Por Jim Lobe
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El próximo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no debe perpetuar la estrategia de amenazar y "provocar" a Irán porque será contraproducente, alertaron en un informe 20 ex diplomáticos y expertos regionales.
El grupo es copresidido por Thomas Pickering, ex embajador estadounidense en la Organización de las Naciones Unidas, y James Dobbins, principal diplomático mediador en la presidencia de Bill Clinton (1993-2001) y de la actual administración de George W. Bush.
Los expertos llamaron a la nueva administración a "abrir la puerta a negociaciones directas, incondicionales y completas a alto nivel diplomático", así como a realizar contactos e intercambios no oficiales.
"Paradójicamente como pudiera parecer en medio de toda la retórica de odio, el compromiso sostenido tiene mucho más probabilidades de fortalecer la seguridad nacional de Estados Unidos en este nivel que cualquier escalada hacia la guerra o los esfuerzos continuados para amenazar, intimidar y coaccionar a Irán", señaló el grupo.
Los expertos también rechazaron los "mitos" propagados por neoconservadores y otros "halcones" (el ala más belicista del gobierno), que están a favor de una mayor presión a Teherán para que ceda ante las demandas occidentales y detenga su programa de desarrollo nuclear.
La "Declaración conjunta de expertos sobre Irán", producto de varios meses de discusiones, llega en medio de crecientes versiones de que el gobierno de Bush intentará abrir una Sección de Intereses en Teherán en los dos meses últimos de su periodo de gobierno para preparar el terreno a los contactos diplomáticos bilaterales que prometió Obama cuando ocupe la Casa Blanca.
El informe también llega cuando los distintos sectores políticos se disputan los futuros puestos clave de gobierno relacionados con Medio Oriente. Dennis Ross, asesor de Obama que ha liderado negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina durante el gobierno de Clinton, estaría en medio de una dura campaña, con el respaldo de la comunidad israelí, para ser nombrado enviado especial a Irán y a toda la región.
Ross, ex miembro de la organización Unidos Contra un Irán Nuclear, firmó junto a otros halcones asesores de Obama otro reciente informe elaborado por dos prominentes neoconservadores señalando que una política de disuasión no funcionaría contra la "ideología extremista de la República Islámica".
Ese trabajo, auspiciado por el Centro de Políticas Bipartidistas, también concluyó que el nuevo mandatario debería dejar en claro desde su primer día en el gobierno que está dispuesto a atacar militarmente a Irán en caso de que ese país, tras una intensa presión internacional, no suspenda su programa de enriquecimiento de uranio.
Durante su campaña, Obama dijo en varias ocasiones que la adquisición por parte de Teherán de armas nucleares era "inaceptable" y que nunca sacaría de la mesa la opción militar. También promovió una legislación para endurecer las sanciones económicas a Irán y a las compañías que hacen negocios con ese país.
Al mismo tiempo, sin embargo, subrayó que iniciaría contactos diplomáticos con el gobierno iraní sin condiciones, incluso a nivel presidencial. Al menos un consejero sugirió que Obama ofrecería "más zanahorias" de las que había considerado Bush, como parte de un amplio proceso de negociación, aun cuando a la vez amenace endurecer las sanciones.
Pero la declaración de los expertos alerta que un enfoque con sanciones, y mucho más con la posibilidad de ataques militares, sería contraproducente. "Los esfuerzos de Estados Unidos para aislar a Irán, las amenazas y las sanciones han sido ya probados en forma intermitente durante más de dos décadas", según el grupo, copresidido por Gary Sick, de la Universidad de Columbia,.
Sick integró el Consejo de Seguridad Nacional durante las presidencias de Gerald Ford (1974-1977), Jimmy Carter (1977-1981) y Ronald Reagan (1993-2001).
"En ese tiempo no han resuelto ningún problema importante en las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Los han empeorado", indicó.
"Las amenazas no están intimidando a Irán, y el actual régimen en Teherán no está en peligro inminente", añadió. "Estados Unidos necesita detener las provocaciones y adoptar un enfoque a largo plazo con ese régimen, como hizo con la Unión Soviética y China".
