El fracaso de los planes de rescate Corredores de Bolsa de Nueva York hacen una pausa para escuchar uno de los tantos discursos del presidente Obama.
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La quiebra industrial y financiera del Imperio capitalista con "casa central" en EEUU y las metrópolis europeas se hace cada vez más patética: Los paquetes de "rescate bancario" estatal con dinero de los impuestos (pagado por toda la población) no han servido de antídoto y han fracasado estrepitosamente como medida para enfrentar la crisis mundial, que ha devenido de financiera a recesiva a escala global.
El pesimismo y la "desconfianza" que reinan en el sistema financiero global como producto de la crisis recesiva y la falta de resultados de los rescates emprendidos por los gobiernos centrales de Europa y EEUU, epicentro del colapso económico que sacude al planeta desde 2008, volvió a derrumbar el martes a los mercados mundiales de capitales.
El pesimismo y la "desconfianza" que reinan en el sistema financiero global como producto de la crisis recesiva y la falta de resultados de los rescates emprendidos por los gobiernos centrales de Europa y EEUU, epicentro del colapso económico que sacude al planeta desde 2008, volvió a derrumbar el martes a los mercados mundiales de capitales.
Casi todas las Bolsas del mundo se desplomaron arrastradas por bajas generalizadas en acciones de grupos financieros en un escenario poblado por informes pesimistas sobre nuevas quiebras empresariales y financieras y posibles nacionalizaciones bancarias.
Las bolsas tuvieron una jornada negra: el índice líder de Nueva York cayó 3,8% pese al paquete de rescate promulgado ayer por el presidente Barack Obama, el de Londres retrocedió 2,4, Frankfurt 3,4, San Pablo 4,2, Moscú 9,4, Tokio 1,4 y Buenos Aires 4,5%.
En la víspera una de las acciones más afectadas en Wall Street fue la de la tarjeta de crédito líder en EEUU, American Express, que llegó a perder casi 10%. Según la firma, los préstamos incobrables y los pagos vencidos (en un país sobre-endeudado, y con mucha gente que no puede pagar sus compromisos) empeoraron en enero.
Junto con American Express, las fuertes pérdidas se concentraron el lunes en los bancos Citibank, JPMorgan, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Bank of America y Wells Fargo (en promedio, 9%) y otra vez en la automotriz General Motors: cayo 12,40%.
Los especialistas coinciden en que en EEUU, con Obama en la Casa Blanca, en el segundo mes de 2009 ya se configuró el escenario "más temido": La combinación de la "crisis financiera" con la "crisis recesiva" (crisis estructural) está produciendo como resultante un proceso de quiebras empresariales generalizadas con despidos que se van tornando en cada vez más masivos, mientras se agrava la caída del consumo, aparecen los primeros signos claros de deflación y las empresas comienzan a negociar bajas del salario a cambio de no despedir personal.
En general, la prensa norteamericana coincide en que el costo billonario del super-rescate (que pagará la población a través de los impuestos) potencia el proceso de crisis estructural con desocupación por el que atraviesa la economía estadounidense.
La mayoría de los analistas proyectan un agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un recorte de planes y beneficios sociales como el emergente más inmediato del mega-salvataje estatal a la banca imperial iniciada por Bush y continuada por Obama.
Lo que incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo (ya desatados), que se sumarán a los estragos de la crisis crediticia para potenciar el proceso inflacionario-recesivo en que se encuentra la economía de la primera potencia imperial del planeta.
Opina The Wall Street Journal que "si los mercados de crédito continúan paralizados, el impacto sobre las empresas y los consumidores podría ser amplio, reduciendo el acceso a los préstamos, lo que disminuiría el gasto y la inversión. Los economistas señalaron que la contracción del crédito podría producir más despidos y provocar una reducción importante de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal".
Según The Wall Street Journal, en este escenario se espera que, así como sucedió con la banca y las instituciones quebradas por la crisis subprime, en los próximos meses más empresas ingresen en un proceso de bancarrota y anuncien nuevos despidos (sumados a los ya existentes), y los consumidores se ajusten aún más el cinturón, a medida que la ausencia de crédito afecta su capacidad de endeudamiento.
En ese sentido, la fabricante de automóviles estadounidense, General Motors (GM), anunció ayer martes su intención de recortar 47.000 empleos en todo el mundo como parte de un plan de reestructuración para evitar la quiebra.
La compañía automotriz dijo que 26,000 puestos de trabajo se eliminarán fuera de Estados Unidos.
GM y Chrysler aprovecharon este martes la presentación de sus planes de reestructuración para pedirle al gobierno de Washington US$22.000 millones en préstamos adicionales.
Las dos empresas cumplieron con el plazo del 17 de febrero para rendir sus informes, una de las condiciones impuestas para el otorgamiento de US$17.400 en créditos anteriores.
La GM indicó que necesitará US$16.600 millones, además de los US$13.400 ya recibidos, para mantenerse a flote hasta 2011.
