9/3/08

La política de Francia en África.

09/03/2008
¿Dónde está la ruptura prometida?
Camille Bauer*
L’Humanité
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Traducido por Caty R.**
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Recordemos los hechos: En su segundo periplo africano, Nicolas Sarkozy ha intentado lavar la deplorable imagen que dejó en su primera gira por el continente. «Francia quiere rehacer sus relaciones con África», declaró el presidente francés en su alocución del jueves ante el Parlamento sudafricano, todo un símbolo. Con la evocación del «renacimiento africano», concepto amado por su homólogo sudafricano, prometió, especialmente, una «nueva negociación de todos los acuerdos militares de Francia en África» y su publicación, «transparente».
Una «señal positiva» según Olivier Thimonier, Secretario General de la asociación
Survie. Pero, hasta ahora, las palabras están muy lejos de los hechos. El paso de Sarkozy por Chad, otorgando una especie de bendición a un régimen de clan corrupto y violento, al que Francia, una vez más, vuelve a salvar, ha venido a recordar que en materia de política africana, el apoyo a los dictadores amigos sigue vigente.
La insistencia del presidente francés en pedir una comisión de investigación de la desaparición de los dos opositores secuestrados por las fuerzas del orden chadianas, no debe crear ilusiones. Detrás de estas gesticulaciones París, en el fondo, se burla de la suerte de dichos opositores que, sin embargo, habrían podido personificar la renovación política de un país con una carencia dramática de líderes políticos.
Chad no es el único ejemplo de la supervivencia de las antiguas prácticas y los viejos contubernios. ¿Qué pensar, por ejemplo, de la medalla de Caballero de la Legión de Honor, que Sarkozy entregó personalmente a Robert Bourgi, pilar de la Francáfrica desde la época de De Gaulle? ¿Qué decir de los fondos concedidos por el Elíseo a Denis Sassou Nguesso, un viejo amigo de París, que desvía en su beneficio una buena parte de los ingresos petroleros de su país? ¿Cómo no recordar los tópicos racistas que abastecieron el
discurso de Dakar?
En Cotonú, en 2006, el candidato Sarkozy prometió la ruptura de la política africana de Francia. El continente africano sigue esperando.
http://www.humanite.fr/2008-03-01_International_Politique-africaine-ou-est-la-rupture-promise
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*Camille Bauer es periodista del diario comunista francés L’Humanité.
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**Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

Un imperio occidental con vocación exterminadora

09/03/2008
Informe de altos mandos de los ejércitos occidentales para la cumbre de la OTAN de abril de 2008
Claude Nicolet*
MRC
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Traducido por Caty R.**
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«Hacia una gran estrategia para un mundo inestable». Con este título, cinco veteranos responsables militares occidentales han redactado un informe de 150 páginas. Las recomendaciones y perspectivas que contiene deberán examinarse en la próxima cumbre de la OTAN, el próximo mes de abril en Bucarest.
Este documento debe estudiarse con mucha seriedad y atención. En primer lugar porque no está redactado por cualquiera: el general estadounidense John Shalikasvili, ex comandante principal de la OTAN en Europa; el mariscal británico Lord Peter Inge; el general alemán Klaus Haumann, ex presidente del comité militar de la OTAN; el general neerlandés Henk van den Breemen y el almirante francés Jacques Lanxade, ex jefe de Estado Mayor del ejército francés.
Es decir, militares experimentados que ejercen responsabilidades en los más altos niveles de la jerarquía de los ejércitos de sus países. Pero lo que hay de sensacional, y sobre todo de espantoso en este documento, es realmente lo que revela sobre la visión y la percepción del mundo de estos hombres, que presentan una serie de constataciones que sirven de apoyo a sus razonamientos:
- El cambio climático condicionará convulsiones sociales gigantescas, especialmente vinculadas a las transferencias de poblaciones.
- El desarrollo del terrorismo internacional, el crimen organizado y la proliferación de armas de destrucción masiva.
- El debilitamiento de los Estados naciones y de las organizaciones internacionales como la ONU, la OTAN y la Unión Europea.
- El incremento del fanatismo religioso.
Con el fin de hacer frente a estas nuevas amenazas «asimétricas», proponen una «sacudida estratégica» que incluye la utilización «preventiva» de las armas nucleares, incluso aunque se diga que debe ser el «último recurso». Una declaración de este tipo, a ese nivel, es un acontecimiento muy importante. ¿Por qué? Porque pretende afirmar el fin de la doctrina clásica de la disuasión nuclear, incluso aunque Francia está oficialmente comprometida con el concepto de último recurso, igual que Rusia, que acaba de reafirmarlo con una declaración del jefe del Estado Mayor y oficial del ejército ruso, el general Iouri Balouievski. Pero Rusia no está incluida en esta reflexión, ya que no es miembro de la OTAN, mientras que Francia hace todo lo que puede para formar parte del mando integrado de la Alianza.
El arma nuclear, de hecho, ya no es un arma aparte. Simplemente es la última en una serie armamentista que va de la bayoneta a la bomba atómica; ha abandonado su estatus de arma esencialmente política; es un vuelco «coperniquiano» necesario, según los autores del informe, para hacer frente a la multiplicación de las amenazas. Amenazas que tendrían un grado de peligrosidad superior que las de la Guerra Fría. Pero, ¿cuál es, entonces, el «nuevo bloque soviético» súper armado que nos tiene en el punto de mira y nos mantiene aterrorizados?: El terrorismo internacional, la dispersión y proliferación nuclear, el fundamentalismo religioso...
Este texto contiene, sobre todo, un auténtico proyecto de organización política y una visión del mundo que se articula perfectamente con la ideología dominante y los proyectos actualmente en marcha para imponernos este modelo y su funcionamiento político.
Occidente estaría asediado y debilitado desde el interior y el exterior. Desde el interior por la desaparición de la voluntad de defender sus valores y el reinado del relativismo; por la falta de voluntad política de algunos europeos (en particular Alemania, todavía constreñida por su historia del siglo pasado) de volcarse más a fondo en el funcionamiento de la OTAN que, por lo tanto, carecería de enlaces y voluntad políticos. A este respecto, la Unión Europea debería abandonar su papel de aguafiestas errática y acelerar su aproximación a la OTAN para convertirse, de hecho, en el brazo político del que cruelmente carece la Alianza Atlántica.
Se ve claramente el dibujo que se perfila, a plazo más o menos largo, de una «fusión» institucional de la Unión Europea y la OTAN. Las ventajas políticas serían enormes para quienes tienen esta visión del mundo y del orden dominante. Una organización política multilateral dotada de personalidad jurídica y moral (Tratado de Lisboa), con su organización militar. También se pueden leer las cosas en un sentido inverso: Una organización militar bajo el dominio de Estados Unidos conectada orgánicamente a un poder político que se puede activar, siempre que haga falta, en función de sus propios intereses. Llegamos claramente a la desconexión del poder político de la legitimidad fundada en la soberanía de los pueblos. Lo que ilustra perfectamente las previsiones prácticas de dicho «directorio».
