Por Amy Goodman*
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“Utah” Phillips ha muerto esta semana a los 73 años de edad. Era músico, organizador sindical, activista por la paz y cofundador de un refugio para personas sin techo en su propia localidad. También era archivista, historiador y viajero; tocaba la guitarra y cantaba canciones casi olvidadas sobre los desposeídos y los oprimidos, y mantenía vivo el recuerdo de héroes de los trabajadores como Emma Goldman, Joe Hill y de organizaciones como Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo), los “Wobblies” (1), en una sociedad que olvida con demasiada facilidad.”Utah” había nacido en Cleveland, Ohio el 15 de mayo de 1935 bajo el nombre de Bruce Duncan Phillips; promediando su adolescencia ya recorría el país en tren. Me habló sobre aquella época en una entrevista que le hice en 2004. Para ese entonces había tenido que reducir su actividad por una insuficiencia cardíaca congestiva. Su larga barba blanca caía sobre su moño, su camisa a cuadros y su chaleco. Nos sentamos en el pequeño ático de una emisora de radio pirata que con frecuencia era allanada por las autoridades federales. En los primeros tiempos de aquella época conoció más que nada a ancianos, “alcohólicos muy viejos que solamente podían llevar grava de un lugar a otro con sus palas. Pero conocían muchas canciones”.En 1956 se alistó en el ejército y fue enviado a la Corea de la posguerra. Lo que vio allí lo cambió para siempre: “Vivir entre ruinas. Niños llorando…Ese es mi recuerdo de Corea. Devastación. Pude ver la elegante y antigua cultura de un pequeño país asiático devastada por el impacto del imperialismo cultural y económico. Bueno, entonces fue cuando estallé. Dije: ‘No puedo seguir haciendo esto. Ya sabes, todo esto está muy mal. Las cosas deben cambiar. Y el cambio debe empezar conmigo mismo’”.Tras tres años en el ejército, regresó al estado que le hizo ganarse su sobrenombre, Utah. Allí conoció a Ammon Hennacy, un pacifista radical, que había puesto en marcha la Joe Hill House en Salt Lake City, inspirado por el movimiento del Trabajador Católico. Hennacy condujo a Utah Phillips hacia el pacifismo. Utah recordaba en la entrevista: “Ammon se me acercó un día y me dijo ‘Tienes que ser pacifista’. Y yo le dije ‘¿Cómo se hace?’ Y él me respondió: ‘Bueno, tienes que llamar mucho la atención y comportarte violentamente’. Y yo estaba sintiendo violencia, ¿sabes?, estaba muy enfadado. ‘Uno no abandona así nomás las armas, los puños y los cuchillos y las duras palabras de ira. Uno tiene que abandonar las armas del privilegio y salir al mundo completamente desarmado’. Si hay una lucha que anima mi vida, posiblemente sea esa”.En 1968, el pacifismo de Utah lo llevó a postularse para integrar el Senado de Estados Unidos por el Partido de la Paz y la Libertad, por lo cual tuvo que tomarse una licencia en su empleo como funcionario público: “Era archivista del estado. Hice una campaña seria y completa, recorriendo 27 condados. Obtuvimos 6.000 votos en Utah. Pero cuando todo el asunto de las elecciones terminó, mi empleo había desaparecido y no pude volver a conseguir trabajo en Utah”.Así comenzaron los 40 años de lo que él llama “el negocio”, ser un viajero trabajador de la música: “Mi negocio es un magnífico, elegante, hermoso y muy fructífero negocio. Con este negocio puedo ganarme la vida sin ganar una fortuna”. Evitó la industria de la música comercial, y en una ocasión le dijo a Johnny Cash, que quería grabar varias canciones suyas: “No quiero contribuir de ninguna manera a esa industria. No puedo culparte por lo que haces, admiro lo que haces. Pero no puedo alimentar a ese dragón… que piensa en los dólares como si fueran balas”. Finalmente, se asoció con una de las cantautoras independientes más exitosas de Estados Unidos, Ani DiFranco, que creó su propio sello: Righteous Babe Records. El trabajo que hicieron juntos fue nominado para un premio Grammy.Utah Phillips era un puente viviente, mantenía viva la rica historia de las luchas de los trabajadores. Me dijo una vez: “La memoria a largo plazo es la idea más radical en Estados Unidos. Esa memoria a largo plazo nos ha sido arrebatada. No te la han enseñado en la escuela. No aparece en la televisión. Nos hacen saltar de una crisis a otra. Los medios masivos de comunicación han contribuido a eso tomando los grandes movimientos que hemos creado y trivializando los eventos importantes. No, la historia de nuestro pueblo es como un río muy largo. Fluye desde muy lejos. Y todo lo que aquellas personas hicieron y todo lo que vivieron fluye hasta mí, y puedo acercarme y extraer de allí lo que necesito, si tengo el coraje de salir y hacer preguntas”. En su programa de radio, “Loafer’s Glory” (La Fama del Holgazán), dijo una vez que “el trabajo de este mundo es recordar”.Una semana antes de morir, Utah Phillips escribió en una carta pública destinada a su familia y amigos: “¿El futuro? No lo sé. En todo momento, antes o después, está la canción. Siempre ha estado la canción”.
