VENTAJA DE LOS CONSERVADORES PARA RENOVAR EL PARLAMENTO CONTINENTAL
-El futuro es poco promisorio para los países europeos con fuerte tradición socialdemócrata. El socialismo europeo dirige hoy ocho gobiernos contra 13 en 2001 y en todos lados están en franco retroceso. En Francia las urnas huelen a catástrofe.
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A pesar de la crisis, las listas de los gobiernos conservadores son favoritas.
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Por Eduardo Febbro
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A pesar de la crisis, las listas de los gobiernos conservadores son favoritas.
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Por Eduardo Febbro
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Desde París
La socialdemocracia europea navega hacia la derrota. Las elecciones europeas del próximo 7 de junio se presentan con una amenaza de sanción para los partidos socialistas del Viejo Continente con un punto que concentra todas las paradojas: Francia. A pesar de que el presidente francés acumula un profuso porcentaje de opiniones desfavorables, las listas de la derecha francesa se ubican hoy por delante de las de los socialistas. Según los últimos sondeos, los conservadores llegan a la cabeza de las intenciones con 27 por ciento de los votos, detrás figuran los socialistas con 22 por ciento, los centristas con 13 por ciento, los ecologistas con 9 por ciento y la extrema izquierda y la ultraderecha con 7 por ciento cada una. Estas proyecciones plantean una doble paradoja: uno, la impopularidad del ejecutivo de Nicolas Sarkozy y la fuerte oposición que despiertan varias de sus medidas no arrastran un voto sanción; dos, la crisis financiera mundial legitimó las críticas de la socialdemocracia contra los excesos del sistema sin que, a la hora del voto, esa legitimidad se traduzca en conquista del electorado.
A tres semanas de la elección, las urnas huelen a catástrofe. Si el 7 de junio las previsiones de los sondeos se confirman sería la primera vez que, desde 1979, los socialistas no ganan la consulta europea. Con una proyección de 27 por ciento de los votos, las listas de la conservadora UMP ganaría más de 10 puntos con respecto al año 2000. La lectura de las cifras es tanto más cruel para los socialistas cuanto que éstos contaban con que el voto europeo funcionara como un mensaje de rechazo a las políticas de Nicolas Sarkozy.
Nada de eso ocurre y el PS sale al terreno electoral con una desventaja de siete puntos menos en relación al año 2004. El PS no logra así movilizar ni en torno de su propuesta, ni en torno de sus candidatos, ni centrándose en la estrategia del voto sanción. El socialismo francés vio aparecer en éstos dos rivales de peso: los centristas, que lograron extirparse del cerco de la derecha donde estaban encerrados, y la extrema izquierda, cuyo discurso de denuncia y antisistema gana adeptos cada mes. El futuro es poco promisorio en el resto de los países europeos con fuerte tradición socialdemócrata. El socialismo europeo dirige hoy ocho gobiernos contra 13 en 2001 y, sea cual fuere el país, están en franco retroceso. Derrotada en Italia, Suecia, Dinamarca, Alemania, Grecia y Francia, la socialdemocracia histórica no logra forjarse un discurso verosímil que borre los efectos del llamado “social-liberalismo”, al estilo del ex primer ministro británico Tony Blair.
Sólo España tiene un perfil diferente, porque gobiernan los socialistas, pero los sondeos auguran también una derrota del Partido Socialista Obrero Español. La paradoja de los electorados es completa: la crisis económica apunta a golpear al PSOE, pero salva a Sarkozy de la sanción. La tormenta sopla contra el PSOE y a favor del PP.
Según las encuestas españolas, los conservadores del PP podrían obtener dos escaños más en las próximas europeas. La consulta europea de junio podría así marcar el comienzo de un cambio neto en el seno de las socialdemocracias europeas forzadas ahora a una nueva reflexión, ya que la izquierdización de su discurso que se nota desde hace unos meses no logra tampoco recuperar los electores que se mudan a la derecha, al centro o a la izquierda.
Hace doce años que los socialistas franceses no ganan una elección de envergadura nacional. El test que constituyen las europeas se presenta como una nueva invitación a corregir una propuesta sin futuro.
Desde París
La socialdemocracia europea navega hacia la derrota. Las elecciones europeas del próximo 7 de junio se presentan con una amenaza de sanción para los partidos socialistas del Viejo Continente con un punto que concentra todas las paradojas: Francia. A pesar de que el presidente francés acumula un profuso porcentaje de opiniones desfavorables, las listas de la derecha francesa se ubican hoy por delante de las de los socialistas. Según los últimos sondeos, los conservadores llegan a la cabeza de las intenciones con 27 por ciento de los votos, detrás figuran los socialistas con 22 por ciento, los centristas con 13 por ciento, los ecologistas con 9 por ciento y la extrema izquierda y la ultraderecha con 7 por ciento cada una. Estas proyecciones plantean una doble paradoja: uno, la impopularidad del ejecutivo de Nicolas Sarkozy y la fuerte oposición que despiertan varias de sus medidas no arrastran un voto sanción; dos, la crisis financiera mundial legitimó las críticas de la socialdemocracia contra los excesos del sistema sin que, a la hora del voto, esa legitimidad se traduzca en conquista del electorado.
A tres semanas de la elección, las urnas huelen a catástrofe. Si el 7 de junio las previsiones de los sondeos se confirman sería la primera vez que, desde 1979, los socialistas no ganan la consulta europea. Con una proyección de 27 por ciento de los votos, las listas de la conservadora UMP ganaría más de 10 puntos con respecto al año 2000. La lectura de las cifras es tanto más cruel para los socialistas cuanto que éstos contaban con que el voto europeo funcionara como un mensaje de rechazo a las políticas de Nicolas Sarkozy.
Nada de eso ocurre y el PS sale al terreno electoral con una desventaja de siete puntos menos en relación al año 2004. El PS no logra así movilizar ni en torno de su propuesta, ni en torno de sus candidatos, ni centrándose en la estrategia del voto sanción. El socialismo francés vio aparecer en éstos dos rivales de peso: los centristas, que lograron extirparse del cerco de la derecha donde estaban encerrados, y la extrema izquierda, cuyo discurso de denuncia y antisistema gana adeptos cada mes. El futuro es poco promisorio en el resto de los países europeos con fuerte tradición socialdemócrata. El socialismo europeo dirige hoy ocho gobiernos contra 13 en 2001 y, sea cual fuere el país, están en franco retroceso. Derrotada en Italia, Suecia, Dinamarca, Alemania, Grecia y Francia, la socialdemocracia histórica no logra forjarse un discurso verosímil que borre los efectos del llamado “social-liberalismo”, al estilo del ex primer ministro británico Tony Blair.
Sólo España tiene un perfil diferente, porque gobiernan los socialistas, pero los sondeos auguran también una derrota del Partido Socialista Obrero Español. La paradoja de los electorados es completa: la crisis económica apunta a golpear al PSOE, pero salva a Sarkozy de la sanción. La tormenta sopla contra el PSOE y a favor del PP.
Según las encuestas españolas, los conservadores del PP podrían obtener dos escaños más en las próximas europeas. La consulta europea de junio podría así marcar el comienzo de un cambio neto en el seno de las socialdemocracias europeas forzadas ahora a una nueva reflexión, ya que la izquierdización de su discurso que se nota desde hace unos meses no logra tampoco recuperar los electores que se mudan a la derecha, al centro o a la izquierda.
Hace doce años que los socialistas franceses no ganan una elección de envergadura nacional. El test que constituyen las europeas se presenta como una nueva invitación a corregir una propuesta sin futuro.
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Página/12 Web - Argentina/16/05/2009
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