El ensamblaje estaría compuesto, por lo tanto, por EEUU, la Unión Europea y la OTAN, que formarían un «comité de dirección» occidental. Algunas normas de funcionamiento para una mayor eficacia, y que vendrían a oficializar prácticas que realmente ya están en curso, serían:
- Eliminación del voto mayoritario por la búsqueda permanente del consenso, lo que implica el fin del derecho de veto. También hay que señalar aquí que en las instituciones europeas se pondrá en marcha el mismo mecanismo con el Tratado de Lisboa, que prevé, por otra parte, que la defensa de los países miembros debe ser compatible con la OTAN.
- Se podría requerir la utilización de la fuerza sin autorización de la ONU «si un gran número de vidas están en peligro», lo que es un concepto muy elástico e incluso confuso (no estoy seguro de que, según este rasero, 50 ciudadanos de Afganistán equivalgan a 50 ciudadanos estadounidenses), de carácter más bien moral que político y estratégico. Es lo que hizo la OTAN en Serbia desencadenando una campaña de bombardeos aéreos. Al reconocer la independencia de Kosovo la Unión Europea hará una elección política crucial participando de forma totalmente ilegal en el desmembramiento de un Estado con las fronteras internacionalmente reconocidas y miembro de la ONU. Por otra parte, no podemos olvidar el desencadenamiento de la guerra en Iraq por EEUU, sin el aval de la ONU, que ha causado cientos de miles de muertes. Según esto, ¿se podría prever que la OTAN bombardearía Washington dado que en Iraq «un gran número de vida están en peligro»?
En realidad, ¿de qué se trata?
Hacer de Occidente una especie de nueva Esparta con el objetivo de la creación, organización y defensa de un «Imperio Occidental» portador de los valores de civilización, morales, de progreso y de racionalismo. Esta definición englobaría a Japón, Australia, Canadá e Israel y, eventualmente, a una parte de Sudamérica. En cambio Rusia, que se recupera y quiere reafirmar su peso en el escenario mundial, volvería a ser un adversario, pero en un esquema de rivalidad más clásico. El resto del mundo no es más que un océano informe de violencia, barbarie y fanatismo. Un universo en el que el Islam (porque ésa es la cuestión), como tal, sólo puede evolucionar y erigirse en líder antioccidental. Ahora bien, como es bastante improbable (a pesar de lo mucho que lo deseamos) que consigamos rebajar las tensiones internacionales, no cabe duda de que hay que prever una solución extrema: la desaparición pura y simple de lo que se considera un problema, por medio del fuego nuclear. Este razonamiento se basa en realidades ideológicas y prácticas. La guerra se convierte en un «medio de gestión» y un instrumento normal, uno más, de la política exterior de las «democracias».
Ciertamente se alegará la posibilidad de la utilización de armas de destrucción masiva por grupos terroristas o «estados canallas». Es una realidad que hay que tener en cuenta muy seriamente; sin embargo, eso no excluye un análisis serio de estos conceptos que nos llegan directamente de la «caja de herramientas» ideológica de la administración Bush.
Pero en los casos de grupos terroristas «desterritorializados», ¿qué vamos a abrasar de «forma preventiva»? Para liquidar a Al Qaeda o a los talibanes, ¿hay que borrar del mapa a Afganistán o Pakistán? ¿Después le tocará a Irán o Siria? La tentación exterminadora es atractiva y está ahí, movida por el miedo ante los resultados de las políticas dementes y criminales que se llevan a cabo y en las que Occidente tiene una parte de responsabilidad nada desdeñable. Esta incapacidad para considerar que las políticas que se están haciendo pueden tener consecuencias desastrosas es increíble.
El Islam, contemplado como un todo, no significa nada; «el mundo musulmán» no es una realidad global. Es una manipulación. Los Estados, en cambio, son realidades, hacen políticas comprensibles, lo que no quiere decir aceptables. Pero, ¿la política de Bush es aceptable? ¿Irán quiere la bomba atómica? ¿Para qué? ¿Para borrar a Israel del mapa? Antes de que su primer misil despegara, Irán habría desaparecido; y con él 70 millones de iraníes. E Irán lo sabe.
Llevar este tipo de razonamiento hasta el final implica la aceptación de asesinar a cientos de miles de personas de forma «preventiva» en nombre de la «civilización».
Ni Irán ni Siria están tan locos como para correr el riesgo de desaparecer en un «holocausto nuclear», como señaló Nicolas Sarkozy. Los autores del informe hacen hincapié en el hecho de que hoy «ante los retos del mundo globalizado, ningún país, ninguna organización, puede esperar triunfar solo». Pero, ¿triunfar en qué, sobre quién y en nombre de qué? No hace falta ser muy listo para constatar que se trata, en realidad, de ampliar la base de la potencia política y militar de Estados Unidos y servir de complementos a ese proyecto con la esperanza de ser alguien en el escenario del ejercicio del poder del imperio mundial. Darle más medios, más profundidad geográfica y estratégica frente a objetivos en perpetuo movimiento. Es necesario también, más prosaicamente, compartir el coste económico que eso representa. Porque Estados Unidos también demuestra todos los días su incapacidad militar y política para dirigir el mundo en solitario. Sus análisis y postulados básicos en el ámbito internacional son falsos; también es falsa su percepción del mundo, que se basa en su proyección ideológica, totalmente desconectada de la realidad; su aparato militar es incapaz de responder a la situación sobre el terreno porque no está formateado para misiones de naturaleza política. Y para mayor ridículo no hay adecuación entre la oferta y la demanda, por lo que el resultado sólo puede ser catastrófico.
Pero es también la continuación de deslegitimar y destruir la ONU, lo que entra en perfecta sintonía con la dolorosa constatación del debilitamiento de los Estados naciones. Detrás de eso está el cuestionamiento del funcionamiento de esta organización considerada cada vez más inútil, inoperante, ineficaz y políticamente molesta, especialmente la Asamblea General. No olvidemos que dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos y Gran Bretaña, por otra parte poseedores del arma nuclear) se comprometieron ilegalmente en la guerra de Iraq. En realidad, incluso es el concepto de Derecho Internacional lo que se cuestiona. Este funcionamiento cada vez exaspera más a algunas potencias occidentales a las que les gustaría poder liberarse, aunque cada vez lo hacen más: Abu Graib, Guantánamo, torturas, vuelos secretos de la CIA, prisiones secretas israelíes… Por supuesto estas prácticas, desgraciadamente, son frecuentes en numerosas dictaduras y no hay que conformarse. Pero lo que marca la diferencia en este caso es que los países portadores de este movimiento se autodenominan democracias ejemplares y que, precisamente en nombre de dichos valores democráticos, sería necesario utilizar el arma nuclear de manera preventiva, poniendo en entredicho algunas reglas esenciales de la democracia. Todo esto lleva el estigma del fracaso. ¿Adónde llevan las guerras preventivas? ¿Adónde ha llevado la Guerra de los Seis Días de 1967? ¿Adónde la invasión de Iraq de 2003?
Por supuesto, si se utiliza el arma nuclear, que no deja títere con cabeza, se acabó el problema. Eso significa que hay que pensar, desde ahora, en deshacerse de todo lo que no sea occidental. Porque, a largo plazo, ni la India ni China tienen la intención de arrodillarse ante nuestros «valores».
La cooperación entre los Estados, entre las naciones, es algo que existe. No se puede prohibir el diálogo con quienes lo desean. Hay que salir de las lógicas de encerramiento en las que nos atrincheramos negándonos incluso a hablar con unos u otros, creando listas negras cada vez más largas que nos eximen de enfrentarnos a la realidad de los problemas. Los palestinos que votaron por Hamás no votaron por la destrucción de Israel, todo el mundo lo sabe. Votaron, en primer lugar, porque «la comunidad internacional» se lo exigió y además porque, sencillamente, quieren vivir con dignidad y ejercer sus derechos políticos e históricos legítimos. ¿Es tan difícil de comprender?
La auténtica debilidad, el verdadero temor, es negarse a mirar la realidad de frente y a dialogar con quienes componen verdaderamente el mundo tal como es y del que sólo somos una parte. ¿No había que hablar con Arafat?, se creó Hamás. ¿No hay que hablar con Hamás y con Hezbolá?, tendremos Al Qaeda. ¿Y después? ¿Una bomba termonuclear?
Lo que hace falta actualmente es recobrar la capacidad de dirigirse a los pueblos, atreverse a hablarles, asumir que son nuestros iguales, promover una alianza de los pueblos -mejor que la Alianza del Atlántico Norte- contra la ideología dominante del liberalismo económico que gangrena el propio concepto de democracia. Si no, Occidente no podrá resistir frente al resentimiento y la venganza de la miseria del mundo. No hará más que demorar su caída o exterminar de 3.000 a 4.000 millones de personas.
Cómo no alarmarnos por esta multiplicación de las violaciones de los derechos más elementales perpetradas por las propias democracias: encarcelamientos arbitrarios, secuestros, torturas, campañas militares ilegales, incumplimiento del voto de los pueblos…
En estas condiciones no hay que asombrarse cuando vemos, por ejemplo, que grandes zonas de África se vuelven hacia China o la India. Del menosprecio, la arrogancia y la violencia occidentales ya han tenido suficiente.
http://www.mrc-france.org/article.php3?id_article=385
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*Claude Nicolet es el secretario nacional de relaciones internacionales de la organización francesa MRC -Mouvement Républicain et Citoyen- Movimiento Republicano y Ciudadano).
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**Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala.
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Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

7 preguntas y 7 respuestas sobre la Venezuela de Chávez.

Cómo es el sistema de Chávez
Pragmática, flexible, muy diferente de la de otras décadas, la izquierda después de la ola neoliberal de los noventa toma formas nuevas. En esta serie de notas, Página/12 plantea preguntas y busca respuestas para entender la nueva izquierda latinoamericana. En el comienzo, la Venezuela bolivariana.

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Por José Natanson
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1 ¿Chávez es antidemocrático?
Chávez llegó al gobierno de manera perfectamente democrática y ganó nueve elecciones consecutivas, más que cualquier otro presidente latinoamericano en el poder. En el 2006, tras obtener su reelección, elaboró un proyecto de reforma constitucional que incluía, entre otras medidas, la reelección indefinida, lo que hubiera convertido a Venezuela en el único país de América latina –a excepción de Cuba– sin ningún límite institucional para el ejercicio perpetuo del poder. Pero en diciembre del 2007 el proyecto fue derrotado en un plebiscito por un margen ajustadísimo.
Chávez admitió el resultado a regañadientes, pero lo hizo. Sus opositores, en cambio, demoraron seis años en reconocer sus derrotas: recién en las elecciones del 2006 los sectores democráticos de la oposición se impusieron sobre los más recalcitrantes –formados en su mayor parte por ex integrantes del viejo partido Acción Democrática– y aceptaron jugar el juego de la democracia. Antes, lo habían intentado todo: el golpe de Estado en abril del 2002; la ocupación de la Plaza Altamira por un grupo de militares rebeldes poco después; el paro petrolero del verano del 2003; el referéndum revocatorio del 2004, cuyo resultado fue desconocido por los líderes opositores a pesar del aval de la OEA y el Centro Carter, y el boicot abstencionista a las elecciones legislativas de noviembre de 2005.
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2¿Chávez es antirrepublicano?
Además de la presidencia, Chávez controla la Asamblea Legislativa, las fuerzas armadas (está habilitado para ascender discrecionalmente a los jefes militares) y los gigantescos ingresos petroleros. En cuanto a la supervisión judicial, el Tribunal Superior de Justicia fue ampliado de 20 a 32 miembros y completado con diputados y militares oficialistas, mientras que el otro resorte judicial estratégico, el Fiscal General, único funcionario con autoridad para juzgar al presidente, fue ocupado en los comienzos de la gestión chavista, por... el vicepresidente. Como si fuera poco, Chávez consiguió facultades para legislar por decreto en dos oportunidades, la última de ellas en el 2007, a pesar de que el Legislativo ya estaba integrado exclusivamente por sus partidarios.
“Esto no es una dictadura, como dicen algunos, pero tampoco una democracia en sentido pleno. Chávez tiene un pie en el pedal de la democracia y otro en acelerador del autocratismo, y aprieta uno u otro según el momento”, me dijo Caracas Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual y uno de los pocos líderes opositores capaz de mantener la cabeza fría.
Una explicación histórica ayuda a entender mejor esta situación. Durante la segunda mitad del siglo XX, Venezuela fue uno de los pocos países latinoamericanos que logró mantenerse a salvo de las dictaduras militares que asolaron a la región. En el resto, la experiencia autoritaria hizo que, una vez recuperada, la democracia fuera valorada como un bien en sí mismo, y muchos intelectuales de izquierda que en los ’60 la criticaban por hueca y aburguesada descubrieron que en realidad constituye una garantía para los derechos humanos. Luis Maira, actual embajador de Chile en Argentina, lo resume en una frase: “Después de la segunda sesión de tortura, uno empieza a valorar al hábeas corpus”. A diferencia de países como Chile o la Argentina, la sociedad venezolana no registró este cambio en la mentalidad colectiva: la democracia formalmente impecable que gobernaba hasta el triunfo de Chávez era vista como la verdadera responsable de la decadencia nacional, por lo que nadie se molestó mucho cuando el ex capitán de paracaidistas se propuso cambiarla radicalmente. Es en este tipo de explicaciones donde se encuentran las raíces de la particular situación de Venezuela, más que en los análisis fáciles que atribuyen todo a la maldad intrínseca del caudillo o la perversidad oligárquica de la oposición.
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3¿Chávez tiene una buena política económica?
Los primeros años fueron francamente malos, en un declive que llegó a su momento más dramático durante los 63 días del paro petrolero del verano del 2003. Pero luego de que Chávez lograra derrotar a la gerencia de Pdvsa las cosas comenzaron a mejorar. Venezuela registró tasas de crecimiento superiores al diez por ciento en los últimos cuatro años y es, según la Cepal, uno de los países latinoamericanos que más crece, en el marco de una política macroeconómica que aumentó el gasto público, pero en menor medida que los ingresos, y que no incrementó explosivamente la deuda externa.
Desde luego, esto es en buena medida resultado del aumento del precio del petróleo, que cuando Chávez asumió el gobierno se encontraba en 9 dólares el barril y que hoy araña los 100. El ingreso masivo de divisas, aunque permitió relanzar la economía, también está generando una sobrevaluación del tipo de cambio que les quita competitividad a las actividades no petroleras, impide que se diversifiquen las exportaciones y contribuye a la desindustrialización y la consolidación del modelo monoexportador. Y además alimenta la hoguera de la inflación: Venezuela batió el año pasado el record de inflación de América latina, con casi 21 por ciento, situación que el gobierno intentó controlar mediante un sistema de precios máximos que generaron una crisis de desabastecimiento.
Pero lo central es que el gobierno de Chávez no ha logrado cambiar la esencia económica de Venezuela, el único país de América latina que importa dos tercios de los alimentos que consume, el único que concentra el 85 por ciento de sus exportaciones en un mismo producto y el único que, en los hechos, se vincula comercialmente con prácticamente un solo país: Estados Unidos. “La nuestra es una economía rentista petrolera: ésa es su esencia y su maldición. Se parece más a la economía de Nigeria o Arabia Saudita que a la de Argentina o Brasil”, me explicó en Caracas Margarita López Maya, la prestigiosa historiadora venezolana que fue invitada por Chávez a hablar en la Asamblea Legislativa y que, aunque cercana al gobierno, nunca ha dejado de criticar los aspectos más negativos de la gestión.
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4¿El gobierno de Chávezes revolucionario?
Chávez tiene habla del socialismo del siglo XXI y gusta definir su proyecto como “revolución bolivariana”, pero en el pasado se ha fascinado por los regímenes nacional-populares latinoamericanos, tipo Velazco Alvarado o Perón, y por la Tercera Vía de Tony Blair. Atendiendo a sus ideas, que han ido cambiando a lo largo de los años, es difícil dar una respuesta, pero el argumento contrario –Chávez no es revolucionario porque le vende petróleo a Estados Unidos– tampoco resulta convincente: la dependencia petrolera estadounidense puede ser vista como una debilidad de Goliat tanto como una claudicación de David.
Una forma más interesante de acercarse a una respuesta es analizar la economía social, el aspecto supuestamente no capitalista –o poscapitalista– de la economía venezolana. En efecto, uno de los objetivos de Chávez es utilizar los enormes ingresos petroleros para crear un nuevo sector económico en base a nuevas formas de propiedad empresarial: núcleos de desarrollo endógeno, microproyectos agrícolas y, sobre todo, cooperativas, que últimamente se han multiplicado como hongos: según la Superintendencia de Cooperativas, hoy ya existen unas 100 mil.
El esfuerzo es loable, pero conviene ponerlo en perspectiva. La función social de las cooperativas es innegable, ya que son grandes creadoras de puestos de trabajo, pero una economía moderna no puede funcionar en base a ellas, pues tienden a ser poco competitivas y tecnológicamente atrasadas. En Venezuela, además, prácticamente todas dependen del Estado –es decir del petróleo–, lo cual ha generado todo tipo de distorsiones y corrupción: muchos empresarios disfrazan a sus empresas de cooperativas para beneficiarse de las exoneraciones impositivas y aprovechar los regímenes de contratación flexibilizados. El aspecto no-capitalista del modelo venezolano existe, pero más que un cambio revolucionario parece una política social encubierta.
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5¿Chávez está mejorando la pobreza?
El núcleo de la política social del gobierno venezolano son las misiones, el término entre religioso y militar elegido por Chávez para definir un sistema moldeado a su imagen y semejanza: enorme, ambicioso y desordenado. El primer paso fue la Misión Barrio Adentro, de la que hoy participan unos 20 mil médicos cubanos, diseñada para resolver el drama de un sistema de salud incapaz de atender la creciente demanda de los sectores más pobres, que muchas veces no iban al médico simplemente porque no tenían el dinero suficiente para trasladarse hasta los hospitales, invariablemente ubicados en el centro de la ciudad. El problema se resolvió mediante el simple procedimiento de instalar los consultorios en las zonas más inhóspitas de las barriadas más castigadas de Venezuela. Luego siguieron las misiones educativas, también implementadas con asistencia cubana, que permitieron alfabetizar a un millón de personas, y la Misión Mercal, gigantescos mercados que venden alimentos a precios subsidiados y que hoy abastecen a un 40 por ciento de los venezolanos más pobres.
Las misiones supusieron una impresionante extensión de la cobertura si se las compara con los raquíticos programas sociales anteriores, pero también tienen sus problemas: un médico cubano en una sala de primeros auxilios ayuda a prevenir enfermedades y resolver cuestiones menores, pero si es necesario realizar una tomografía o practicar una operación, el paciente debe recurrir al viejo sistema de salud, que no ha cambiado mucho. Del mismo modo, las misiones no se articulan con el mercado laboral, no han creado un sector económico eficiente ni han contribuido a potenciar la economía. Y sus resultados no se miden ni controlan, lo que crea un espacio enorme para el clientelismo, la utilización política y la corrupción: sus recursos no salen del presupuesto general del Estado sino de un fondo especial financiado con ingresos petroleros, al que solo el gobierno tiene acceso.
Pese a todos estos déficits, constituyen una política social muy valorada por la población. Sus resultados, en general, fueron positivos, aunque naturalmente es difícil estimar si la reducción de la pobreza es consecuencia de las misiones o del derrame de la prosperidad petrolera. Como sea, tras arañar el 50 por ciento a fines de 2002, hoy la pobreza, según la Cepal, ha bajado al 30 por ciento.
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6¿Chávez quiere conquistar el mundo?
Desde el comienzo mismo de su gobierno, Chávez ha desarrollado una activa política latinoamericana, que luego adquirió proyección mundial, cuyo eje es la diplomacia petrolera. El gobierno venezolano vende petróleo barato a una larga lista de países, en la que figuran casi todos los estados del Caribe y que encabeza, por supuesto, Cuba, que hoy recibe unos 90 mil barriles diarios, la misma cantidad que obtenía de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Además, Chávez ha comprado bonos de la deuda externa de Argentina y Ecuador e influye políticamente, aunque menos de lo que se piensa, en Bolivia y Nicaragua.
La interminable serie de iniciativas de Chávez mezcla ideas sensatas, como el Banco del Sur, otras más dudosas, como el Gasoducto del Sur, y otras que son pura imagen pública, como el ALBA. Y no todo se limita a mandar petróleo, porque también hay operaciones culturales como el canal de noticias Telesur y hasta propaganda internacional heterodoxa, como el subsidio de Pdvsa a la Escola Vila Isabel, que ganó el Carnaval de Río de 2006 con una comparsa que tomó como motivo la unidad latinoamericana y que estuvo encabezada por un muñeco gigante de Bolívar que llevaba en sus manos un enorme corazón, rojo y palpitante.
Pero lo más discutible de la política internacional de Chávez no es su irremediable hiperkinesia, ni siquiera los shows que suele montar en las cumbres internacionales, sino su objetivo fundamental, que parece menos lograr la integración regional que irritar a Washington. Esto es lo único que explica su relación con Irán o sus reuniones con el presidente de Belarús, definido por la Unión Europea como el último dictador del continente.
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7¿Chávez tiene futuro?
El panorama político venezolano parece más tranquilo. Tras muchos años de enfrentamientos, la oposición asumió que la única forma de derrotar a Chávez es ganándole una elección, y el gobierno se vio obligado a aceptar por primera vez una derrota, lo cual abre expectativas sobre un juego más sosegado y confirma avances en el aspecto más elemental de la democracia: elecciones limpias y competitivas aceptadas por todos. Pero nada está dicho. Chávez anunció el plan de las tres erres –revisión, reformulación y reimpulso– para conseguir su reforma constitucional, e incluso le puso una nueva fecha: el 2010. El futuro, aunque por el momento luce más promisorio, podría incluir tanto un giro autoritario del gobierno como un retroceso antidemocrático de la oposición.
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Página/12 Web - Argentina/09/03/2008

7 preguntas y 7 respuestas sobre el Brasil de Lula

SEGUNDA NOTA SOBRE LAS NUEVAS IZQUIERDAS EN LATINOAMERICA
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Por José Natanson
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1¿La política económica de Lula es neoliberal?
Desde su llegada al gobierno, en enero del 2003, Lula aplicó una rigurosa política fiscal, medidas antiinflacionarias y el dudoso record de fijar la tasa de interés más alta del mundo (26,5 por ciento). La explicación se encuentra en la profunda crisis económica que golpeó a Brasil en los meses previos al triunfo de Lula, en buena medida consecuencia de los desequilibrios acumulados en los últimos años por Fernando Henrique Cardoso, pero también resultado del temor de los mercados ante el ascenso del primer presidente obrero de la historia de Brasil y, por supuesto, un subproducto previsible de la crisis argentina del 2001. Aunque las diferencias entre el neoliberalismo aplicado en ambos países son importantes (Cardoso devaluó el real a tiempo, implementó una reforma fiscal clave y se cuidó de privatizar empresas estratégicas como Petrobras), el fantasma de un estallido estaba muy presente en Brasil, a punto tal de condicionar las primeras decisiones económicas de Lula. Su ministro de Hacienda, Antonio Palocci, lo dijo claramente en una reunión con un grupo de diputados del PT que, enojados y refunfuñantes, cuestionaban la decisión de mantener las líneas maestras de la macroeconomía de Cardoso. “Nos dejaron el país quebrado. ¿Acaso quieren que terminemos como Argentina?”
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2¿Hizo bien Lula en continuar con las políticas macroeconómicas de Cardoso?
Quienes critican la estrategia continuista exhiben números en apariencia inapelables. Desde que asumió Lula hasta el año pasado, Brasil creció en promedio 2,6 por ciento, muy por debajo de la media latinoamericana. De hecho, por momentos ha ocupado los últimos lugares del ranking junto a países como Haití y Guatemala. Para los más críticos, esta performance decepcionante es consecuencia directa de la ortodoxia fiscal, las altas tasas de interés y el tipo de cambio sobrevaluado. Luiz Carlos Bresser-Pereira, economista y ex ministro de Hacienda, me dijo en una entrevista en San Pablo que los motivos del bajo crecimiento de su país no son muy misteriosos. “Es un típico caso de enfermedad holandesa. Se llama así porque ocurrió en Holanda cuando se descubrió gas, y los recursos y las inversiones, en lugar de destinarse a la industria y la infraestructura, se orientaron a la extracción de hidrocarburos. También puede venir de la abundancia de otros recursos naturales, como soja, carne, trigo. Al tener un costo marginal muy bajo, se genera una sobrevalorización del tipo de cambio. En países como Brasil, esto impide que las industrias sean competitivas y termina aplastando el crecimiento.” Los defensores de Lula reconocen el problema, pero argumentan que Brasil es un país económicamente muy complejo, que ostenta una posición en el mercado mundial que lo obliga a competir con una industria eficiente y tecnificada, por lo cual no puede permitirse una estrategia proteccionista de dólar devaluado como la de Argentina, y mucho menos arriesgar la estabilidad económica. “Cuando recién asumimos –me dijo en Buenos Aires Marco Aurelio García, asesor de Lula en temas internacionales– se había instalado la idea de que un gobierno nuestro traería una inestabilidad política como la de Venezuela y una inestabilidad económica como la de Argentina.” Desde esta perspectiva, era necesario emitir señales tranquilizadoras para controlar la inflación y alejar el fantasma del default, y después sí agregar medidas de orientación desarrollista que, según los defensores de Lula, marcan una diferencia clara con las políticas de Cardoso, como el fortalecimiento del banco nacional de desarrollo, el BNDES, cuyos préstamos hoy superan a los del Banco Mundial y el BID sumados, y el refuerzo de empresas como Petrobras. Además, claro, del Plan de Aceleración del Crecimiento, un megaprograma de incentivos fiscales e inversiones por 240 mil millones de dólares lanzado en enero del 2007, luego de que Lula obtuviera su reelección. Y como las estadísticas son como los sueños, que cada uno interpreta a su modo, también pueden darle la razón a Lula: en el 2006, Brasil creció 3,7, un porcentaje inferior al promedio regional pero superior al de los años anteriores, y el año pasado 5,3 por ciento, su mejor marca en una década, sin desequilibrios en el horizonte, con una deuda externa relativamente baja y –a diferencia de la Argentina– con la inflación totalmente controlada.
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3¿Lula traicionó a la izquierda?
La pregunta puede parecer abstracta, pero viene a cuento de la reacción de intelectuales y políticos que acusan a Lula de haber renegado de sus ideales. En principio, salvo los desinformados o negadores, nadie debería sorprenderse mucho: en el 2002, en plena campaña electoral, el FMI ofreció un paquete de salvataje a Brasil de 30 mil millones de dólares con la condición de que todos los aspirantes a la presidencia –o sea Lula– se comprometieran a aplicar un programa ortodoxo. Y Lula, presionado por la crisis financiera, aceptó firmarlo.
