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Cultivo de repollos en San Juan Chamula, México
Cultivo de repollos en San Juan Chamula, México
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Crédito: Mauricio Ramos/IPS
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MÉXICO (IPS) - Ampliar la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar gas carbono es una de las claves para detener el cambio climático, sería poco costosa y mejoraría la vida de millones de campesinos, sostuvo la ONU en este 5 de Junio.
Hay que volver la atención a esas acciones, junto con la reducción de los gases de efecto invernadero que liberan las actividades humanas, advirtió PNUMA en un informe difundido este viernes, Día Mundial del Medio Ambiente, que tuvo a México como sede principal.
El documento "¿La solución natural? El papel de los ecosistemas en la mitigación del cambio climático", insta a definir un "marco político global" para la gestión del carbono --principal gas invernadero--, que implique conservar y restablecer los ecosistemas y administrar pastizales y zonas cultivadas.
Salvaguardar y restaurar bosques y turbas y promover una agricultura sustentable podría reducir, en las próximas décadas, más de 50 gigatoneladas de gases que, de otro modo, llegarían a la atmósfera, indicó en el prefacio del informe el director del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) Achim Steiner. Una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas.
Los pastizales y los sistemas costeros bien manejados también pueden contribuir a este propósito, agregó.
Reducir la concentración atmosférica de los gases que recalientan la atmósfera será una "tarea imposible" si no se abordan también las pérdidas de carbono originadas por la destrucción de los bosques y otros ecosistemas que tienen capacidad natural de "absorber activamente" esas sustancias, apunta el informe de 39 páginas, en la versión española, y de 68, en la inglesa.
Alentar la captura de carbono traería beneficios que incluyen "la mejora de la calidad de vida y los medios de subsistencia, pasando por la creación de empleos en áreas como conservación, gestión, vigilancia y rehabilitación de los sistemas naturales (...) y acelerar el desarrollo sostenible", según Steiner.
Hasta la fecha sólo existen acuerdos internacionales parciales sobre la gestión del carbono, y negociar uno de gran calado implica atender "importantes asuntos institucionales y de regulación, así como complejos dilemas políticos y socioeconómicos", reconoce el informe de la agencia especializada de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Por ejemplo, la adopción de una perspectiva equilibrada "entre los medios de subsistencia rurales y las políticas de gestión del carbono".
La organización ambientalista Greenpeace indicó que la capacidad natural de los ecosistemas de absorber carbono atmosférico no es prioritaria en las negociaciones intergubernamentales que culminarán en la conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Copenhague en diciembre.
"Si en la definición de plazos para la reducción de emisiones de parte de los países desarrollados no hay avances, en la de gestión de carbono menos", dijo a IPS María José Cárdenas, coordinadora de la campaña de clima y energía de la filial de Greenpeace en México.
En la reunión en la capital de Dinamarca, los gobiernos deberán adoptar un nuevo pacto internacional para controlar el cambio climático, destinado a sustituir al Protocolo de Kyoto, que expirará en 2012.
El Protocolo, vigente desde 2005, obliga a los 37 países industrializados que lo ratificaron a reducir entre 2008 y 2012 sus emisiones de gases invernadero a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990. Algunas naciones comprometidas, como Canadá, ya han reconocido que no podrán cumplir esa meta.
Estados Unidos, responsable de casi la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases invernadero, no es parte del Protocolo de Kyoto por decisión del ex presidente George W. Bush (2001-2009).
El actual mandatario estadounidense, Barack Obama, prometió su adhesión al instrumento que se adopte en Dinamarca y expresó la voluntad de que su país asuma compromisos claros para abatir la contaminación climática.
Pero Washington no se ha referido a la necesidad de nuevos acuerdos para promover la absorción de carbono por medios naturales.
El informe del PNUMA recuerda que "la estabilización o reducción de la cantidad de carbono atmosférico se puede lograr de dos formas: reduciendo la tasa de emisión o aumentando la tasa de absorción" y concluye que "para que una estrategia tenga éxito se requiere la adopción de ambas".
Los científicos advierten que la capacidad de la naturaleza para capturar y almacenar carbono se está agotando a un "ritmo alarmante", y que siguen aumentando las emisiones de gases de origen antropogénico --provocadas por actividades humanas--, especialmente las derivadas de la combustión de petróleo.
Hoy hay más dióxido de carbono en la atmósfera que en cualquier otro momento de los últimos 650.000 años. En 2006, el promedio de concentración atmosférica de ese gas era de 381 partes por millón (ppm). Cuando comenzó la Revolución Industrial, a mediados del siglo XVIII, era de 280 ppm.
El ritmo al que crece la acumulación de gases es el mayor desde que comenzó a medirse ese indicador, en 1959, señala el documento del PNUMA.