La declaración señaló que la amenaza de más severas sanciones si las negociaciones fracasan es algo justificable, pero insistió en que el tema debe ser encarado como parte de una mayor apertura que incluya "la perspectiva creíble de garantías de seguridad y beneficios específicos y tangibles, como el alivio de las sanciones en respuesta a cambios positivos en Irán".
La nueva administración debe también nombrar a un enviado especial tanto para negociar con Irán "como para explorar su voluntad para trabajar con Estados Unidos en temas de preocupación común", particularmente en "dar forma al futuro de Iraq, Afganistán y la región".
Los expertos subrayaron que tanto Washington como Teherán apoyan al gobierno del primer ministro iraquí Nouri Al Maliki y enfrentan "enemigos comunes" en Afganistán, como el movimiento islamista Talibán, la red extremista Al Qaeda y los traficantes de drogas.
Dobbins, enviado especial de Bush a Afganistán y actual director del programa de Seguridad Internacional en el centro de estudios Corporación RAND, ha elogiado insistentemente la cooperación de Irán con los esfuerzos estadounidenses para combatir al Talibán y a Al Qaeda después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, así como para fortalecer al gobierno del presidente afgano Hamid Karzai.
La declaración también subrayó que "el acercamiento de Estados Unidos con Irán podría ayudar a resolver los temas árabe-israelíes", gracias a la influencia de Teherán en el Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámico) y en el movimiento libanés Hezbolá (Partido de Dios).
Los expertos también rechazaron ciertos "mitos" usados por los halcones estadounidenses para no negociar con Teherán, como que la naturaleza religiosa del régimen iraní lo hace inflexible, que sus líderes son implacables enemigos de Estados Unidos y que están decididos a "borrar a Israel del mapa".
Citando ejemplos específicos del pragmatismo de la política exterior iraní en las últimas dos décadas, incluyendo su comercio secreto de armas con Israel y su apoyo activo a la tarea de Estados Unidos en Afganistán, la declaración enfatiza que "la historia reciente deja claro como el agua que la autopreservación nacional y la influencia regional, y no una suerte de martirio en servicio del Islam, es la principal meta" de Teherán.
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El próximo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no debe perpetuar la estrategia de amenazar y "provocar" a Irán porque será contraproducente, alertaron en un informe 20 ex diplomáticos y expertos regionales.
El grupo es copresidido por Thomas Pickering, ex embajador estadounidense en la Organización de las Naciones Unidas, y James Dobbins, principal diplomático mediador en la presidencia de Bill Clinton (1993-2001) y de la actual administración de George W. Bush.
Los expertos llamaron a la nueva administración a "abrir la puerta a negociaciones directas, incondicionales y completas a alto nivel diplomático", así como a realizar contactos e intercambios no oficiales.
"Paradójicamente como pudiera parecer en medio de toda la retórica de odio, el compromiso sostenido tiene mucho más probabilidades de fortalecer la seguridad nacional de Estados Unidos en este nivel que cualquier escalada hacia la guerra o los esfuerzos continuados para amenazar, intimidar y coaccionar a Irán", señaló el grupo.
Los expertos también rechazaron los "mitos" propagados por neoconservadores y otros "halcones" (el ala más belicista del gobierno), que están a favor de una mayor presión a Teherán para que ceda ante las demandas occidentales y detenga su programa de desarrollo nuclear.
La "Declaración conjunta de expertos sobre Irán", producto de varios meses de discusiones, llega en medio de crecientes versiones de que el gobierno de Bush intentará abrir una Sección de Intereses en Teherán en los dos meses últimos de su periodo de gobierno para preparar el terreno a los contactos diplomáticos bilaterales que prometió Obama cuando ocupe la Casa Blanca.
El informe también llega cuando los distintos sectores políticos se disputan los futuros puestos clave de gobierno relacionados con Medio Oriente. Dennis Ross, asesor de Obama que ha liderado negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina durante el gobierno de Clinton, estaría en medio de una dura campaña, con el respaldo de la comunidad israelí, para ser nombrado enviado especial a Irán y a toda la región.
Ross, ex miembro de la organización Unidos Contra un Irán Nuclear, firmó junto a otros halcones asesores de Obama otro reciente informe elaborado por dos prominentes neoconservadores señalando que una política de disuasión no funcionaría contra la "ideología extremista de la República Islámica".
