Obama pronuncia el discurso más racial de su carrera
Con su intervención, el aspirante demócrata se desmarca de unas incendiarias declaraciones racistas de su pastor.
Con su intervención, el aspirante demócrata se desmarca de unas incendiarias declaraciones racistas de su pastor.
Obama aludió al estancamiento de la cuestión racial en su país.
-
ISABEL PIQUER
-
Nueva York - Fue un ejercicio de funambulismo político y vital. Obama tenía que salir al paso de unas declaraciones racistas de su pastor de Chicago, el controvertido reverendo Jeremiah Wright Jr.
En su lugar pronunció un discurso clave sobre el "estancamiento racial" de Estados Unidos. Si hubo un tiempo en que el candidato intentó presentarse con un color neutro, ayer salpicó su intervención con más "negros" y "blancos" que se recuerdan en una intervención política.
Desde hacía unos días, el vídeo de unos de los sermones de Wright, circulaba por iInternet con incendiarias acusaciones contra una América "que no trata a sus ciudadanos como humanos".
Lo que empezó siendo una anécdota embarazosa, que debía haberse disuelto en los ataques y contraataques de las primarias, fue creciendo y amenazaba con arrastrar la campaña en una tormenta de tensiones raciales no resueltas. Obama cogió la espada de Damocles y la convirtió en un arma para acallar a sus críticos.
Fue un discurso largo, complejo y sofisticado. Una mezcla de conferencia sobre raza, política e historia y mensajes "ecuménicos" con los que ha construido su candidatura.
En el Centro Constitucional de Filadelfia, estado donde se celebran las primarias dentro de un mes, y rodeado de banderas estadounidenses, Obama se distanció aún más del pastor que bautizó a sus dos hijas y cuyas idea le inspiraron el título de su segundo libro "The audacity of hope" (la audacia de la esperanza).
"¿Sabía que (Wright) de vez en cuando criticaba con dureza la política doméstica e interna de Estados Unidos? Desde luego. ¿Escuché algunos de sus comentarios que podrían ser considerados controvertidos mientras estaba sentado en su iglesia? Sí. ¿Estaba totalmente en desacuerdo con muchas de sus opiniones políticas? Totalmente".
Y prosiguió. "Contrariamente a lo que piensa los que me critican, blancos y negros, nunca he sido lo bastante ingenuo como para pensar que podemos superar nuestras diferencias sociales en un ciclo electoral o con una sola candidatura, sobre todo una tan imperfecta como la mía".
Obama atacó la cuestión racial y empezó a repartir culpas. "No puedo repudiarle (Wright) de la misma manera que no puedo repudiar a mi abuela, una mujer (blanca) que se sacrificó una y otra vez por mí, pero que una vez me confesó su temor ante el hombre negro y que en más de una ocasión hizo comentarios raciales o étnicos que me hacían encogerme".
El candidato intentó explicar el mundo del reverendo Wright; reconoció las penas y las dificultades de los negros y la ira de generaciones de afroamericanos, que incluso integrados, siguen recordando un pasado de marginación y dureza.
El discurso de ayer fue un brillante ejercicio de introspección personal muy parecido a la autobiografía que Obama escribió mucho antes de pensar en la presidencia "Dreams of my father", y de oratoria política. Su intervención dará mucho que hablar en los próximos días.
En su lugar pronunció un discurso clave sobre el "estancamiento racial" de Estados Unidos. Si hubo un tiempo en que el candidato intentó presentarse con un color neutro, ayer salpicó su intervención con más "negros" y "blancos" que se recuerdan en una intervención política.
Desde hacía unos días, el vídeo de unos de los sermones de Wright, circulaba por iInternet con incendiarias acusaciones contra una América "que no trata a sus ciudadanos como humanos".
Lo que empezó siendo una anécdota embarazosa, que debía haberse disuelto en los ataques y contraataques de las primarias, fue creciendo y amenazaba con arrastrar la campaña en una tormenta de tensiones raciales no resueltas. Obama cogió la espada de Damocles y la convirtió en un arma para acallar a sus críticos.
Fue un discurso largo, complejo y sofisticado. Una mezcla de conferencia sobre raza, política e historia y mensajes "ecuménicos" con los que ha construido su candidatura.
En el Centro Constitucional de Filadelfia, estado donde se celebran las primarias dentro de un mes, y rodeado de banderas estadounidenses, Obama se distanció aún más del pastor que bautizó a sus dos hijas y cuyas idea le inspiraron el título de su segundo libro "The audacity of hope" (la audacia de la esperanza).
"¿Sabía que (Wright) de vez en cuando criticaba con dureza la política doméstica e interna de Estados Unidos? Desde luego. ¿Escuché algunos de sus comentarios que podrían ser considerados controvertidos mientras estaba sentado en su iglesia? Sí. ¿Estaba totalmente en desacuerdo con muchas de sus opiniones políticas? Totalmente".
Y prosiguió. "Contrariamente a lo que piensa los que me critican, blancos y negros, nunca he sido lo bastante ingenuo como para pensar que podemos superar nuestras diferencias sociales en un ciclo electoral o con una sola candidatura, sobre todo una tan imperfecta como la mía".
Obama atacó la cuestión racial y empezó a repartir culpas. "No puedo repudiarle (Wright) de la misma manera que no puedo repudiar a mi abuela, una mujer (blanca) que se sacrificó una y otra vez por mí, pero que una vez me confesó su temor ante el hombre negro y que en más de una ocasión hizo comentarios raciales o étnicos que me hacían encogerme".
El candidato intentó explicar el mundo del reverendo Wright; reconoció las penas y las dificultades de los negros y la ira de generaciones de afroamericanos, que incluso integrados, siguen recordando un pasado de marginación y dureza.
El discurso de ayer fue un brillante ejercicio de introspección personal muy parecido a la autobiografía que Obama escribió mucho antes de pensar en la presidencia "Dreams of my father", y de oratoria política. Su intervención dará mucho que hablar en los próximos días.
-
"Leer más:..."
-
Público.es - España/19/03/2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario