La decisión del Gobierno argentino de nacionalizar los planes de pensiones privados ha disparado las alarmas en los mercados y está castigando a las numerosas compañías españolas con inversiones en Latinoamérica. Los inversores han puesto bajo vigilancia a toda la región.
La historia se repite. Argentina vuelve a irrumpir con una carga amenazadora, especialmente dirigida a la bolsa española, en una fase sumamente delicada para los mercados. Hace siete años, tras el pinchazo de la burbuja tecnológica y a las puertas de una recesión mundial, el país andino acabó con la paridad dólar -peso, canceló parte de la deuda externa e impuso el corralito, un mecanismo para intentar frenar la retirada de depósitos de las cuentas de ahorros de los argentinos.
Hoy, cuando los principales gobiernos del mundo están intentado cortar la sangría del estallido de la crisis crediticia, y el Fondo Monetario Mundial (FMI) ha certificado que la economía mundial entrará en recesión a lo largo de 2009, el Ejecutivo argentino anuncia la nacionalización de los fondos de pensiones privados y resucita el fantasma de la inseguridad jurídica empresarial en el país sudamericano.
Entre 2001 y 2002, la factura del colapso financiero argentino en la bolsa española fue rotundo. Las mayores compañías de nuestro país �Telefónica, Repsol, Santander, BBVA y Endesa�, así como Gas Natural, Aguas de Barcelona, OHL y Dragados (hoy ACS) tenían importantes intereses en Argentina.
Las provisiones, los menores beneficios por la devaluación del peso y la pérdida de valor del patrimonio neto, entre otros ajustes, supusieron un impacto conjunto superior a los 14.000 millones de euros en las cuentas de las empresas durante los primeros meses de la crisis.
El parqué español, dañado como el resto de las principales plazas internacionales por el desvanecimiento del sueño de Internet y la posterior desaceleración económica, sufrió un castigo adicional durante casi un año debido a la exposición a Latinoamérica.
Entonces, como ahora, los inversores internacionales siguen identificando mucho los grandes valores españoles con Latinoamérica. �Siempre se ha dicho que la bolsa española era un buen vehículo para invertir en Latinoamérica y, por tanto, también lo es para desinvertir en ella en estos momentos�, según los analistas de Link Securities.
La cifra del coste de la nueva etapa de turbulencias, con el epicentro en Argentina y posibles e inquietantes ramificaciones por el continente (ver información adjunta), está por escribir.
De momento, las cotizaciones de los blue chips españoles han caído a plomo en los últimos tres días: Repsol se ha dejado un 18,07%; Telefónica, un 12,06%; Iberdola, un 10,17%; Endesa, un 12,06%; Santander, un 22,95%, y BBVA, un 19,72%. Teniendo en cuenta la elevada ponderación de los cinco pesos pesados en el Ibex �suman un 63,8%, al cierre de ayer�, el índice selectivo español se ha anotado un duro revés: ha perdido un 13,48% en la semana, frente al 7% de media de los indicadores europeos, y ha retrocedido hasta los niveles más bajos desde septiembre de 2004.
Menor presencia
Sin embargo, con excepción de Repsol, que obtiene alrededor del 20% de su ebitda (resultado bruto de explotación) en Argentina y conserva el 85% de YPF (la filial de la que estaba desprendiéndose, cuyo proceso ahora podría verse abortado), las compañías españolas han reducido significativamente durante los últimos años su presencia en el país andino, hasta suponer una parte residual de sus inversiones en Latinoamérica.
Los grandes bancos, por ejemplo, espantados por la zozobra del sistema financiero entre 2001 y 2002 redujeron sus negocios radicalmente.
A BBVA, Banco Francés le aporta el 2,8% del beneficio neto total, según los datos del primer semestre del año; mientras que Santander, que controla Banco Río, obtiene el 2,1% de sus ganancias en Argentina. Telefónica consigue, por su parte, tan sólo el 4% de su ebitda.
¿Hasta qué punto es razonable, por tanto, esta reacción del mercado, propinando un varapalo de tal magnitud a la bolsa española? ¿Qué están descontando los inversores?
