La Conferencia sobre Racismo
Acusó de "racista, cruel y opresivo" a Israel; los representantes de la UE abandonaron el recinto
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
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PARIS.- El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, selló ayer el virtual fracaso de la Conferencia de la ONU contra el Racismo en Ginebra al calificar a Israel de "régimen racista, cruel y opresivo" en un agresivo discurso que obligó a los diplomáticos europeos a abandonar el recinto en señal de protesta.
Poco antes de comenzar esta conferencia, conocida como Durban II, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, le había pedido que evitara hacer una amalgama entre sionismo y racismo. Pero Ahmadinejad subió a la tribuna de la ONU para sostener que la creación de Israel había privado "de tierras a una nación entera con el pretexto del sufrimiento judío".
Los representantes de 23 miembros de la Unión Europea (UE) dejaron la sala, en medio de abucheos. La televisión oficial de Irán transmitió en directo la intervención de su presidente y difundió las imágenes de los diplomáticos caminando hacia la salida y otros que aplaudían.
Insensible al gesto europeo de protesta, el presidente iraní continuó con su discurso, y dijo que, "con el pretexto del sufrimiento judío" durante la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1945 llegaron a Israel "emigrantes de Europa, de Estados Unidos y del mundo del Holocausto para establecer un gobierno racista en la Palestina ocupada".
Al grito de "racista", varios manifestantes con pelucas multicolores y narices rojas perturbaron el discurso de Ahmadinejad, que duró media hora en lugar de los siete minutos impartidos a cada delegación.
Uno de los manifestantes consiguió llegar a 10 metros de la tribuna y arrojarle un objeto rojo, que pegó en el estrado y consiguió provocar una interrupción del discurso. El grupo fue finalmente neutralizado por el servicio de seguridad del Palacio de las Naciones de Ginebra y expulsado del recinto.
La Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEJF) reivindicó esa acción, destinada a denunciar la "farsa" de esta conferencia de seguimiento de la organizada en 2001, en Durban, Sudáfrica. Ese cónclave también había terminado en un gran escándalo, debido a la decisión de Estados Unidos y de Israel de retirarse por las críticas contra el Estado judío. Esta nueva conferencia, en la cual participan 103 de los 192 miembros de la ONU y 2000 militantes de organizaciones no gubernamentales (ONG), teóricamente debe sentar las bases de un programa internacional de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia.
El resultado final también está comprometido por las divergencias que existen sobre el proyecto de declaración final. Pese a que el borrador aprobado el viernes pasado eliminó las referencias a Israel y a la difamación de religiones, la mayoría de los países occidentales cuestionan su contenido y no parecen decididos a votarlo el viernes en el plenario de clausura.
La reunión había comenzado en un clima de extrema tensión por la actitud de varios países que se negaron a participar en las deliberaciones. Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos, Holanda, Israel, Italia, Nueva Zelanda y Polonia se negaron a asistir, convencidos de que no estaban dadas las garantías para evitar una nueva crisis. También argumentaron que la conferencia corría el riesgo de convertirse en "un foro antisemita". Gran Bretaña, Francia y otros países europeos habían advertido que abandonarían la sala en caso de ataques racistas o antisemitas.
En todo caso, entre los que habían optado por el boicot más los que ayer abandonaron la sala, la UE respetó en forma unánime la actitud definida el domingo en una consulta telefónica a nivel de cancilleres.
Al estallar el escándalo con el discurso de Ahmadinejad, los delegados del Vaticano permanecieron en sus sillas, al igual que los representantes latinoamericanos.
Brasil calificó de "inexplicable e inaceptable" la decisión de los países que boicotearon la conferencia: "Ausentarse del proceso negociador significa rendirse a la falta de diálogo", declaró el ministro de Promoción Racial e Igualdad de Brasil, Edson Santos.
Esas críticas fueron eclipsadas por las enérgicas condenas que suscitó el discurso del líder iraní. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, fue el primero en denunciar la actitud de Ahmadinejad: "Lamento la utilización de esta plataforma por parte del presidente iraní para acusar, dividir e incluso provocar", afirmó.
Para marcar su disgusto por ese discurso, pronunciado en vísperas de la evocación del Holocausto, que conmemora el exterminio de 6 millones de judíos, Israel llamó en consulta a su embajador en Suiza.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también criticó el "llamamiento intolerable al odio racial", según un comunicado del Palacio del Elíseo, y apeló a los otros países europeos a adoptar una reacción de "extrema firmeza" frente a ese "discurso de odio".
El embajador de Estados Unidos, Alejandro Wolff, calificó el discurso de Ahmadinejad de "vil" y "odioso". La actitud de Washington y, en particular, el boicot habían sido respaldadas por el presidente Barack Obama desde Trinidad y Tobago, donde asistía a la cumbre de la OEA.
El tono de las declaraciones del embajador norteamericano reviste gran importancia después de la reciente apertura que mostró la Casa Blanca hacia Teherán. -
La Nación - Argentina/21/04/2009