16/8/09

ARGENTINA: Dura crítica del cobismo a Carrió

Apenas dos días después de su regreso a la política nacional, un retorno que incluyó críticas despiadadas a Julio Cobos, Elisa Carrió comenzó ayer a cosechar duras respuestas por parte de los leales al vicepresidente y principal competidor en la carrera hacia 2011. Atónitos por la escalada de críticas entre dos de sus principales referentes, los socios radicales y socialistas que confluyen en el Acuerdo Cívico y Social intentan, en las últimas horas, calmar los ánimos y evitar una fractura que muchos ven factible en el mediano plazo.

"Es una piedra en el zapato [Carrió]. No acepta ningún esquema orgánico dentro del Acuerdo Cívico y esa actitud plantea una situación incómoda", dijo el diputado Daniel Katz (Consenso Federal-Buenos Aires). Para el ex intendente marplatense, según dijo en declaraciones radiales, es "aceptable que alguien critique a Cobos". "Entiendo que hay varios presidenciables, pero exijo que esas cosas se resuelvan adentro y no haciendo prensa y con declaraciones explosivas que generan grietas", amplió.

¿Cuál fue la razón del enojo de Cobos? No bien volvió de sus vacaciones en los Estados Unidos, Carrió se autoexcluyó del liderazgo opositor, pero afirmó que "quienes ganaron el 28 deben hacerse cargo de la oposición", cuestionó a los "radicales pactistas" que dialogan con el Gobierno y afirmó que "no votaría" por Cobos como candidato a presidente.

Katz explicó a LA NACION el deseo de Cobos: "Forzar la organicidad del Acuerdo Cívico. No se puede decir lo que uno quiere sin pensar". Una de las principales espadas de Carrió, Patricia Bullrich, le contestó: "Si Cobos hubiera sido orgánico, habría sido el vicepresidente de Lavagna. Fue el candidato de Kirchner".

Bullrich afirmó que Cobos y Carrió "tienen estrategias de construcción diferentes".

Desde la UCR intentaron bajar el tono de la pelea. "Hay que fortalecer el espacio parlamentario y político, con todos adentro", afirmó el presidente del comité nacional del radicalismo, Gerardo Morales.

Cerca de Margartia Stolbizer también acercaron una posición conciliadora. "La gente quiere que crezcamos y que no nos dividamos", afirmó el diputado Juan Carlos Morán (GEN-Buenos Aires).
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La Nación - Argentina/16/08/2009

P. Krugman: quizás se evitará una gran depresión, pero la situación “sigue terrible”…

EVITAR LO PEOR
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PAUL KRUGMAN*
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Parece que, después de todo, no vamos a tener una segunda Gran Depresión. ¿Qué nos ha salvado? La respuesta básicamente es el Gran Gobierno. Dejemos una cosa clara: la situación económica sigue siendo terrible, y de hecho, peor de lo que prácticamente cualquiera habría creído posible no hace mucho. La nación ha perdido 6,7 millones de puestos de trabajo desde que empezó la recesión. Si tenemos en cuenta la necesidad de encontrar trabajo de una población en edad de trabajar cada vez más numerosa, probablemente tengamos unos nueve millones de empleos menos de los que deberíamos tener.
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Y el mercado laboral todavía no se ha recuperado; ese ligero bajón de la tasa de paro registrada el mes pasado probablemente era una casualidad estadística. Todavía no hemos alcanzado el punto en el que las cosas estén mejorando de hecho; por ahora, todo lo que tenemos que celebrar son indicios de que las cosas empeoran más lentamente.

Sin embargo, a pesar de todo eso, el último chaparrón de informes económicos da a entender que la economía se ha alejado varios pasos del borde del precipicio. Hace unos meses, la posibilidad de caer en el abismo parecía muy real. En algunos aspectos, el pánico financiero de finales de 2008 fue tan severo como el pánico financiero de principios de la década de 1930 y, durante un tiempo, los indicadores económicos clave -comercio mundial, producción industrial mundial y hasta los precios de las acciones- han estado cayendo igual de rápido o más que en 1929 y 1930. Pero en los años treinta, las líneas de tendencia eran siempre a la baja. Esta vez, el desplome parece estar terminando al cabo de sólo un año terrible.

