ANTONI GUTIÉRREZ-RUBÍ*
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Joseph Ratzinger celebra hoy cuatro años desde su entronización como Papa Benedicto XVI, justo 50 años después de que Juan XXIII convocara el Concilio Vaticano II provocando el movimiento de apertura y conciliación más importante de la historia de la Iglesia católica. Ratzinger fue servidor de Juan Pablo II desde 1981 y nombrado por él prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Benedicto XVI conseguía, por primera vez y después de 265 pontífices, que el responsable de la liturgia vaticana fuera escogido Papa concentrando en él los tres pilares de la Iglesia católica: liturgia, dogma y jerarquía.
Su trayectoria explica, o ayuda a comprender, muchas de las claves de su pontificado y de su obsesión y determinación por explorar y ampliar las fortalezas comunicativas de la Iglesia, que se ve sometida a una profunda tensión entre la tradición milenaria de la fe y la nueva sociedad del conocimiento del siglo XXI. Su mandato se presenta como un péndulo que va del extremo de una cierta involución doctrinaria y aperturista, al otro extremo, caracterizado por una profunda actualización de medios y recursos para la presencia pública de la Iglesia. Veamos algunas iniciativas recientes.
“La palabra de Dios” por Internet y en el iPod. En octubre de 2008, el Papa abría el XII Sínodo de Obispos en Roma con un discurso en el que proclamaba la solidez y estabilidad de la palabra de Dios frente a la incoherencia y volatilidad del capitalismo. “En el derrumbe de los grandes bancos el dinero se desvanece, no es nada (…). Sólo la palabra de Dios es una realidad sólida”. Los obispos coincidieron en la importancia de fomentar la divulgación de la Biblia y pidieron que “la voz de la palabra divina resonara a través de radios, canales de Internet de difusión virtual, CD, DVD e iPod”.
Un canal en YouTube. El Vaticano firmaba recientemente un acuerdo con Google para lanzar su propio canal de vídeos en YouTube (sin permitir las descargas), con las noticias, imágenes, vídeos y discursos del Papa Benedicto XVI. En el acto de presentación del proyecto, el pasado 23 de enero, el pontífice declaraba en su primer mensaje que es alentador ver como surgen “nuevas redes digitales que tratan de promover la solidaridad humana, la paz y la justicia, los derechos humanos, el respeto por la vida y el bien de la creación”. En su primera semana de funcionamiento, el canal registró 740.000 visitas.
Un diario que se moderniza. El diario vaticano, L’Osservatore Romano, con más de 147 años de historia, se transforma de la mano del nuevo director, el historiador Giovanni Maria Vian, que, desde su incorporación hace algo más de un año, ha fichado a nuevos colaboradores que le ayudan en su misión. Benedicto XVI le hizo una petición concreta basada en tres objetivos: más información internacional, más atención a Iglesias orientales y más mujeres entre sus autoras. El diario, con fama de ser uno de los “menos leídos y más citados del mundo”, ha cambiado de look: aunque sigue ofreciéndose en italiano, publica ediciones semanales en otros idiomas, y también tiene una página web.
Un maratón bíblico. El corresponsal jefe de la RAI en el Vaticano, Giuseppe de Carli, tuvo una idea que se ha convertido en todo un éxito de audiencia y participación nunca visto. El directo más largo de la historia de la televisión italiana, una emisión non stop durante siete días y seis noches, con la lectura –en voz alta y por turnos– de los 1.141 fragmentos del Antiguo y Nuevo Testamento, que contó con la participación de más de 1.250 lectores en la basílica romana de la Santa Cruz de Jerusalén. Desde el Papa (que inició el programa), pasando por famosos del mundo del cine o la política, a ciudadanos anónimos de distintos países, religiones, condiciones sociales y realidades personales. “Una maravillosa experiencia que ha devuelto la Biblia a las casas”, en palabras del secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone.
Nuevos lenguajes y sensibilidades, viejos dogmas. El Vaticano está modernizando el lenguaje y los medios pero, al mismo tiempo, endureciendo la doctrina, como con “Dignitas Personae” (“La dignidad de la persona”) –la nueva instrucción sobre cuestiones bioéticas–, presentada a finales de 2008. En esas fechas, el Vaticano ponía en marcha, por primera vez, paneles solares para producir energía limpia (2.400 paneles fotovoltaicos que producen 300 MWh anuales de energía solar para la iluminación, calefacción y aire acondicionado de distintos edificios). El Papa “verde” se atrevió a decir –durante una recepción navideña a los miembros de la curia– que se necesita una “ecología que salve a la personas ‘normales’ de la amenaza de los homosexuales”, criticando también el cambio de sexo de los transexuales.
El Papa digital, ecológico, mediático… es, a la vez, un líder religioso que ha endurecido el mensaje de la Iglesia. Revolución digital e involución dogmática parece ser la apuesta de Benedicto XVI, que considera las nuevas tecnologías como un “verdadero don para la humanidad” y un canal para la comunicación, mientras advierte que la persona se aísla cuando el deseo de conexión virtual se convierte en obsesivo. Dice el portavoz del Papa, Federico Lombardi, que “Su Santidad desea encontrar a los hombres allí donde se encuentren” y con esta intención va programando sus “redes”. Benedicto XVI moderniza la Iglesia para los escenarios 2.0 mientras la atrinchera en la doctrina más conservadora. Sabe lo que hace: no en vano, ha sido el jefe de la liturgia vaticana durante muchos años. Benedicto XVI es un Papa del mundo de hoy para un Reino que no es de este mundo. A Dios rogando y con el ratón dando.
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*Antoni Gutiérrez-Rubí es Asesor de comunicación.
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Ilustración de Zunras
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Público - España/18/04/2009
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