Los estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) indican que para limitar el aumento de la temperatura mundial y evitar los peores efectos del cambio climático, es necesario que las concentraciones de gases en la atmósfera, que hoy son de 430 ppm, se estabilicen lo más pronto posible entre 445 ppm y 490 ppm, o en menos.
Para evitar que la temperatura media continúe aumentando, las emisiones globales de gases deberán reducirse, hacia 2050, hasta en 85 por ciento con respecto a 2000, y su punto máximo no debería manifestarse después de 2015, según el IPCC.
Pero, a raíz de la recesión económica mundial, los gobiernos de los países industriales, en lugar de caminar hacia un futuro de bajas emisiones de carbono y un consumo sustentable, parecen apostar por el petróleo como matriz energética y por regresar al consumismo previo a la crisis, dijo a IPS la investigadora Martha Chávez, de la mexicana Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Sin embargo, también suenan con renovada fuerza las voces de algunas autoridades, estudiosos y representantes de sociedad civil que reclaman el cese de la destrucción del ambiente, "lo que implica cambiar varias de las políticas económicas y de desarrollo presentes", dijo Chávez, profesora del departamento El Hombre y su Ambiente, de la UAM.
"Lo que se alcance en Dinamarca puede ser importante, las negociaciones son difíciles pero no imposibles", añadió.
La activista Cárdenas, de Greenpeace - México, vaticinó en cambio que la cita de Dinamarca será decepcionante.
"Se habla de un renovado interés por negociar compromisos sobre reducción de emisiones, pero en los hechos la crisis está siendo usada para mantener el sistema consumista que ha generado los problemas climáticos que padecemos", consideró.
En sentido contrario, Steiner sostuvo que los tres billones de dólares en paquetes de incentivos movilizados para hacer frente a los problemas de la economía mundial "representan la oportunidad de sellar un acuerdo significativo en materia climática y, tal vez, también de acelerar la transición a una economía verde".
"Existe mucho optimismo" de que los gobiernos negocien un buen acuerdo en Copenhague, según el funcionario de las Naciones Unidas.
Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención sobre el Cambio Climático, había dicho a inicios de este mes que las negociaciones hacia Dinamarca iban en buen rumbo.
"Es el momento político correcto para llegar a un acuerdo. No tengo dudas de que la conferencia climática de Copenhague conducirá a un resultado", señaló De Boer.
Crédito: Mauricio Ramos/IPS
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MÉXICO (IPS) - Ampliar la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar gas carbono es una de las claves para detener el cambio climático, sería poco costosa y mejoraría la vida de millones de campesinos, sostuvo la ONU en este 5 de Junio.
Hay que volver la atención a esas acciones, junto con la reducción de los gases de efecto invernadero que liberan las actividades humanas, advirtió PNUMA en un informe difundido este viernes, Día Mundial del Medio Ambiente, que tuvo a México como sede principal.
El documento "¿La solución natural? El papel de los ecosistemas en la mitigación del cambio climático", insta a definir un "marco político global" para la gestión del carbono --principal gas invernadero--, que implique conservar y restablecer los ecosistemas y administrar pastizales y zonas cultivadas.
Salvaguardar y restaurar bosques y turbas y promover una agricultura sustentable podría reducir, en las próximas décadas, más de 50 gigatoneladas de gases que, de otro modo, llegarían a la atmósfera, indicó en el prefacio del informe el director del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) Achim Steiner. Una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas.
Los pastizales y los sistemas costeros bien manejados también pueden contribuir a este propósito, agregó.
Reducir la concentración atmosférica de los gases que recalientan la atmósfera será una "tarea imposible" si no se abordan también las pérdidas de carbono originadas por la destrucción de los bosques y otros ecosistemas que tienen capacidad natural de "absorber activamente" esas sustancias, apunta el informe de 39 páginas, en la versión española, y de 68, en la inglesa.
Alentar la captura de carbono traería beneficios que incluyen "la mejora de la calidad de vida y los medios de subsistencia, pasando por la creación de empleos en áreas como conservación, gestión, vigilancia y rehabilitación de los sistemas naturales (...) y acelerar el desarrollo sostenible", según Steiner.
Hasta la fecha sólo existen acuerdos internacionales parciales sobre la gestión del carbono, y negociar uno de gran calado implica atender "importantes asuntos institucionales y de regulación, así como complejos dilemas políticos y socioeconómicos", reconoce el informe de la agencia especializada de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Por ejemplo, la adopción de una perspectiva equilibrada "entre los medios de subsistencia rurales y las políticas de gestión del carbono".