Ese trabajo, auspiciado por el Centro de Políticas Bipartidistas, también concluyó que el nuevo mandatario debería dejar en claro desde su primer día en el gobierno que está dispuesto a atacar militarmente a Irán en caso de que ese país, tras una intensa presión internacional, no suspenda su programa de enriquecimiento de uranio.
Durante su campaña, Obama dijo en varias ocasiones que la adquisición por parte de Teherán de armas nucleares era "inaceptable" y que nunca sacaría de la mesa la opción militar. También promovió una legislación para endurecer las sanciones económicas a Irán y a las compañías que hacen negocios con ese país.
Al mismo tiempo, sin embargo, subrayó que iniciaría contactos diplomáticos con el gobierno iraní sin condiciones, incluso a nivel presidencial. Al menos un consejero sugirió que Obama ofrecería "más zanahorias" de las que había considerado Bush, como parte de un amplio proceso de negociación, aun cuando a la vez amenace endurecer las sanciones.
Pero la declaración de los expertos alerta que un enfoque con sanciones, y mucho más con la posibilidad de ataques militares, sería contraproducente. "Los esfuerzos de Estados Unidos para aislar a Irán, las amenazas y las sanciones han sido ya probados en forma intermitente durante más de dos décadas", según el grupo, copresidido por Gary Sick, de la Universidad de Columbia,.
Sick integró el Consejo de Seguridad Nacional durante las presidencias de Gerald Ford (1974-1977), Jimmy Carter (1977-1981) y Ronald Reagan (1993-2001).
"En ese tiempo no han resuelto ningún problema importante en las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Los han empeorado", indicó.
"Las amenazas no están intimidando a Irán, y el actual régimen en Teherán no está en peligro inminente", añadió. "Estados Unidos necesita detener las provocaciones y adoptar un enfoque a largo plazo con ese régimen, como hizo con la Unión Soviética y China".
La declaración señaló que la amenaza de más severas sanciones si las negociaciones fracasan es algo justificable, pero insistió en que el tema debe ser encarado como parte de una mayor apertura que incluya "la perspectiva creíble de garantías de seguridad y beneficios específicos y tangibles, como el alivio de las sanciones en respuesta a cambios positivos en Irán".
La nueva administración debe también nombrar a un enviado especial tanto para negociar con Irán "como para explorar su voluntad para trabajar con Estados Unidos en temas de preocupación común", particularmente en "dar forma al futuro de Iraq, Afganistán y la región".
Los expertos subrayaron que tanto Washington como Teherán apoyan al gobierno del primer ministro iraquí Nouri Al Maliki y enfrentan "enemigos comunes" en Afganistán, como el movimiento islamista Talibán, la red extremista Al Qaeda y los traficantes de drogas.
Dobbins, enviado especial de Bush a Afganistán y actual director del programa de Seguridad Internacional en el centro de estudios Corporación RAND, ha elogiado insistentemente la cooperación de Irán con los esfuerzos estadounidenses para combatir al Talibán y a Al Qaeda después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, así como para fortalecer al gobierno del presidente afgano Hamid Karzai.
La declaración también subrayó que "el acercamiento de Estados Unidos con Irán podría ayudar a resolver los temas árabe-israelíes", gracias a la influencia de Teherán en el Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámico) y en el movimiento libanés Hezbolá (Partido de Dios).
Los expertos también rechazaron ciertos "mitos" usados por los halcones estadounidenses para no negociar con Teherán, como que la naturaleza religiosa del régimen iraní lo hace inflexible, que sus líderes son implacables enemigos de Estados Unidos y que están decididos a "borrar a Israel del mapa".
Citando ejemplos específicos del pragmatismo de la política exterior iraní en las últimas dos décadas, incluyendo su comercio secreto de armas con Israel y su apoyo activo a la tarea de Estados Unidos en Afganistán, la declaración enfatiza que "la historia reciente deja claro como el agua que la autopreservación nacional y la influencia regional, y no una suerte de martirio en servicio del Islam, es la principal meta" de Teherán.
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