22/3/09

Exilio neocon

Los halcones que empujaron hacia la guerra regresan a sus think tank de Washington para actualizar su doctrina
El ex presidente George Bush en una visita a las tropas en Fort Hood, Texas, en 2003, poco antes de la invasión de Irak
Paul Richards / AFP
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PERE RUSIÑOL / ISABEL PIQUER
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De la décima planta de una mole fría e impersonal en una de la calles más influyentes de Washington la 17 salió buena parte de la materia gris que diseñó las guerras de George W. Bush. De aquí, de la American Enterprise Institute (AEI), proceden muchos neocon, cuyas ideas abrasaron el mundo: invasión preventiva, imposición por la fuerza del libre mercado y la democracia liberal, refuerzo de la hegemonía estadounidense asegurando manu militari el acceso a las fuentes de energía, subordinación de los derechos civiles a la guerra contra el terrorismo... Ahora han regresado a casa, una vez desalojados del poder: escriben libros, defienden su legado, actualizan su doctrina. Y preparan el contraataque.

Pero ni siquiera la AEI es ya lo que era. Su pérdida de influencia en Washington en plena obamanía tiene repercusiones drásticas: la crisis económica y de donaciones ha impuesto un recorte de gastos en la entidad, que despedirá a 30 de sus 160 trabajadores. Y el Project for the New American Century (PNAC) su otro gran referente no tiene actividad desde finales de 2006.
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«La guerra fue una buena decisión porque el mundo es más seguro ahora»
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"Algunos de mis compañeros saben que ahora lo tienen difícil y que la opinión pública les vincula a la presidencia de George W. Bush, muy impopular", explica Karlyn Bowman, la experta en encuestas de la institución.

Muy cerca está el despacho al que acude cada mañana Paul Wolfowitz, que fue mano derecha de Donald Rumsfeld en el Pentágono. Y el de John Bolton, el hombre de Bush en la ONU. Y el de Richard Perle, otra de las piezas clave que más empujó para invadir Irak.

La mayoría de los neocon ha plasmado en libros su experiencia en el Gobierno de George W. Bush y algunos se exponen en la entrada de la AEI: Making war to keep peace (Hacer la guerra para mantener la paz), de Jeane J. Kirpatrick ya fallecida; Surrender is not an option (Rendirse no es una opción), de John Bolton; An end to evil (Un final para el Mal), de Richard Perle...
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«Están convencidos de que el tiempo les dará la razón»
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Pero ni siquiera en los centros de estudio reconvertidos en cuarteles de invierno encuentran los neocon la complicidad de antaño. El Heritage Institute, sancta sanctorum del conservadurismo en Washington, hace como si la experiencia neocon no fuera con ellos: "Nunca hubo muchos neocon aquí", recalca su vicepresidente Michael Frank, en la señorial sede de la Avenida Massachusetts de la capital.

"Una gran red"
El Hudson Institute, al que ha regresado Douglas Feith después de que las protestas estudiantiles lograran que la Universidad de Georgetown no renovara el contrato de este ex alto cargo del Pentágono, también tira balones fuera. "De su visión [de los neocon] no ha sobrevivido demasiado", opina Ioannis Saratsis, coordinador de Comunicación del centro, que añade: "Eso sí, mantienen una gran red entre ellos y están convencidos de que el tiempo les dará la razón. Ahora están concentrados en actualizar su doctrina".

Pese a su caída, al grupo no le faltan faltan plataformas mediáticas para opinar. El semanario The Weekly Standard sigue en pie de guerra y su director, William Kristol, escribe sus diatribas también en The Washington Post tras pelearse con The New York Times, que sin embargo cobija ahora a Max Boot, Kimberly Kagan y otros colegas militantes de la misma causa.

Apenas ha habido autocrítica en el grupo, que ha vuelto a sacar pecho ante la relativa calma de Irak. Además de la crítica a Obama, les une una máxima: la filosofía era la correcta y la amenaza terrorista no dejaba elección; si hubo fallos fue en la gestión del día después.

Una buena decisión
"La guerra fue una buena decisión porque el mundo es mucho más seguro ahora", explica a Público John Bolton, que en sus recientes tribunas de prensa particularmente en The New York Post exige a Barack Obama y a Occidente mayor firmeza contra Irán. Y más solidaridad con Israel.

