgo estadounidense y que esperamos una dirección racional y multilateral de parte del nuevo presidente de Estados Unidos –sobre todo teniendo en cuenta que estamos convencidos de la vitalidad de América.
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Artículo publicado inicialmente en el diario alemán Die Zeit del 6 de enero de 2008.
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Traducción: Red Voltaire & ToP Asociados.
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[1] Actual consejero de Barack Obama. Ndlr.
[1] Actual consejero de Barack Obama. Ndlr.
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Red Voltaire - France/27/02/2008
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