11/9/08

Tiempo de calamidades, solidaridad y odio

Areítodigital
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Por: Andrés Gómez
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Miami.- Sin lugar a dudas, el paso de los huracanes, Gustav e Ike, por las Antillas es causa de gran pesar y dolor para aquellos millones de personas directamente afectadas por los vientos, las lluvias y las demás consecuencias de estos dos grandes ciclones como también para todos aquellos que por ellos nos preocupamos.

Los cubanos hemos visto con horror como, primero el devastador huracán Gustav, con intensidad de categoría 4 asoló a la Isla de la Juventud y a sectores de las provincias de La Habana y Pinar del Río donde sobre todo en esta última arrasó un amplio corredor de sur a norte.

Días después el otro ciclón, Ike, entró en a la isla grande, también categoría 4, arrasando todo a su paso por el norte de las provincias de Guantánamo, Holguín y Tunas para después atravesar la extensa Camagüey, salir por su costa sur, seguir por el Mar Caribe paralelo a la costa hacia el Oeste, para entonces entrar a la Isla nuevamente por casi la misma zona por donde una semana antes pasara Gustav, deshaciendo a su paso, en horas, el trabajo de décadas de millones de cubanos y cubanas.

La nación cubana terriblemente afectada por las millonarias pérdidas sufridas entra con denuedo en la recuperación para así reconstruir lo suyo. Cuenta con la ayuda solidaria, rápida e incondicional, de pequeños y grandes países –millones de personas alrededor del mundo- que durante las últimas dos semanas han demostrado su voluntad de ayudar en un momento de tantas desgracias al pueblo cubano. Pueblo que por los últimos cincuenta años ha demostrado al mundo, con altruismo sin igual en la historia, los verdaderos alcances de la solidaridad.

Y es así como por su propio esfuerzo y recursos, y con la ayuda efectiva, desinteresada y solidaria de gobiernos y pueblos los cubanos se recuperarán de este infortunio.

En Estados Unidos, especialmente aquí en Miami, decenas de miles de cubanos también se solidarizan con su pueblo. Días terribles también se han sufrido en los hogares de los emigrados cubanos hondamente preocupados por la seguridad y suerte de sus seres queridos y por todo el pueblo cubano.

Como en veces anteriores, inmediatamente después del paso del huracán Gustav, individuos y organizaciones de la emigración cubana en esta ciudad, se movilizaron para emprender la preparación de campañas de recaudación de ayuda humanitaria a los nuestros en Cuba, sin condición alguna.

Las organizaciones que integran la Alianza Martiana: la Brigada Antonio Maceo, la Alianza Martiana –como organización individual-, la ATC, la Asociación José Martí, la Asociación de Mujeres Cristianas en Defensa de la Familia y el Círculo Bolivariano de Miami, prontamente se unieron al loable esfuerzo encabezado por la organización de carácter humanitario, Solidaridad Judía, utilizando su licencia de ayuda humanitaria requerida por el Departamento del Tesoro federal, para organizar la recogida de fondos para comprar lo que el pueblo cubano necesitare.

Pero también en Miami tiene su raíz el mal. Los demonios de la contrarrevolución, quienes en momentos de infortunio para el pueblo cubano, como éstos, demuestran abiertamente la magnitud de su odio a él. Es insondable su vileza.

La prensa aquí, que responde a esos mismos sentimientos, no hay calamidad que informe que no sea con regocijo difícil de encubrir.

Inclusive, en sus despreciables delirios, han llegado aseverar que la entrada del huracán Ike a territorio cubano por las cercanías de la Bahía de Nipe, el 8 de septiembre, día de la Festividad de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, el mismo lugar por donde la tradición señala la Virgen hizo su primera aparición hace cerca de 400 años, es señal de castigo divino al pueblo cubano. Hasta a esas sacrílegas y absurdas canalladas recurren.

Y si eso es la prensa puede uno fácilmente imaginarse a lo que ha recurrido la alta dirigencia de la contrarrevolución cubana y sus organizaciones para impedir que se articulen con la efectividad requerida las campañas humanitarias a favor del pueblo cubano.

La Administración Bush, en vísperas de las elecciones, se ha visto precisada, por el abrumador sentir de la emigración cubana, a otorgar, en contra de su voluntad, licencias extraordinarias que podrán permitir una ayuda humanitaria a Cuba sin condiciones.
Ojalá, por el bien de los nuestros, que estas calamidades sean las últimas de esta temporada ciclónica

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CubaDebate - Cuba/11/09/2008
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