"Si se presentara un nuevo escenario con una reducción aún mayor en el volumen, General Motors necesitará fondos federales adicionales que podrían elevar el total de respaldo gubernamental a US$30.000 millones hasta 2011", señaló GM en el texto de su presentación ante el gobierno.
Chrysler, a su vez, hizo un pedido de US$5.000 millones en préstamos adicionales del gobierno en medio de uno de los peores bajones del sector automotriz en la historia reciente.
Sin embargo el fabricante insistió en que podrá pagar de vuelta el crédito de US$4.000 millones que ya recibió porque va en camino hacia la recuperación a largo plazo.
La compañía presidida por Tom LaSorda ha anunciado, asimismo, otros 3.000 nuevos despidos como parte de su plan de viabilidad presentado y ha hecho público que que dejará de fabricar tres modelos de vehículos, y asegura que el sindicato United Auto Workers ha aceptado algunas concesiones.
Para las mayoría de los analistas, la bancarrota de las grandes automotrices imperiales está marcando claramente el comienzo del "impacto social" de la crisis crediticia-financiera en la economía real estadounidense.
Según Reuters, la Casa Blanca no descarta una bancarrota dirigida por el Gobierno para las automovilísticas.
A su vez, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, dijo en otro comunicado que el grupo de trabajo que colidera y que fue designado por Obama para supervisar la reestructuración de las automovilísticas "analizará los planes de las empresas y solicitará una amplia variedad de aportaciones de todo el Gobierno" en cuanto a las medidas necesarias para reestructurar GM y Chrysler.
Colapso europeo
La crisis recesiva con desempleo masivo que ya azota con dureza extrema a la primera potencia imperial, EEUU, ahora arrasa también con las economías centrales de la Unión Europea donde se registran huelgas y protestas sociales que barren con la estabilidad de los gobiernos desde Francia, Reino Unido, España, hasta Bélgica e Islandia.
El malestar social que generan la quiebra de empresas con desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los políticos y alienta las huelgas y protestas sociales que comienzan a extenderse por toda la geografía europea.
El colapso financiero con desaceleración económica y desempleo (por efecto de la contracción del crédito) exportada originalmente de EEUU se contagia aceleradamente por las economías del euro que afrontan crecientes huelgas y protestas sociales que han llevado a la Unión Europea a decretar alerta roja y una agenda de reuniones de urgencia para afrontar el terremoto económico recesivo.
El panorama de inestabilidad se incrementa con la cadena de anuncios de cierres de empresas que ya han elevado el número de desocupados en la UE hasta los 17,4 millones, 1,6 millones más que hace un año.
Tras año y medio de turbulencias, el detonador sigue en el sector financiero. La agencia Moody's advertía de la vulnerabilidad de la banca europea ante la severa recesión de Europa del Este, uno de sus focos de crecimiento.
De la banca a la economía real, las turbulencias financieras tardaron meses en llegar a consumidores y empresas.
Pero ahora t la crisis avanza a toda velocidad y ya se proyecta en el sector industrial y comercial: la Comisión aseguró este martes que este año se perderán 3,5 millones de empleos en la zona euro. La desocupación escalará hasta el 10% en 2010.
Según, Poul Nyrup Rasmussen, presidente del Partido de los Socialistas Europeos:"Europa debería tomar nuevas y excepcionales medidas para evitar la pérdida de 3,5 millones de empleos previstos para este año". La Organización Internacional del Trabajo pronosticó la pérdida de 51 millones de empleos en todo el mundo.
En este escenario, la crisis social con protestas y huelgas (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) ya se perfila como un emergente de la crisis recesiva- laboral y se sigue extendiendo peligrosamente por toda la geografía europea.
El panorama de inestabilidad se incrementa con la cadena de anuncios de cierres de empresas que ya han elevado el número de desocupados en la UE hasta los 17,4 millones, 1,6 millones más que hace un año.
Según, Poul Nyrup Rasmussen, presidente del Partido de los Socialistas Europeos:"Europa debería tomar nuevas y excepcionales medidas para evitar la pérdida de 3,5 millones de empleos previstos para este año". La Organización Internacional del Trabajo pronosticó la pérdida de 51 millones de empleos en todo el mundo.
La UE admite que los multimillonarios salvavidas a la bancano han susrtido efecto y la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, advirtió este martes de que la eurozona deberá "tomar decisiones duras sobre reestructuraciones o posibles liquidaciones controladas. Y estas decisiones deberán adoptarse muy rápidamente".
La comisaria insistió en que si los Estados del euro no toman ahora medidas para reducir la incertidumbre y reactivar el crédito, las consecuencias serán "perpetuar modelos de negocio fracasados, arruinar las finanzas públicas, consolidar las distorsiones de competencia con ayudas públicas sin fin, romper nuestro mercado interior e impedir que emerja de la crisis un mercado bancario viable".
En este escenario, la crisis social con protestas y huelgas (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) ya se perfila como un emergente de la crisis recesiva- laboral y se sigue extendiendo peligrosamente por toda la geografía europea.
IAR Noticias/19/02/2009
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