Pero el giro no debería ser visto como un simple intento de adaptación oportunista, sino como el resultado de un largo proceso de aprendizaje, consecuencia de las derrotas presidenciales anteriores y de la experiencia del PT en la gestión de grandes ciudades, incluyendo San Pablo: una cosa es cantar en los fogones del Foro Social Mundial y otra muy distinta gobernar megalópolis con enormes problemas y un presupuesto limitado. Las cosas se aprenden de ese modo. Y también de escuchar a la sociedad, que tras diez años de neoliberalismo comenzaba a desencantarse con Cardoso, pero que no estaba dispuesta a tirar por la borda los avances de modernización y estabilidad que tanto esfuerzo habían costado. En este sentido, el ascenso del PT fue una consecuencia tanto de los fracasos como de los éxitos de Cardoso, por lo que es natural que su estrategia económica haya contemplado este balance.
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4¿Lula está haciendo cosas por los pobres?
Lula asumió el poder con la promesa de que, al cabo de cuatro años de mandato, todos los brasileños tendrían garantizadas sus tres comidas diarias. No lo logró, pero avanzó mucho. Su estrategia consistió en fusionar una serie de programas creados por Cardoso en uno solo, el Bolsa Familia, y luego ampliar la cobertura. En el 2003, antes del triunfo del PT, 3,6 millones de familias recibían el programa; hoy el beneficio llega a 11 millones de familias, 44 millones de personas, lo que equivale a un cuarto de la población brasileña y supera al total de habitantes de la Argentina.
El programa consiste en una transferencia de dinero a los hogares más pobres, que se entrega mensualmente a las madres y que exige como contrapartida mantener a los niños en el sistema escolar y llevarlos periódicamente al médico, lo cual contribuye a prevenir enfermedades, combatir la deserción escolar y atacar el empleo infantil. Cada familia recibe en promedio 34 dólares, lo cual parece poco, pero no tan poco si se tiene en cuenta que en Brasil una familia en situación de extrema pobreza gana 68 dólares mensuales. En muchos casos, es la diferencia entre la vida y la muerte.
La decisión de Lula de focalizar las políticas sociales en la población pobre en lugar de aplicar criterios universalistas suele ser muy criticada, pero conviene tener cuidado con las simplificaciones. En principio, un plan que llega a 44 millones de personas difícilmente pueda definirse como “focalizado”. Pero además no está clara la alternativa, pues la idea de un subsidio universal en un país como Brasil es directamente absurda. El camino elegido por Lula es por supuesto discutible, sobre todo por los límites para cambiar las estructuras profundas de la desigualdad, pero en absoluto ineficaz: el Bolsa Familia, junto a otras medidas como el aumento del salario mínimo, produjo una reducción de la pobreza, que hoy se ubica en el 33 por ciento, contra casi 37, 5 cuando asumió el gobierno.
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5¿La situación institucional de Brasil le pone límites a Lula?
Vicente Palermo, el argentino que mejor conoce la política brasileña, sostiene que, a diferencia de países como Venezuela y la Argentina, en Brasil existen una serie de factores que limitan seriamente el margen de acción de los presidentes. “Uno podría pensar que, al ser un país tan grande y poderoso, el presidente cuenta con mucho poder, pero en realidad no es así”, explica Palermo.
Entre los límites más importantes figura el sistema de partidos, que es tan complicado que hay que estudiar varios años para entenderlo e incluye hasta partidos de aluguel (alquiler), pequeñas agrupaciones con personería jurídica que en vísperas de elecciones se venden al mejor postor y que luego se descartan. También pesan los poderes estaduales, una sociedad civil activa y atenta (aunque poco propensa a la acción directa) y las grandes burocracias intocables, a los que ningún presidente se les anima, como la cancillería de Itamaraty o el Banco Central.
Como todos los presidentes brasileños, Lula carece de mayoría legislativa, por lo que se ha visto obligado a buscar acuerdos parlamentarios con todo tipo de partidos. Esto explica sus dificultades para avanzar en políticas más radicales y permite entender –aunque no justificar– la crisis que estalló en el 2005, cuando se revelaron los pagos de mensualidades a legisladores opositores a cambio de su apoyo al gobierno, en una serie de escándalos que incluyó la detención en un aeropuerto del asesor del PT, José Adalberto Viera da Silva, acusado de llevar 100 mil dólares en sus calzoncillos. “Eso es lo que yo llamo dinero sucio”, escribió José Simao, el filoso humorista del Folha de São Paulo.
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6¿Brasil quiere liderar América latina?
Probablemente no América latina, pero seguramente sí América del Sur. Brasil ocupa el 47 por ciento de la superficie y limita con 10 de los 12 países de Sudamérica, tiene la mitad de la población y un PBI de casi 800 mil millones de dólares, lo que implica la mitad del sudamericano y cuatro veces el de Argentina, siete el de Chile y 80 veces el de Bolivia.
Durante décadas, la singularidad lingüística y cultural de Brasil convenció a sus gobernantes de que lo mejor era imponer una distancia altiva en sus relaciones con el resto de la región, pero la estrategia cambió en 1985, con el fin de las dictadura y la distensión con Argentina, su tradicional competidor regional y actualmente su socio más confiable. Desde aquel momento, Brasil comenzó a impulsar la integración regional, primero a través del Mercosur y luego de la Comunidad Sudamericana. Durante la etapa de Cardoso, el esfuerzo integracionista tuvo un perfil más económico, orientado al intercambio comercial, pero desde la victoria de Lula se ha ido complementado con una serie de medidas políticas: Brasil lideró la misión de Naciones Unidas en Haití, envió comisiones de mediación a las crisis de Ecuador y Bolivia y juega un papel central como gran contenedor regional de Venezuela.
Todas estas iniciativas parten de la idea de que el desarrollo de un país de dimensiones continentales como Brasil nunca será posible en un entorno regional convulsionado, lo cual se traduce en proyectos positivos pero también genera problemas: los socios más pequeños del Mercosur, Uruguay y Paraguay, acusan a Brasil de no entender la importancia de reducir las asimetrías, como demuestra el hecho de que los fondos de compensación –pálida copia de los Fondos Estructurales de la Unión Europea– apenas alcancen los 100 millones de dólares. Además, claro, de las tentaciones subimperialistas, como la agresiva política de Petrobras en Bolivia y el sello arquitectónico de esta inclinación: la embajada brasileña en La Paz, una imponente mole de hormigón y vidrio, no tan fea pero casi tan grande como la embajada de la ex Unión Soviética en Berlín Oriental.
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7¿Tiene futuro la izquierda brasileña?
En el 2010 Lula habrá gobernado dos períodos, sin posibilidad de reelección. El PT, pese a los golpes, conserva su lugar en el escenario político, pero tiene un déficit de candidatos, ya que algunas de sus figuras más fuertes tuvieron que dejar el gobierno tras los escándalos de corrupción, y ninguno de los posibles postulantes tiene el peso político del actual presidente. Pero lo central, más allá de las especulaciones electorales, es que la presidencia de Lula dejará una fuerte impronta en la historia brasileña, al igual que la gestión de Cardoso, dos buenos presidentes no tan diferentes entre sí, aunque el tiempo histórico de cada uno y su lugar en el campo político sí fueron muy distintos. El PT, sin candidatos de peso, se expone a una derrota en el 2010, aunque esto no necesariamente implicará un cambio radical en la política económica, en la estrategia de inserción internacional ni en los programas sociales de Brasil: algunas decisiones de Lula, en particular la extensión de la cobertura social a los sectores más pobres, difícilmente puedan desactivarse sin generar resistencia. Tal vez sea éste, más allá de los resultados electorales, el gran triunfo de la izquierda brasileña.
