Histórica cumbre en Londres
Ofensiva mundial para poner final a la crisis
Inyectará un billón de dólares en la economía y habrá una mayor regulación de los paraísos fiscales y los fondos de alto riesgo
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Inyectará un billón de dólares en la economía y habrá una mayor regulación de los paraísos fiscales y los fondos de alto riesgo
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Graciela Iglesias
Para LA NACION
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LONDRES. - El primer ministro británico, Gordon Brown, lo llamó "el comienzo de un nuevo orden internacional", y el presidente norteamericano, Barack Obama, un "hito histórico". Lo cierto es que los líderes de los 22 países industrializados y emergentes agrupados en el G-20 acordaron ayer una vasta reforma del sistema financiero con la esperanza de evitar que la recesión global se transforme en depresión.
Al final de la primera cumbre en más de una década capaz de cautivar el interés del mundo, Brown anunció una inyección sin precedente de un billón de dólares en préstamos adicionales y garantías para financiar el comercio y rescatar a países en apuros económicos.
"Este es el día en el que el mundo se unió para combatir la recesión global. No con palabras, sino con un plan concreto y con un calendario claro", destacó Brown. "El Consenso de Washington se acabó", agregó el premier británico.
En la última conferencia de prensa de la jornada, Obama coincidió e hizo notar que en un encuentro similar, en 1933, los líderes del mundo no lograron impedir el desenfrenado proteccionismo y la miseria de la Gran Depresión.
"Yo creo que éste es un punto de inflexión en la historia de la economía mundial. Hemos acordado una serie de pasos sin precedente para restaurar el crecimiento y evitar que una crisis como la actual se produzca de nuevo. Pero esto es sólo el principio ? advirtió Obama?. Todos los problemas del mundo no se resuelven en una sola reunión, ni siquiera en dos."
Como por arte de magia, tras siete horas de negociaciones y fotos de familia compartidas, las amenazas de dejar la silla vacía del presidente francés, Nicolas Sarkozy, se desvanecieron. Junto con la canciller alemana, Angela Merkel, él abogaba por una drástica regulación del sistema financiero, y sus colegas le dieron parcialmente la razón al establecer una mayor vigilancia de los fondos de inversión de riesgo (hedge funds) y de las agencias calificadoras de riesgo. La tarea quedará en manos de un foro dotado de amplios poderes que llevará el nombre de Financial Stability Board (Consejo de Estabilidad Financiera).
Los paraísos fiscales, si bien no fueron suprimidos, serán "nombrados y avergonzados" públicamente y luego sancionados (aunque no se dijo cómo) si se niegan a transmitir información impositiva requerida por las autoridades de otros países. China se habría resistido en un principio a avalar esto por temor al impacto que puede tener sobre Hong Kong y Macao.
Complacido y lleno de elogios hacia Gordon Brown por haber sido "intelectualmente honesto", Sarkozy celebró "la reforma más profunda del sistema financiero desde 1945" y afirmó que "la época del secreto bancario ha llegado a su fin".
Pero no tardó en agregar socarronamente: "Desde Bretton Woods, el mundo ha estado viviendo con un modelo financiero, el modelo anglosajón. No es mi papel criticarlo, tiene sus ventajas. Claramente, hoy, se ha dado vuelta la página".
El ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, saludó el hecho de que no aprobara la obligación de que todos los países adopten más planes de estímulo. Este había sido el tema de mayor tensión entre el binomio británico-norteamericano, que estaba a favor, y el franco-alemán, en contra.
La cumbre del G-20 también dejó en manos del Consejo de Estabilidad Financiera la regulación de los salarios de los altos ejecutivos de la banca, de modo tal, dijo Brown, de "dejar de recompensar el fracaso".
Pero las medidas más concretas fueron las vinculadas a apoyar y reformar al Fondo Monetario Internacional (FMI). Su titular, Dominique Strauss-Kahn, dijo que la institución se ha convertido en "una agencia de prevención y manejo de crisis, capaz de salir a dar asistencia a decenas de países al mismo tiempo".
