La derecha tendrá dos candidatos en la segunda vuelta de las presidenciales chilenas: Piñero y Frei
Ningún candidato llegó al 50% de los votos y habrá segunda vuelta. El multimillonario Piñero, con sectores de la ultraderecha y de miles de pobres desclasados de los barrios más carenciados como aliados, obtuvo el 44%, mientras que el candidato de la concertación (unión de derechistas y socialdemócratas) Frei (hijo del político que más batalló contra Allende en su día) llegó al 30%. Los dos representantes de la izquierda, el díscolo militante socialista Enriquez-Ominami y el candidato apoyado por los comunistas Arrate, obtuvieron el 18 y 6% respectivamente. Tal y como se venía indicando en las encuestas, tres comunistas han entrado en el nuevo parlamento, gracias a un acuerdo con la Concertación, según la cual, el partido del gobierno no se presentaba en tres circunscripciones electorales para que saliesen los candidatos comunistas, a cambio del apoyo a Frei en la segunda vuelta.
“Vienen días mejores para Chile”, anunció Sebastián Piñera con aires de predicador electrónico. Y ese futuro venturoso que el multimillonario imagina para sí mismo cada vez que se mira al espejo, comenzó a insinuarse ayer al obtener en la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 44,67% de los votos. El candidato de la Alianza para el cambio (derechas) le sacó casi 12 puntos de ventaja al expresidente Eduardo Frei. Es la primera vez en 20 años que la Concertación Democrática (CD, socialistas, democristianos y radicales) pierde unas elecciones.
El resultado deja a Piñera, dueño de LAN Chile, el canal Chilevisión y el club de fútbol Colo-Colo en una posición inmejorable de cara a la segunda vuelta, el 17 de enero. Marco Enríquez-Ominami, la revelación de esta contienda, logró el 17,78% de las adhesiones. El cuarto lugar fue para Jorge Arrate, el representante de los comunistas, con el 6%.
Piñera y su círculo áulico recibieron eufóricos los resultados en el hotel Crown Plaza. En los bordes de Providencia, el barrio que marca el inicio del Santiago próspero, se instaló la sede de la entente Renovación Nacional (RN, partido del magnate) y la ultracatólica Unión Democrática Independiente (UDI).
«Este es un momento por el que he luchado mucho tiempo», dijo Joaquín Lavín, quien hace nueve años perdió contra Ricardo Lagos. Sumando un tercio de los votos de Enríquez-Ominami, el camino al palacio de La Moneda estará despejado para la Alianza.
«No creemos que las fuerzas del mercado y el dinero deben primar en la sociedad, sino la fuerza de la gente», bramó Frei. Comenzó ayer mismo su campaña con un lenguaje que habría resultado esotérico en 1994, cuando le imprimió a su Gobierno un fuerte sesgo neoliberal con una cadena de privatizaciones que aún se recuerdan en Chile..
A Frei le sucedió en el 2000 el socialdemócrata Lagos. Luego vino Michelle Bachelet, del mismo color político, que entró a La Moneda prometiendo que nadie en la CD «repetiría el plato». No habría más viejos rostros entre sus ministros.
Arrate y Enríquez-Ominami rompieron con la cúpula socialista y se llevaron parte de los votos históricos de la CD. Ahora le toca a su candidato reunir ese caudal electoral y asegurarse en enero el apoyo de los comunistas, que desde el 2000 son fundamentales en la segunda vuelta para frenar el avance de la otra derecha.
Frei sabe que tendrá que hacer concesiones. «No estamos por entregarle un cheque en blanco a nadie», le advirtió Arrate. Enríquez-Ominami, quien se había mostrado reacio a apoyar a la Concertación en una segunda vuelta, ayer dijo que «es evidente que no me da lo mismo que gane la derecha» e invitó a «todos» a unirse para «derrotar a los conservadores».
A pesar de su perfil juvenil, reforzado con el uso de twiter, Ominami constató lo difícil que es convocar a las nuevas generaciones. Solo el 19,4% de los menores de 34 años se inscribieron para votar. Como si, en esa negativa, dejaran constancia de su incredulidad frente a lo que hacen y dicen los mayores.
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InSurGente/14/12/2009
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