Entonces ¿qué es lo que nos ha salvado de una repetición completa de la Gran Depresión? La respuesta, casi con toda seguridad, reside en la muy diferente función que ha desempeñado el Gobierno. El aspecto más importante del papel del Gobierno en esta crisis probablemente no sea lo que ha hecho, sino lo que no ha hecho: a diferencia del sector privado, el Gobierno federal no ha recortado el gasto a medida que se reducían sus ingresos (los Gobiernos estatales y locales son una historia diferente). La recaudación fiscal ha sido mucho más baja, pero los cheques de la Seguridad Social siguen saliendo; Medicare sigue cubriendo las facturas de hospital; los empleados federales, desde los jueces hasta los guardas forestales, pasando por los soldados, siguen cobrando su sueldo.

Todo esto ha contribuido a sostener la economía en su momento de necesidad, de una forma que no se vio en los años treinta, cuando el gasto federal representaba un porcentaje mucho más bajo del PIB. Y sí, esto significa que los déficits presupuestarios -que son una mala cosa en tiempos normales- son de hecho algo bueno en estos momentos.

Además de tener este efecto estabilizador automático, el Gobierno ha intervenido para rescatar al sector financiero. Se podría sostener (y yo lo haría) que las ayudas de emergencia a las empresas financieras se podrían y se deberían haber manejado mejor, que los contribuyentes han pagado demasiado y recibido demasiado poco. Pero es posible estar descontento, e incluso enfadado, con la forma en que han funcionado las ayudas de emergencia y al mismo tiempo reconocer que sin estas ayudas las cosas habrían ido mucho peor.

El tema es que esta vez, a diferencia de lo que pasó en la década de los treinta, el Gobierno no se ha quedado cruzado de brazos mientras gran parte del sector financiero se venía abajo. Y ésa es otra de las razones por las que no estamos viviendo una Segunda Gran Depresión.

Por último, y aunque probablemente sea menos importante, pero ni mucho menos baladí, han estado los esfuerzos deliberados del Gobierno por reanimar la economía. Desde el principio, sostuve que la Ley de Recuperación y Reinversión Estadounidense, también conocida como el plan de estímulo de Obama, se quedaba demasiado corta. No obstante, hay cálculos razonables que dan a entender que en estos momentos están trabajando un millón más de estadounidenses de los que estarían empleados sin ese plan -una cifra que crecerá con el tiempo- y que el estímulo ha desempeñado un papel importante a la hora de frenar la caída en picado de la economía.

En resumen, por tanto, el Gobierno ha desempeñado una función estabilizadora crucial en esta crisis económica. Ronald Reagan estaba equivocado: a veces el sector privado es el problema, y el Gobierno es la solución. ¿Y no se alegran de que ahora mismo el Gobierno esté dirigido por gente que no odia el Gobierno?

No sabemos cuáles habrían sido las medidas económicas de la Administración con McCain y Palin al frente. Sin embargo, sí sabemos lo que han estado diciendo los republicanos en la oposición, y se reduce a exigir que el Gobierno deje de impedir una posible depresión.

Y no me refiero sólo a la oposición al estímulo. Los republicanos más destacados también quieren deshacerse de los estabilizadores automáticos. Allá por marzo, John Boehner, el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, declaró que puesto que las familias lo están pasando mal, "es hora de que el Gobierno se apriete el cinturón y demuestre a los ciudadanos estadounidenses que ‘lo capta". Afortunadamente, ha ignorado su consejo.

Sigo estando muy preocupado por la economía. Sigue habiendo, me temo, una posibilidad considerable de que el desempleo siga siendo elevado durante mucho tiempo. Pero al parecer hemos evitado lo peor: la catástrofe total ya no parece probable. Y el Gran Gobierno, dirigido por gente que entiende sus virtudes, es la razón.
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*Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de Economía 2008. © 2009 New York Times News Service.Traducción de News Clips./ EL PAIS.COM
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WordPress/16/08/2009

Brasil: Movilizaciones populares

Frei Betto*
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Desde el 10 de agosto, más de 3 mil trabajadores sin tierra se encuentran acampados en Brasilia para, de nuevo, alertar al gobierno federal sobre una cuestión que, otrora, fue considerada prioritaria por el Partido de los Trabajadores (PT): la reforma agraria.

