2/9/08

ESCARBANDO...LQ somos.

Las olimpiadas y los derechos laborales
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Los principales proveedores y avaladores de los Juegos Olímpicos, a los que este pasado agosto, al menos sobre el papel, decimos adiós, han sido una vez más las grandes marcas del deporte y otras empresas transnacionales. Ahora bien, estas sociedades -que desplazan sus centros de producción en busca de mejor competitividad y rentabilidad- también son las principales avaladoras de la falta de respecto de los derechos humanos en los países dónde se instalan. Mano de obra barata significa entre otras cosas, salarios bajos, carencia de derechos sociales y trabajo infantil. Nike y Adidas, para poner los dos ejemplos más conocidos, se encuentran entre las marcas que toleran todo tipos de arbitrariedades; pero tienen la habilidad de hacerlo a través de sus subcontratistas, a los que previamente imponen unas condiciones económicas miserables y unos niveles de exigencia productiva extremos. Por otra parte, estas sociedades, mientras se disputan a los atletas chinos que han conseguido medalla olímpica, amenazan con transferir su producción de China hacia otros paraísos más acogedores y sobre todo menos exigentes con los derechos humanos. China ha tenido la audacia de favorecer ciertos progresos sociales, en particular un salario mínimo fijado por el Estado, exigencia de contrata de trabajo escrito, derecho a la negociación colectiva, constitución de sindicatos protegidos por el Estado pero independientes de la patronal en todos los centros de trabajo, cotización empresarial para garantizar un sistema de protección social e indemnización en caso de despido. Esto para las multinacionales es excesivo puesto que limita su rentabilidad.Desde Europa Occidental, nos resulta muy fácil presentarnos como los más valientes defensores de los derechos humanos, sobre todo cuando las responsabilidades se colocan sobre las espaldas de los países del Tercero mundo y cuando además se cuenta con el apoyo incondicional de los grandes medios de comunicación controlados precisamente por los grandes grupos multinacionales o por los estado de los países más ricos. Incluso, hay algunas ONGs de dudosa reputación, como es el caso de la francesa "Reporteros sin Fronteras" especializadas en esta modalidad de actuación. Pero las personas de izquierdas debemos ser más consecuentes y valientes en nuestros actos. En primer lugar, denunciando a TODAS ESTAS PORQUERÍAS que nos intentan vender y que se aprovechan de los juegos olímpicos para hacer publicidad. Denunciar -en las condiciones actuales- a estas empresas resulta muy difícil, puesto que son precisamente ellas las que patrocinan "nuestras" atletas y las que con su publicidad financian una parte de la actividad de los medios de comunicación. Pero, no erramos el objetivo y no olvidamos que es su actuación la que da lugar a este orden mundial perverso que tanto detestamos y con el cual deberíamos acabar.
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LQSomos. Antoni Puig Solé. Septiembre de 2008
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Lectura recomendada.
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LQSomos/02/09/2008

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