La explicación es que los gestores han empezado a mirar más allá. �Nuestras empresas están presentes en otros países latinoamericanos, como Brasil o México, en los que, de suceder lo que ha ocurrido en Argentina, se verían muy afectadas. En principio las bolsas están descontando una tragedia que no ha ocurrido.
El alarmismo que se sufre es tal que los mercados bursátiles anticipan todo acontecimiento negativo que sea plausible, incluso antes de suceder. Por ahora no hay indicios de que el resto de los países latinoamericanos nos vayan a jugar una mala pasada�, sostiene Soledad Pellón, analista de IG Markets.
El mercado teme, por tanto, que una chispa desate en esta ocasión un incendio en toda la región. No lo consiguió el pasado verano Hugo Chávez, cuando anunció su intención de nacionalizar Banco de Venezuela, la filial local de Santander, un proceso que aún está pendiente de resolución.
Ni tampoco extendió fuego alguno la decisión del Gobierno boliviano de Evo Morales de recuperar el control público del negocio petrolero del país. Al fin y al cabo, la atención de los inversores internacionales a estos países es relativamente reducida por la permanente incertidumbre política y regulatoria.
Pero, pese a que Argentina había ido perdiendo crédito como destino del capital internacional en los últimos años, especialmente frente a países más solventes y estables como Brasil, Chile y México, las alarmas que ha encendió Cristina Kirchner hace sólo cuatro días con su decisión intervencionista tienen mayor alcance que las de sus homólogos.
Preocupa que un hipotético default (suspensión del pago de la deuda externa) se extienda como una mancha de aceite por toda Latinoamérica, en un momento en que la recesión económica planea sobre todos los rincones del planeta y los precios de las materias primas, principales fuentes de ingresos para muchos de estos países, languidecen.
Miedos
�El detonante o revulsivo de las [abruptas] caídas del miércoles fue la crisis argentina, pero el mercado comenzaba a extender los miedos de una fuerte recesión hacia todos los emergentes�, según los expertos de Oddo Securities.
�Nos hemos centrado en hablar durante la crisis únicamente de Estados Unidos como potencia mundial, del gigante asiático y de nosotros mismos. Es decir, nos hemos olvidado por completo de Latinoamérica, despreciando las consecuencias que podría tener una recesión en esta región�, añade Pellón.
Éste puede ser el quiz de la cuestión que se dirimía esta semana en el parqué español. Los inversores estarían haciendo las cuentas de lo que puede suponer para las grandes empresas españolas que fundamentalmente Brasil y México �aportan entre el 10% y el 15% del beneficio agregado del Ibex, según los cálculos de Ahorro Corporación� cierren el grifo del consumo creciente que ha sostenido planes de negocio muy ambiciosos para nuestras multinacionales. Si se confirma este escenario, las compañías españolas lo pasarán mal.
En Brasil, además de Telefónica y Santander, concentran importantes inversiones, Amper, Prosegur, OHL y Abengoa. En México, se juegan buena parte de sus cuentas, BBVA, OHL, Codere y Cie Automotive.
Vientos de nacionalización
La próxima semana Argentina se juega el prestigio, un prestigio que está tocado de muerte después de que esta semana el Gobierno propusiera nacionalizar los planes privados de pensiones. La decisión tiene que pasar, el próximo jueves, el visto bueno del Congreso, un lugar donde el Ejecutivo tiene mayoría en coalición. ¿Saldrá adelante? Los expertos tienen sus dudas. Esta decisión esconde una situación más alarmante de lo que ya parece.
La presidenta, Cristina Kirchner, lo presenta como una fórmula para salvaguardar los ahorros de las jubilaciones tras la pérdida de valor por la crisis financiera internacional. Pero el mercado no se lo cree y apunta que la historia de Argentina da razones para desconfiar de la maniobra.