El debate entre estos académicos que intentaron rediseñar el mundo es cómo pueden plantar cara al "peligro" Obama. Y, sobre todo, cómo logran separarse del impopular George W. Bush, algo imprescindible para que la versión Neocon 2.0 sea viable. "En su segundo mandato, Bush fue muy mal aconsejado", lamenta Bolton.

Algunas ONG presionan para que se procese a los más destacados neocon por avalar la tortura o causar miles de muertes en Irak pero nadie en Washington lo considera siquiera una posibilidad. Ellos ni contestan y prosiguen su debate intelectual, más placentero que nunca: la universidad de verano del grupo de Kristol y The Weekly Standard será este año en un crucero en el Mediterráneo, del 7 al 17 de agosto, con invitados como el halcón Elliott Abrams ex consejero de Seguridad de Bush y parada en una de las ciudades que más gritó contra la guerra: Barcelona.
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Comentarios
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Marat asaltarloscielos.blogspot.es 22-03-2009 10:30:07
Ignacio, permíteme que te corrija, con espíritu didáctico. Halcones y palomas en la terminología de las RRII (Relaciones Internacionales) remite a un concepto atemporal y aideológico. En todos los modelos políticos hay halcones (partidarios de la guerra) y palomas (partidarios de la diplomacia). Te sugiero que leas lo que dice al respecto un reaccionario, de la escuela del "realismo político norteamericano" de los 70, Robert Kaplan
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ignacio 22-03-2009 10:12:36
Halcones y neocons no son lo mismo. Los halcones son derechistas de toda la vida mientras los neocons habiendo sido "liberales" son ahora conservadores.
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greska 22-03-2009 09:30:39
yo no me creo ke la filosofia neocon haya desaparecido con bush, esta es la forma de politica de los USA, esté kien esté en el poder, lo veo mas como un lavado de cara, pero esta tan sucia ke ni con disolvente.............
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Marat asaltarloscielos.blogspot.es 22-03-2009 03:25:11
Hablar de los "neocon" USA es no sólo hacerlo de su posición belicista y agresora contra los pueblos. Es también una filosofía política y una posición ante la economía mundial: el aprovechamiento de las estructuras del Estado para la realización de gigantescos beneficios (no sólo del petróleo, también financiero) de las elites capitalistas a las que tales políticos y consejeros aúlicos pertenecían, la desregulación del sistema financiero y de su control, la privatización de los servicios y el incremento de la concentración del capital, con el incremento de la pobreza en el mundo. De esos polvos estos lodos. Ahora se intenta combatir contra eso. Otra cosa bien distinta es su eficacia. Lo que tengo menos claro es que los halcones "neocon" se hayan ido del todo y les hayan sustituido las palomas. No lo indica así el incremento futuro de tropas en Afaganistán, en el que muy posiblemente también coopere España (como avisa hoy PÚBLICO). Las amenazas hacia Corea del Norte o hacia Irán hasta la semana pasada (habrá que ver si las buenas palabras de Obama de ésta se consolidan), la posibilidad de intervención en Pakistán (no desechada por la nueva Admon.) o el aún posible despliegue del escudo antimisiles en Polonia o la República Checa. Demasiadas dudas por despejar
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Público - España/22/03/2009

Aumenta la intolerancia racial en EE.UU.

Por Obama y la crisis/Negros y latinos, objeto de ataques
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Por: Alberto Armendariz
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NUEVA YORK.- Alimentados en parte por la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama y el rechazo a la inmigración latina, a raíz de una lucha que consideran desleal por los puestos de trabajo en plena crisis económica, los grupos racistas en EE.UU. han crecido en el último año, según advirtió una reconocida ONG que lucha contra la discriminación racial.

De 888 grupos que había en 2007 se pasó a 926, lo que representa un incremento de más del 4 por ciento y un considerable aumento desde el año 2000, cuando había registradas 602 asociaciones racistas, revela el último informe de Southern Poverty Law Center.

Además de los ataques a la población negra, esas organizaciones han centrado su ira contra los latinos. Ese creciente resentimiento es respaldado por las estadísticas de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), que indican que en los últimos cinco años aumentaron en un 40% los ataques raciales contra latinos.

