JUEGOS DE PODER
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Por Rodolfo Sánchez Mena
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El triunfo del PRI en las elecciones del 5 de julio significa -en todos sentidos-, otra derrota histórica de la derecha, representada por Felipe Calderón Hinojosa y el Partido de Acción Nacional (PAN). El triunfo del PRI en todos los frentes electorales, muestra cómo desde este momento Calderón y el PAN ya han sido derrotados en las elecciones presidenciales de 2012.
El voto progresista priísta mayoritario, es consecuencia de los cambios que alientan a todo el Continente Americano. Hay prisa por reinsertarnos y avanzar en las transformaciones de Latinoamérica y retomar nuestras alianzas históricas estratégicas; por avanzar en la solución de sus problemas internos y recuperar su rol en los asuntos mundiales. El voto democrático progresista en México contra la derecha, se inspira en el triunfo de Lula en Brasil y el de Obama contra Bush.
El cadáver del gobierno derechista de Calderón y del PAN, son exhibidos por los medios nacionales e internacionales, en forma maquillada, con vitalidad y fuerza para competir en el 2012. Pretenden desmentir la autopsia practicada por el IFE al mostrar públicamente los resultados de Calderón y del PAN, en avanzado proceso de descomposición, putrefacto. Los pactos no podrán revivir a este despojo de la derecha panista.
La trascendencia política del sentido del voto mayoritario reprobando el gobierno de Calderón y del PAN, se ha venido manipulando, para tratar de ocultar el sentido profundo de esta derrota histórica total. Desde la campaña contra votar, unos en defensa de sus intereses, otros con propuestas de grupos excluidos. El esfuerzo más notable, ha sido que el voto es contra los partidos, en plural, y los políticos. Alarmados por los resultados y sus alcances, el gobierno y sus aliados de los medios electrónicos, TV radio e impresos, promueven una campaña masiva de un ataque de Alzheimer, para que olvidemos los resultados, ya no se exija el cambio de modelo económico la creación de empleos y la reactivación de de la producción agropecuaria, solo para empezar.
La derrota histórica lograda por el PRI sobre la derecha panista, viene a sumarse a los episodios donde las fuerzas progresistas mexicanas se han enfrentado a los conservadores de siempre, desde que hace 200 años dimos inicio a la Guerra de Independencia. El PRI es heredero del Partido Progresista de México que ha dado forma a la historia nacional. Es el Partido de la Independencia; se renovó vigorosamente con el Partido Liberal Juarista; su impulso ejemplar, dio forma al Partido de la Revolución.
Como en todas las épocas ha llegado a la disyuntiva de redefinir su proyecto histórico político como Partido Progresista, para conducir los cambios demandados por la población y un modelo agotado que urge reemplazar. A su vez, los supuestos en que descansaba la llamada alternancia y la transición, han tocado fondo y sus resultados, contrarios al interés popular, han sido condenados por la mayoría progresista.
Las fuerzas populares mayoritarias, con un sentido político progresista, han enfrentado a la minoría derechista conservadora y la han derrotado. Así ha sido en momentos cruciales de la vida del país: Así lo vivimos hoy, al dar una nueva lección histórica a la derecha:
El primer triunfo de la República Federal contra el Primer Imperio de Iturbide; Una segunda y consecutiva victoria: la reinstalación de la República Juarista y la Constitución de 1857, al vencer a la dictadura de Antonio López de Santa Anna; el fracaso golpista de Comonfort y la caída del Segundo Imperio, al ser fusilado Maximiliano; tercera vencida, triunfo revolucionario contra la Dictadura de Porfirio Díaz; cuarta derrota, el aborto de la rebelión sinarquista-cristera y la profundización de la Revolución Mexicana.
El significado profundo de esta nueva lección histórica a la derecha, consiste en que el poder político del gobierno de la República, obtenido por la derecha -a través de Vicente Fox y Felipe Calderón- ha sido reprobado por el voto mayoritario progresista, debido a que hundieron al país en la recesión económica y por el baño de sangre y la escalada de violencia producto de una estrategia equivoca y sin salida. El poder, no lo podrán recuperar, en un muy buen tiempo; pasaron 70 años para que lo lograran, a pesar de sus planes de permanecer, por lo menos treinta años más.
Se entiende aún más la magnitud de la derrota de la derecha si vemos con amplitud su mecanismo de arribo al poder. En la segunda mitad del siglo XX, se configuró y tomó forma con los gobiernos priístas neoliberales de derecha, desde Miguel de la Madrid, hasta Zedillo. La continuidad neoliberal derechista se aseguró con la derecha del PAN de Fox y Calderón. Así, la victoria obtenida con el voto progresista, adquiere una dimensión mayor al cerrar un ciclo de 30 años de gobiernos de derecha.
Desde esta perspectiva analítica, con la derrota histórica de la derecha, hemos entrado en un proceso de cambio sociopolítico. La profundidad, intensidad y alcances del cambio dependerán de la visión y de la estrategia que adopte la dirigencia progresista.