La medida se ha tomado como una fórmula de hacerse con los 30.000 millones de dólares que administran estas gestoras de pensiones para poder hacer frente a los vencimientos de deuda de 24.000 millones de dólares que afronta el país los próximos años, según explica Álvaro Lissón, experto de Analistas Financieros Internacionales (AFI). �El Gobierno conseguiría así además unos ingresos anuales de 4.000 millones que es la aportación de sus contribuyentes�, apunta el analista.
En el mercado se desconfía de la artimaña de Argentina, porque no creen que vaya a poder invertir mejor ese dinero de como que estaba. �La gestión de los recursos de los planes de pensiones otorgaría a las autoridades públicas argentinas la posibilidad de reorientar el destino de las inversiones e incrementar, bien la deuda pública estatal, que actualmente es un 55% de las inversiones totales, bien en acciones, que representan un 11% y reducir la inversión en valores extranjeros, que es del 7%�, explican en Ahorro Corporación.
El riesgo se dispara
La desconfianza ha disparado el riesgo país, que mide el diferencial entre la deuda argentina y la de EEUU, por encima de los 2.000 puntos, un 44% más de lo que marcaba el lunes. Aun así, todavía está muy por debajo de los 7.000 puntos a que llegó en 2002 cuando el país se declaró en bancarrota a raíz del famoso corralito argentino.
También se han disparado los Credit Default Swaps (CDS), los activos que contratan los inversores para protegerse ante un posible impago. En el caso de la deuda argentina se ha disparado hasta los 3637 puntos básicos. Es decir, si tienes 100.000 dólares y quieres protegerte tendrías que pagar 36.637 dólares anuales.
El futuro de Argentina no se ve claro porque si no sale adelante la propuesta de nacionalización de los planes de pensiones el problema es cómo va poder hacer frente a los próximos pagos. ¿Emitiendo más deuda? En un contexto como el actual, en el que la financiación está por las nubes, sobre todo en países con elevado riesgo, le saldría muy caro.
En el mercado lo que se teme además es que la tentación se transforme en una oleada de nacionalizaciones que no se detenga en Argentina. Por eso se habría castigado tan duramente a valores como Santander o BBVA, cuya exposición al país, vía beneficio, no es muy abultada (ver texto ).
La recesión global toca también a mercados emergentes, que hasta ahora se presentaban como los impulsores del crecimiento. Ahora se empieza a temer un descalabro de unas economías muy ligadas al buen tono de las materias primas.
Se contempla que el frenazo en el crecimiento mundial se traduzca en una menor demanda de estos productos, lo que afectará negativamente a las exportaciones y mermará los ingresos de estos países. El petróleo ha caído un 50% desde julio y el cobre cerca del 40%.
A pesar de esto, las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntaban un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para Argentina del 6,5% para este año y del 3,6% en 2009. En el caso de Brasil la cifra de este año se queda en el 5,2% y en el 3,5% para el siguiente. Más pobre es la expectativa en México, con un crecimiento del 2,1% en 2008 y el 1,8% para el año siguiente.
Se teme un efecto dominó en la zona que acabe pasando factura a los resultados de las compañías. Para algunos expertos, la decisión del Gobierno de nacionalizar las pensiones no ha sido más que el detonante de un riesgo que muchos inversores despreciaban hasta el momento: la inseguridad jurídica, asegura José Luis Martínez Campuzano.
A todo esto, las señales que se están dando en la bolsa argentina no son muy buenas. El dinero de los inversores extranjeros huyó con fuerza entre el martes, cuando se conoció la noticia de la nacionalización y el día posterior. El índice Merval rebotaba ligeramente el jueves respaldado por las compras del Banco Nación, el mayor del país, y otras entidades públicas. Al Ejecutivo no le interesa que se perciba la huida de capital.
Algunos expertos recuerdan que el mercado de valores argentino es pequeño y fácilmente manejable con poco dinero. No obstante, en lo que va de año el índice bursátil argentino ha perdido más de la mitad de a lo que cotizaba a principios de año. En el resto de la región, el Bovespa brasileño pierde un 47% y el Mexbol mexicano se acerca al 40%.
