8/8/08

Bolivia: el Gobierno de Evo Morales frente a la prueba del Referéndum

El Referéndum del próximo 10 de agosto podría suponer para Bolivia un cambio radical de orientación. Un resultado positivo en las urnas permitiría al Presidente Morales ratificarse como líder del Gobierno y proseguir con las reformas que ha puesto ya en marcha. Sin embargo, incluso una victoria podría no resolver los problemas que han dado origen a las tensiones internas, a la vez que las divisiones que afectan al país corren el riesgo de generar más inestabilidad.
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Gilles Cavaletto
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Salvo sorpresas de última hora el próximo 10 de agosto se celebrará el esperado referéndum “revocatorio” que, si todo va bien, debería resolver el pulso que enfrentar desde hace ya tiempo al Gobierno y a las regiones ricas del país. Con esta consulta el Presidente intenta conseguir la derrota de las regiones de Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Beni, Pando y La Paz que reclaman su autonomía. “El Revocatorio servirá para eliminar los prefectos neoliberales que todavía existen en Bolivia”, ha declarado Morales repetidamente durante la campaña, convencido de que así se podría poner fin a lo que considera, los principales obstáculos seguir adelante con sus reformas. Para la debilitada oposición, por el contrario, el referéndum significa poner en juego a seis de las regiones más ricas del país(por sus reservas de gas y petróleo), y al futuro de sus proyectos de autonomía
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El camino que ha conducido al Referéndum
La ley que ha permitido esta consulta fue aprobada por el Parlamento el pasado mes de diciembre. Esto fue posible aunque en el Senado quedara en suspenso, probablemente a la espera del desarrollo de las discusiones respecto a una posible modificación del nuevo texto constitucional, aprobado por el gobierno el año pasado. La nueva Constitución otorgaría mayores derechos a la población indígena y una redistribución de las ganancias que procedan de los recursos energéticos, y es al mismo tiempo muy criticado por algunas regiones, ya que la ven como una amenaza para sus propios intereses. La oposición, además, denuncia la ilegalidad del texto, porque considera que apara la aprobación de la Asamblea Constituyente el año pasado le habrían faltado los votos necesarios.

Las negociaciones no han tenido el éxito que esperaba Morales, que contaba con poder aprobar la Constitución este año a través de un referéndum constitucional. Una medida que no podrá efectuar debido a que la actual Carta Magna limita a uno sólo el número de los sufragios que se pueden realizar anualmente.

Ante el fracaso de los acuerdos, cuatro regiones del este del país propusieron en abril un referéndum independentista que atribuyera a la Asamblea Regional el poder de gestionarse de forma autónoma. Detrás de la batuta de Santa Cruz, la comunidad más representativa entre las comunidades locales y la primera región que celebra la consulta autonómica, les siguieron en mayo las votaciones en las regiones de Beni, Pando y Tarija, que juntos concentran el 85% de las reservas de gas natural en el país.Aunque bien es cierto que el sufragio no tenía carácter vinculante, estos porcentajes tan altos (bordeando el 90%) a favor de la autonomía han mostrado el punto de vista de la población, frenando los proyectos ya iniciados por el gobierno.

Cuando Evo Morales asumió el poder en 2005 lo hizo con la promesa de promover una mayor justicia social a través de un reparto equitativo de la riqueza. En este sentido, comenzó con la nacionalización de la industria energética nacional, un proceso que aunque incompleto ha dado ya sus frutos, generando un inmediato superhábit de cerca del 5% del PIB en 2007. Estas ganancias han ido destinadas principalmente a la educación, el trámite de ayudas alimentarias y el apoyo a las familias, sobre todo indígenas, para asegurarles la asistencia de los hijos a la escuela.
La iniciativa autonómica de las regiones es una importante traba para las aspiraciones del gobierno a que la nueva Constitución sea una realidad, que además de esperar retribuciones ha hecho oficial no menos de 37 dialectos locales. La vía libre a la consulta que ofreció el Senado el pasado 12 de mayo se ha confirmado como una respuesta decisiva de Morales a los Gobernadores considerados “rebeldes”. Sin embargo, se inserta en un contexto de crisis social que se ha ido agravando progresivamente en los últimos meses.
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Las expectativas del Referendum
Desde que Morales asumió la dirección de Bolivia las condiciones del país han mejorado globalmente. La producción agrícola, cuyo pilar son los cereales, debería registrar un récord este año; además el Gobierno ha invertido en programas sociales, entre los cuales se encuentra el emblemático programa educativo cubano “Yo si puedo”.Según los últimos sondeos los resultados económicos y la puesta en marcha de los proyectos en el ámbito social habrían permitido a Morales alcanzar más del 60% del consenso popular.

Sin embargo la realización de la consulta popular ha sido duda hasta el último momento. Las regiones independentistas han acusado al gobierno de errar en el sistema de cálculo de los votos necesarios para ratificar los mandatos en curso. La misma Corte Constitucional, que ha sufrido ya varias intromisiones de Morales, ha solicitado el restablecimiento de la legalidad antes de proceder con la votación. La respuesta del Gobierno ha sido categórica, invitando al Tribunal a no seguir más sus prerrogativas. Recientemente el propio Presidente ha sido criticado por sus declaraciones acerca de la primacía de la política sobre las leyes, que le han supuesto varios ataques de la oposición.