El mundo gira, y hoy muchas cosas parecen estar patas arriba: quien hacía oposición a Sarney lo defiende; quien gritaba “fuera Collor” lo elogia; quien exigía reforma agraria exalta el agronegocio. Y, a pesar de las políticas sociales, 31 millones de brasileños(as) continúan sobreviviendo en la miseria. Y la violencia disemina el miedo por nuestras ciudades.

La manifestación de los sin-tierra demanda del gobierno muy poco, sobre todo si se compara con los incentivos oficiales concedidos a las empresas que degradan la Amazonia y a los usineros que, en latifundios, mantienen trabajadores en régimen de
semiesclavitud.

Es urgente asentar más de 100 mil familias sin-tierra acampadas por el país en la intemperie, sobreviviendo en barracas de plástico negro al borde de las carreteras. Y cuidar de las 40 mil familias asentadas virtualmente, sólo en el papel, pues aguardan, hace tiempo, recursos para vivienda, infraestructura y producción. En los últimos seis años se financiaron sólo 40 mil casas en el área rural. También las escuelas rurales necesitan, urgentemente, de recursos.

Brasil no tiene futuro si no cambia su estructura agraria. En las tres Américas, sólo Brasil y Argentina jamás hicieron reforma agraria. El detalle es que somos un país de dimensiones continentales, con 600 millones de hectáreas cultivables.

Dos problemas crónicos encontrarían solución si nuestro país no tuviese tanta tierra ociosa, como se constata al viajar por nuestras carreteras o sobrevolar nuestro territorio: el desempleo y la violencia urbana. Los países desarrollados, como EE UU y los de Europa Occidental, con territorios mucho menores que el nuestro, obtiene una alta productividad en el campo, sin que haya latifundio. Hay, sí, un gran incentivo a la agricultura familiar.

El gobierno federal debe a la nación la actualización de los índices de productividad de las propiedades rurales intocadas desde 1975. Por exigencia constitucional tales índices deberían ser revisados cada diez años. Estos son utilizados para clasificar como productivo o improductivo un inmueble rural y agilizar, con transparencia, la expropiación de las tierras para efectos de reforma agraria.

El Ministerio de la Planificación debe a las familias sin tierra la entrega de R$ 800 millones del presupuesto del Incra previsto en el presupuesto de 2009. Ese recurso permitirá la obtención de tierras y la ejecución en el pasivo de los asentamientos.

Durante el período de permanencia del MST en Brasilia, que concluye el próximo día 21, están previstos también debates sobre la coyuntura agraria, clima y medio ambiente, energía, Seguridad Social, juventud, comunicación, género y raza, además de actividades culturales y un acto en celebración por los 25 años del MST.

Está prevista para este sábado (15/08) la jornada nacional de luchas contra la crisis, una movilización de trabajadores y desempleados, en todo el país, para asegurar estabilidad en el empleo, mejores sueldos, ampliación de los derechos, reducción de las tasas de interés e inversiones en políticas sociales.

El 19 de agosto, movimientos sociales, estudiantiles y sindicales se reunirán, en Brasilia, en defensa del petróleo, para reivindicar un nuevo marco regulatorio para la producción energética del país.

Y el día 7 de septiembre, en todo Brasil, se llevará a cabo el 15º Grito de los Excluidos, promovido por varias entidades, incluida la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB, por sus silgas en portugués) que tendrá como lema “Vida en primer lugar – la fuerza de la transformación está en la organización popular”.

La manifestación, que imprime un carácter cívico a la fecha de la independencia de Brasil, tiene por objetivo sacar a la población del inmovilismo y resaltar la importancia de fortalecer los movimientos sociales para consolidar nuestra democracia y conquistar soberanía.

La democracia no puede restringirse a las elecciones periódicas que, de momento, permiten inclusive la postulación de corruptos y reos de la justicia común. A la democracia política hay que ligar la económica, de modo de reducir la desigualdad social que avergüenza a Brasil. Sólo así conquistaremos el derecho de ser un pueblo feliz. (Traducción ALAI).
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*Frei Betto es escritor, autor de “A mosca azul – reflexão sobre o poder” (Rocco), entre otros libros.
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ALAI/16/05/2009

inSurGente

Canciones para la inSurGencia

“Cierto que quiso querer pero no pudo poder”
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inSurGente/16/08/2009