El G-20 triplicará los fondos del FMI con 750.000 millones de dólares. Los 22 países aportarán 500.000 millones ?de ellos 40.000 millones vendrán de China?, mientras 250.00 millones serán aportados en la divisa del FMI, los derechos especiales de giro, para estar a disposición de los 185 países miembros del FMI.
El FMI fue además autorizado a vender parte de sus reservas de oro para ayudar a los países más pobres.
Desde el punto de vista operativo, el director gerente del FMI y el presidente del Banco Mundial serán designados de ahora en adelante por sus méritos y ya no por el acuerdo tácito que atribuía la jefatura del primero a un europeo y la del segundo a un norteamericano.
En forma unilateral, Obama anunció que en los próximos días intentará "trabajar con el Congreso para proveer 448 millones de dólares en asistencia inmediata para la población vulnerable de Africa a América latina y duplicar el apoyo a la seguridad alimentaria a más de 1000 millones de dólares".
En igualdad de condiciones
El documento final de la cumbre también estableció un fondo para garantizar la financiación de las exportaciones. Brown, que había pedido 100.000 millones de dólares, logró más del doble, con 250.000 millones destinados a alentar al alicaído comercio internacional.
Los líderes mundiales tienen previsto encontrarse nuevamente en septiembre. Sarkozy dijo que la cita será en Nueva York, con motivo de la Asamblea Anual de las Naciones Unidas. Su par italiano, Silvio Berlusconi, en cambio, dijo que el encuentro será en Japón.
Los países emergentes latinoamericanos que forman parte del G-20 (la Argentina, Brasil y México) acogieron con satisfacción el contenido del acuerdo y, acostumbrados a ser dejados de lado en las reuniones mundiales, destacaron su participación activa en esta cumbre.
Lula, calificado por el propio Obama como "el político más popular del planeta", afirmó que en todos sus años de mandato es la primera vez que asiste a una reunión en la que los países ricos y los emergentes "están en igualdad de condiciones", circunstancia que atribuyó a una crisis global que necesita de una respuesta coordinada.
"Es la primera reunión en la que no se nos ha tratado como si no supiéramos nada", dijo el mandatario brasileño, quien argumentó que esto se debe a que en la actual situación de crisis "nadie tiene certeza de lo que se ha de hacer".
"Ahora ni el FMI lo sabe", añadió.
Graciela Iglesias
Para LA NACION
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LONDRES. - El primer ministro británico, Gordon Brown, lo llamó "el comienzo de un nuevo orden internacional", y el presidente norteamericano, Barack Obama, un "hito histórico". Lo cierto es que los líderes de los 22 países industrializados y emergentes agrupados en el G-20 acordaron ayer una vasta reforma del sistema financiero con la esperanza de evitar que la recesión global se transforme en depresión.
Al final de la primera cumbre en más de una década capaz de cautivar el interés del mundo, Brown anunció una inyección sin precedente de un billón de dólares en préstamos adicionales y garantías para financiar el comercio y rescatar a países en apuros económicos.
"Este es el día en el que el mundo se unió para combatir la recesión global. No con palabras, sino con un plan concreto y con un calendario claro", destacó Brown. "El Consenso de Washington se acabó", agregó el premier británico.
En la última conferencia de prensa de la jornada, Obama coincidió e hizo notar que en un encuentro similar, en 1933, los líderes del mundo no lograron impedir el desenfrenado proteccionismo y la miseria de la Gran Depresión.
"Yo creo que éste es un punto de inflexión en la historia de la economía mundial. Hemos acordado una serie de pasos sin precedente para restaurar el crecimiento y evitar que una crisis como la actual se produzca de nuevo. Pero esto es sólo el principio ? advirtió Obama?. Todos los problemas del mundo no se resuelven en una sola reunión, ni siquiera en dos."
Como por arte de magia, tras siete horas de negociaciones y fotos de familia compartidas, las amenazas de dejar la silla vacía del presidente francés, Nicolas Sarkozy, se desvanecieron. Junto con la canciller alemana, Angela Merkel, él abogaba por una drástica regulación del sistema financiero, y sus colegas le dieron parcialmente la razón al establecer una mayor vigilancia de los fondos de inversión de riesgo (hedge funds) y de las agencias calificadoras de riesgo. La tarea quedará en manos de un foro dotado de amplios poderes que llevará el nombre de Financial Stability Board (Consejo de Estabilidad Financiera).
