La mirada de un argentino en los EE.UU.
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Por Diego Valenzuela/Especial para La Nacion
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Los conservadores están haciendo un uso intensivo del "plomero" Joe. Este hombre pelado que aparece asiduamente en TV, presentado como la víctima de las políticas fiscales que propone Obama, se hizo famoso porque en un rally de campaña le manifestó su preocupación por la suba de impuestos al candidato demócrata, y luego esto fue mencionado por McCain en el el último debate de campaña, en Hofstra University . La prensa que apoya al partido republicano lo ha convertido en emblema de su lucha contra el Estado activo y el cobro de impuestos. Desde entonces Joe "the plumber" es una estrella mediática.
Pude verlo días atrás en el show de Mike Huckabee, ex gobernador republicano devenido conductor televisivo, adonde concurrió con su hijo y su padre, quienes eran exhibidos aplaudiendo desde la tribuna cuando Joe intervenía y aprobaba la visión pro estado pequeño de Huckabee. Sin embargo, muchos analistas han hecho notar que Joe no es un plomero típico: no digo que sea un plomero falso, pero su dilema es que quiere comprar una Pyme de plomería que factura algo más de 250 mil dólares anuales, el límite que puso Obama a partir del cual subiría impuestos. Más que un plomero, Joe es hoy una herramienta del marketing conservador, y aparentemente Obama he sentido el golpe: los republicanos han recuperado, gracias a él, algo de iniciativa en el final de la campaña.
El reciente ganador del premio Nobel de Economía, Paul Krugman, escribió un sugerente artículo en el New York Times donde destroza todo el argumento conservador. Según Krugman, el ingreso oficial promedio de los plomeros es de 47930 dólares anuales, muy lejos de los números de Joe. En su visión, las políticas de Bush son las que tienen a mal traer a los plomeros del Midwest: sus ingresos subieron un 15,5 % en 2007, contra una suba del 17,7 % de los precios al consumidor. Es decir, perdieron poder adquisitivo, y esto sin contar el deterioro económico reciente. 2008 es peor que 2007 a todas luces. Krugman sostiene, en definitiva, que McCain continúa la filosofía económica de Bush, y que con el plan de Obama los plomeros reales pagarán menos impuestos y accederán con más facilidad al seguro de salud.
Observo cierta resignación en el bando republicano. Anoche, en su show televisivo, el periodista conservador Bill O´Reilly se preguntaba: ¿Y si el país quiere verdaderamente ir hacia donde propone Obama? Toda elección en EE.UU. es sobre el rol del Estado, pero esta en particular -por la crisis económica- se da en un contexto que favorece a los demócratas. Las encuestas muestran que la principal preocupación, por lejos, es la economía, muy por encima del terrorismo o de la situación en Irak. El apoyo de Colin Powell a Obama descolocó a los republicanos porque desarmó el argumento de la falta de experiencia y de aptitud del demócrata para ser commander in chief. El Grand Old Party, como aquí llaman al partido Republicano, apuesta por mostrar a Obama como demasiado izquierdista y no comprometido con los valores americanos ( anti-american, lo llaman). Sarah Palin dijo que es casi socialista ( it is not the time to experiment with socialism) . Paradójico y llamativo: socialismo no es equivalente a subir algunos impuestos, sino a propiedad colectiva de los recursos económicos. Y si hay alguien que está obligado a hacer algo de socialismo es Bush con el rescate de bancos y empresas desde el Estado.
"Ser responsable hoy es gastar", me dijo hace unos días un economista aquí en los Estados Unidos, siguiendo la receta neokeynesiana de estimular la demanda desde el estado en tiempos de vacas flacas. En el medio está la elección, y los conservadores, para desestabilizar a Obama, lo golpean con la suba de impuestos y usando el argumento de Joe, el supuesto plomero. Me viene a la mente, de repente, el argumento que usó el el entonces secretario del Tesoro de EEUU, Paul Oneill, para oponerse a la ayuda del FMI a la Argentina en 2002: dijo que no la parecía justo poner en riesgo el dinero de los plomeros norteamericanos. Ahora lo están poniendo para evitar una enorme depresión económica interna. Pero los votantes quieren soluciones, no ideología.