La organización ambientalista Greenpeace indicó que la capacidad natural de los ecosistemas de absorber carbono atmosférico no es prioritaria en las negociaciones intergubernamentales que culminarán en la conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Copenhague en diciembre.
"Si en la definición de plazos para la reducción de emisiones de parte de los países desarrollados no hay avances, en la de gestión de carbono menos", dijo a IPS María José Cárdenas, coordinadora de la campaña de clima y energía de la filial de Greenpeace en México.
En la reunión en la capital de Dinamarca, los gobiernos deberán adoptar un nuevo pacto internacional para controlar el cambio climático, destinado a sustituir al Protocolo de Kyoto, que expirará en 2012.
El Protocolo, vigente desde 2005, obliga a los 37 países industrializados que lo ratificaron a reducir entre 2008 y 2012 sus emisiones de gases invernadero a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990. Algunas naciones comprometidas, como Canadá, ya han reconocido que no podrán cumplir esa meta.
Estados Unidos, responsable de casi la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases invernadero, no es parte del Protocolo de Kyoto por decisión del ex presidente George W. Bush (2001-2009).
El actual mandatario estadounidense, Barack Obama, prometió su adhesión al instrumento que se adopte en Dinamarca y expresó la voluntad de que su país asuma compromisos claros para abatir la contaminación climática.
Pero Washington no se ha referido a la necesidad de nuevos acuerdos para promover la absorción de carbono por medios naturales.
El informe del PNUMA recuerda que "la estabilización o reducción de la cantidad de carbono atmosférico se puede lograr de dos formas: reduciendo la tasa de emisión o aumentando la tasa de absorción" y concluye que "para que una estrategia tenga éxito se requiere la adopción de ambas".
Los científicos advierten que la capacidad de la naturaleza para capturar y almacenar carbono se está agotando a un "ritmo alarmante", y que siguen aumentando las emisiones de gases de origen antropogénico --provocadas por actividades humanas--, especialmente las derivadas de la combustión de petróleo.
Hoy hay más dióxido de carbono en la atmósfera que en cualquier otro momento de los últimos 650.000 años. En 2006, el promedio de concentración atmosférica de ese gas era de 381 partes por millón (ppm). Cuando comenzó la Revolución Industrial, a mediados del siglo XVIII, era de 280 ppm.
El ritmo al que crece la acumulación de gases es el mayor desde que comenzó a medirse ese indicador, en 1959, señala el documento del PNUMA.
Los estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) indican que para limitar el aumento de la temperatura mundial y evitar los peores efectos del cambio climático, es necesario que las concentraciones de gases en la atmósfera, que hoy son de 430 ppm, se estabilicen lo más pronto posible entre 445 ppm y 490 ppm, o en menos.
Para evitar que la temperatura media continúe aumentando, las emisiones globales de gases deberán reducirse, hacia 2050, hasta en 85 por ciento con respecto a 2000, y su punto máximo no debería manifestarse después de 2015, según el IPCC.
Pero, a raíz de la recesión económica mundial, los gobiernos de los países industriales, en lugar de caminar hacia un futuro de bajas emisiones de carbono y un consumo sustentable, parecen apostar por el petróleo como matriz energética y por regresar al consumismo previo a la crisis, dijo a IPS la investigadora Martha Chávez, de la mexicana Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Sin embargo, también suenan con renovada fuerza las voces de algunas autoridades, estudiosos y representantes de sociedad civil que reclaman el cese de la destrucción del ambiente, "lo que implica cambiar varias de las políticas económicas y de desarrollo presentes", dijo Chávez, profesora del departamento El Hombre y su Ambiente, de la UAM.
"Lo que se alcance en Dinamarca puede ser importante, las negociaciones son difíciles pero no imposibles", añadió.
La activista Cárdenas, de Greenpeace - México, vaticinó en cambio que la cita de Dinamarca será decepcionante.
"Se habla de un renovado interés por negociar compromisos sobre reducción de emisiones, pero en los hechos la crisis está siendo usada para mantener el sistema consumista que ha generado los problemas climáticos que padecemos", consideró.
En sentido contrario, Steiner sostuvo que los tres billones de dólares en paquetes de incentivos movilizados para hacer frente a los problemas de la economía mundial "representan la oportunidad de sellar un acuerdo significativo en materia climática y, tal vez, también de acelerar la transición a una economía verde".
"Existe mucho optimismo" de que los gobiernos negocien un buen acuerdo en Copenhague, según el funcionario de las Naciones Unidas.
Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención sobre el Cambio Climático, había dicho a inicios de este mes que las negociaciones hacia Dinamarca iban en buen rumbo.
"Es el momento político correcto para llegar a un acuerdo. No tengo dudas de que la conferencia climática de Copenhague conducirá a un resultado", señaló De Boer.
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IPS/06/06/2009
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