Frente a nosotros se abre la oportunidad de transformaciones y de cambios. La historia como espiral nos remite de nueva cuenta a puntos de partida. La teoría del caos, a su vez, nos presenta diversas versiones de resultados combinados con decisiones aleatorias. En síntesis con el paso dado se presenta una coyuntura con diferentes escenarios de resultados futuribles, si la decisión de estrategia es correcta y se corrigen puntualmente omisiones y ajustes en el camino.
Los mexicanos hemos obtenido importantes lecciones históricas donde las fuerzas progresistas democráticas republicanas, triunfaban contra la derecha reaccionaria en las guerras civiles. Como el triunfo de Juan Álvarez, con el Plan de la Noria- venció a la dictadura de los conservadores y Antonio López de Santa Anna.
Benito Juárez nos da entre otras lecciones el rescate del Gobierno Republicano y la Constitución de 1857. En lugar de fortalecer a las fuerzas liberales progresistas, Comonfort pacta con la derecha un golpe de Estado. Este error de Comonfort, lo aprovecha la derecha, abre la patria al ejército invasor y trae a gobernar a un extranjero, emperador, Maximiliano. Tardíamente, Comonfort, arrepentido trata de unirse a Juárez en defensa de la República y es asesinado por la reacción.
Los riesgos y peligros no se han conjurado ni revertido. La derecha ha sacado las garras en defensa de sus intereses, durante toda la historia lo ha hecho, para defender sus intereses y mantener su posición privilegiada de clase. Y en su oportunidad, retomar el poder. Si bien el riego de un golpe de Estado se ha conjurado con los resultados electorales, no es desechable la idea de que la derecha panista aliada, busque una salida promoviendo el golpe de Estado, ante la irrupción del descontento popular que promueve el lópez obradorismo, para aglutinar una base social que lo impulse hacia el poder.
El problema de abordaje del futuro, pasa en este momento por una cuestión profunda de reflexión y análisis, que nos conduzca a la praxis de la real politik. Enfocarse a escudriñar personalidades o mesianismos, es perderse de la oportunidad que nos brinda esta coyuntura del cambio socioeconómico en el que nos encontramos, y cuyo resultado es precisamente la derrota histórica de Calderón y del PAN. Ciertamente hecha por hombres de carne y hueso, pero que en última instancia son los que determinan los acontecimientos históricos aunque sean anónimos y sean las figuras estelares las que brillen en el firmamento de la historia.
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El triunfo del PRI en las elecciones del 5 de julio significa -en todos sentidos-, otra derrota histórica de la derecha, representada por Felipe Calderón Hinojosa y el Partido de Acción Nacional (PAN). El triunfo del PRI en todos los frentes electorales, muestra cómo desde este momento Calderón y el PAN ya han sido derrotados en las elecciones presidenciales de 2012.
El voto progresista priísta mayoritario, es consecuencia de los cambios que alientan a todo el Continente Americano. Hay prisa por reinsertarnos y avanzar en las transformaciones de Latinoamérica y retomar nuestras alianzas históricas estratégicas; por avanzar en la solución de sus problemas internos y recuperar su rol en los asuntos mundiales. El voto democrático progresista en México contra la derecha, se inspira en el triunfo de Lula en Brasil y el de Obama contra Bush.
El cadáver del gobierno derechista de Calderón y del PAN, son exhibidos por los medios nacionales e internacionales, en forma maquillada, con vitalidad y fuerza para competir en el 2012. Pretenden desmentir la autopsia practicada por el IFE al mostrar públicamente los resultados de Calderón y del PAN, en avanzado proceso de descomposición, putrefacto. Los pactos no podrán revivir a este despojo de la derecha panista.
La trascendencia política del sentido del voto mayoritario reprobando el gobierno de Calderón y del PAN, se ha venido manipulando, para tratar de ocultar el sentido profundo de esta derrota histórica total. Desde la campaña contra votar, unos en defensa de sus intereses, otros con propuestas de grupos excluidos. El esfuerzo más notable, ha sido que el voto es contra los partidos, en plural, y los políticos. Alarmados por los resultados y sus alcances, el gobierno y sus aliados de los medios electrónicos, TV radio e impresos, promueven una campaña masiva de un ataque de Alzheimer, para que olvidemos los resultados, ya no se exija el cambio de modelo económico la creación de empleos y la reactivación de de la producción agropecuaria, solo para empezar.
La derrota histórica lograda por el PRI sobre la derecha panista, viene a sumarse a los episodios donde las fuerzas progresistas mexicanas se han enfrentado a los conservadores de siempre, desde que hace 200 años dimos inicio a la Guerra de Independencia. El PRI es heredero del Partido Progresista de México que ha dado forma a la historia nacional. Es el Partido de la Independencia; se renovó vigorosamente con el Partido Liberal Juarista; su impulso ejemplar, dio forma al Partido de la Revolución.