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Página/12 Web - Argentina/09/03/2008

Derrotado EEUU en la cumbre de Río.

DE CÓMO BUSH Y URIBE SE HAN CONVERTIDO EN CHAVISTAS
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Keymer Avila
Patricia Parra
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Sin ánimos de hacer un análisis pormenorizado sobre la coyuntura queremos compartir algunas ideas iniciales sobre la misma:

1. - PANTALLAZO DE LA SITUACIÓN INTERNA EN VENEZUELA
(intento de contexto): a vuelo de pájaro podemos decir que el gobierno venezolano viene trabajando en dos sentidos: el primero, fortalecerse después de la derrota electoral del 02 de diciembre (sentido general); y el segundo, en acelerar lo orgánico y prepararse para las elecciones regionales (sentido específico). Ambos sentidos tienen una misma táctica: poner mayor atención a los asuntos internos, entre otros (sin entrar en detalles): cambio de gabinete (o enroque para algunos) y las tres "R" (con sus particulares interpretaciones, prácticas y desviaciones), nuevo Consejo Moral Republicano, la corrupción, la gerencia de la ciudad de Caracas (buhoneros, basura, urbanismo), la seguridad (que se viene abordando desde una lógica bastante tradicional), el tema económico (la inflación), la escasez de alimentos, PDVAL, Caso PDVSA-Exxon Mobil, todos los conflictos a lo interno del PSUV (problemas de democracia interna, irrespeto por las decisiones de las bases, conflicto "falsa izquierda" vs. "derecha endógena"), desgaste de la "amenaza imperial" como causa de justificación para todos los errores y carencias de gestión, iniciativas vanguardistas de calle que lo único que obtienen es darle argumentos y oxígeno a la derecha opositora, etc…
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2. - PANTALLAZO DE CÓMO VENÍA LA SITUACIÓN INTERNACIONAL:
La política internacional cerró el año pasado con los siguientes acontecimientos:
1. El impasse innecesario conocido con el despótico "¿Por qué no te callas?" del empresario-Rey-franquista de España;
2. Amenazas de cortar el suministro de petróleo a los EEUU y ocasionar -consecuencialmente- todo un descalabro mundial con los precios del crudo; y
3. Deterioro de las relaciones con Colombia por lo del intercambio humanitario.[1] Lo cierto es que 2007 no fue el mejor año en la política exterior del Presidente Chávez, a pesar de haberse concentrado en estos temas –en ocasiones- más que en los asuntos internos de Venezuela.
En 2008, a pesar de toda la resistencia del gobierno colombiano, la guerrilla hace dos entregas de secuestrados al Presidente Chávez, lo que significaba una victoria para él y para el grupo insurgente. De inmediato Chávez solicita la beligerancia del grupo guerrillero, lo que le "vuela los tapones" a Uribe y a los EEUU (esto constituye un total "chalequeo" a su doctrina antiterrorista
[2]).
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3.- EL GLOBO DE ENSAYO DEL IMPERIO QUE LE SALIÓ POR LA CULATA
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3.1. El tono sicópata y terrorista de los voceros del gobierno colombiano: El 01 de marzo, con caras sonrientes y llenas de gozo, los oficiales colombianos en tono sicópata y terrorista nos informaron sobre cómo su gobierno masacró a un grupo de Guerrilleros de las FARC, entre ellos a Raúl Reyes (segundo hombre de las FARC y cabeza visible por este grupo del Canje Humanitario), en violación grosera y evidente del Derecho Internacional, de los Derechos Humanos, de la integridad territorial y la soberanía de Ecuador.
Todos vimos después las contradicciones y las pruebas hollywoodenses de "alta tecnología" del gobierno colombiano
[3] (computadores antimisiles, archivos de Word que tienen carácter de plena prueba, Corte Penal Internacional, uranio, el eje del mal, dólares, marcianos, brujas, el chupacabras, el anticristo y pare usted de contar), que contrastaban con la admisión inicial y descarada de sus acciones; así como con las imágenes de los cadáveres hinchados y en ropa interior de los guerrilleros, que yacían en un improvisado campamento.
Al menos en esto tuvo algo de "tacto" Uribe, nunca dio la cara durante esta escalada, dejó sólo a cuadros medios para ello… la única vez que se pronunció fue para decir que iba a llevar a Chávez a la Corte Penal Internacional… afortunadamente -para él- habló poco durante el conflicto… Parece haberse estado reservando para la Cumbre de Río.
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3.2. Los dignos "Correazos" de Rafael (inesperados por EEUU): Partamos de lo evidente: esta acción fue una amenaza militar de los EEUU a Latinoamérica, en la búsqueda del control de su Petróleo y su biodiversidad. Posiblemente esperaban la respuesta del Presidente Chávez (que fue acertada) pero ni se imaginaban la de Correa y la del resto de los países vecinos.
El joven y valiente Presidente Correa dio una lección a todos de dignidad, coraje y honor. Su transparencia -que mantiene todavía, posiblemente por todo lo que le falta ver- hacía que se le notara la sorpresa e indignación que le provocaban las actitudes de Uribe. Indudablemente su actitud y ejemplo, junto al apoyo de Chávez definieron la política a seguir para la dignidad latinoamericana.
Ante ese escenario Daniel Ortega, también con mucho olfato y puntería, no perdió la oportunidad para avanzar con su conflicto limítrofe con Colombia; matando dos pájaros de un tiro: la solidaridad revolucionaria internacional –fortaleciendo el bloque de izquierda en la Región- y, a su vez, adelanta soluciones de un conflicto bilateral con efectos en sus asuntos internos.
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3.3. La OEA: La respuesta de los países de la región fue interesante, todos -con matices- condenaron la violación del territorio ecuatoriano por parte de las fuerzas militares colombianas
[4]. Más allá de que para algunos faltó contundencia en la declaración final porque no se condenó formalmente a Colombia, lo importante es que en esta reunión EEUU y su herramienta regional (el gobierno colombiano), quienes tuvieron discursos idénticos, quedaron aislados y al margen dentro de ese escenario. Esto legitimó a este órgano y constituye un antecedente importante –pero no suficiente aún- en estos momentos en que todos los organismos multilaterales los viene manejando el Imperio. Esto no debe perderse de vista.