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Por Diego Valenzuela/Especial para La Nacion
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Los conservadores están haciendo un uso intensivo del "plomero" Joe. Este hombre pelado que aparece asiduamente en TV, presentado como la víctima de las políticas fiscales que propone Obama, se hizo famoso porque en un rally de campaña le manifestó su preocupación por la suba de impuestos al candidato demócrata, y luego esto fue mencionado por McCain en el el último debate de campaña, en Hofstra University . La prensa que apoya al partido republicano lo ha convertido en emblema de su lucha contra el Estado activo y el cobro de impuestos. Desde entonces Joe "the plumber" es una estrella mediática.
Pude verlo días atrás en el show de Mike Huckabee, ex gobernador republicano devenido conductor televisivo, adonde concurrió con su hijo y su padre, quienes eran exhibidos aplaudiendo desde la tribuna cuando Joe intervenía y aprobaba la visión pro estado pequeño de Huckabee. Sin embargo, muchos analistas han hecho notar que Joe no es un plomero típico: no digo que sea un plomero falso, pero su dilema es que quiere comprar una Pyme de plomería que factura algo más de 250 mil dólares anuales, el límite que puso Obama a partir del cual subiría impuestos. Más que un plomero, Joe es hoy una herramienta del marketing conservador, y aparentemente Obama he sentido el golpe: los republicanos han recuperado, gracias a él, algo de iniciativa en el final de la campaña.
El reciente ganador del premio Nobel de Economía, Paul Krugman, escribió un sugerente artículo en el New York Times donde destroza todo el argumento conservador. Según Krugman, el ingreso oficial promedio de los plomeros es de 47930 dólares anuales, muy lejos de los números de Joe. En su visión, las políticas de Bush son las que tienen a mal traer a los plomeros del Midwest: sus ingresos subieron un 15,5 % en 2007, contra una suba del 17,7 % de los precios al consumidor. Es decir, perdieron poder adquisitivo, y esto sin contar el deterioro económico reciente. 2008 es peor que 2007 a todas luces. Krugman sostiene, en definitiva, que McCain continúa la filosofía económica de Bush, y que con el plan de Obama los plomeros reales pagarán menos impuestos y accederán con más facilidad al seguro de salud.
Observo cierta resignación en el bando republicano. Anoche, en su show televisivo, el periodista conservador Bill O´Reilly se preguntaba: ¿Y si el país quiere verdaderamente ir hacia donde propone Obama? Toda elección en EE.UU. es sobre el rol del Estado, pero esta en particular -por la crisis económica- se da en un contexto que favorece a los demócratas. Las encuestas muestran que la principal preocupación, por lejos, es la economía, muy por encima del terrorismo o de la situación en Irak. El apoyo de Colin Powell a Obama descolocó a los republicanos porque desarmó el argumento de la falta de experiencia y de aptitud del demócrata para ser commander in chief. El Grand Old Party, como aquí llaman al partido Republicano, apuesta por mostrar a Obama como demasiado izquierdista y no comprometido con los valores americanos ( anti-american, lo llaman). Sarah Palin dijo que es casi socialista ( it is not the time to experiment with socialism) . Paradójico y llamativo: socialismo no es equivalente a subir algunos impuestos, sino a propiedad colectiva de los recursos económicos. Y si hay alguien que está obligado a hacer algo de socialismo es Bush con el rescate de bancos y empresas desde el Estado.
"Ser responsable hoy es gastar", me dijo hace unos días un economista aquí en los Estados Unidos, siguiendo la receta neokeynesiana de estimular la demanda desde el estado en tiempos de vacas flacas. En el medio está la elección, y los conservadores, para desestabilizar a Obama, lo golpean con la suba de impuestos y usando el argumento de Joe, el supuesto plomero. Me viene a la mente, de repente, el argumento que usó el el entonces secretario del Tesoro de EEUU, Paul Oneill, para oponerse a la ayuda del FMI a la Argentina en 2002: dijo que no la parecía justo poner en riesgo el dinero de los plomeros norteamericanos. Ahora lo están poniendo para evitar una enorme depresión económica interna. Pero los votantes quieren soluciones, no ideología.
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Lanacion.com - Argentina/23/10/2008
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