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Hoy, cuando los principales gobiernos del mundo están intentado cortar la sangría del estallido de la crisis crediticia, y el Fondo Monetario Mundial (FMI) ha certificado que la economía mundial entrará en recesión a lo largo de 2009, el Ejecutivo argentino anuncia la nacionalización de los fondos de pensiones privados y resucita el fantasma de la inseguridad jurídica empresarial en el país sudamericano.
Entre 2001 y 2002, la factura del colapso financiero argentino en la bolsa española fue rotundo. Las mayores compañías de nuestro país �Telefónica, Repsol, Santander, BBVA y Endesa�, así como Gas Natural, Aguas de Barcelona, OHL y Dragados (hoy ACS) tenían importantes intereses en Argentina.
Las provisiones, los menores beneficios por la devaluación del peso y la pérdida de valor del patrimonio neto, entre otros ajustes, supusieron un impacto conjunto superior a los 14.000 millones de euros en las cuentas de las empresas durante los primeros meses de la crisis.
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Los grandes bancos, por ejemplo, espantados por la zozobra del sistema financiero entre 2001 y 2002 redujeron sus negocios radicalmente.
A BBVA, Banco Francés le aporta el 2,8% del beneficio neto total, según los datos del primer semestre del año; mientras que Santander, que controla Banco Río, obtiene el 2,1% de sus ganancias en Argentina. Telefónica consigue, por su parte, tan sólo el 4% de su ebitda.
¿Hasta qué punto es razonable, por tanto, esta reacción del mercado, propinando un varapalo de tal magnitud a la bolsa española? ¿Qué están descontando los inversores?
La explicación es que los gestores han empezado a mirar más allá. �Nuestras empresas están presentes en otros países latinoamericanos, como Brasil o México, en los que, de suceder lo que ha ocurrido en Argentina, se verían muy afectadas. En principio las bolsas están descontando una tragedia que no ha ocurrido.
El alarmismo que se sufre es tal que los mercados bursátiles anticipan todo acontecimiento negativo que sea plausible, incluso antes de suceder. Por ahora no hay indicios de que el resto de los países latinoamericanos nos vayan a jugar una mala pasada�, sostiene Soledad Pellón, analista de IG Markets.
El mercado teme, por tanto, que una chispa desate en esta ocasión un incendio en toda la región. No lo consiguió el pasado verano Hugo Chávez, cuando anunció su intención de nacionalizar Banco de Venezuela, la filial local de Santander, un proceso que aún está pendiente de resolución.
Ni tampoco extendió fuego alguno la decisión del Gobierno boliviano de Evo Morales de recuperar el control público del negocio petrolero del país. Al fin y al cabo, la atención de los inversores internacionales a estos países es relativamente reducida por la permanente incertidumbre política y regulatoria.
Pero, pese a que Argentina había ido perdiendo crédito como destino del capital internacional en los últimos años, especialmente frente a países más solventes y estables como Brasil, Chile y México, las alarmas que ha encendió Cristina Kirchner hace sólo cuatro días con su decisión intervencionista tienen mayor alcance que las de sus homólogos.
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Miedos
�El detonante o revulsivo de las [abruptas] caídas del miércoles fue la crisis argentina, pero el mercado comenzaba a extender los miedos de una fuerte recesión hacia todos los emergentes�, según los expertos de Oddo Securities.
�Nos hemos centrado en hablar durante la crisis únicamente de Estados Unidos como potencia mundial, del gigante asiático y de nosotros mismos. Es decir, nos hemos olvidado por completo de Latinoamérica, despreciando las consecuencias que podría tener una recesión en esta región�, añade Pellón.
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Vientos de nacionalización
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La presidenta, Cristina Kirchner, lo presenta como una fórmula para salvaguardar los ahorros de las jubilaciones tras la pérdida de valor por la crisis financiera internacional. Pero el mercado no se lo cree y apunta que la historia de Argentina da razones para desconfiar de la maniobra.