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3.4.La derrota de EEUU en Santo Domingo y el "Factor Caribe": Acá el debate emotivo y visceral parecía manejar la escena. Un Uribe autodenominado como "combatiente" se batió con sus "mejores" argumentos ante un foro que lo tenía linchado, la verdad es que –y esto hay que reconocerlo- el Presidente Colombiano es la mejor representación de la derecha latinoamericana y un hábil político.
Correa se mantuvo congruente y fiel con sus planteamientos hasta el final, superando los ataques emotivos (los buenos y los malos) a los que estuvo sometido.
El Presidente Chávez fue sumamente inteligente, hábil y prudente, consideramos que ha sido una de sus mejores tácticas políticas en estos foros internacionales durante los últimos 12 meses. Daniel Ortega, por su parte, mantuvo su destreza y habilidad política en la búsqueda de soluciones y avances en su conflicto bilateral. Ambos fueron sumamente acertados y pertinentes.
El papel de Leonel Fernández como moderador durante el debate fue genial, creemos que sólo él esperaba los resultados obtenidos (de los cuales merece buena parte de los créditos). No comprendimos el momento cuándo, entre esa atmósfera tan tensa y subida de tono, salió con aquello de "dense un apretón de manos y un abrazo", tal cuál nos lo decían nuestras viejas cuándo de niños nos peleábamos con nuestros hermanos. Pero algunos en ese instante no tomamos en cuenta el "Factor Caribe": los afectos, la emotividad, la sensibilidad, la nobleza, la inocencia, la calidez, la solidaridad, la camaradería, los colores, los sabores, el humor, el calor, el mar, el tacto y un largísimo etcétera. Y bueno, luego Correa dijo que dejaba el conflicto hasta allí, después se paró Uribe corriendo a darle la mano (claro, no le quedaba de otra, tenía que tenderle la mano a todo el mundo y repartir sonrisas, ya que era el menos querido del lugar e iba perdiendo)
[5], a las Presidentas les tocaron sus besos respectivos, todos muertos de la risa, dándose manotones en las espaldas, señalándose con los dedos y abrazándose. A pesar del show, Correa siempre se mantuvo congruente y parco, siendo en todo momento coherente y serio con su posición (ojalá que esto le dure y que el burdel político no lo eche a perder). Lo que hace merecerle respeto.
Ya ahora sí, más allá de los detalles, la evaluación general de este evento es histórica, sumamente positiva, es una dura bofetada a los EEUU, quién resulto ser el gran derrotado de esta jornada. No hizo falta la intervención de organizaciones manejadas por el Imperio, ni tampoco salir de la Región. El conflicto fue resuelto por la voluntad, dignidad y unidad latinoamericana. En la que Chávez –y esto hay que reconocerlo- ha sido punta de lanza.
Con esos abundantes abrazos y apretones de mano, será difícil evitar la UNASUR…
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4.- ¿Y AHORA? ¿Y LOS ASUNTOS INTERNOS EN VENEZUELA?
Los EEUU ya saben que no somos musulmanes y que nos tienen más cerca ¿en qué sentido? EEUU tiene décadas de trabajo sicológico deshumanizando a los árabes, estigmatizándolos, construyéndolos mediáticamente como la encarnación del diablo en la tierra, la estrategia del 11-S ya tenía por lo menos unos 20 años previos en la construcción del enemigo. Con Latinoamérica la cosa es un poquito más complicada, formamos parte de occidente y no les parecemos tan extraños como los árabes. Por ello tendrán que esforzarse más en su campaña de estigmatización, que tiene –más o menos- esta evolución histórica: Guerrilla (años 60-70), Narcotráfico (años 80-90) y ahora el Terrorismo (con tendencias al Crimen Organizado). Lo importante es estar consientes de esta muy bien elaborada estrategia para no hacerles el juego (la mayoría de las veces los primeros que caen son nuestros legisladores quienes convierten en ley nacional mandatos de la Casa Blanca, en formas de leyes anti-narcóticos, anti-crimen organizado o anti- terroristas, cavando de esta manera sus propias fosas).
En ocasiones los avances de un sector más que por sus aciertos se deben a los errores de sus adversarios, así llegó la Quinta República a Venezuela, por la debacle del sistema de conciliación de élites que estuvieron más de 40 años en el poder; así llegó el Presidente Chávez, quién fue consecuencia en el año 92 y en el 98. De la misma manera la oposición venezolana, con mucho dinero, muchos medios de comunicación, pero también con mucha torpeza, mucha soberbia y sin nada de pueblo, en cada paso que ha dado ha fortalecido y legitimado cada vez más a Chávez. A los límites que muchos afirman que la oposición es chavista. Así también la derrota del referéndum del 2-D no se debe al trabajo o estrategias de la oposición, sino a errores del gobierno y del chavismo.
De idéntica manera este mal cálculo, este globo de ensayo, de los EEUU y de Uribe se han traducido en una tremenda victoria para la unidad y dignidad Latinoamericana, radicalizó aún más a otro Presidente del maravilloso y creciente "eje del mal" (Rafael Correa), mermó la influencia del gobierno de Colombia en la Región, y cayó cómo un bálsamo para la política internacional de Chávez (quién estaba esperando este escenario desde hace varios meses y que innegablemente sale también victorioso y crecido de esta coyuntura) y buen oxigenante para AHORA meterle el pecho a los asuntos internos.
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CONCLUSIÓN: UNA ACCIÓN RADICAL-EMOTIVA, O UNA DEMOSTRACIÓN DE FUERZA INNECESARIA FORTALECE INNECESARIAMENTE AL ADVERSARIO
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"Seamos realistas, exijamos lo imposible"
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keymerguaicaipuro@gmail.com
pparra2021@gmail.com
http://mx.groups.yahoo.com/group/espaciocritico/
www.sinnombres.org.ve
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[1] Avila, K. y Parra, P.: De cómo el triunfalismo y el abuso de la emotividad conducen a la derrota http://www.rebelion.org/docs/60322.pdf
[2] Que los legisladores nuestros (no sólo ahora, ¡siempre!) siguen al pie de la letra, ejemplos: Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada (LODO), Ley Orgánica de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas y su última reforma (Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Sicotrópicas), etc... Sobre este particular ver: Sin Nombres: Reformas Penales Made in USA http://www.aporrea.org/imprime/a15330.html
[3] "Pruebas" mostradas de la forma más reactiva, frenética y torpe que se haya visto: luego de haberle agradecido a Correa la supuesta colaboración brindada en el operativo donde asesinaron a Reyes, seguidamente pasaron a acusarlo de ser el "lobo feroz", heridos claro está, por la decisión de Ecuador de expulsar al embajador colombiano.
[4] Las FARC también salió ganando aquí porque fue calificada como "grupo insurgente" y no bajo el calificativo de "terroristas" como lo ha mantenido Colombia, EE.UU y la UE.
[5] Por cierto, mientras Uribe abrazaba a Correa y a Chávez, caía abatido otro miembro del Secretariado Nacional de las FARC: Iván Ríos. También esta muerte estuvo rodeada de declaraciones contradictorias por parte del gobierno colombiano. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_7284000/7284209.stm