Como en todas las épocas ha llegado a la disyuntiva de redefinir su proyecto histórico político como Partido Progresista, para conducir los cambios demandados por la población y un modelo agotado que urge reemplazar. A su vez, los supuestos en que descansaba la llamada alternancia y la transición, han tocado fondo y sus resultados, contrarios al interés popular, han sido condenados por la mayoría progresista.
Las fuerzas populares mayoritarias, con un sentido político progresista, han enfrentado a la minoría derechista conservadora y la han derrotado. Así ha sido en momentos cruciales de la vida del país: Así lo vivimos hoy, al dar una nueva lección histórica a la derecha:
El primer triunfo de la República Federal contra el Primer Imperio de Iturbide; Una segunda y consecutiva victoria: la reinstalación de la República Juarista y la Constitución de 1857, al vencer a la dictadura de Antonio López de Santa Anna; el fracaso golpista de Comonfort y la caída del Segundo Imperio, al ser fusilado Maximiliano; tercera vencida, triunfo revolucionario contra la Dictadura de Porfirio Díaz; cuarta derrota, el aborto de la rebelión sinarquista-cristera y la profundización de la Revolución Mexicana.
El significado profundo de esta nueva lección histórica a la derecha, consiste en que el poder político del gobierno de la República, obtenido por la derecha -a través de Vicente Fox y Felipe Calderón- ha sido reprobado por el voto mayoritario progresista, debido a que hundieron al país en la recesión económica y por el baño de sangre y la escalada de violencia producto de una estrategia equivoca y sin salida. El poder, no lo podrán recuperar, en un muy buen tiempo; pasaron 70 años para que lo lograran, a pesar de sus planes de permanecer, por lo menos treinta años más.
Se entiende aún más la magnitud de la derrota de la derecha si vemos con amplitud su mecanismo de arribo al poder. En la segunda mitad del siglo XX, se configuró y tomó forma con los gobiernos priístas neoliberales de derecha, desde Miguel de la Madrid, hasta Zedillo. La continuidad neoliberal derechista se aseguró con la derecha del PAN de Fox y Calderón. Así, la victoria obtenida con el voto progresista, adquiere una dimensión mayor al cerrar un ciclo de 30 años de gobiernos de derecha.
Desde esta perspectiva analítica, con la derrota histórica de la derecha, hemos entrado en un proceso de cambio sociopolítico. La profundidad, intensidad y alcances del cambio dependerán de la visión y de la estrategia que adopte la dirigencia progresista.
Frente a nosotros se abre la oportunidad de transformaciones y de cambios. La historia como espiral nos remite de nueva cuenta a puntos de partida. La teoría del caos, a su vez, nos presenta diversas versiones de resultados combinados con decisiones aleatorias. En síntesis con el paso dado se presenta una coyuntura con diferentes escenarios de resultados futuribles, si la decisión de estrategia es correcta y se corrigen puntualmente omisiones y ajustes en el camino.
Los mexicanos hemos obtenido importantes lecciones históricas donde las fuerzas progresistas democráticas republicanas, triunfaban contra la derecha reaccionaria en las guerras civiles. Como el triunfo de Juan Álvarez, con el Plan de la Noria- venció a la dictadura de los conservadores y Antonio López de Santa Anna.
Benito Juárez nos da entre otras lecciones el rescate del Gobierno Republicano y la Constitución de 1857. En lugar de fortalecer a las fuerzas liberales progresistas, Comonfort pacta con la derecha un golpe de Estado. Este error de Comonfort, lo aprovecha la derecha, abre la patria al ejército invasor y trae a gobernar a un extranjero, emperador, Maximiliano. Tardíamente, Comonfort, arrepentido trata de unirse a Juárez en defensa de la República y es asesinado por la reacción.
Los riesgos y peligros no se han conjurado ni revertido. La derecha ha sacado las garras en defensa de sus intereses, durante toda la historia lo ha hecho, para defender sus intereses y mantener su posición privilegiada de clase. Y en su oportunidad, retomar el poder. Si bien el riego de un golpe de Estado se ha conjurado con los resultados electorales, no es desechable la idea de que la derecha panista aliada, busque una salida promoviendo el golpe de Estado, ante la irrupción del descontento popular que promueve el lópez obradorismo, para aglutinar una base social que lo impulse hacia el poder.
El problema de abordaje del futuro, pasa en este momento por una cuestión profunda de reflexión y análisis, que nos conduzca a la praxis de la real politik. Enfocarse a escudriñar personalidades o mesianismos, es perderse de la oportunidad que nos brinda esta coyuntura del cambio socioeconómico en el que nos encontramos, y cuyo resultado es precisamente la derrota histórica de Calderón y del PAN. Ciertamente hecha por hombres de carne y hueso, pero que en última instancia son los que determinan los acontecimientos históricos aunque sean anónimos y sean las figuras estelares las que brillen en el firmamento de la historia.
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E-mail: sanchemena@yahoo.com
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LPyC/18/07/2009
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