¿SOMOS VÍCTIMAS?
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Hemos pasado de ser esclavos del puritanismo y de la doble moral, a ser libertinos de nuestros propios intereses, de nuestras propias pasiones y de nuestras propias avaricias.
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Hemos confundido la autoestima, con la inexpugnabilidad del orgullo y la arrogancia. Hemos confundido el amor con la ambición desmedida y el egoísmo. Y hemos pasado de la culpabilidad absoluta (sentirnos culpables por todo y de todo), a la impunidad egocéntrica y prepotente de creernos el ombligo del mundo y mostrarnos insensibles a todo y a todos.
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Entendemos que ser humildes es ser serviles; interpretamos la libertad cómo el hacer lo que nos venga en gana, con el pataleo infantil y con el reproche, invadiendo la libertad del otro, atropellándola y pisoteándola con saña y sin miramiento alguno. Y cuando hablo de pisotear la libertad de otro, no me refiero al deterioro de la propiedad privada, sino al abuso en nombre de esa libertad, que lleva a un enriquecimiento y ostentación de "derechos" de unos pocos, a costa del hambre, la miseria, la explotación, la tortura, la enfermedad y la discriminación de otros muchos. Porque nadie puede considerarse "libre" mientras haya semejantes que mueren de todos esos males. Porque la negación de la libertad y los derechos de un sólo ser humano, disminuye e interpela mi libertad y mis derechos. Porque los crímenes de lesa humanidad de un sólo ser humano, me convierte en cómplice asesina si lo silencio, si respondo con una egoísta indiferencia, si creo que no va conmigo porque a mí no me sucede, si espero que otros lo resuelvan "que para eso pago impuestos" etc.
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Creemos que el derecho de libre expresión, nos da carta blanca para sentar cátedras, e imponer creencias a modo de verdades axiomáticas incuestionables; soltar imprecaciones, obviar el documentarse primero y analizar aquello sobre lo que se pretende opinar; parlotear neciamente sin escuchar, sin conocimiento de causa y sin respeto alguno; insultar, vilipendiar, difamar sin reparo alguno y destruir la intimidad y el prestigio de los demás por el simple sensacionalismo o por el mercantilismo periodístico de sus vidas so pretexto del derecho a la información.
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Tomamos el efecto por la causa, el motivo por el pretexto y la excusa y la bondad por la imbecilidad. Confundimos el hecho de que nos pueden acontecer desgracias, con el ser desgraciados, el acceder al conocimiento con comprarlo, y la riqueza material con la felicidad.
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Confundimos el conocimiento y la ciencia con la tecnología; el acumular información, y repetirla robóticamente, con la sabiduría; el aprender cuatro cosas con creerse ser un experto en algo. Confundimos nuestro paso por la vida con el pasar de ella. Nos enardecemos con el futbol, y lloramos al ver los dramas que nos ofrecen ciertas películas; la ficción nos emociona, pero seguimos comiendo indiferentes e insensibles mientras por la pantalla pasa la realidad del drama cotidiano y las verdaderas víctimas de las guerras, de las catátastrofes, de los odios y del consumismo, acallando nuestras conciencias con un rápido "total, nada puedo hacer" entre cucharada y cucharada de sopa... Mientras nuestras neuronas se van insensibilizando y nuestros corazones se van convirtiendo en piedra. Bellas, bien esculpidas, pero piedras.
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Y sí, ciertamente. Por todo esto nunca hemos dejado de ser víctimas; sí, víctimas; pero víctimas de nosotros mismos.
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LQSomos. Hannah. Junio de 2008
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LQSomos/24/06/2008
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