Los paraísos fiscales, si bien no fueron suprimidos, serán "nombrados y avergonzados" públicamente y luego sancionados (aunque no se dijo cómo) si se niegan a transmitir información impositiva requerida por las autoridades de otros países. China se habría resistido en un principio a avalar esto por temor al impacto que puede tener sobre Hong Kong y Macao.
Complacido y lleno de elogios hacia Gordon Brown por haber sido "intelectualmente honesto", Sarkozy celebró "la reforma más profunda del sistema financiero desde 1945" y afirmó que "la época del secreto bancario ha llegado a su fin".
Pero no tardó en agregar socarronamente: "Desde Bretton Woods, el mundo ha estado viviendo con un modelo financiero, el modelo anglosajón. No es mi papel criticarlo, tiene sus ventajas. Claramente, hoy, se ha dado vuelta la página".
El ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, saludó el hecho de que no aprobara la obligación de que todos los países adopten más planes de estímulo. Este había sido el tema de mayor tensión entre el binomio británico-norteamericano, que estaba a favor, y el franco-alemán, en contra.
La cumbre del G-20 también dejó en manos del Consejo de Estabilidad Financiera la regulación de los salarios de los altos ejecutivos de la banca, de modo tal, dijo Brown, de "dejar de recompensar el fracaso".
Pero las medidas más concretas fueron las vinculadas a apoyar y reformar al Fondo Monetario Internacional (FMI). Su titular, Dominique Strauss-Kahn, dijo que la institución se ha convertido en "una agencia de prevención y manejo de crisis, capaz de salir a dar asistencia a decenas de países al mismo tiempo".
El G-20 triplicará los fondos del FMI con 750.000 millones de dólares. Los 22 países aportarán 500.000 millones ?de ellos 40.000 millones vendrán de China?, mientras 250.00 millones serán aportados en la divisa del FMI, los derechos especiales de giro, para estar a disposición de los 185 países miembros del FMI.
El FMI fue además autorizado a vender parte de sus reservas de oro para ayudar a los países más pobres.
Desde el punto de vista operativo, el director gerente del FMI y el presidente del Banco Mundial serán designados de ahora en adelante por sus méritos y ya no por el acuerdo tácito que atribuía la jefatura del primero a un europeo y la del segundo a un norteamericano.
En forma unilateral, Obama anunció que en los próximos días intentará "trabajar con el Congreso para proveer 448 millones de dólares en asistencia inmediata para la población vulnerable de Africa a América latina y duplicar el apoyo a la seguridad alimentaria a más de 1000 millones de dólares".
En igualdad de condiciones
El documento final de la cumbre también estableció un fondo para garantizar la financiación de las exportaciones. Brown, que había pedido 100.000 millones de dólares, logró más del doble, con 250.000 millones destinados a alentar al alicaído comercio internacional.
Los líderes mundiales tienen previsto encontrarse nuevamente en septiembre. Sarkozy dijo que la cita será en Nueva York, con motivo de la Asamblea Anual de las Naciones Unidas. Su par italiano, Silvio Berlusconi, en cambio, dijo que el encuentro será en Japón.
Los países emergentes latinoamericanos que forman parte del G-20 (la Argentina, Brasil y México) acogieron con satisfacción el contenido del acuerdo y, acostumbrados a ser dejados de lado en las reuniones mundiales, destacaron su participación activa en esta cumbre.
Lula, calificado por el propio Obama como "el político más popular del planeta", afirmó que en todos sus años de mandato es la primera vez que asiste a una reunión en la que los países ricos y los emergentes "están en igualdad de condiciones", circunstancia que atribuyó a una crisis global que necesita de una respuesta coordinada.
"Es la primera reunión en la que no se nos ha tratado como si no supiéramos nada", dijo el mandatario brasileño, quien argumentó que esto se debe a que en la actual situación de crisis "nadie tiene certeza de lo que se ha de hacer".
"Ahora ni el FMI lo sabe", añadió.
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La Nación - Argentina/03/04/2009
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