Dos hechos recientes de ataques a latinoamericanos causaron estupor en Estados Unidos. En uno de ellos, un ecuatoriano, José Sucuzhanay, fue asesinado tras ser golpeado con un bate de aluminio en diciembre pasado en Nueva York. Un mes antes, siete adolescentes de Long Island fueron acusados de homicidio por la muerte a puñaladas de otro inmigrante ecuatoriano, Marcelo Lucero.

Los negros y los latinos constituyen, por lo tanto, el objetivo de un odio declarado.

"La elección de Barack Obama ha enardecido a los extremistas racistas, que lo ven como otro signo de que su país está siendo asediado por personas de color", destacó en el informe Mark Potok, investigador del Southern Poverty Law Center -organismo creado en 1971- y editor del documento.

"En los últimos años, casi todo el crecimiento de los grupos racistas estuvo empujado por la explotación del debate migratorio y la resistencia a los latinos, pero en los últimos ocho meses hemos visto que la campaña de Obama se convirtió en otro de los pilares de ataque y base de reclutamiento para los supremacistas", explicó Potok a LA NACION.

Uno de los hechos que más llamaron la atención fue la reacción de estos sectores los dos días inmediatamente posteriores a la elección de Obama como presidente, el 4 de noviembre. Dos de las principales páginas de Internet de grupos racistas -Stormfront.org y el Council of Conservative Citizens- colapsaron ante la enorme cantidad de visitas que registraron.

Desde entonces, no sólo aparecieron nuevos grupos antes no conocidos, sino que aumentaron también las actividades de los ya establecidos a través de mítines, distribución de literatura y presencia en sitios de Internet como Facebook y MySpace, en los que condenan al "presidente Obongo".

"A partir de julio del año pasado se empezó a notar que varios líderes de grupos racistas comentaban que sería bueno que Obama fuese elegido presidente, porque tener a un negro en la Casa Blanca sorprendería a la población blanca, que, espantada, buscaría asociarse a los grupos supremacistas blancos", destacó Potok.

Atentados
En agosto, tres adictos a las metanfetaminas que estaban armados fueron detenidos en Denver, Colorado, cuando planeaban atentar contra el entonces candidato presidencial demócrata. Poco después, en octubre, dos skinheads fueron arrestados en Jackson, Tennessee, por planificar el asesinato del mandatario y la masacre de 88 estudiantes negros en una escuela. Y, desde entonces, Obama se ha convertido en el presidente que más amenazas ha recibido, de acuerdo con datos del Servicio Secreto.

"Todas ésas son evidencias de que hay gente que está muy descontenta y se está movilizando. Está claro que no vivimos en un Estados Unidos postracial sólo por el hecho de que tenemos un presidente negro", subrayó Potok.

Y la crisis económica no ha hecho más que profundizar el odio de estos grupos, que culpan a los latinos y los negros por el debilitamiento del país.

Muchos afirman que la debacle hipotecaria fue causada por la cantidad de inmigrantes indocumentados que tuvieron acceso a créditos sin respaldo, y que los estadounidenses blancos están perdiendo sus empleos por la mano de obra barata que ofrecen los trabajadores mexicanos.

Los grupos de odio que más han crecido en el último año son aquellos que identifican su ideología con el Ku Klux Klan (pasaron de 155 asociaciones a 186 en todo el país), seguidos por los neonazis (de 207 a 194) y los skinheads (de 90 a 98). El peligro, según el Southern Poverty Law Center, es que ahora los racistas comiencen a radicalizarse y se llegue a casos de terrorismo interno.

En la última década, muchos de estos grupos de odio se refugiaron bajo el paraguas del Partido Republicano, pero éste, tras su derrota electoral, ha buscado alejarse de las posiciones más extremas, para abrirse a las minorías y fortalecerse. Así, los elementos racistas están siendo empujados fuera del partido, que era su único contacto con el poder real.

"Cuanto más marginados se sientan, los grupos racistas tenderán a radicalizar más sus posturas. Estamos entonces frente a un panorama preocupante", advirtió Potok, quien no descartó un aumento en la cantidad y la calidad de los ataques motivados por el odio racial.
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La Nación - Argentina/22/03/2009