“Utah” Phillips ha muerto esta semana a los 73 años de edad. Era músico, organizador sindical, activista por la paz y cofundador de un refugio para personas sin techo en su propia localidad. También era archivista, historiador y viajero; tocaba la guitarra y cantaba canciones casi olvidadas sobre los desposeídos y los oprimidos, y mantenía vivo el recuerdo de héroes de los trabajadores como Emma Goldman, Joe Hill y de organizaciones como Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo), los “Wobblies” (1), en una sociedad que olvida con demasiada facilidad.”Utah” había nacido en Cleveland, Ohio el 15 de mayo de 1935 bajo el nombre de Bruce Duncan Phillips; promediando su adolescencia ya recorría el país en tren. Me habló sobre aquella época en una entrevista que le hice en 2004. Para ese entonces había tenido que reducir su actividad por una insuficiencia cardíaca congestiva. Su larga barba blanca caía sobre su moño, su camisa a cuadros y su chaleco. Nos sentamos en el pequeño ático de una emisora de radio pirata que con frecuencia era allanada por las autoridades federales. En los primeros tiempos de aquella época conoció más que nada a ancianos, “alcohólicos muy viejos que solamente podían llevar grava de un lugar a otro con sus palas. Pero conocían muchas canciones”.En 1956 se alistó en el ejército y fue enviado a la Corea de la posguerra. Lo que vio allí lo cambió para siempre: “Vivir entre ruinas. Niños llorando…Ese es mi recuerdo de Corea. Devastación. Pude ver la elegante y antigua cultura de un pequeño país asiático devastada por el impacto del imperialismo cultural y económico. Bueno, entonces fue cuando estallé. Dije: ‘No puedo seguir haciendo esto. Ya sabes, todo esto está muy mal. Las cosas deben cambiar. Y el cambio debe empezar conmigo mismo’”.Tras tres años en el ejército, regresó al estado que le hizo ganarse su sobrenombre, Utah. Allí conoció a Ammon Hennacy, un pacifista radical, que había puesto en marcha la Joe Hill House en Salt Lake City, inspirado por el movimiento del Trabajador Católico. Hennacy condujo a Utah Phillips hacia el pacifismo. Utah recordaba en la entrevista: “Ammon se me acercó un día y me dijo ‘Tienes que ser pacifista’. Y yo le dije ‘¿Cómo se hace?’ Y él me respondió: ‘Bueno, tienes que llamar mucho la atención y comportarte violentamente’. Y yo estaba sintiendo violencia, ¿sabes?, estaba muy enfadado. ‘Uno no abandona así nomás las armas, los puños y los cuchillos y las duras palabras de ira. Uno tiene que abandonar las armas del privilegio y salir al mundo completamente desarmado’. Si hay una lucha que anima mi vida, posiblemente sea esa”.En 1968, el pacifismo de Utah lo llevó a postularse para integrar el Senado de Estados Unidos por el Partido de la Paz y la Libertad, por lo cual tuvo que tomarse una licencia en su empleo como funcionario público: “Era archivista del estado. Hice una campaña seria y completa, recorriendo 27 condados. Obtuvimos 6.000 votos en Utah. Pero cuando todo el asunto de las elecciones terminó, mi empleo había desaparecido y no pude volver a conseguir trabajo en Utah”.Así comenzaron los 40 años de lo que él llama “el negocio”, ser un viajero trabajador de la música: “Mi negocio es un magnífico, elegante, hermoso y muy fructífero negocio. Con este negocio puedo ganarme la vida sin ganar una fortuna”. Evitó la industria de la música comercial, y en una ocasión le dijo a Johnny Cash, que quería grabar varias canciones suyas: “No quiero contribuir de ninguna manera a esa industria. No puedo culparte por lo que haces, admiro lo que haces. Pero no puedo alimentar a ese dragón… que piensa en los dólares como si fueran balas”. Finalmente, se asoció con una de las cantautoras independientes más exitosas de Estados Unidos, Ani DiFranco, que creó su propio sello: Righteous Babe Records. El trabajo que hicieron juntos fue nominado para un premio Grammy.Utah Phillips era un puente viviente, mantenía viva la rica historia de las luchas de los trabajadores. Me dijo una vez: “La memoria a largo plazo es la idea más radical en Estados Unidos. Esa memoria a largo plazo nos ha sido arrebatada. No te la han enseñado en la escuela. No aparece en la televisión. Nos hacen saltar de una crisis a otra. Los medios masivos de comunicación han contribuido a eso tomando los grandes movimientos que hemos creado y trivializando los eventos importantes. No, la historia de nuestro pueblo es como un río muy largo. Fluye desde muy lejos. Y todo lo que aquellas personas hicieron y todo lo que vivieron fluye hasta mí, y puedo acercarme y extraer de allí lo que necesito, si tengo el coraje de salir y hacer preguntas”. En su programa de radio, “Loafer’s Glory” (La Fama del Holgazán), dijo una vez que “el trabajo de este mundo es recordar”.Una semana antes de morir, Utah Phillips escribió en una carta pública destinada a su familia y amigos: “¿El futuro? No lo sé. En todo momento, antes o después, está la canción. Siempre ha estado la canción”.
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(1) Nota del Traductor: Más sobre el término “wobbly”: http://www.iww.org/culture/myths/wobbly.shtml
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*Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now!, noticiero internacional diario emitido en más de 700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.
© 2008 Amy Goodman
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Traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org / www.democracynow.org/es
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Democracy Now! - USA/04/06/2008