El Fondo no toca fondo: Limitaciones de las nuevas propuestas
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El próximo 12 de abril tiene lugar la reunión de primavera de las instituciones financieras internacionales, Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial en Washington. El punto más importante de la agenda lo constituye la propuesta para la reforma institucional del FMI, es decir el cambio en la estructura de voz y voto, acordado el año pasado en la sesión anual de ambas instituciones en Singapur. Según palabras del Director Ejecutivo del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn, las nuevas reformas aumentan la influencia de los países en desarrollo en la política de dicha institución. Para poder confirmar dicha afirmación es necesario primero ver el contenido de las mismas y segundo si estás corresponden a los objetivos propuestos en Singapur.Los países en desarrollo, tomados como grupo, tendrán según la nueva fórmula una participación de 1,6% mayor que antes del acuerdo, mientras que el peso de los países industrializados en su conjunto continuará siendo del 60% de los derechos a voto en el seno del FMI. Hasta ahora el peso de los votos en el FMI se establece en base a una mayoría doble que toma en consideración el llamado “principio westfálico” de “un país un voto” combinándolo con el principio del mercado de “un dólar un voto”. Cada país miembro tiene 250 votos básicos a los cuales se le agregan votos adicionales, según la cantidad de capital que se coloque en el Fondo. Así Estados unidos tiene un total de 371.743 votos (16,79% del total) y Honduras tiene 1,545 votos, es decir (0.07% del total). A la hora de la fundación de la Institución la proporción de los votos básicos era mayor. Con el aumento del capital y de la participación de los países industrializados la balanza se orientó más hacia el principio de un “un dólar un voto”. Está es una de las deficiencias en la democracia interna de dicha institución.La otra, no menos importante tiene que ver con la llamada constituency es decir la representación en los órganos de decisión. Las operaciones cotidianas del FMI se realizan en la sede del organismo en Washington y están a cargo del Directorio Ejecutivo, que tiene 24 miembros; esta labor es orientada por el Comité Monetario y Financiero Internacional CMFI y respaldada por el personal profesional del FMI. El Director Gerente es el jefe del personal del FMI y el Presidente del Directorio Ejecutivo, y cuenta con la asistencia de tres subdirectores gerentes. Los Estados Unidos, Francia, Alemania e Inglaterra no necesitan ser electos dentro del directorio sino que son nombrados, es decir tienen su puesto asegurado. Es por ello que, por ejemplo, la Unión Europea en su conjunto controla más de un tercio del directorio y tiene con ello una influencia que es mayor que su participación total en la economía mundial.Si bien es cierto que la nueva propuesta le da un tanto mayor influencia a países como China, India, México, Brasil y Corea del Sur y permite África contar con un vicerepresentante en el Directorio Ejecutivo, la misma no cambia en nada la correlación de fuerzas al interior de la Institución sino que consolida el “statu quo” y con ello las asimetrías. Esto y la persistencia de su opción monetarista, tendrán consecuencias negativas y contribuirán aun más a la pérdida de influencia de dicha institución en momentos en los que la estabilidad de la economía mundial es de vital importancia. Por esta falta de legitimidad el FMI está perdiendo cada vez más clientes. Su capital de ha reducido ya de los 80 mil millones de dólares a menos de 20 mil millones. De no encontrarse una solución duradera habrá que despedir al 50% del personal, como ya lo dio a entender el Directorio Ejecutivo. Al parecer tanto Europa como EEUU prefieren tal situación a renunciar a su cuota de “poder”. Las funciones del FMI serán cada vez más limitadas. Parece que el Fondo aun no toca fondo. Para poder salir de su crisis institucional será necesario que los países miembros comprendan que el necesario ajuste estructural de la institución no es un juego de suma cero sino una medida de la cual se beneficiarían todos, pobres y ricos, grandes y pequeños.Bonn, lunes, 07 de abril de 2008
