El rol de la socialdemocracia
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La ampliación de los servicios públicos (seguridad social, escuela, sanidad,...) y el estímulo del consumo fueron la clave de la política de conciliación de clase entre burguesía y trabajadores, en condiciones de dominación de la primera, aplicada por la socialdemocracia y compartida en cierto grado por los conservadores europeos, durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero la política de Estado benefactor desembocó en fuertes desequilibrios económicos y déficit fiscal, que acompañaron la crisis europea de mediados de los 70. Para salir de la crisis, había que contener la inflación y el consumo, favorecer las inversiones productivas y la renovación técnica, etc., y esto se podía hacer de dos maneras: con cambios en el sistema de la gran propiedad e introduciendo elementos de planificación del mercado, o bien, sin tocar este sistema, con lo que el mercado, espontáneamente, provoca una mayor desigualdad social. Para un cambio en el sistema de gran propiedad se precisa de una fuerza política de las clases trabajadores que no existió. De ahí que se haya impuesto la segunda solución, tanto si gobernaban los conservadores como los socialistas. Con ello se ve que la socialdemocracia fue impotente para dar una salida a la crisis distinta de la propiciada por los conservadores.
La ampliación de los servicios públicos (seguridad social, escuela, sanidad,...) y el estímulo del consumo fueron la clave de la política de conciliación de clase entre burguesía y trabajadores, en condiciones de dominación de la primera, aplicada por la socialdemocracia y compartida en cierto grado por los conservadores europeos, durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero la política de Estado benefactor desembocó en fuertes desequilibrios económicos y déficit fiscal, que acompañaron la crisis europea de mediados de los 70. Para salir de la crisis, había que contener la inflación y el consumo, favorecer las inversiones productivas y la renovación técnica, etc., y esto se podía hacer de dos maneras: con cambios en el sistema de la gran propiedad e introduciendo elementos de planificación del mercado, o bien, sin tocar este sistema, con lo que el mercado, espontáneamente, provoca una mayor desigualdad social. Para un cambio en el sistema de gran propiedad se precisa de una fuerza política de las clases trabajadores que no existió. De ahí que se haya impuesto la segunda solución, tanto si gobernaban los conservadores como los socialistas. Con ello se ve que la socialdemocracia fue impotente para dar una salida a la crisis distinta de la propiciada por los conservadores.
Al desdibujar su política, la socialdemocracia ha tenido que revisar una serie de concepciones, pero esto no comporta necesariamente su desaparición como corriente diferenciada, pues la conciliación de clases existirá siempre que se den unas ciertas condiciones políticas y económicas. Incluso, los socialistas, a falta de ofrecer concesiones sociales, pueden desempeñar otras funciones que los diferencian de los conservadores. Este fue el caso del PSOE, consolidando la democracia y practicando la conciliación política de clases desde 1982, lo que no podían hacer los conservadores.
Al lograse la estabilidad política, el PSOE perdió atractivo para una parte creciente de sus votantes, tal como confirmaron las elecciones posteriores. Pero pudo conservar su fuerte ventaja respecto a la izquierda marxista o de otro signo. La organización socialista respondió en todos los territorios, y hubo escasas fisuras.
Al lograse la estabilidad política, el PSOE perdió atractivo para una parte creciente de sus votantes, tal como confirmaron las elecciones posteriores. Pero pudo conservar su fuerte ventaja respecto a la izquierda marxista o de otro signo. La organización socialista respondió en todos los territorios, y hubo escasas fisuras.
En la última legislatura, después de recuperar de nuevo el Gobierno, el PSOE se ha dedicado a aprovechar el margen de maniobra que han dado la reactivación económica y la buena marcha de las finanzas estatales, para 1)mejorar la eficacia del Estado como proveedor de infraestructuras y grandes servicios (enseñanza, sanidad, etc.), 2) incrementar el empleo que se ha ido transformando de estable en rotativo, y 3) apretar algo menos el dogal sobre las clases trabajadoras, mientras los beneficios empresariales se incrementaban desorbitadamente.
Como que las cosas están un poco verdes en la “lucha contra la explotación económica”, el PSOE ahora da un especial realce a la “lucha contra otras formas de explotación”. En concreto, hace gestos como el de promover a más mujeres para cargos de responsabilidad. En el terreno político, ha introducido la idea de avanzar hacia un Estado unitario con algunos rasgos federales. Pero está por ver si esa novedad va a concretarse en medidas prácticas como un aumento significativo en el porcentaje de fondos públicos destinados a las autonomías y los municipios.
Ante tales propuestas de la "Socialdemocracia del Siglo XXI" no hay razón por ahora para que los banqueros se inquieten. En cuanto a la conducta de los “pobres”, una parte importante dependerá de si se abre o no la brecha con el movimiento sindical.
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LQSomos. Ferran Fullá. Marzo de 2008
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LQSomos/19/03/2008
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