La medida se ha tomado como una fórmula de hacerse con los 30.000 millones de dólares que administran estas gestoras de pensiones para poder hacer frente a los vencimientos de deuda de 24.000 millones de dólares que afronta el país los próximos años, según explica Álvaro Lissón, experto de Analistas Financieros Internacionales (AFI). �El Gobierno conseguiría así además unos ingresos anuales de 4.000 millones que es la aportación de sus contribuyentes�, apunta el analista.
En el mercado se desconfía de la artimaña de Argentina, porque no creen que vaya a poder invertir mejor ese dinero de como que estaba. �La gestión de los recursos de los planes de pensiones otorgaría a las autoridades públicas argentinas la posibilidad de reorientar el destino de las inversiones e incrementar, bien la deuda pública estatal, que actualmente es un 55% de las inversiones totales, bien en acciones, que representan un 11% y reducir la inversión en valores extranjeros, que es del 7%�, explican en Ahorro Corporación.
El riesgo se dispara
La desconfianza ha disparado el riesgo país, que mide el diferencial entre la deuda argentina y la de EEUU, por encima de los 2.000 puntos, un 44% más de lo que marcaba el lunes. Aun así, todavía está muy por debajo de los 7.000 puntos a que llegó en 2002 cuando el país se declaró en bancarrota a raíz del famoso corralito argentino.
También se han disparado los Credit Default Swaps (CDS), los activos que contratan los inversores para protegerse ante un posible impago. En el caso de la deuda argentina se ha disparado hasta los 3637 puntos básicos. Es decir, si tienes 100.000 dólares y quieres protegerte tendrías que pagar 36.637 dólares anuales.
El futuro de Argentina no se ve claro porque si no sale adelante la propuesta de nacionalización de los planes de pensiones el problema es cómo va poder hacer frente a los próximos pagos. ¿Emitiendo más deuda? En un contexto como el actual, en el que la financiación está por las nubes, sobre todo en países con elevado riesgo, le saldría muy caro.
En el mercado lo que se teme además es que la tentación se transforme en una oleada de nacionalizaciones que no se detenga en Argentina. Por eso se habría castigado tan duramente a valores como Santander o BBVA, cuya exposición al país, vía beneficio, no es muy abultada (ver texto ).
La recesión global toca también a mercados emergentes, que hasta ahora se presentaban como los impulsores del crecimiento. Ahora se empieza a temer un descalabro de unas economías muy ligadas al buen tono de las materias primas.
Se contempla que el frenazo en el crecimiento mundial se traduzca en una menor demanda de estos productos, lo que afectará negativamente a las exportaciones y mermará los ingresos de estos países. El petróleo ha caído un 50% desde julio y el cobre cerca del 40%.
A pesar de esto, las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntaban un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para Argentina del 6,5% para este año y del 3,6% en 2009. En el caso de Brasil la cifra de este año se queda en el 5,2% y en el 3,5% para el siguiente. Más pobre es la expectativa en México, con un crecimiento del 2,1% en 2008 y el 1,8% para el año siguiente.
Se teme un efecto dominó en la zona que acabe pasando factura a los resultados de las compañías. Para algunos expertos, la decisión del Gobierno de nacionalizar las pensiones no ha sido más que el detonante de un riesgo que muchos inversores despreciaban hasta el momento: la inseguridad jurídica, asegura José Luis Martínez Campuzano.
A todo esto, las señales que se están dando en la bolsa argentina no son muy buenas. El dinero de los inversores extranjeros huyó con fuerza entre el martes, cuando se conoció la noticia de la nacionalización y el día posterior. El índice Merval rebotaba ligeramente el jueves respaldado por las compras del Banco Nación, el mayor del país, y otras entidades públicas. Al Ejecutivo no le interesa que se perciba la huida de capital.
Algunos expertos recuerdan que el mercado de valores argentino es pequeño y fácilmente manejable con poco dinero. No obstante, en lo que va de año el índice bursátil argentino ha perdido más de la mitad de a lo que cotizaba a principios de año. En el resto de la región, el Bovespa brasileño pierde un 47% y el Mexbol mexicano se acerca al 40%.
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Expansión.com - España/25/10/2008
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