El próximo 12 de abril tiene lugar la reunión de primavera de las instituciones financieras internacionales, Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial en Washington. El punto más importante de la agenda lo constituye la propuesta para la reforma institucional del FMI, es decir el cambio en la estructura de voz y voto, acordado el año pasado en la sesión anual de ambas instituciones en Singapur. Según palabras del Director Ejecutivo del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn, las nuevas reformas aumentan la influencia de los países en desarrollo en la política de dicha institución. Para poder confirmar dicha afirmación es necesario primero ver el contenido de las mismas y segundo si estás corresponden a los objetivos propuestos en Singapur.Los países en desarrollo, tomados como grupo, tendrán según la nueva fórmula una participación de 1,6% mayor que antes del acuerdo, mientras que el peso de los países industrializados en su conjunto continuará siendo del 60% de los derechos a voto en el seno del FMI. Hasta ahora el peso de los votos en el FMI se establece en base a una mayoría doble que toma en consideración el llamado “principio westfálico” de “un país un voto” combinándolo con el principio del mercado de “un dólar un voto”. Cada país miembro tiene 250 votos básicos a los cuales se le agregan votos adicionales, según la cantidad de capital que se coloque en el Fondo. Así Estados unidos tiene un total de 371.743 votos (16,79% del total) y Honduras tiene 1,545 votos, es decir (0.07% del total). A la hora de la fundación de la Institución la proporción de los votos básicos era mayor. Con el aumento del capital y de la participación de los países industrializados la balanza se orientó más hacia el principio de un “un dólar un voto”. Está es una de las deficiencias en la democracia interna de dicha institución.La otra, no menos importante tiene que ver con la llamada constituency es decir la representación en los órganos de decisión. Las operaciones cotidianas del FMI se realizan en la sede del organismo en Washington y están a cargo del Directorio Ejecutivo, que tiene 24 miembros; esta labor es orientada por el Comité Monetario y Financiero Internacional CMFI y respaldada por el personal profesional del FMI. El Director Gerente es el jefe del personal del FMI y el Presidente del Directorio Ejecutivo, y cuenta con la asistencia de tres subdirectores gerentes. Los Estados Unidos, Francia, Alemania e Inglaterra no necesitan ser electos dentro del directorio sino que son nombrados, es decir tienen su puesto asegurado. Es por ello que, por ejemplo, la Unión Europea en su conjunto controla más de un tercio del directorio y tiene con ello una influencia que es mayor que su participación total en la economía mundial.Si bien es cierto que la nueva propuesta le da un tanto mayor influencia a países como China, India, México, Brasil y Corea del Sur y permite África contar con un vicerepresentante en el Directorio Ejecutivo, la misma no cambia en nada la correlación de fuerzas al interior de la Institución sino que consolida el “statu quo” y con ello las asimetrías. Esto y la persistencia de su opción monetarista, tendrán consecuencias negativas y contribuirán aun más a la pérdida de influencia de dicha institución en momentos en los que la estabilidad de la economía mundial es de vital importancia. Por esta falta de legitimidad el FMI está perdiendo cada vez más clientes. Su capital de ha reducido ya de los 80 mil millones de dólares a menos de 20 mil millones. De no encontrarse una solución duradera habrá que despedir al 50% del personal, como ya lo dio a entender el Directorio Ejecutivo. Al parecer tanto Europa como EEUU prefieren tal situación a renunciar a su cuota de “poder”. Las funciones del FMI serán cada vez más limitadas. Parece que el Fondo aun no toca fondo. Para poder salir de su crisis institucional será necesario que los países miembros comprendan que el necesario ajuste estructural de la institución no es un juego de suma cero sino una medida de la cual se beneficiarían todos, pobres y ricos, grandes y pequeños.Bonn, lunes, 07 de abril de 2008
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*Dr. Pedro Morazán
Wissenschaftlicher Mitarbeiter, Institut SÜDWIND
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ALAI/08/04/2008
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