El pasado viernes 1 de agosto, a sólo 9 días de la fecha del referéndum, la crisis fue resuelta por la Corte Nacional Electoral (CNE), organismo encargado de la organización de la consulta popular, con la modificación de los porcentajes de voto. Ahora, para ser revocados, los Gobernadores deberán obtener el 50% más de los votos en contra, un porcentaje que de hecho no asegura su permanencia en el puesto. El porcentaje necesario para revocar los mandatos del Presidente y Vicepresidente permanecen invariables, al 53,74% de los votos más uno.

Ocho de los nueve gobernadores participantes en la consulta han aceptado la decisión, mientras sólo la región de Santa Cruz no ha resuelto las dudas acerca de su adhesión, a pesar las presiones del resto de los gobernadores.
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Un posible resultado tras las elecciones
En caso de victoria, el Gobierno seguirá con el proceso de reformas que ya había iniciado; este aspecto beneficia a Morales, que gran parte de la población percibe como un elemento de estabilidad y continuidad. A nivel interno, muchos analistas coinciden en que, prescindiendo del resultado de los comicios, no debería cambiar mucho la situación de equilibrio en la que se encuentra el País. En primer lugar porque, a pesar de que se da por descontado la victoria de Morales, los resultados no serían suficientes para destituir a los Gobernadores de la oposición, empezando por el de Santa Cruz. En segundo lugar porque la opinión pública está dividida, como demuestra el alto índice de adhesión al voto, registrado en abril y mayo en las regiones autonomistas. Una fragmentación que se habría visto ampliada gracias a la convocación del referéndum revocatorio, aumentando las tensiones que parecen no disminuir a corto plazo.

Debido a la organización de estas elecciones, el referéndum previsto para aprobar la Constitución se verá aplazado hasta 2009. Antes de esta fecha además del aumento de la inestabilidad que amenaza también al sector económico, causada por la disminución de las inversiones exteriores, Morales debe hacer frente a una inflación que se está encaminando hacia una meta del 20%, prevista para finales de 2008, más del doble del objetivo pronosticado, con consecuencias imprevistas para gran parte de la población (más del 70%) que vive en torno al índice de pobreza. Por lo que, también en caso de victoria, el marco tras las votaciones cumpliría las expectativas creadas por Morales. A nivel internacional, a pesar de las críticas recibidas por parte de los países vecinos, a las sociedades multinacionales que han sustentado las reformas sobre la nacionalización de los recursos y de las infraestructuras (Estados Unidos, Unión Europea y España in primis), las opciones de Morales parecen hallar bastante consenso. Muchos de los gobiernos sudamericanos con tendencia a un desarrollo regional, entre los que se encuentran Argentina, Venezuela, y en menor medida Brasil, han manifestado su apoyo al Presidente indígena. Bolivia parece ser una pieza clave en el proyecto de desarrollo energético regional, ya que ocupa el centro del subcontinente y, por la importancia de poseer recursos de gas y petróleo. Lo confirmaría la visita que los presidentes Chávez, Fernández y Lula habrían previsto realizar con su homólogo boliviano el 6 de agosto en la región meridional de Trujillo, para deliberar sobre la construcción de una central eléctrica en la frontera entre Bolivia y Argentina, que fue finalmente cancelada tras los incidentes que tuvieron lugar el día anterior en la vecina ciudad de Oruro.

Una posible derrota de Morales pondría en duda los proyectos llevados a cabo en Sudamérica (véase el último viaje de Lula a Buenos Aires, acompañado por más de 300 empresarios para reavivar el diálogo comercial con su vecino histórico). En efecto, más de la mitad del gas importado desde Brasil proviene desde Bolivia y se concentra justo en las regiones que proclaman su autonomía. El apoyo de los dos gigantes sudamericanos vendría motivado por el miedo a suscitar violencias que derivarían de una crisis institucional, que provocaría la emigración de casi un millón de bolivianos hacia los países limítrofes; una preocupación compartida también por la vecina Chile.
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Conclusiones
El proceso que ha llevado a organizar un referéndum revocatorio ha puesto en evidencia la profunda fragmentación interna que existe en la población y entre las regiones y el Gobierno central. El deseo de Morales de llevar a cabo una reforma constitucional a toda costa no sólo es una señal de autoridad, sino también de obstinación. La parte contraria, representada por los partidos de la oposición y de los Gobernadores autonomistas, ha superado los límites de la legalidad convocando un referéndum privado de legitimidad. Las primeras acciones de violencia que han sacudido el país el pasado 5 de agosto provocando dos muertos en la provincia de Oruro, parecen presagiar una situación de inestabilidad que, independientemente de los resultados de las urnas, podría materializarse en una irremediable fragmentación del ya frágil equilibrio político que atraviesa el país.
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Equilibri.net - Italy/08/08/2008
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